Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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viernes, 29 de julio de 2011

LOS HÁBITOS DE CONSUMO – LAS PRIMERAS FÁBRICAS DE CERVEZA Y LICORES

Por Lorena Ratner

La serie de cambios producidos a partir de la década de 1850 en Rosario, a saber: la apertura  al comercio exterior, su ubicación estratégica, y la sucesión de oleadas migratorias, dieron como resultado un crecimiento sostenido en todos los ámbitos, pero en particular en lo que respecta al comercio y la industria- En este marco se instalan las primeras fábricas, siendo un porcentaje representativo de ellas, las dedicadas a la elaboración de cervezas y licores. El hábito de tomar cerveza en nuestra ciudad se popularizó como consecuencia de la radicación de inmigrantes anglosajones, principales consumidores de este producto. Al respecto el historiador rosarino Mikielevich, afirma que alrededor del año 1855 se instaló la primera fábrica de cerveza. Tanto este establecimiento fabril como los que le sucedieron durante este período, tenían una reducida capacidad de elaboración, por lo cual agregaron a su producción otros productos como “chinchivir”, licores y refrescos.
Las primeras cervezas se envasaban en botellas de barro blanco cocido, tapadas con conchos y asegurado el cierre con lazos de alambre sujetos al cuello, para ser sometidas a la pasteurización, y de esa forma se expendía al público. Una segunda cervecería comenzó a funcionar en 1857 en la Bajada, actual Sargento Cabral, entonces único acceso al puerto, siguiéndole al año siguiente la tercera, propiedad de Fernando Magdalin, industrial de larga trayectoria en el ramo, situada en la calle Puerto ( Mikielevich, W. 1978).
Otra cervecería que surgió la misma década fue la Cervecería Alemana, conocida por sus distintos nombres, según se sucedieron los dueños, a saber: Cervecería Nueva, Alemana, Pommerenke, Schlau. Ubicada en un terreno de la esquina de Entre Ríos y Catamarca, se inauguró en diciembre de 1858. Con el correr de los años fue perfeccionado la elaboración de la cerveza, presentando diferentes variedades: simple, elaborada con mosto flojo, doble, más concentrada y negra, elaborada con cebada tostada en su preparación. Asimismo introdujo los aparatos utilizados para expendio de “chop” que se servía en los bares. Los productos eran elaborados en nuestra ciudad y se distribuían para el consumo a las demás localidades de la provincia. Hacia fines del siglo XIX, el establecimiento contaba con instalación propia de luz eléctrica, teniendo capacidad para elaborar diez mil hectolitros de cerveza por año y una tonelada de hielo por la hora. En 1907 la fábrica se traslada a la calle Brown al 3100, funcionando allí hasta su cierre en el año 1978.
Surgida en el misma etapa que las anteriores, se funda en 1860 la Destilería y Licorería Francesa, de propiedad de Pablo Wentzel y Cía. La vista tomada de los diversos edificios en construcción puede dar una idea de la importancia de esa casa industrial. El establecimiento también fue sucursal y fábrica de hielo de la cervecería “Palermo” de Buenos Aires.
La destilería y cervecería Germania, fue otro importante establecimiento dedicado a la elaboración de bebidas. Fundada en 1886 con el nombre Wiedenbrüg Hermanos, poseía modernas instalaciones que le permitían con una fuerza a vapor de cien caballos, fabricar una de las cervezas de más alta calidad en el país. Empleaba a 200 obreros entre empleados de planta y viajeros.
Si bien la casa central estaba en Rosario, tenía sucursales en Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y San Juan.
No menos importantes eral algunas licorerías instaladas en nuestra ciudad, también a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La fabricación de licores en Rosario se comenzó a intensificar a partir del mediados del siglo XIX. La corriente inmigratoria que ingresa para poblar las colonias de la región estaba habituada a beber distintos tipos de licores. A pesar de que gran parte de ellos se importaba, se dio un incremento en la producción local para esta época. A principios de 1900, el censo municipal dio un total de 26 fábricas de licores, refrescos y aguas gaseosas. La Licorería Giacometro, reconocido establecimiento del rubro, estaba ubicada em Boulevard Oroño y Salta.
El local fue rematado junto con otras propiedades anexas que incluían chalets y locales comerciales el 27n de octubre de 1907, pero parte de su fachada original aún  se conserva junto con la torre que formara parte del Cine Real.
La Licorería Balbiani en la calle Paraguay 866 y fabricaba toda clase de licores y refrescos. Sus productos eran muy conocidos en todo el país. Una de sus especialidades era el “Chinato Dora”, el cual tuvo tanta aceptación que se celebró un gran concurso con este nombre, en el que se adjudicaron valiosos premios, como un automóvil y juegos de muebles. Si bien en las oficinas del local trabajaban más de 60 empleados, también contaba con numerosos viajantes que recorrían toda la República.
Otras licorerías y destilerías que vale la pena destacar fueron: la Fábrica de licores Henzi, Pini Hnos. y Cía o Destilería “Pineral”, en la calle Corrientes 328, firma que supo ganar veinticinco medallas de oro y plata y muchos diplomas en exposiciones de todo el mundo, por los licores destilados en su fábrica de Buenos Aires.
Además de las nombradas industrias locales, existían otras fábricas sede central en Buenos Aires o Santa Fe, y sucursales en nuestra ciudad, como es el caso de la Cervecería Argentina Quilmes, la cual a comienzos de 1900 construyó depósitos y frigoríficos en la calle Salta al 1300 donde también producida hielo y en 1928 inauguró una nueva planta en Av. Alberdi 465 agregando la fabricación de bebidas gaseosas a la que años después sumó la elaboración de hielo seco.
Estas primeras industrias dedicadas a la fabricación de bebidas, junto con aquellas que se especializaron en otros rubros como: fábricas de fideos, de calzados, yerbateras, frigoríficos, entre muchas otras, fueron los pilares para el posterior desarrollo que tuvo toda la región, y a partir del cual fue capaz de obtener un crecimiento ininterrumpido a lo largo del tiempo.

