Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

Vistas de página en total

martes, 8 de noviembre de 2022

LOS BOLICHES

 



La década del 70 trajo consigo a los reductos nocturnos, donde hicieron su debut muchos de los que después serían nombres fundamentales de la llamada "trova rosarina" y otros que —como Enrique Llopis— también constituyen fenómenos notorios en el panorama de la música de Rosario. En los años iniciales de la década. Corchos & Corcheas, de Juan Picolini y Oscar Costa, un gran sótano en Mitre al 700,frente a la actual Fundación Astengo (antes el cine Odeón),fue el local por definición. Allí actuaron todos los músicos de Rosario, de cualquier género, se concretaron recitales y funciones de teatro, se estrenó La Forestal, por el grupo "Canto libre", de José Luis Bollea, y se dio albergue a toda una generación que buscaba su vehículo de expresión.

Similares expectativas generaron La Luna, de Daniel Tenembaum,en la misma cuadra pero en una planta alta, donde actuara, vaso de whisky en mano, el mismísimo Vinicius de Moraes, y La Semifusa y El Café de la Flor, donde también encontraron público adicto los músicos de la ciudad. Los Caños, en Laprida abajo, del Negro Guillermo Peralta, se constituyó en un reducto para el folklore de proyección (Los Trovadores, Isella, entre otros), el tango y la música urbana entonces incipiente.

Cada uno con su particular clima definitorio, aquellos boliches, como en un tango discepoliano, mezclaron angustias, esperanzas, proyectos, alegrías y la pasión de toda una generación, a la que le tocó ser protagonista de los años más duros del país, culminados en el golpe de marzo de 1976.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 17. Autor: Horacio Vargas. Diciembre 1991

martes, 11 de octubre de 2022

ESCUELA JUSTO JOSE DE URQUIZA






El 6 de septiembre de 1945 fue creada la Escuela Nacional de Comercio de Mujeres de Rosario, en base a la sección niñas del establecimiento educativo. Se le da el nombre de Capitán General Justo José de Urquiza. Inició sus actividades con 100 alumnas, siendo su primer director Armando Brambilla. En 1986 se creó la carrera de Nivel Superior de “Analista de Sistemas”. En 1994 se transfirió al Ministerio de la Provincia de Santa Fe y en 1996 se convirtió en Escuela Comercial Mixta. 

Este establecimiento educativo pasó por diferentes lugares físicos hasta instalarse definitivamente en Bv. Oroño y Santa Fe. En su dilatada trayectoria ha sido ampliada en diferentes y sucesivas etapas. En su fachada, por el bulevar se puede leer: “Colegio Construido por el Banco Escolar Argentino”.

Mediante la Res. de 1978 se denomina Escuela Nacional de Comercio Nº 2 “J.J. Urquiza”, convirtiéndose en 1996 en escuela. Es una construcción muy sólida y amplia que siguió los cánones de las construcciones de antaño. Tiene rejas en su frente, separando la vereda de los ingresos. En sus inicios ese espacio interno tenía tierra y algunas plantas, luego fue embaldosado. 


LAS EFEMÉRIDES: Son un retrato, un recorrido histórico, un día a día, a través de los sucesos, acontecimientos y personajes que marcan los hechos esenciales de nuestro pasado y también, de nuestro presente. 


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia, enlaces externos e imágenes de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

jueves, 8 de septiembre de 2022

LA NUEVA TROVA

 



Los años iniciales de la década del 60 rosarina no fueron, por cierto, tierra del rock, que por entonces, salvo contadas excepciones en la ciudad, era una música que no habla ganado la aceptación masiva que lograrla después, sobre todo en las décadas inmediatas, hasta convertirse en un real signo generacional, en un lenguaje y en una propuesta de cambio esgrimida por los jóvenes.

Rosario asistía, en cambio, al final del auge folklórico, con algunos creadores que, como Chacho Muller y Los Trovadores, exhibían un nivel de calidad que los haría perdurables en el tiempo. Muller, ensimismado y lúcido captador de la problemática, el paisaje y el clima de la isla y el río, con temas de casi inédita sensibilidad en el ámbito de la música del Litoral, como "Mujer de la isla", "La Isla", "Botecitos de papel" y otros; los segundos Iniciadores de todo un movimiento vocal e Instrumental que serviría de excelente vehículo al Nuevo Cancionero.

