Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 27 de febrero de 2017

El doctor Juan T. Lewis

Fue organizador del instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario dándole reputación internacional y promovió la fundación de la Asociación Rosarina de Cultura inglesa, de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias y la Asociación Rosarina para el Fomento de la Investigación Científica (ÁRFIC).

Por Jimmy Lewis*

Soy el octavo hijo de nueve nacidos vivos del matrimonio de Juan T (Treharne) Lewis y de Olive Mary Thomas. Mi padre, doctor en Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires y mi madre, Medical Doctor de la London (Royal Free Hospital) Medical School for Women. Los estudios primarios de mi padre fueron en la Preparatory School en Kensington, Inglaterra, finalizando en el colegio de los Hermanos de La Salle de Buenos Aires, Argentina y los estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Los de mi madre, tanto primarios como secundarios en la Haberdasher's School de Acton Londres, Inglaterra. Ambos recibieron la típica educación basada en el estudio del latín.
Juan T. se graduó de médico en 1919, a los 21 años, y se doctoró en 1921, recibiendo el premio de la facultad de Ciencias Médicas a la mejor tesis "Fisiología de las glándulas suprarrenales". Luego hizo el internado en el Hospital Durand en 1919 y en el Hospital Nacional de Clínicas en 1920. En el principio de su carrera se sucede una vorágine de intereses y actividades. En 1922 se suma al grupo de colaboradores del doctor Escudero en el Hospital Nacional de Clínicas y en 1922-1923 es jefe de Clínica en el Departamento del doctor Escudero, al mismo tiempo empieza a trabajar en el Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de Buenos Aires donde en 1924 se encarga de los trabajos prácticos. En el período 1924-1929 fue asistente de la Cátedra de Fisiología dirigida por el doctor Bernardo A. Houssay. Durante 1924 toma a su cargo el curso oficial de fisiología durante la ausencia del doctor Houssay en su viaje a Europa, y en esos años fue la cabeza de la sección Farmacológica del Instituto de Bacteriología del departamento Nacional de Higiene. Aquí asegura su determinación de dedicarse a la investigación científica, full-time en la medida de lo posible aun sabiendo que esto significaba una vida de sacrificio y de austeridad. Durante estos años tuvo pruebas simples y contundentes de que podía hacer una carrera ascendente como clínico con sus éxitos en la práctica privada bajo la tutela del doctor Escalier, Ministro de Salud Pública de Bolivia y amigo de la familia que lo invitó a compartir sus consultorios.
En 1925 ganó una Beca de Investigación de la Universidad de Buenos Aires junto con la Fundación Rockefeller de EEUU, para perfeccionar sus conocimientos de Fisiología, especialmente en técnicas experimentales en EEUU y en Europa. El fue el primer argentino en obtener este tipo de Beca. Por ese motivo, se ausentó dos años de sus distintos compromisos, primero estuvo en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, bajo la guía del profesor Walter Cannon, uno de los grandes maestros en trabajos de Investigación, donde continuó con sus experiencias sobre las glándulas suprarrenales. Estaba feliz en Harvard e hizo muchas amistades, especialmente con la familia Cannon. Al doctor Cannon le hubiera gustado hacerle un lugar permanente en su laboratorio pero desafortunadamente al fin del año tuvo un,severo quiebre físico como resultado de años de exceso de trabajo y de una desatención a las señales de una tuberculosis pulmonar.
Tuvo uno o dos picos de hemoptisis el último año en Buenos Aires, pero su médico el doctor Gregorio Aráoz Alfaro le aseguró que el problema era la desatención. De todos modos un día fue encontrado en el suelo del laboratorio donde estaba trabajando y quedó en coma por dos o tres semanas en el Hospital Peter Bent Brigham de Boston. Años más tarde le dijo a mi madre que creía que había tenido un ataque de tuberculosis miliar que era considerado fatal en aquella época, pero que por algún milagro había sobrevivido. Estuvo varios meses en rehabilitación en el Sanatorio Trudeau en los Adirondacks que le dieron gran experiencia en cuidados expertos de enfermería. Pudo finalizar su curación en Chamonix en los Alpes, donde tuvo que ser sometido a una operación quirúrgica de apendicitis a la que llegó justo a tiempo, luego de un temerario viaje nocturno en automóvil hacia Ginebra para la cirugía, antes que el apéndice se perforara. Mi padre, acompañado por su madre que había viajado a los EEUU
para estar con él, se encontraron allí. Alrededor de 1926 estaba lo suficientemente recuperado como para ir visitando muchos centros en Francia y en Suiza donde se hacía investigación en medicina y fisiología. Pero, le llegó el momento de retornar a Buenos Aires en marzo de 1927. Su beca preveía un año de estudios en Inglaterra después de su estadía en Harvard, pero ésto hubo que cancelarlo y sólo pudo hacer a último momento una visita a Londres, que sólo duró una semana pero que tuvo importantísimas consecuencias.
Al llegar a Londres, la última semana de febrero de 1927, llamó primero a su tío, el doctor Charles James Thomas, médico oficial senior del Concejo del Condado de Londres, con oficinas en el todavía inconcluso edificio de este Concejo en el lado opuesto del puente de Westminster. El doctor Thomas estaba casado con la matemática Winifred May Lewis, una hermana del padre de Juan T. e insistió que papá se quedara en su casa mientras estuviera en Inglaterra. Allí conoció a su prima Olive Mary Thomas, de 21 años de edad, que justo estaba terminando sus estudios en la London Medical School for Women. Se enamoraron a primera vista, y cuando tomó su pasaje para el programado viaje el 5 de marzo de 1927 a Buenos Aires, se encontró comprometido para casarse. Hizo lo imposible para resistirse a esos sentimientos ya que sentía lo incierto de una posición laboral y financiera y el hecho de querer llevar a Olive lejos de su familia, amigos, carrera, medio ambiente convertían su casamiento en un gran riesgo. Dadas como se dieron las cosas, Juan T. siempre creyó que ésto fue lo mejor que le pudo haber pasado a él, y ninguno de los dos jamás pensaron en volver atrás.
Una vez más en Buenos Aires, durante 1927, Juan T. actuó como jefe de la sección fisiología del Instituto Universitario de Fisiología, reteniendo su posición como jefe del departamento de Farmacología del Instituto Nacional de Bacteriología donde se convirtió en el responsable para el Programa Nacional para el Tratamiento de las Enfermedades de la Tiroides en la provincia de Salta. Su afianzamiento como profesor asistente full-time a cargo de la investigación en el Instituto de Fisiología llegó en diciembre y entonces, inmediatamente, envió un cable a su prima diciendo que estaba en condiciones de ir y casarse con ella. Su noviazgo fue realizado por correspondencia durante el año y justo antes que el cable llegara, Olive había sido recibida dentro de la Iglesia Católica Romana por el R.P.Kuypers, el Prior del
Priorato Benedictino de Ealing, que actualmente es Abadía.
Juan T. llegó a Inglaterra la última semana de enero de 1928 y la necesaria dispensa para el casamiento entre primos hermanos había llegado de Roma, de modo que el 4 de febrero éste se realizó en el Priorato de San Benito, de Ealing, El tío de Juan T., más tarde Sir Ashley Ward, presidente del directorio de los Talleres Metalúrgicos Albion de Sheffield, casado con Hilda Lewis, otra de las hermanas de su padre fue el padrino y las dos hermanas de mi madre, Margaret y Sally, las damas de honor. Después de tres semanas de luna de miel en París regresaron a Londres donde mi padre tuvo ocasión de conocer a otro pariente, el primo de su padre, médico del Rey, famoso fisiólogo experimental en el Colegio Universitario de Londres quien cambió conceptos previos sobre el funcionamiento del corazón, también estableció una profunda amistad con el doctor Henry Dale, director del Instituto Nacional de Investigaciones Médicas de Hampstead, cuyo trabajo sobre la Transmisión Química de los Impulsos Nerviosos le hizo ganar el Premio Nobel 1936. Juan T. se interesó mucho en este campo de investigación pero no se sentía aún capaz de realizar algo solo.
De regreso en Argentina, a fines de marzo de 1928, después de una visita con mi madre a Salta, acompañado por el doctor Sordelli, Director del Instituto de Bacteriología y de su asistente para inspeccionar los resultados de la campaña de prevención de enfermedades de la tiroides, tomó otra vez su cargo de Profesor asistente e investigador full-time, dando clases de endocrinología. En octubre de 1929 fue invitado a hacerse cargo de la cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de Rosario. Sus actividades y escritos habían sido minuciosamente registrados esta vez en el curriculum vitae presentado.
En Rosario se ocupó en organizar el Instituto de Fisiología con dedicación exclusiva a la investigación y docencia. Su Instituto pronto adquirió reputación internacional, y se convirtió en amigo, mentor y maestro de incontables colegas y estudiantes, contagiando a muchos de ellos su entusiasmo y devoción por su trabajo. Siempre fue un jefe muy generoso, dispuesto a dar alguna sugerencia para el estudio o a dar manos anónimas de ayuda cuando las ideas se esfumaban, tanto que era conocido en su instituto como el "Padre Nuestro". Tuvo la reputación de ser exigente entre los estudiantes de los que esperaba altas performances, pero siempre considerando actuar con justicia. Como decía de si mismo tiempo después, en un discurso que se hizo famoso cuando fue reinstalado nuevamente en su cátedra universitaria en mayo de 1945 después de su primera renuncia a causa de la facción gubernamental del momento: "He sido y espero seguir siendo un Profesor exigente, pero siempre tratando de ser justo, con esa justicia que es completa porque está basada y motivada por la caridad, que es un profundo amor por el alumno, inspirado por el amor de Dios". Estas no ran palabras vanas. Durante los años en que Juan T. fue profesor de fisiología en la Facultad de Medicina de Rosario, además de todas esas actividades asociadas con su profesión como por ejemplo ser miembro de sociedades, atender a la organización de congresos, simposios, cursos, siempre estuvo en permanente comunicación con el doctor Houssay, realmente intercambiaban por lo menos correspondencia diaria y frecuentemente visitaba Buenos Aires. En 1939, el 9 de octubre, en una sesión privada de la Academia Nacional de Medicina fue instituido Miembro Correspondiente. Pero no todo esto era suficiente para su espíritu inquieto. El creía implícitamente en la Buena Nueva de Cristo: "Aquel que ama al Señor, su Dios, con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente", éste es el primero de los dos grandes mandamientos. Y el segundo es parecido "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22, 37-39). Entonces mi padre sintió que era su deber, ayudar al máximo a los otros, en todos los aspectos de sus vidas, además del camino de la Ciencia. Ya había tenido como guía el lema usado en su Ex Libris "Cui multum datum est multum quaereter ab eo", y entonces Juan T. se embarcó en lo que podríamos llamar una suerte de actividad apostólica.
Pudo encontrar un pequeño grupo de personas que sentía lo mismo que él, entre ellos, el doctor José Ordóñez, que luego fue sacerdote católico, el doctor José María Fernández y su mujer María Inés Franzini. Decidieron estudiar los trabajos de Jacques Maritaln, empezando con "Humanisme Integral". Cuando Jacques Maritaln visitó la Argentina en 1937, mi padre pudo conocerlo y recibir gran ayuda e inspiración de alguien que sintió expresar y vivir la verdadera doctrina social de la Iglesia.
Organizó grupos para aprender Inglés, Alemán y Latín; dictó charlas y conferencias sobre los estudios sociales aplicables a la política (gobierno de la ciudad) y a la democracia (gobierno del pueblo) de Jacques Maritain; fue miembro del Rotary Club, aunque luego se sintió obligado a renunciar luego de ser vicepresidente; fue instrumento en la fundación de un grupo de boy scouts en Barrio Belgrano, sede de la parroquia del barrio de Fisherton, donde vivía (de este grupo salió un conocido sacerdote y varios pudieron acceder a estudios secundarios y universitarios); fue miembro fundador de la Asociación Rosarina de Cultura Inglesa ARCI), siendo primero su secretario y luego presidente. A partir de esta sociedad lo acompaña mi madre la que hasta ahora se encargaba de la gestación y crianza de una numerosa pro-
le (nueve nacidos vivos de doce embarazos, los no natos debido a una causa que recién con el tiempo se supo, algo que ver con el factor Rh). Volviendo a ARCI, ésta creció 'y desarrolló numerosísimas actividades sociales y culturales, además de promover filiales en distintas ciudades del sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires.
Hubo otras tres actividades fundamentalísimas. Conseguir fondos para el desarrollo de las ciencias, llamar la atención del público femenino para paliar, si no solucionar las graves deficiencias en la atención de la enfermedad en la Argentina, y finalmente tratar de encausar los vaivenes políticos del país a través de la creación de un partido político democrático, basado en los valores cristianos, independiente de toda institución y jerarquía religiosa por más poderes que ésta poseyera. Las tres actividades se fueron concretando, dos de ellas con persistencia en el tiempo, la otra, con aparente fracaso aún mantiene su latencia, quizá esperando tiempos mejores donde los ánimos se apacigüen, las discordias se disipen y vuelva a reinar la paz luego de un iluminadísimo esclarecimiento. Todo esto rodeado de los avatares de la salud de Juan T. (curioso, para sus amigos políticos era Don Juan, para los científicos y profesionales el doctor Lewis, para sus familiares de origen Tito y el seudónimo para sus escritos religiosos, Plácido de San Benito).
También fue ideólogo y creador de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (y su Revista Ciencia e Investigación, de la cual, en mi adolescencia, fui ferviente lector y difusor), la Asociación Rosarina para el Fomento de la Investigación Científica ARFIC) y su laboratorio de Investigaciones Médicas del que fue director, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) del que no toda la información está en Internet debid al bajo perfil y modestia de Juan T. y a su penosa enfermedad que terminó con su vida pero no con la concreción de sus sueños (estos no se ventilan por Internet) además de la Escuela de enfermeras "Florence Nightingale" y el libro "La Educación Espiritual de los Niños" (con su avanzada lucidez en el tema).