Bibliografía:
Brandt Ernesto y Pommerenke Guillermo. “La provincia de Santa Fe en el principio del siglo XX”, Rosario 1901.
Censo de Rosario de 1902.
Diario “La Tribuna” Rosario. 19 de Julio de 1978.
Mikielelvich, Wladinir. “ Comienzos y fin de una actividad industrial. La elaboración de la cerveza”. En Revista Historia de Rosario N• 30. Año XVI de 1978.
Navasqués, S. y Luzuriaga, A. “Álbum Historiológico de Rosario” The Red Star. Rosario 1914.

Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo N• 96 de Mayo de 1911

lunes, 18 de julio de 2011

ORIGENES DE LAS PRINCIPALES RAMAS INDUSTRIALES

Las manifestaciones de actividades manufactureras pueden rastrearse  hasta el período colonial, cuando Rosario era poco más que una pequeña población de carácter rural, ubicada en una zona eminentemente ganadera.
Las primeras actividades artesanales orientadas a la transformación de los recursos naturales de la zona, probablemente para el abastecimiento de la propia población.
Aunque se menciona la existencia de saladeros y curtiembres en el Pago de los Arroyos, la primera noticia de una actividad “manifactura” en la Villa del Rosario, indica que Santiago de Montenegro, radicado en 1724 era propietario de una atahona.
Este primitivo molino puede considerarse el precursor de la industria molinera, que tuvo y tiene un papel tan destacado en Rosario.
Hasta que la expansión agrícola revolucionó la región., la molienda nunca superó este primitivo nivel, ya que existen menciones de instrumentos de este tipo y de sus propietarios en censos y relatos de la primera mitad del siglo XIX.
La aparición de una industria de la alimentación de tipo febril tiene su origen en las décadas de 1850 y 1860, cuando comenzó la colonización agrícola de la pampa  húmeda y Rosario se transformó en puerto de ultramar y cabecera de los ferrocarriles que extendían sus líneas  hacia el interior del país.
Estos acontecimientos transformaron la ciudad. Su expansión, que  inicialmente se trató de dormitar por razones políticas como alternativa frente a Buenos Aires, muy pronto adquirió una dinámica propia. La afluencia inmigratoria, el crecimiento económico de la zona  agrícola adyacente y la radicación de inversiones en el sistema de trasporte centralizado en Rosario, determinaron que la ciudad se convirtiera en el principal núcleo comercial y de servicios de una amplia región muy dinámica.
A fines de la década de 1850 se observa un cambio cualitativo en la actividad molinera, ya que se establecen varios molinos hidráulicos y a vapor.
Veinte años después, es decir, hacia la finalización de la década de 1870, este cambio adquiere una nueva dimensión cuando la exportación de harina hacia Brasil e Inglaterra se inició casi simultáneamente  con la exportación de mmaíz y trigo. El 19 de febrero de 1878 el diario “ El Independiente”, de Rosario al informar sobre el primer embarque importante argentino a Europa decía:
“El vapor Archimedes lleva para Inglaterra una partida de trigo cosechado en las colonias de la provincia. Están igualmente cargando varios buques de ultramar fuertes cantidades de ese importante cereal, para ser también exportado a los mercados de Inglaterra. Ya nuestras harinas se han hecho conocer en los centros comerciales de Río de Janeiro, Londres y Liverpool; hoy le toca al trigo”.
En 1859, Urquiza instaló en Rosario un importante saladero, origen de la industria de la carne. Sin embargo esta rama perdió importancia en el período en que se desarrollaban las nuevas tecnologías de congelamiento para el transporte del producto.
La actividad frigorífica sólo apareció en 1924, con la instalación de la planta de la de la empresa Swift de La Plata, en la confluencia del Arroyo Saladillo con el Río Paraná.
Si bien el establecimiento está ubicado fuera de los límites del municipio, tuvo una gran importancia para la ciudad por cuanto transformó el área adyacente, donde luego se instalaron otros frigorífico. El alto empleo de mano de obrar que tiene este tipo de actividad fomentó la formación de uno de los barrios más importantes de la ciudad.
Otra de las industrias  que contribuyó a la formación de un barrio, e incluso le dio su nombre, fue la de refinación de azúcar. La actividad se inició en 1889 cuando se instaló la planta de Refinería Argentina de Azúcar. Este establecimiento, cesó su actividades en 1930 sus instalaciones quedaron desocupadas hasta 1953, cuando comenzó a funcionar allí la Maltería Argentina, que produce insumos para la industria cervecera.
Esta última actividad, actualmente inexistentes, comenzó en la ciudad en 1855, cuando se instaló la primera de varias pequeñas plantas cerveceras operadas por inmigrantes, hacia fines de siglo se fundó la empresa Schlau, que tanta importancia llegó a tener en la ciudad hasta hacer una década.