Pero a fines de esos anos 60, los bailes de Carnaval en la ciudad, en clubes como Provincial o Gimnasia y Esgrima, eran ya una excusa para que tocaran bandas de rock, que se las Ingeniaban para sonar parecido a los grupos internacionales más relevantes del momento.

Por aquel tiempo, lo Importante para esos jóvenes rosarinos era ganar cualquier escenario para - ante la sorpresa generalizada de muchos espectadores- desgranar algún tema en Inglés de los Beatles o los Rolllng Stones.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 17. Autor: Horacio Vargas. Diciembre 1991

jueves, 25 de agosto de 2022

ANFITEATRO DE ROSARIO











El 18 de agosto de 1968 el diario “La Capital” publicó una foto de los trabajos que se realizaban en el futuro anfiteatro emplazado en la barranca próximo al parque Urquiza. La imagen captada muestra el proceso de construcción del anfiteatro. En su momento se había dispuesto para albergar tres mil espectadores. El proyecto fue realizado por los arquitectos Giménez Rafuls y Solari Viglieno. Fue inaugurado durante la gestión del intendente Pablo Benetti Aprosio en 1971. Hace poco tiempo se lo refuncionalizó tanto para el público como para los artistas. Fue totalmente pintado, con nuevas luminarias, techos impermeabilizados, un escenario ampliado en un 28%, y rampas para discapacitados. También se dispuso nuevo equipamiento técnico para los artistas, tres baños y seis camarines. En 1972 se lo bautizó con el nombre de quien fuera el director de la Orquesta Filarmónica de Rosario: Humberto de Nito.


LAS EFEMÉRIDES: Son un retrato, un recorrido histórico, un día a día, a través de los sucesos, acontecimientos y personajes que marcan los hechos esenciales de nuestro pasado y también, de nuestro presente. 


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia, enlaces externos e imágenes de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

miércoles, 24 de agosto de 2022

ANFITEATRO MUNICIPAL HUMBERTO DE NITO

 



18 DE AGOSTO 1968  Anfiteatro. El diario La Capital informa en la fecha, a través de una imagen captada los avances del Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, en pleno proceso de construcción en el parque Urquiza. réplica de un teatro griego con capacidad para 3000 espectadores. El proyecto fue realizado por los arquitectos Giménez Rafuls y Solari Viglieno. Fue inaugurado durante la gestión del intendente Pablo Benetti Aprosio, en 1971.

Fuente: Diario la Capital Sec. Cultura 18-08-1968.


martes, 23 de agosto de 2022

ESCULTURA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO







 Un día como hoy, 18 de agosto, pero del año 1959, el primer obispo de Rosario, cardenal Antonio Caggiano, fue nombrado arzobispo de Buenos Aires por el Papa Juan XXIII. La escultura de la Virgen del Rosario ubicada en el cantero central Bv. Rondeau cercano al puente Rosario-Victoria es un homenaje de la ciudad al cardenal Caggiano. Esta es obra del escultor Eduardo Barnes, cuyo molde se ubica en el Museo de Arte Sacro en los fosos del Teatro El Círculo, como se puede apreciar en las imágenes.

 

LAS EFEMÉRIDES: Son un retrato, un recorrido histórico, un día a día, a través de los sucesos, acontecimientos y personajes que marcan los hechos esenciales de nuestro pasado y también, de nuestro presente. 


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia, enlaces externos e imágenes de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

lunes, 22 de agosto de 2022

JOSE DE SAN MARTIN Y SU PASO POR ROSARIO






 