* El autor rescata en la presente nota datos publicados por su madre, Olive Mary Thomas, en un opúsculo titulado "In memory of John Treharne Lewis. 1898-1976".

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región”. Fascículo N.º 83 de Marzo 2010.

lunes, 20 de febrero de 2017

LEWIS, JOHN - MÉDICO Y POLÍTICO [1898-1976]

Por. Miguel Ängel de Marco ( h)

Ciencia y humanismo
Los trabajos de Lewis contribuyeron a que el gran Bernardo Houssay obtuviera el Nobel de medicina.


Pocos científicos radicados en Rosario alcanzaron la trascendencia internacional que logró John T. Lewis. Fue profesor adjunto en la cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires y discípulo dilecto del sabio Bernardo Houssay. Llegó a Rosario en 1929 para desempeñarse como profesor titular y director del Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Litoral. Con Houssay y un grupo de condiscípulos fue miembro fundador del Instituto de Biología y Medicina experimental en Buenos Aires.
Allí y en su cátedra de Rosario, desarrolló y dirigió trabajos de investigación cuyos resultados tuvieron papel preponderante en el reconocimiento internacional de la Escuela Argentina de Fisiología y aportaron para el otorgamiento del premio Nobel de medicina a Houssay. La labor de esta escuela se tradujo en la publicación del libro "Fisiología humana", traducido a varios idiomas. En Rosario organizó el Instituto de Investigaciones Médicas de la Asociación Rosarina para el fomento de la Investigación Científica, creado en 1948, y que quedó conformado por destacados profesores, siendo su primer director. Condujo sus destinos hasta 1956. Funcionó en una vieja casona de Fisherton, que aún hoy se destaca por su estilo. Fundó y presidió la Asociación Rosarina de Cultura Inglesa. Canalizó sus inquietudes cívicas en el estudio y difusión de la doctrina social cristiana. Fue miembro iniciador del Partido Demócrata Cristiano, cuyo acto de fundación tuvo lugar en su casa en Rosario. Fue electo convencional constituyente por Santa Fe en la Convención Nacional de 1957.
Había nacido en Buenos Aires el 24 de julio de 1898. Allí estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires y obtuvo su doctorado con el premio a la mejo tesis. Fue becado por la Fundación Rockefelle y estudió en Boston. De regreso al país se des empeñó como profesor adjunto de Fisiología d la Universidad de Buenos Aires y como prof sor y director del Instituto de Fisiología del Facultad de Medicina de Rosario. Murió el 2 de febrero de 1976.
Considerado a nivel internacional como gran fisiólogo, podría haber elegido vivir e otros países donde el trabajo científico contaba con mayor infraestructura y recompensas. Pero él, lejos de estar comprometido con los valores materiales, optó por Rosario, donde fundó hogar y una escuela con meritorios discípulos. Fue un maestro y un científico que lejos de elegir la soledad del laboratorio o el escape a la "torre de marfil" se involucró con las necesidades de su país.
Fuente: Extraído de la Revista del diario “La Capital” 140 aniversario – 2007