Otra línea de desarrollo de la transformación de los recursos naturales fue orientada a la construcción de los recursos naturales  que acompañó el avance de la expansión urbana.
La calidad de las arcillas de la barranca del río, determinó la aparición de la alfarería, que ya en 1811 se orientaba a la producción de baldosas y piezas de loza.
Hacia mediados del siglo, la forma de construcción prevaleciente en la ciudad, requirió la producción de ladrillos. Esta actividad se inició mediante el primitivo procedimiento de quemado de hornos, que aún se utiliza.
El vertiginoso crecimiento de la ciudad demandó, en los años siguientes, la instalación de fábricas a vapor, que no alcanzaban a abastecer el crecimiento demanda de esos años.
La rama se fue diversificando con la aparición, en la década de 1880 de fábrica de cerámicas y baldosas que con el tiempo permitiría el  autoabastecimiento de esta producción. Una de esas fábricas fue adquirida, en 1907, por la razón “ Cerámica Alberdi SA”, y continúa operando hasta el presente
Otra industria típicamente extractiva es la de los aserraderos de los cuáles  ya el Censo de 1815 da cuenta de la existencia de dos, conjuntamente con 12 carpinteros.
Hacía mediados del siglo esta actividad procesada maderas provenientes del nordeste, que llegaban hasta aquí por el río Paraná, en jangadas. En 1888 se constata el funcionamiento de tres aserraderos, uno de los cuales perteneciente a la firma Leunda y Lehaman se ubicaba en la esquina de las calles San Lorenzo y Dorrego.
A fines del siglo pasado, esta industria se expande notablemente instalándose en la calle Libertad 452 ( hoy Sarmiento), la empresa Tstoni, Chiesa y Cía cuya producción de cajas y cajones eran utilizada para el embalaje de sus cigarros y cigarrillos y que ocupaban más  de 200 personas.
El incremento de la actividad portuaria de Rosario, de nacimiento a otro tipo de actividad industrial: la dedicada a la reparación de la embarcaciones.
Así es como en 1876 había 7 carpinterías navales y astilleros, destinados a suplir sólo la demanda local. A fines del siglo pasado el astillero “Santafecino” ubicado en Bajo ( hoy Av. Belgrano) construía barcos de pqueño y gran porte.
La demanda de materiales de construcción originada en la expansión urbana estuvo en los orígenes de la rama industrial que con el tiempo se convirtió en la más característica de la ciudad: la metalmecánica. En efecto, el tipo edificio prevaleciente requería de  estructuras metálicas, así como de numerosas molduras, rejas, barandas, balcones, columnas, etc.
Pero la actividad industrial metalmecánica no se limita únicamente a elaborar los elementos  que exigía la construcción ya que se inicia la producción de otros bienes metálicos, incluso algunos tan importantes como máquina de vapor construidas en el taller “La Fundición de Rosario” de Don Rodrigo Ross, a partir de 1867.
Waldimir C. Mikielievich señala que en 1815 “ aparecen las primeras manifestaciones en metalurgia con dos talleres de modestas dimensiones provistos de fraguas, dirigido uno de ellos por el herrero Félix Acevedo, rosarino nacido en 1791. Precursor de la poderosa industria metalúrgica, cuyo máximo exponente Acindar tuvo vida por iniciativa de otro Acevedo, el ingeniero Arturo Acevedo, que también llevó a un plano de asombrosa magnitud hasta parangonarse con las más importantes del continente.”.
Durante casi todo el siglo XIX la metalurgia en Rosario se desarrollaba casi exclusivamente en pequeños establecimientos, con maquinarias manuales, a las que recién al finalizar la centuria se les sumaron equipos a vapor.
Los primeros productos que fabricaban estuvieron orientados básicamente hacia la construcción, y al avanzar en su producción se hicieron artículos destinados al campo: molinos impulsados a viento, agua, vapor, calderas, tranqueras, bebederos, etc.
En los primeros años de la década de 1890 comienza la producción de máquinas eléctricas, en un taller de fundición y herrería mecánica instalado en calle Salta por un industrial suizo, Santiago Righetti, que empleaba a 150 operarios.
Como estas actividades requerían de mano de obra calificada, se la buscaba entre la población extranjera proveniente de la gran afluencia inmigratoria que llegaba a esta ciudad. Muchos de los inmigrantes tenían experiencia laboral en el sector industrial por haberse desempeñado en talleres de distintos países de Europa.
A raíz de la gran expansión agrícola y del inicio de la exportación cerealera, las bolsas de arpillera se convirtieron en un elemento complementario indispensable. En la década de 1880 se instala en Rosario, la primera fábrica a vapor de bolsas, cuya producción estaba destinada al embalaje de cereales, harinas, azúcar, lanas y minerales. Así nace la industria textil que, inicialmente , trabaja con telas importadas, limitándose a cortar y coser de bolsas. Es interesante destacar que este tipo de industrias permite ocupar gran cantidad de mano de obra femenina.