Desde 1811  la Batalla de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, las gargantas del río Paraná fueron campo de batalla para el tránsito de los realistas. Las baterías que se instalaron en la Villa eran muy frágiles y se decidió desarmarlas y los 600 habitantes quedaron indefensos. Igualmente, su deseo de defender su territorio no decayó. Las baterías se trasladan a Punta Gorda (hoy Diamante, Entre Ríos). En enero de 1813, el coronel José de San Martín recibió la orden de ir a Rosario con sus granaderos para protegerla de los ataques, ya que había informes de saqueos en San Nicolás y San Pedro. Poco más de un centenar de granaderos salen del Cuartel de Retiro en Buenos Aires, casi no tenían uniforme, solo algunos oficiales lo usaban.El mismo San Martín dijo que quería evitar ser señalado y los obligó a vestirse con la poca ropa que tenían, para pasar desapercibidos. El 30 de enero llegaron los españoles a esta zona y muy cerca del descenso del sargento Cabral hoy, izaron la bandera de guerra española, pero sin provocar hostilidad alguna. El comandante de Rosario era un oficial nacido en la Banda Oriental, Hemeterio Celedonio Escalada (nombre que recibe el paso subterráneo cercano a la Estación Rosario Norte). La milicia contaba únicamente con 27 hombres armados con viejos fusiles, 30 de caballería con sables y chuzas (una especie de lanza tosca y rudimentaria) y un "pequeño cañón" tripulado por seis artilleros.Antes de que San Martín llegara a San Lorenzo, los maturrangos atacaron el convento, llevándose solo algunas gallinas y vegetales sin causar bajas. Mientras tanto, Escalada recibe noticias de la escuadra española a través de un preso paraguayo fugado, José Félix Bogado. Luego se une a los granaderos, obteniendo posteriormente el grado de coronel. Una localidad cercana a Rosario lo honra con su nombre, "Coronel Bogado". 

Cuando San Martín está por llegar a Rosario, se quita el uniforme militar y se viste de campesino con poncho y chambergo. El tránsito de San Martín es lento y lo hacen de noche y lejos de las orillas del Paraná, para no ser vistos por los realistas. San Martín tenía "miradores beatidores" que le daban informes del lugar, ya que el coronel no conocía estos llanos. La noche del 1 de febrero se pasa en el nido “Arroyo Ramallo”, todo bajo los árboles existentes en esa zona. Al día siguiente San Martín llega a Rosario y se encuentra con Escalada, quien se une a los granaderos con su "cañón chico" y algunas otras tropas. Al verlos no tan bien preparados y faltos de armas, les dice que lucharán si es necesario y se quedarán en la retaguardia.Continúa su recorrido por Rosario y se adentra en una amplia zona de ombús ubicada en lo que hoy es el Camino de los Granaderos, en el límite entre las colonias Parquefield y 1º de Mayo (Rucci). Una planta ubicada en la Plaza del Ombú (Avenida Kennedy y Gianneo) conmemora este acontecimiento. El lote fue declarado "bien de interés histórico y cultural". A esta hazaña se sumó el párroco Julián Navarro. Un encuentro especial es el que tiene San Martín con el comerciante británico John Parish Robertson, testigo privilegiado y cronista de la lucha de San Lorenzo. Se conocían por haber compartido temporada en Londres.El 2 de febrero por la noche, los granaderos de San Martín llegan al convento y se esconden en el patio, en silencio, sin encender fogatas. Desde la torre del convento, el coronel con un catalejo observaba las señales luminosas de las naves enemigas. Ya sabemos la historia que continúa. Luego de la batalla, un par de días después, regresa a Buenos Aires, pero ahora lo hace muy cerca del cañón, pasa por Rosario, visita Escalada y recorre gran parte de la zona de Saladillo y se adentra en el llano que terminará. . en buenos aires


Esta publicación incluye textos y fotografías de producción propia e imágenes de otros autores. 

Profe. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

viernes, 12 de agosto de 2022

ARZOBISPADO DE ROSARIO








El 12 de agosto de 1963 el obispado de nuestra ciudad fue elevado al rango de arzobispado y su Catedral a Metropolitana, siendo su primer arzobispo monseñor Guillermo Bolatti. 


Sede del Arzobispado de Rosario, se ubica en la esquina de las calles Córdoba y España.


LAS EFEMÉRIDES: Son un retrato, un recorrido histórico, un día a día, a través de los sucesos, acontecimientos y personajes que marcan los hechos esenciales de nuestro pasado y también, de nuestro presente. 