jueves, 16 de febrero de 2017

Plácido Grela

Por Julio Chiappini

Plácido Grela se incorporó a la Sociedad de Historia de Rosario en 1972. Mikielievich hizo un borrador de la noticia y el suscripto lo pasó en limpio en la máquina Olivetti que tenía Wladimir. Enormemente curiosa pues sus letras eran pequeñitas como jamás he visto. Además un carro extensísimo, sobresalía varias pulgadas.
Plácido no podía llamarse de otra manera. Era completamente afable y educado. Siempre vestía de traje y con moño, y en invierno una gran bufanda me parece que de vicuña. De ser así, costaban un dineral y eran las más abrigadas.
Grela era socialista pero de escuela, nada de balaceras. Fue un activo periodista y publicó muchos libros: historias de pueblos y pequeñas localidades, biografías, su conocida obra sobre el grito de Alcorta y, no contento, varios ensayos sobre temas militares; entre los cuales la vida de Pablo Riccheri. Siempre me resultó curioso cómo, pese a su socialismo, Grela se llevaba muy bien con los militares cuando los gobiernos revolucionarios. Incluso fomentaron algunos de sus ensayos. Y recuerdo ahora una anécdota: cierta vez, en las reuniones, que se hacían los últimos sábados de cada mes, nos confió que había sufrido una pequeña contrariedad. Le dije entonces que debía "tener paciencia". Me contestó con gracejo: "Pibe: un hombre después de sus sesenta años debe tener paciencia". Eran los gratos modales de entonces.

Juan Grela G.
A mediados de los años setenta, esa década tan cruel que nos tocó vivir y que hoy pervive proteica, Mikielievich, que cuando quería era simpático aunque en el fondo tenía un carácter de los mil demonios, le insistía a Plácido para que invitara a su hermano Juan a una de las tertulias, o cenáculos, como se quiera, de la Sociedad. Que sí, que no, hasta que finalmente le prometió que si iba lo agasajarían con masas de la confitería Jockey Club, que estaba en Sarmiento al 900.
Ambos cumplieron: Juan Grela fue y las masas, aunque no a raudales, estaban a la vista. Supongo que todos simulábamos indiferencia pero queríamos abalanzamos. Pasa que no es cuestión de mostrar la hilacha y devorar coma un Pantagruel mientras los otros, todos unos caballeros, asisten atónitos. Esto no quita que uno recuerde ahora la frase del entrerriano Juan José de Soiza Relly en "La escuela de los pillos", de 1922: "Detrás de' todo caballero se e conde un gran sinvergüenza". No era ahí el caso pues, salvo el que plumero estas nostálgicas y en buena parte triviales líneas, eran gentilhombres. Probos y hasta probados.
Lo cierto es que el gran pintor llegó acompañado por su hermano, que era tres años menor. Ambos eran tucumanos. En chibcha, "Tucumán" quiere decir "hasta aquí llegamos"; pues era el límite sur del imperio inca; bien que para otros filólogos, y desde luego uno no lo es, se trataba del nombre de un fiero cacique. Jujuy, en tanto, también es una palabra inca; significa "júbilo". Era lo que proclamaban los reyes cuando visitaban las termas. En cuanto a Lima era, o es, "la ciudad de los reyes"; no porque fue fundada casi un 6 de enero, sino en loor a los reyes de España y a los reyes incas. Toda una confluencia.
Los Grela, por esas cosas de la vida, se habían radicado desde chicos en Rosario. La "G." que se agregaba el pintor, pregunté en aquel ágape que más o me-os evoco, venía del apellido materno, Guerrero
Grela tuvo grandes maestros aquí en Rosario: Berni, Cochet (opino que el más importante pintor académico argentino) y José Planas Casas (19001960), un pintor eañol, en rigor sobre todo grabador, radicado en Rosario para nuestra suerte. En 1940 dirigió en Santa Fe la Escuela Provincial de Bellas Artes, que se acababa de fundar. Se lo emplaza, y probablemente que sin ligereza, como uno de los primeros surrealistas argentinos.
En 1934 Grela se incorporó al grupo "Mutualidad de Estudiantes y Artis-, tas Plásticos", que regenteaba Berni, 1905-1981; rosarino; como Lucio Fontana: 1899-1968. Berni y Fontana son los artistas argentinos que más cotizan. Piezas de Berni han rondado los u$s 600.000, y alguna de Fontana u$s 1.000.000. En rigor triunfaron, palabra vulgar y exitista, pues tuvieron la inteligencia o el destino de irse de la ciudad. En cuanto a Berni, coadyuvó que trajinara motivos políticos o sociales.
Y Fontana, que inventara el espacialismo. Fue poco ingenio pero, ya se sabe, todo el que patenta un movimiento es mejor sopesado. Lo mismo el que acuña personajes: Quevedo no lo hizo y por ello, pese a ser mejor escritor, quedó por debajo de Cervantes.

CRONOLOGIA DEL ARTE
Grela hizo en Rosario una carrera convencional: pertenecer a grupos, como el "Litoral" (1950); salones; exposiciones personales; ventas en su casa o a domicilio de los coleccionistas, que pululaban; inserción en museos; variedad de técnicas como los grabados a cargo de la galería Carrillo o de la editorial Ellena y hasta caseros, acuarelas, pasteles, xilografías, témperas y óleos (era lo único que hacía realmente, o al menos invariablemente, bien). Como todos nuestros grandes pintores, fue captado a menudo por marchands improvisados o ávidos cuando no insaciables. Esto los obligaba a pintar adocenados, a convertirse a menudo en artesanos y no en artistas. Algunos incluso extraordinarios, como Uriarte y Vanzo, que harto conocían la cocina de la pintura. En cuanto a Vanzo, nadie dibujaba como él. De todos modos hay que medirlos por sus mejores, no por sus peores obras.
Grela fue un pintor prolífico, de esos que no pasa día sin que dibujen o pinten. Además vivía de su trabajo. En 1966 hizo una exposición retrospectiva en la galería Carrillo de Rosario. José Luis Vittori presentó la muestra. Su competente discurso está reproducido, casualmente en el artículo "Grela, Juan", en la Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe, de Diego A. de Santillán; que en realidad se llamaba Sinesio García Fernández: León 1897-Barcelona 1983, aunque vivió casi toda su vida en la Argentina. Fue amigo de Mikielievich y, como Salgari, un escritor explotado y expoliado por editores. Ahora publicar sobre historia publicó; pues como le contó una vez al quisquilloso don Wladimiro (así le decía yo), se editaron más de mil libros y folletos de su incesante autoría. En 1986 Grela expuso en la galería Veermer de Buenos Aires. En el catálogo, Rafael Squirru, para algunos un tanto figurón, desliza: "... La siguiente reflexión es que Grela, habiendo ya conquistado un estilo pictórico que le era particular, bien podría haberse apoltronado dentro de sus hallazgos, procurando cosechar un tipo de frutos que a otros halagan, pero que en su caso particular hubiese significado aceptar una dudosa seguridad. El Maestro... ha preferido, en vez, arrojar esa seguridad por la borda y confiar en la intuición de su más íntima condición de navegante". Como vemos, citas náuticas a rabiar y una lluvia de palabras en un desierto de ideas.