Fuente: Bibliografía  publicada en la Revista “Rosario  Historia de aquí a la Vuelta “ Fascículo N• 5
Autores: Alicia Castagna, José Luis Pellegrini, María Lidia Woelflin Ediciones De aquí a la Vuelta  11 de octubre de 1990

viernes, 1 de julio de 2011

LA FLORIDA , Una identidad centenaria



Por. Rogelio Barufaldi

En tiempos precolombinos dos grupos indígenas se desplazaban en las canoas a lo largo del Paraná: Chabás- Timbués y Guaraníes. En 1719 los Jesuitas instalan la primera estancia colonial “San Miguel del Carcarañal”. En sus seis “puestos”, el más sureste, San Lorenzo, ocupaba la región norte. El Pago de los Arroyos, era el paso forzoso de mulas, carretas y chasquis para ir a Rosario a Santa Fe. En 1889, al amparo de las exenciones impositivas de 1887, Frugoni, Parpaglioni y Cía., proponen a la provincia “crear un pueblo cercano a Rosario, dando a la población de menores recursos la posibilidad de adquirir fracciones de terreno a precios accesibles”. Por ley de 1883 hasta 1890 pertenece toda esta zona al Departamento San Lorenzo. En el 93 es ciertamente Departamento Rosario.

Principales momentos de La Florida

El Pueblo
En 1889, un Sr. Sasma, mendocino vendió unos campos de su propiedad, que pertenecían al Departamento San Lorenzo. Los compradores de esos terrenos fueron Frugoni, Castagnino, Parpaglioni y Compañía. Estos lotes estaban ubicados aproximadamente entre las hoy calles Matheu y Pintor Musto ( sur y norte respectivamente) y las costas del río Paraná y Bulevar Rondeau ( este y oeste)
Don Esteban Segundo Frugoni vecino de Rosario, urbanizó la zona fundando un pueblo qyue llamó “La Florida”, posiblemente en alusión a la hermosa vegetación de la zona.
Tenían estos terrenos una superficie de 1.029.185.66 metros cuadrados, y el plano fue levantado por el ingeniero Juan Bosco en el mismo año 1889.
El pueblo fue magníficamente proyectado, ubicando en un lugar estrtégico: la plaza ( manzana 34) con el río al este, a sólo tres cuadras, y una amplia avenida de 20 varas a su frente, que fue llamada avenida Buenos Aires ( hoy Martín Fierro).
Con amplio espíritu progresista Frugoni donó los terrenos para la escuela, la iglesia y el juzgado, que rodeaban la plaza igualmente donada y haciéndola  el núcleo central del pueblo.
La traza de la localidad fue aprobada por el Superior Gobierno de la Provincia de Santa Fe con fecha 15 de junio de 1889, según dice el documento, destinado para edificios públicos tres lotes de terreno en la manzana 35, componiéndose cada uno de 17,35 metros de frente por 50 metros de fondos. No se ha encontrado constancia de la escrituración de estos terrenos (cf María A. Bergnia de Córdoba Lulges, “La Capital 23/1262)

Fuente: Bibliografía  publicada en la Revista “Rosario – Su Historia Fascículo N• 61
Marzo de 2008.

LA FLORIDA

Por Miguel Ángel De Marco (h)