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia e imágenes de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

martes, 9 de agosto de 2022

LA BIDU LLEGÓ A ROSARIO









 El 2 de noviembre de 1942 se empezó a distribuir comercialmente en Rosario esta bebida, conocida como “La Bidú”, que estaba elaborada con hierbas aromáticas y también con especias naturales. No tenía alcohol y con su aparición se promocionaba que se conservaran las tapitas porque en el futuro se podrían canjear por importantes premios.


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia, enlaces externos e imágenes de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/


lunes, 8 de agosto de 2022

Otras voces, otros ámbitos

Por Rafael Ielpi

Los finales de la década del 60 y en especial los años 80 -los del surgimiento de la Troya Rosarina y de consolidación de algunos de los nombres del movimiento Canto Popular Rosario- iban a propiciar la aparición de otros lugares nocturnos, dedicados a algunas de esas propuestas musicales tanto como al jazz y a otros géneros, con una impronta renovada respecto a la que ostentaban las peñas y reductos del tango y el folklore.

No sólo en la escenografía de los mismos, en algunos casos refinada, sino en un mayor cuidado en el sonido, la iluminación e incluso el armado de los espectáculos, en los que cada vez había menos lugar para los improvisados y los espontáneos.

En esa nómina, siempre pasible de omisiones deben consignarse entre 1960 y 1970 locales como El Canal, que en 1968 funcionaba en San Lorenzo 982, que al tango y al folklore agregaba un género hoy popular: el flamenco; el Café del Arte, en Tucumán 961; la Pequeña Sala de Bolsillo, en San Lorenzo 1057 y el local de Canto Popular Rosario, en Corrientes 1518, que a partir de 1976 tendría sus días contados y por cuyo escenario pasaron los solistas y grupos de este heterogéneo, pero valioso movimiento.

Ya en los 80, la oferta se incrementaría con una numerosa serie de estos recintos en los que la presencia de la música urbana, el rock y propuestas que eran antecedentes inmediatos de los contenidos y formas de la Troya Rosarina, iban desplazando lentamente al tango y el folklore, que se reducirían a sus peñas tradicionales. En ese espectro se incluyen Pasaje San Telmo, en Tucumán 971; Viejo Oeste, en Mitre 528, donde solía agregarse a la música el espectáculo teatral; Meridien, en Santa Fe 1581, que incluía los "martes de folklore", conducidos por Ernesto Mariano, y El Aljibe, de Córdoba 2549.

En la misma década, la mayor sofisticación y cuidado por el espectáculo tendría algunos ejemplos notorios como el Bar Latino, de Víctor Ramírez, en Corrientes 521, por el que pasaría buena parte de la música rosarina de nuevo cuño; el Café de Abalorios, en Rioja 1450, que a su condición inicial de café-pub agregaría luego el espectáculo musical, o el Morgan Pub, de Gurruchaga 498, en Alberdi.

Los 80 iban a ser años signados por la recuperación democrática, que promovería un resurgimiento cultural visible, con la apetencia participativa de un país amordazado por casi siete años de dictadura. Aquellos boliches nocturnos fueron una abierta posibilidad de comunicación entre los artistas y la gente. De ese período son, con diferencias de géneros y de climas, La Casa del Artista de Variedades, en Callao 326; La Placa Bar, en Rioja 571; Almacén El Porvenir, en Necochea y Zeballos; el Café del Este, de 3 de Febrero 2417, de Carlos Berrini y "Chelo" Molina; Casagrande, en la misma calle entre San Martín y Maipú; Pago de los Arroyos, en Avda. Beigrano y Sargento Cabral; El Solar, de Necochea y Zeballos; Culture Club, en San Luis 2117 y La Casa del Bajo, en Avda. Beigrano al 400, de Horacio Colovini y Eduardo Mastrogiuseppe, donde actuarían artistas tan diversos como Carlos Barocela y Antonio Tarragó Ros, y más de un rosarino consagrado.

En los 90, El Martillo de Entre Ríos 228 inaugura con Leo Masliah la última década del siglo XX. En ella, nuevos locales mezclarían exitosamente el café-bar con el espectáculo y en algunos casos con la librería, como La Puerta, en Entre Ríos al 600 -a la que sucedería fugazmente La Compuerta-, agregando recitales de poesía y música a las exposiciones plásticas, como La Muestra, de San Luis y Juan Manuel de Rosas, o el teatro, como el Café Berlín, en Pje. Zavalla 1128. O el Café de la Opera, de Laprida y Mendoza, en la esquina del teatro inaugurado en 1904 como "La Opera", en el apogeo teatral de la ciudad de comienzos del siglo XX.