El pintor
Aunque no con la vocación de Gambartes, que denuncian sigue dibujando desde el más allá dada la cantidad de falsificaciones, Grela G. tenía trances de motivación indigenista o vernácula. Fue un pintor figurativo que todo lo hacía bien salvo, opinamos, cuando se refugiaba en técnicas menores. Pero lo mismo les ha pasado a monstruos como Picasso; así que no debemos alarmarnos —demasiado— por esos vaivenes en cuanto a la calidad. En los pintores rosarinos, lo cuantitativo ha prevalecido, había que "parar la olla". Algunos excepcionaron, como Domingo Candia, Alfredo Guido, Zaino; o el catalán Munné, cuya hija me enseñaba, con la consiguiente desesperación y hacia 1960, los primeros palotes para pintar O Musto y Schiavoni. Pasa que eran anteriores y el arte no se comercializaba tanto. En la diserta obra "La sociedad de los artistas. Historias y debates de Rosario” publicada por el Museo Municipal d Bellas Artes Juan B. Castagnino en 2004, Grela aparece unas cuantas y me recidas veces. La recomendamos bies que, por supuesto, ¿quién es uno pan dar espaldarazos?
En tanto, hallo también que salvo alga nos ejercicios de Vanzo o comodidade de Herrero Miranda, nuestra pintura lo. cal evitó el arte abstracto. El rosarino me explicó una vez Ballesteros, "quico ver".
Ernesto B. Rodríguez publicó un ver sado ensayo sobre Grela: Rosario, Edil Biblioteca, 1968. Isidoro Slullitel dice de Grela que "maneja formas sencilla con elementos conocidos, extraídos de campo, el pueblo, el muro suburbano' "Cronología del arte en Rosario", Editorial Biblioteca, Rosario, 1968, p. 76. Grela, nacido en 1914 y fallecido en Rosario en 1992, es cierto que se abocó mucho a esas temáticas y formas. Pero también a tantas otras, llamémoslas más burguesas: retratística, bouquet naturalezas muertas, algo de naif. Con los años incluso cambió la paleta, la hizo más abigarrada —bien que sin sucumbir a la exaltación de los colores y en ocasiones con más volumen en óleo. Seguramente comprendió que es artificio, aunque más costoso, produce un arte más decorativo y por consiguiente más vendible a una sociedad como la rosarina, que tuvo una pintura para elites y que ahora me temo carece de siquiera una galería de arte. Bien que esto no lo puedo asegurar pues salgo poco y nada.
En fin: así reseñamos aquella tardecíta ta con Juan Grela G. Fue la única vez que lo vi en mi vida. Como Ouvrard, como tantos, conformó la edad de oro de la pintura rosarina. Buenos Aires, me dicen, no la tuvo con tanta entidad, Esto desmiente que "Rosario es una ciudad de gnocchis y tallarines. Si son baratos y abundantes". Frase que solía repetir Isaac Fernández Torres, el avispado secretario de Vanzo. Y hay otros aforismos. Pero por razones de espacio, de gazmoñería y de cordura, por ahora omitimos. Claro que, y como se rcila• ba antaño, "no faltará oportunidad".

Bibliografía
1-En (os Nos. 23-24 de la revista, ap. 95, un suelo da cuenta del ingreso del nuevo miembro.
2- A p. 183 de los Nos. 17-18 de la Revista de Historia de Rosario (1969), con las siglas W C. M se publicó terrible recensión contra las referidos crónicas de Slullitel. Alguien dictaminó luego que Mikielievich no perdonaba nada a nadie pero que todo se lo perdonaba a si mismo. Sin embargo descreo de que sea para tanto.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región” Fascículo N.º 94 de marzo de 2011.

miércoles, 15 de febrero de 2017

GRELA, JUAN – ARTISTA PLATICO ( 1914-1992)

Por Fernando Farina


Maestro Escondido

Fue un pintor excepcional, que al talento innato le sumó la disciplina y el constante deseo de aprender mediante el estudio. Su obra, rica y compleja, armoniza la vertiente social con el lúcido rigor de la forma
Es difícil referirse al arte de Rosario del siglo XX sin alu­dir a Juan Grela (Tucumán, 1914 - Rosario, 1992) e inclusive a algunos especialistas les resulta ló­gico hablar de la historia a partir de su biografía teniendo en cuenta que participó de diferentes mane­ras de tres de los movimientos más importantes que se desarrollaron en la ciudad y que tuvieron tras­cendencia nacional: la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, que dirigió Antonio Berni, en los 30; el grupo Litoral, en los 50, y la vanguardia de los 60. Primero co­mo alumno, después como artista y finalmente como maestro de mu­chos de los que protagonizaron el movimiento que llevó al límite la pregunta acerca de la relación en­tre arte y política.
Sea como sea Grela es insoslayable, un artista que siempre fue protagonis­ta, que vivió haciéndose preguntas y buscando las respuestas con disciplina. Estudiar, dibujar, pintar, pensar, actuar en política, polemizar y también dudar para encontrar nuevos caminos fueron acciones diarias de un hombre que vi­vió austera, aunque apasionadamente, y construyó su obra entre la estética y el conflicto social, con la convicción de que el arte üodía hacer bien a la gente.

Este peluquero de barrio Alberdi te­ma ideales. Enrolado en el Partido Co­munista desde los 16 años, se encontró siendo muy joven con un "padre" que no llegaba a los 30 pero que había vivido la experiencia europea, Antonio Berni, quien lo dejó "huérfano" muy pronto, y compañeros e interlocutores con los que compartió gran parte de Leónidas Gambartes.
Grela siempre fue imposible de ignorar aunque le cerraron las puertas en las escuelas oficiales de arte. Pero desde su casa taller debatió cada acá y hasta se animó a proponer de la creación del Grupo Litoral un movimiento que aportara a la haciendo eje sobre lo regional para enfrentar los planteos dogmáticos del peronismo. Un curioso encuentro-de diferentes ideologías unidos no por el * amor sino por el espanto,
El grupo Litoral congrego Gambartes, Hugo Ottmann, Carlos Uriarte, Oscar Herrero Miranda y Ricardo Warecki entre otros, y trató de cambiar las formas plásticas precedentes, valorando los nuevos lenguajes modernistas profesionalización de la práctica artística.

Tras un proceso de apropiación de las premisas estético-ideológica de Joaquín Torres García, hacia los 60 Grela desarrolló una serie de trabajos que ofrecían una alternativa a aquella síntesis formal, con cierto clima metafísico, que llevaron a una figuración que fue caracterizada como ingenua. Pero el artista no se detuvo, siguió su búsqueda hasta llegar a la abstracción que de pinturas y una serie de collages.
Sus últimas obras pusieron de manifiesto elementos simbólicos que utilizó durante su vida: el Litoral, la tierra, el río, pájaros y peces se cruzaron entre figuración y la abstracción. Construyó, así una obra que, pese a su indudable importancia, recién en en los últimos años comenzó a ocupar el lugar que merece en la historia del arte argentino.
Fuente: Extraído de la Revista del diario “La Capital” 140 aniversario – 2007

martes, 14 de febrero de 2017

GAMBARTES, LEONIDAS – PINTOR ( 1909-1969)

Por Pedro Díaz de Brito



POTENCIA AMERICANA
Construyó una obra de dimensión continental en los ratos libres que le dejaba su trabajo en el Ministerio de Obras Públicas. Pintó la magia de la tierra sin caer en lenguajes anacrónicos ni retóricas grandilocuentes. Entre la austeridad y el hedenismo plasmó telas para la eternidad.

