Por Rafael Ielpi
La Asistencia Pública y
el Sifilicomio se ocupaban de mantener vigilada la salud de las prostitutas rosarinas, con controles periódicos que
impedían muy poco la aparición de las temidas enfermedades venéreas, también
impiadosamente registradas por los informes municipales de la época.
Aquellos males tan temidos por la población masculina -aún cuando algunos las
exhibieran como una necesaria condecoración de virilidad-perdurarían mucho
tiempo y a nadie extrañaba, allá por 1919, leer en el diario La Capital los avisos de una al
parecer infalible Injection Gadet, que prometía "en 3 días cura cierta y sin peligro de las
enfermedades secretas", desde su centro de producción en la Farmacia
Durel, en el parisino boulevard Denain.
Fuente:
extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta Fascículo
Nº 8. De Diciembre 1990. Autor: Rafael
Ielpi