También propician la poesía, la presentación de libros y los mini-recitales de música, otros locales como el remozado El Postal, en Buenos Aires 829, y Floreal, en Corrientes al 700. Otros, como Cherie, en Urquiza y Dorrego o Fausto, en Tucumán 1287, sirven -del mismo modo que lo hacen decenas de pequeños "boliches" en distintos sectores de la ciudad- de escenario para que las nuevas bandas de rock de Rosario hagan conocer un repertorio que bien parece anunciar una segunda Troya seguramente más confrontadora y ácida.

En todo caso, ya sumergida en las novedades del tercer milenio, la ciudad parece haber perdido acaso definitivamente aquella envidiable posibilidad de reunirse para cantar, compartiendo un vaso de vino, alguna de las canciones que hoy se rememoran, también, como parte de un pasado que no retorna.

Fuente; Extraído de la revista de vida cotidiana (1960-2000)

jueves, 4 de agosto de 2022

ASOCIACION ISRAELITA DE BENEFICENCIA KEHILA ROSARO



UBICACIÓN: Paraguay 1152


La Asociación Israelita de Beneficencia (AIB) – Kehilá Rosario fundada en 1903, surge de la fusión de la Sociedad de Beneficencia y la Jevra Kadischa. Uno de los motores del surgimiento de la AIB es la necesidad de disponer de un cementerio judío, siendo así en 1905 se colocó la piedra fundacional del mismo. Con un gran crecimiento de la población judía en Argentina y una latente necesidad de integrarse a la sociedad local, la Kehilá de Rosario se transformó en la articuladora de la participación judía. El edificio donde se erige la Asociación Israelita, representa la hazaña de un grupo de personas tenaces en su vocación y persistentes en su acción. El terreno situado en la calle Paraguay 1148/52 se compró en 1923 y la piedra fundamental se colocó en 1925, inaugurándose ocho años después: el 12 de marzo de 1933.

Fuente: AIB

#rosariofotografías #historia  #streetphotography #patrimonio #kehila #turismo #rosariociudad #fachadas #sinagoga #religion #rosarioargentina #rosario  #comunidadjudia #arquitectura 

#cultura #rosariosantafe #paisajeurbano

martes, 19 de julio de 2022

Las peñas del 2x4

 



Por Rafael Ielpi

Casi un calco de lo ocurrido con las peñas folklóricas rosarinas es la cronología de las peñas de tango, que también desde la década del 60 comenzaron a abrir sus puertas a los amantes del género, con la posibilidad de mezclar a anónimos émulos de Rivero, Floreal Ruiz o Alberto Morán con algún cantor reconocido de Buenos Aires o alguno de los muchos buenos intérpretes locales.

La primera de las recordadas se instaló a mediados de los 50 en barrio Saladillo: estaba a una cuadra de la CAP, y allí se hacía un tango más bien campero y folklore; era de Pepe D'Urso. En ese tiempo era mal visto que alguien anduviera con la guitarra por la calle -recueda Jorge Imperiale-; hasta el policía que andaba de rondín con el silbato nos paraba para pedir documentos. Todavía no había empezado la época del furor de las peñas, así que cuando la descubrimos nos tomábamos el tranvía y nos íbamos para allá...

Pero la condición iniciática le correspondería entre 1962 y 1965 a Tango Bar, en Dorrego y San Juan, propiedad de un entrañable personaje de la noche tanguera: Raúl Mendoza, "Mendocita", glosista y animador, conductor de programas radiales y él mismo figura imprescidible en la cronología de las peñas de tango. Mendoza insistiría regularmente con locales parecidos: entre 1965 y 1968 cor. Mi Rincón, en Cortada Rlcardone 71, un año después en Mitre 811 y entre 1970/71 en Maipú 1189, siempre con el mismo nombre, para abdicar del mismo recién en 1974/75 cuando abre Mis ladrillos, en Mendoza al 1200.