El pintor Leónidas Gambar­tes se lo parangona a Rufi­no Tamayo, a Portinari, al guatemalteco Mérida. La obra que lo pone en ese altísimo catálogo es la que produjo a partir de sus 40 años, cuando coinciden su madurez artística con el descubrimiento de una técnica, el cromo al yeso, que resultará clave en la elaboración de su identidad. Sobre el yeso Gambar­tes extendía el pigmento, que luego rayaba para hacer reaparecer selec­tivamente el blanco.
El esplendor cromático, el hedonismo visual, la fiesta perceptiva así logradas, se combinan con el portentoso expresionis­mo de las figuras tomadas de la mitología americana. El resultado fundamenta la talla y la fama de Gambartes. El artista se dio dos líneas de trabajo en su breve madurez: la primera, formada por figuras esencializadas de mujeres, envueltas en un silencio hondo, como el del campo a la hora de la siesta.
La paleta es aquí limitada y austera, lo que acompaña el gesto grave de la mu­jeres, plenas de "pietas" en su maciza so­lidez. La segunda línea, la más suntuosa y celebrada, es la de los payés, las mito formas, los fósiles. Acá las formas y los colores de la tierra, del agua y del cielo de América, y de los seres que la pueblan, aparecen con toda su potencia y variedad. Mucho se ha escrito sobre el indigenismo americanista de Gambartes, crecido, en contraste con el mexicano Tamayo, en una ciudad de inmigrantes europeos. La modernidad de su arte combina con sa­biduría la recuperación de las formas de la mitología animista. Porque Gambartes quiso ser intérprete de la América escon­dida sin recurrir a lenguajes anacrónicos y folklorizantes, ni caer en la retórica di­dáctica y grandilocuente del arte de Estado que practicaban los muralistas
Probablemente, resultar& tal en este paso la doctrina uruguayo Torres García Gambartes se dio cuenta entonces de que -primitivismo de la imaginería americana "pedía" el lenguaje plástico del siglo XX; que ambos, separados por abismos de tiempo, eran de la misma estirpe “Creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra.. .hablo en el lenguaje en la pintura, que es universal, pero hablo como sus mitos hombre de América, de sus m sus mitos: del hombre y de su geográfica de su vegetal y mineral; con la responsabilidad que significan para mí espíritu los signos todavía indescifrables de las viejas culturas nativas y la presencia indudable de la sensibilidad contemporánea", afirmaba el artista, con una prosa precisa y lírica. Porque Gambartes tenía claros su plan de trabajo y su estética. Hizo por todo esto una obra gran respiro, dimensión americana en el Rosario de de los años 50 primeros 60, desde su casa, en el tiempo que le dejaba el trabajo de el Ministerio de Obras Públicas.
Hace unos cuantos años 80, en la galería Krass habían expuesto en la vidriera un superlativo payé. Pasando de noche por la vereda de enfrente, la figura resplandecía como oro bruñido flotando en la atmósfera blanco la luz de mercurio del alumbrado público. Uno cruzaba la calle, inexorablemente atraído por la figura ocre y dorada, que se apoderaba de todo el campo visual. Tal es la potencia de la pintura de Gambartes.
 
Fuente: Extraído de la Revista del diario “La Capital” 140 aniversario - 2007

lunes, 13 de febrero de 2017

RETORNA FLYNN A LA PRESIDENCIA. EL ESTADIO Nº 2. PROBLEMAS CON LA MUNICIPALIDAD

Los comicios del 28 de ene­ro de 1934 llevaron otra vez a la presidencia a don Federi­co J. Flynn, permaneciendo el doctor Babbini como síndico titular. Se produce un se­rio entredicho por aquellos días entre las autoridades mu­nicipales y las de Rosario Central. Aquellas reclaman una franja del terreno que ocupaba en concesión el club auriazul. Inclusive, inspectores comunales llegan a derribar el alambrado que circunda el predio. Central recurre a la Justicia que ordena a la Muni­cipalidad no innovar. Después de numerosas y fatigosas tratativas el comando auriazul se compromete a realizar una serie de obras mientras permanece usufructuando la te­nencia precaria que se le ha­bía concedido, por 20 años, en 1927.
Esas instalaciones no eran suficientes para un club que, pese a todos los inconvenien­tes, seguía creciendo. Los asociados exigen facilidades para otras prácticas deportivas, tales como basquetbol y tenis. Para ello deciden arren­dar un predio más céntrico y después de algunos estudios se resuelve alquilar —por 5 años y en $ 200.mensua­les— un terreno de 60 x 62 metros, ubicada en la esquina noreste de Ovidio Lagos y San Lorenzo. Al tenis y básquet se le agregaría luego un frontón de pelota y canchas de bo­chas. Ese complejo deportivo céntrico fue, desde entonces, conocido por todos los rosarinos, como el "Estadio Nº 2".
En orden a las grandes reali­zaciones también ese año se firma un contrato para ilumi­nar el estadio de Genova y Cordiviola, lo que demandó una inversión de $ 22.000.—, amortizables en 5 años, además de la instalación de un equipo sonoro para publicidad comercial y divulgación de in­formación deportiva. Como puede advertirse, Central era ya un club de avanzada.
La faz deportiva mejoró muchísimo, aún cuando no se alcanzó el máximo título en disputa. La extraordinaria ca­pacidad de la línea delantera integrada por los ya antológicos Cagnotti, Gómez, Guzmán, Potro y García no encontraba correspondencia en el resto del conjunto cuyo punto flojo parecía ser la ausencia de un "centro-half" de jerarquía. En el campeonato Preparación, llegaron primeros Central y Central Córdoba, venciendo los "charrúas" en el desem­pata por des a cero. En el campeonato oficial "Goberna­dor Molinas", al perder bs encuentros ante Newell's (3-2 y 4-1), llegó segundo, a 3 puntos del campeón rojinegro..
Fuente: extraído del libro de la historia de Rosario Central . Autor Andrés Bossio

domingo, 12 de febrero de 2017

1934-1945 Siguen las obras

Por Fabián Bazán

El 28 de enero de 1934 Federico J. Flynn retorna la presidencia de Rosario Central por un nuevo período, esta vez el tercero. Se produce un serio entredicho por aquellos días entre las autoridades municipales y las de Rosario Central. Aquellas reclaman una franja del terreno que ocupaba en concesión el club auriazul. (Recordemos que la cancha se levantaba sobre terrenos cedidos en 1927 por la Municipalidad por espacio de 20 años.) Incluso inspectores comunales llegan a derribar el alambrado que circundaba el predio. Central recurre a la Justicia, que ordena a la Municipalidad no innovar. Después de numerosas y fatigosas tratativas, el comando auriazul se compromete a realizar una serie de obras mientras permanece usufructuando la tenencia precaria de que gozaba.
También por aquella época se coloca la primera iluminación al estadio La inversión fue de $22.000 (amortizables en 5 años) que incluía la instalación de un equipo sonoro para publicidad comercial y divulgación de información deportiva. Gracias a aquel notable avance tecnológico, el 4 de enero de 1936 se jugó en Arroyito el primer partido nocturno, en el cual Central derrotó a Nacional de Montevideo por 2 a 1, inaugurando el primer nocturno del país, del que tomaron parte Boca, River,
Racing, Independiente, San Lorenzo, Central, Newell's y Peñarol y Nacional de Uruguay, yen el cual Central terminó tercero.
El 31 de diciembre de 1939 se coloca la piedra fundamental de la nueva tribuna oficial de la cancha, yen 1940 se adquiere la sede de calle Mitre en $ 70.000, cerrando un período fecundo en obras, en crecimiento patrimonial del Club y en una notable cantidad de socios nuevos que ya habían colocado a la institución entre las más importantes del país y, lejos, la más grande del interior.