Este es un ligero panorama del ambiente progresista del Rosario en que surgió La Florida. Localidad a las que se podía acceder a caballo, en carruajes, o en tranways hasta Pueblo Alberdi. La Florida dependía de las autoridades provinciales con sede en Rosario, ya que estaba dentro del departamento del mismo nombre. Por lo tanto, estuvo representada en la legislatura por los hombres que hicieron por Rosario que por el sistema imperante fueron galvista y secundaron el programa progresista, primero en la gobernación de Gálvez y luego en la de Cafferata. Pero, cabe señalar que antes de la extensión del departamento Rosario, con motivo de la Ley Departamental de diciembre de 1890. La Florida estaba dentro del departamento San Lorenzo, ya que el límite norte de Rosario llegada hasta el arroyo Ludueña.
En cuanto a las autoridades locales, más allá de que La Florida dependiese de uno a de otro departamento, éstas eran designadas desde el Poder Ejecutivo provincial, por la ley vigente. En tiempos del surgimiento de la localidad existían solamente dos ministerios: Gobierno y Hacienda. El de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública comenzará a funcionar en 1892, por lo que los primeros habitantes de la Florida iniciaron los trámites de reconocimiento oficial durante la gestión del ministro de Gobierno Juan M. Cafferata, quien luego sería gobernador en abril 1890.
Consideramos que la Florida en su primera década fue eminentemente una población rural con las características y problemáticas de ésta, recordemos que en el año 1900 aún el Pueblo Alberdi no había sido incorporado al ejido urbano de Rosario. Pero es evidente que esa distancia fue próxima, sin ser un contrasentido. Pueblo Alberdi a pesar de esos terrenos que lo separaban de Rosario, se hallaba incorporado a la vida de la ciudad incorporado a la vida de la ciudad no sólo por el tranways, sino por vínculos sociales, políticos, económicos, etc. Todo ese territorio era considerado como parte del gran Rosario, integrante de una misma unidad regional, Esto lo demuestra la solicitud elevada al gobernador Cafferata por parte de un grupo de importantes comerciantes y industriales de Rosario, quienes en noviembre de 1890 sugirieron al Ejecutivo que antes de que se trazasen las jurisdicciones de los nuevos departamentos era imprescindible que se extendiese el límite norte de Rosario, retraído hasta entonces, como dijimos, al arroyo Ludueña.
Es frecuente observar en los periódicos de aquel entonces, por ejemplo, la integración de la vida política. Tanto la flamante Unión Cívica Radical como el oficialista Partido Autonomista del Pueblo Alberdi no sólo dependían de los centros de Rosario, sino que participaban de actividades conjuntas.
El pueblo de La Florida, a muy breve distancia del centro anteriormente citado, estaba por lo tanto incorporado también a la zona de inmediata influencia de la segunda ciudad de la República Argentina, a una de las metrópolis económicas más importantes de Sudamérica.
Convivió hasta bien entrado el siglo XX, autónomamente, sin perder su identidad rural y litoraleña, a la orilla de una ciudad que comenzaba a experimentar los síntomas de una urbe en crecimiento acelerado.

Fuente: Bibliografía  publicada en la Revista “Rosario – Su  Historia Fascículo N• 61
Marzo de 2008.