Fuente: Bibliografia del Libro “ El Gigante de Arroyito – La Verdadera historia Autor Fabián Bazán Editorial Cultura Canaya – Año 2009.

martes, 7 de febrero de 2017

Creciendo en la crisis

Sería a partir del cierre de los mercados externos y luego del estallido de la Segunda Guerra Mundial cuando se hace imprescindible la producción local de los productos manufacturados que hasta entonces se importaban. Es a partir de ese momento que, con lo que se define como la industrialización sustitutiva de importaciones, la actividad industrial se convierte —junto con un aumento notable del comercio— en protagonista decisiva del crecimiento económico rosarino. El crecimiento de una ciudad que estaba dotada de una infraestructura de servicios que la conectaba con el resto del país (redes ferroviarias, rutas y caminos, navegación fluvial) posibilitó asimismo el incremento de las migraciones internas que iban a acrecentar la población. Los trenes de pasajeros, hoy añorados como un cómodo y eficaz medio de transporte, y los de carga, así como la creciente flota de transporte vial y el crecimiento demográfico, fueron entre 1930 y 1960 valiosos aliados del desarrollo.
Ese aumento poblacional y las demandas que el mismo exigía ¡bar a provocar algo más: el surgimiento de empresas manufactureras ', de la industria liviana, en especial la metalmecánica, así como deIa medianas y pequeñas empresas rosarinas, a la que debe sumarse l de construcción de máquinas-herramienta. Algunas de esas empre sas estrechamente asociadas en muchos casos a los nombres de su fundadores o impulsores iniciales forman parte ya de la historia de desarrollo industrial de Rosario como Cindelmet Emara, Bianchi, Ma neta, Establecimiento Litoral, Acindar, Chaina, Cura Hnos., Forja, Mi gra, Cipar, entre otras; lo mismo ocurre con las que se vinculaban coi la industria automotor en la producción de elementos para la misma Daneri y Cía., Fric-Rot, Cametal, Montenegro Hnos, Decaroli Hnos. La producción de la industria textil en el país tendría en Rosario aportes relevantes, sobre todo a partir del inicicde la década del 40, con la instalación de Estexa SA, que alcanzaría proyección regional, y de otras comoTextil Rosario, Piacenza e Hijos, mientras que la mecanización en la confección de indumentaria en pequeños talleres posibilité en la ciudad la instalación de fábricas de máquinas de coser como Lander y Gardini. Industrias vinculadas al rubro de la alimentación, que en algún caso habían iniciado su actividad antes de 1930, formarían parte de la fuerte actividad económica de la ciudad entre ese año y la década de 1960, lapso que incluiría el advenimiento del peronismo al poder. En esa nómina pueden incluirse empresas como La Virginia, Martín y Cía., Cervecería Schlau, Aceitera Santa Clara, La Cabaña, Upar, Cotar, Minetti y Cía., entre otras.
Los gobiernos del fraude patriótico del período 1930-1943 contribuyeron asimismo a que Rosario fuera favorecida con obras públicas importantes como las conexiones viales: la ruta Rosario-Santa Fe (1933), la conexión Rosario-Buenos Aires por Pergamino (1935); el camino a Córdoba (1936) y las inauguración de la Ruta 9 a la Capital Federal el mismo año y a Casilda en 1939. La habilitación de los nuevos edificios de la Aduana de Rosario y del Correo Central en 1938, durante la presidencia de Roberto M. Ortiz, fueron asimismo concretadas en ese período y lo mismo ocurrió con el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino y la Maternidad Martin, construidos a partir de dos donaciones privadas. La intendencia de Miguel Culaciati (1935-38), luego ministro de Obras Públicas del presidente Justo, se destacó asimismo por su impulso a ese tipo de tareas en la ciudad: pavimentación de calles, habilitación del Parque Norte, por ejemplo, siendo importante su apoyo -ya ejerciendo el cargo nacional mencionado- en el proceso que culminaría, en 1957, con la inauguración del Monumento Nacional a la Bandera.

Fuente: Extraído de la Revista del “Diario La Capital Rosario La ciudad que amamos” . 145 aniversarios en 2012

domingo, 5 de febrero de 2017

El Centro de Estudios Internacionales "Estanislao Zeballos"

Por Miguel Ángel De Marco (h)

El propósito de intensificar y perfeccionar los conocimientos universitarios adquiridos en los cursos de las carreras diplomática y consular hizo sentir en la facultad la necesidad de congregar a profesores, egresados y estudiantes para realizar investigaciones especializadas en el campo del derecho y la política internacional. En el año 1930, autoridades de la Facultad, con la colaboración de algunos universitarios, habían preparado la realización de un Instituto de tal carácter, el que por la coyuntura de ese año no se pudo concretar. Un nuevo proyecto tuvo entrada en el Consejo Directivo en el año 1932. Se semejaba al anterior en cuanto ambos constituían el Instituto como órgano "oficial" dependiente de la Facultad. El 4 de octubre de 1933 se efectuó la asamblea constitutiva del Centro, eligiendo sus primeras autoridades y aprobándose los estatutos. Es importante subrayar que el mismo gozó desde un primer momento de completa independencia en su organización, investigaciones y conclusiones a las que arribara con respecto a la facultad, que le otorgó su apoyo y un espacio para su sede. Sin embargo no tuvo imputación presupuestaria ni figuró dentro de la estructura formal de la facultad como lo serían los distintos Institutos creados en adelante. Fue designado director, Raúl Rodríguez Araya, y secretario, Ricardo J. Siri. Lo integraron como miembros Carlos Alberto Alcorta, Mario Antelo, Alberto Baldrich, Rodolfo E. Barrios, Emilio Cardarelli, Diógenes Hernández, Julio la Riestra, María Elena Sambruno, Roberto Tixi Masa, Carlos Vittone y Guillermo J. Watson .28
A todo esto el panorama político nacional estaba lejos de apaciguarse y las ciudades de Santa Fe y Rosario fueron testigos, el 29 de diciembre de 1933, del estallido de un alzamiento de la Unión Cívica Radical, el que fue sofocado por las armas y sus líderes detenidos. Entre ellos, los profesores y dirigentes universitarios José Benjamín Abalos y Roque F. Caulin, este último decano de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. El presidente Justo, decidió intervenir la UNL.29
Bielsa, ante esta situación, la segunda intervención, en menos de cinco años (la primera se realizó entre 1928-1930) escribió en el diario La Capital: "Si puede hablarse de una verdadera autonomía universitaria ellas la de orden docente y científico; y por eso mismo implica la de un substratum u orden moral. En lo demás la actividad de la Universidad es materia de control de legitimidad por parte del Poder Central... Bastará que la Universidad se libre de las contingencias políticas, de la coacción electoral, de las promesas de favor oficial (de nombramientos, de aumento de recursos financieros, etc.), para que se recobre o se mantenga el concepto de autonomía, esto es, el de decoro e independencia, dentro y fuera de la Universidad".30
La experiencia del nuevo decano Carderelli fue muy breve a causa de haberse decretado una nueva intervención, encabezada por Fermín Lejarza y Po Olcese como su delegado en la FACECYP quien para normalizar la vida de la facultad convocó a elecciones según los Estatutos vigentes. El 10 de julio de 1934 se eligieron como consejeros titulares por los profesores titulares: Alejandro Bugnone, Juan Luis Ferrarotti, Julio Marc, Juan Álvarez, Mario Antelo, Ricardo Foster, Pedro Jiménez Melo y Emilio Cardarelli. Consejeros titulares por los profesores suplentes: Carlos Dieulefait, Diógenes Hernández, Alberto Arévalo, y Alberto Baldrich; delegados estudiantiles titulares, José Blanco, Agustín Zurbriggen y Pablo Gueler; consejeros sustitutos por los profesores titulares, Alfredo Rotta y Manuel Núñez Regueiro.31
Al día siguiente los flamantes consejeros se reunieron para elegir el decano. Juan Álvarez presidió la sesión en su carácter de consejero de mayor edad. En la oportunidad se pusieron de manifiesto dos tendencias marcadas en la conducción de la Facultad, una representada por Bielsa, opositor a la gestión Cardarelli y otra que sostenía a Foster, más próxima al decano anterior.
A Foster correspondió organizar de festejos por el 25 aniversario de la Biblioteca Pública "Estanislao Zeballos", dependiente de la Facultad. En el acto expresó que la misma había venido a prestar un servicio sentido, por ser eminefl temente una urbe comercial, y que ella era uno de los tantos exponentes "del dinamismo y tesonera constancia que siempre ha animado a los habitantes de Rosario y que son la única causa de su engrandecimiento, ya que nunca contó con los favores oficiales y se debe al esfuerzo de sus propios hijos"33
En la revista de la facultad publicada durante la gestión de Foster, Bielsa publicó una nota sobre "Los servicios públicos. Sistema de prestación". La investigación apuntaba a la organización jurídica de las concesiones en procura de la transparencia del Estado y el bienestar social 34
Los más valorados trabajos monográficos presentados por los aspirantes a cubrir cargos de profesores suplentes en la década del 30 fueron publicados en la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y en la Revista del Colegio de Abogados. Merece destacarse el escrito por Nicolás Cifarelli, director de esta última publicación, sobre el tema "Conflictos jurisdiccionales entre las atribuciones del gobierno nacional y de los gobiernos locales en materia de vías de comunicación", presentada para optar a la suplencia de la cátedra de Derecho Público Provincial y Municipal de la FACECYP. Comenzaba afirmando que el grado de progreso de una nación se podía medir por el desarrollo de las vías de comunicación, y luego analizaba la doctrina y antecedentes legislativos en la Argentina en la materia, citando entre los ejemplos los proyectos presentados en el Congreso por el doctor Julio Borda en 1928, para la construcción del camino carretero Buenos Aires, Rosario, Córdoba, financiado por la Nación y las provincias intervinientes. El nudo central de la investigación transitaba por las diferencias de interpretación de los preceptos constitucionales en materia de caminos, y lo que definía como "teoría avasalladora" de los derechos provinciales.` Uno de los casos más ilustrativos fue el conflicto planteado cuando la empresa del Ferrocarril Central Argentino obtuvo del gobierno nacional, en 1925, permiso para establecer una estación en un punto que cerraba numerosas calles de la ciudad de Rosario y se limitó a notificar a la Municipalidad de la mencionada autorización. El intendente no puso reparos pero sí el Concejo Municipal, a través del edil Lisandro de la Torre, quien sostuvo el punto de vista de la inviolabilidad de los derechos de la comuna en lo relativo al gobierno de las comunicaciones urbanas, practicabilidad del trazado, apertura o clausura de calles." Los reparos puestos por ese cuerpo obligaron un decreto desaprobando el contrato ad referéndum, encargando al Departamento Ejecutivo Municipal que gestionara al de la Nación la modificación del proyecto, previendo se consultara las exigencias de tráfico y edilicias de la ciudad. Esta postura dio lugar para que el Primer Congreso de Municipalidades de 1926 sancionara una declaración determinando que la jurisdicción nacional en materia de ferrocarriles otorgada al poder federal por la Constitución Nacional, no era eliminatoria del régimen municipal." El mismo Ciafarelli ya había disertado en el auditorio de Ciencias Económicas sobre las implicancias que traerían las comunicaciones aéreas. En su monografía, presentada en 1930, concluía que en materia de vías de comunicaciones las facultades de los gobiernos nacionales y locales eran concurrentes aun mismo fin: promover el bienestar general, y que por tanto su acción debía ser armónica.38
Nota
28 Ibídem, p. 291.
29 Raimundo Bosh, ob. Cit. P. 148.
30 La Capital, 10 de octubre de 1934.
31 RFCECP correspondiente a 1934, ob. Cit. p. 477.
32 Ibídem,p.480.
33 Ibídem, tomo IV, primera parte, tercera serie, correspondiente a 1935, p. 253.
34 Ibídem, correspondiente a 1936, p. 64.
35 Revista del Colegio deAbogados de Rosario, Tomo IV, enero-diciembre de 1933, Rosario, p. 11.
36 Ibídem,p.28.
37 Ibídem,p.30.

38 Ibídem,p.35.
Fuente:  extraído del  “Libro Ciudad Puerto Universidad y Desarrollo Regional  De Marco, Miguel Angel  De Marco ( h)  – Rosario 1919-1968 “ Editado diciembre 2013.

jueves, 2 de febrero de 2017

1934: La ciudad de Rosario se transforma

Por Miguel ängel De Marco ( h)

En los comicios de 1934, resultó electo intendente de Rosario don Hugo Roselli. La "Ciudad del Rosario de Santa Fe", pasó a denominarse Rosario, sin otros aditamentos. A pocos días del asesinato del legislador santafesino Enzo Bordabehere en el senado de la Nación, mientras se discutía el debate sobre el comercio de carnes, y que conmovió a los rosarinos, el presidente Agustín P. Justo intervino la provincia y reimplantó la constitución de 1907 por la cual los intendentes volvieron a ser designados por el gobernador de la provincia, situación que continuó hasta la Constitución Provincial de 1962, que restableció le elección directa por el vecindario. Los testimonios orales concuerdan que en la década de 1930 el edificio de la Bola de Nieve aún conservaba su preeminencia entre las construcciones de mayores alturas. En 1938 se inauguró el edificio de la Aduana y el Palacio de Correos. La concentración urbana era cada vez mayor.
En la década del 30 se inició el proceso de la pavimentación de los caminos carreteros, y Rosario quedó unida por este medio a Santa Fe en 1933, a Buenos Aires, vía Pergamino-Arrecife en 1935, y a Córdoba en 1936.
Al servicio de transporte urbano de Tranvías Eléctricos se sumó en 1923 el de ómnibus, con colectivos y microómnibus que pronto cubrieron los distintos sectores de la ciudad. Otros servicios, como el de aguas corrientes y el de cloacas llegaron a cada vez más domicilios, sin que esto implicara la extensión de la red alejados del radio céntrico.
El intendente más notable del periodo fue Miguel Culaciati, un nuevo Luis Lamas, que realizó una gestión dinámica. En 1937 se inauguró el edificio del Museo Municipal de Bellas Artes, en memoria de Juan B. Castagnino, según el proyecto arquitectónico de Hernández Larguía y Newton. Dos años más tarde se habilitó el Museo Histórico Provincial de Rosario, en el Parque Independencia.
El hecho religioso más destacado del período, coincidente con la realización en Buenos Aires del imponente Congreso Eucarístico Internacional de 1934, fue la creación del obispado de Rosario. El primer prelado de la diócesis fue monseñor Antonio Caggiano.
Luego del 17 de octubre de 1945, el flamante Partido Peronista pasó a tener en Rosario un baluarte político, tal como lo reflejaron los comicios de 1946, 1948,yenlade 1949, por la cual el peronismo llegó al poder provincial, desde donde se seguían designando los intendentes de Rosario.
En las elecciones generales de 1951, en la que por primera vez votaron obligatoriamente las mujeres, se consagró al peronismo como la agrupación política más popular.
Para estimular la urbanización de los flamantes barrios de la ciudad, el peronismo lanzó el plan denominado Aglomerado Gran Rosario, para la construcción de un sistema de agua corriente, que se detuvo a los dos años. En 1948 se procedió a la nacionalización de las Compañías de Aguas Corrientes y Obras de Salubridad de Rosario, que no había cumplido con las expectativas previstas, de 17.173 hectáreas del municipio, sólo 4.400 disponían agua potable.
En 1946, fue municipalizada la Sociedad de Electricidad de Rosario (SER), y esta situación no mejoró el servicio. Para ese entonces el transporte urbano de pasajero dejaba mucho que desear. La Empresa Municipal de Transporte, tenía 250 tranvías, 25 colectivos y 18 ómnibus, y por falta de repuesto y mantenimientos tenía en los galpones 175 coches, y para 1949 se habían adquirido 145 ómnibus Mack. Su continuo déficit motivó reiteradas intervenciones municipales y provinciales.
En lo que se refiere al transporte aéreo, en 1948 comenzó a funcionar un servicio de hidroaviones diario regular que unía a Rosario con Buenos Aires, proyecto que sucumbió al primer accidente ocurrido a los pocos meses. Rosario seguía excluida de todas las líneas que cruzaban el cielo nacional.
El cierre de la estación de pasajeros del Ferrocarril Provincial de Santa Fe permitió la adaptación del edificio, construido en los ferrocarriles franceses en 1928, para atender las necesidades del servicio urbano de ómnibus. Se habilitó así la Estación "Coronel Perón" de Caiferata y Santa Fe, eliminando las, dos pequeñas estaciones situadas en 3 de Febrero y Entre Ríos y otra frente aplaza Sarmiento.
En 1950 se habilitó la Estación Fluvial de Pasajeros, con la presencia del ministro de Obras Pública de la Nación, general Juan Pistarini; y en 1952 la sucursal Rosario del Banco Provincial de Santa Fe.
Si desde el punto de vista comercial el puerto se hallaba paralizado por la disminución de las actividades vinculadas con la importación y exportación; Rosario creció en su desarrollo fabril e industrial, y gracias a ella el tráfico mercantil mantuvo su ritmo.
En 1954 Rosario recibió calurosamente al primer, contingente de inmigrantes arribados al país gracias a los convenios firmados por Perón con Italia y otras naciones, y que procuraba completar la radicación de familias italianas.
La popularización y extensión de la enseñanza oficial, en especial la secundaria, y la cultura en Rosario fue una nota destacada de la etapa peronista.
En 1953 inicia sus cursos la Universidad Tecnológica Regional, y en la Escuela Normal 1, el Instituto Superior del Profesorado Secundario.
Proliferaron numerosos grupos teatrales independientes, como Teatro Nuevo XX, El Faro, Teatro Experimental, Centro Dramático del Litoral, Meridiano 61, La Ribera, entre tantos otros, al igual que los grupos literarios. Las bibliotecas populares tuvieron un importante papel en los barrios de la ciudad. En 1945 se había creado la Escuela Municipal de Artes Plásticas para Artesanos y Obreros "Manuel Musto", y en 1947 la Academia Superior de Bellas Artes de orientación social para Rosario.
Ese periodo marcó el auge de los creativos plásticos egresados de las academias rosarinas: Emilia Bertolé, Augusto Schiavone, Ambrosio Gatti y Carlos Uriarte, entre otros.
Hacia 1950 también nació el denominado grupo "Litoral", integrado por Leónidas Gambartes, Juan Grela, y Santiago Minturn Zerva, entre otros. Descollaban en el escenario nacional Gustavo Cochet, Julio Vanzo y Antonio Berni.
Esa década brillante también consolidó a los conservatorios musicales, como los de Pedro Vidal, Alfredo Serafino, Luis Milici, Héctor Rivera, José y Humberto de Nito, Domingo Scarafia, Juan B. Caggero, entre tantos otros. En 1946 surge el Coro Estable de Rosario, bajo la dirección del maestro Cristián Hernández Larguía; en 1949, la Asociación de Guitarristas de Rosario, yArtistas Rosarinos de Arte Lírico.
Rosario también lucía su jerarquía deportiva. El pugilismo rosarino tuvo en el Estadio Norte, el Luna Park local inaugurado en 1950, su templo, donde desfilaron campeones de la talle de Amelio Piceda, Oscar Pita y  Alfredo Brunetta.
En turf el rosarino Angel Oscar Barattucci lideró desde 1951 la estadística en forma continua y en 1957 conquistó el récord mundial al conducir a 8 caballos ganadores en el Parque Independencia.
Desde 1947 la ciudad fue escenario de pruebas internacionales de automovilismo contando con la presencia de los afamados Villoresi, Varzi, Fama, Parnel, y los consagrados exponentes nacionales Oscar y Juan Gálvez, y Froilán González. La Asociación de Automovilistas fundada en 1949 se dedicó a la organización de carreras en el Parque Independencia
Cuando en 1955 estalló la llamada Revolución Libertadora que derrocó a Perón, en Rosario se registraron incidentes que reflejaron hasta qué punto había llegado la rivalidad entre oficialistas y opositores. En 1956 la visita del presidente provisional general Pedro Eugenio Aramburu congregó a miles de adherentes en la Plaza San Martín, mientras que días después la resistencia peronista inició una revolución que fue frustrada, y culminó con el fusilamiento de su líder, el general Valle. En Rosario, un grupo de civiles y peronistas intentaron en vano tomar los cuarteles del entonces Regimiento 11 de Infantería, y una emisora local.

Fuente: Extraído de la Revista “Rosario  su Historia” Fascículo N.º 57 – de Octubre de 2007.-

miércoles, 1 de febrero de 2017

1925- Los grandes festejos de Rosario

Por Miguel ängel De Marco ( h)

En octubre de 1925 Rosario celebró su "segundo centenario", convencida de la autenticidad del relato de Pedro Tuella sobre los orígenes de la ciudad. Los actos contaron con la presencia del presidente de la Nación, Marcelo Torcuato de Alvear, y arribaron al puerto las naves de guerra Almirante Brown, Jujuy, Paraná y La Plata. 
Nuevos grupos políticos vinieron a romper el exclusivismo del oficialista Partido Nacional y la opositora Unión Cívica Radical. En noviembre de 1908, se concretó la constitución definitiva de la Liga del Sur como partido, en las instalaciones del Teatro de la Opera. La flamante fuerza, sustento del Partido Demócrata Progresista que nació en 1914, estuvo liderada por don Lisandro de la Torre, y una de sus banderas fue el traslado de la capital provincial a Rosario, y la reforma del régimen municipal.
Los imponentes festejos que se extendieron por todos los barrios, y la colocación de una docena de piedras fundamentales promesa de futuros emprendimientos, reflejaban el orgullo de una ciudad progresista que ya contaba con 400.000 habitantes. Entre 1914 y 1926, apenas 12 años, "había duplicado su población".   
Por entonces los habitantes comenzaron a establecer lazos a través de las primeras broadcasting. En marzo de 1924 inició su transmisión la primera radio del interior del país, LT3; en 1927, la radio Colón, hoy LT8; y en 1932 Radio del Litoral, hoy Radio Nacional.       
El movimiento artístico que vivieron sus principales salas teatrales la convirtieron en el primer centro cultural del interior, con espectáculos de calidad. José Gómez, Camila Quiroga, Blanca Podestá, Lola Membrives, Beniamino Gigli, Ana Pavlowa, fueron sólo algunas de las estrellas que pasaron por los escenarios de Rosario en la tres primeras décadas de este siglo.
En 1925 Ernesto de Larrechea creó el Teatro Infantil Municipal después Escuela Municipal de Arte Escénico Infantil, con una fecunda trayectoria como cantera de vocaciones artísticas.
Para 1912 existían quince salas cinematógrafas, con servicio de bar, y en las década del 10 y el 20 se habilitaron salas construidas especialmente para la exhibición de películas: Palace Theatre, El Pampero, Smart, Astral, Casino, Eden Park, Moderno, Sol de Mayo, Alvear, Mundial, Marconi, Nacional, Gran Rex, Astor, Real, Rivadavia, Urquiza, Empire, entre otros.
El puerto de Rosario continuaba batiendo récord de exportación, y a partir de 1 a década del 20 y hasta la del 40 salió por el la mitad de la producción nacional de lino.
Sin embargo la ciudad no fue inmune a la depresión económica internacional de 1929. El país estaba vinculado directamente al mercado mundial como uno de los principales proveedores de cereal, y sujeto a las variables del mismo. La depresión influyó en la caída de la cotización de los cereales, y en la restricción del crédito agropecuario.
Un censo relevado en esos meses destacó que en Rosario existían más de 14.000 desocupados, un 7% de la población, cifra considerada una afrenta para el sueño argentino.
La depresión económica mundial también ejerció su efecto sobre una ciudad que aún seguía sin resolver el problema habitacional de miles de habitantes hacinados en conventillos y en casas de inquilinato, tendencia que comenzó a revertirse a comienzos de la década del 40.
El mundo marginal cobró dimensiones nunca vistas. Prostitución, rufianismo, y grupos mafiosos tuvieron a maltraer a la policía.
Unido el malestar económico con el político aceleraron en 1930 el derrocamiento del presidente de la Nación, don Hipólito Yrigoyen. Por primera vez desde la sanción de la Constitución de 1853 se produjo la ruptura del orden constitucional a través de un golpe de Estado, sentando un nefasto precedente.
Rosario se mantuvo ajena al movimiento, y según Juan Alvarez, testigo de los hechos, recibió la noticia sin agitarse, admitiendo en seguida y con sensación de alivio al nuevo orden de cosas, que también implicaba la caída del gobierno local. El presidente de facto, José F. Uriburu para congraciarse con la ciudad designó dos personas de reconocida honestidad en la intendencia, Fermín Lejarza y Alejandro Carrasco.

Fuente: Extraído de la Revista “Rosario  su Historia” Fascículo N.º 57 – de Octubre de 2007.-