"Mendocita" es el mejor referente del apogeo de las peñas tangueras: En el 62 se produce la hecatombe de la popularidad del tango: se cierran todas las milongas que había en Rosario, como Instituto Tráfico, El Luchador, Sportivo América, el Social Zona Sur y se acaban los bailes por varias razones. El Club del Clan, la popularidad de Los Beatles barren todo el país. Quedan Julio Sosa, Osvaldo Pugliese, Troilo forma un cuarteto... En Rosario ya estaban las peñas folklóricas como el 7 de Línea y La Tasca y nosotros queríamos ir con las barras a hacer tango; llevábamos los cantores y las guitarras y no nos dejaban. Entonces, con mi hermano, pusimos en el 62 Tango Bar, en la esquina de San Juan y Dorrego. Era una peña de tango, que hasta ese momento no había en Rosario.

Las peripecias más variadas sacudirían a aquellos esforzados pioneros como Mendoza: En el 68169 me voy con Mi Rincón a Mitre y Córdoba y me agarra la época del Rosariazo. Todos los despelotes pasaban por esa esquina y todos los días había gases lacrimógenos: era un desastre, y para colmo el dueño me cobraba por semana: me fundí. Pero ahí los traje a Centeya, Carlos Dante, Morán. Hacer plata era imposible: si hacés una peña de tango para hacer guita no tenés que ser tan guero. Yo traía contratados a Osvaldo Ardizzone, a Héctor Gagliardi, a todos los buenos poetas y buenos músicos. Traje a tipos que a mi me gustaban y quería compartirlo...

Es desde mediados de esa década del 60 cuando estos refugios para tangueros comienzan a proliferar con mayor notoriedad en toda la ciudad. En 1965, por ejemplo, eran opciones de este tipo las peñas del Bochín Club, de Unburu y Ovidio Lagos, en la que actuaba habitualmente la orquesta de Juan Antonio Manzur; la que funcionaba en el Quartier Latin de Pasaje Zavalla 1132; La Cueva del Tango (nombre caro, en este período, a más de uno de estos reductos), en Sarmiento 477 o La Bordona, que en enero de 1961 se inaugurara como peña de tango.

La peña de Agustín Garnero, bandoneonista rosarino de grandes aptitudes, que había integrado la orquesta de Miguel Caló, ofrecería en los inicios de los 60 -en Córdoba al 2700- la posibilidad de excelentes veladas tangueras, con la participación de su excelente orquesta y el cantor Elbio Cobos. Allí se presentarían, además, muchos de los cantores y cancionistas de la ciudad y también artistas porteños de relevancia.

Su momento de popularidad ostentaría años después -en 1968- la Peña de la Amistad, en San Luis 1364, en el subsuelo del "Hotel Europeo", donde el número principal era un dúo integrado por dos notables instrumentistas: el bandoneonista Miguel VettoreIb, que terminaría radicándose definitivamente en Miami, y el guitarrista Carlos Peralta; Caño 14, en Sargento Cabral 169, que pretendia emular el éxito de su homónimo porteño de San Telmo, y El Farolito, en Tucumán 1137, fueron otros "palcos" tangueros de ese mismo período de apogeo.

En el comienzo de la década del 70 eran propuestas vigentes la Peña Rancho Grande, en Pasco esquina Mitre, en la tradicional zona del viejo Mercado de Abasto; Tango 70, en Urquiza 1747, en cuya inauguración, en junio de 1970, actuaría no un número tanguero sino el dúo Arbós-Narváez, pioneros del folklore, y Mis tragos, en San Luis al 600, contra la que al poco de inaugurada atentarían con una bomba.

En mayo de 1970 abriría sus puertas otra peña bautizada también co- mo La Cueva del Tango, en Avda. Belgrano 202, aunque ésta sería una de las más permanentes en el tiempo dentro de ese género de locales dedicados con exclusividad al 2x4, y por ella desfilaría prácticamente la mayor parte de los grandes nombres durante casi una década y media. La peña-espectáculo, cuyo propietario era Mario Calcerano, fue además una de las pocas que consiguiera éxito económico.

Competidoras empeñosas de ella en esos años serían Viejo Rosario, de 27 de Febrero esquina 25 de Diciembre; la "tanguería" Discepolín, en Crespo y Catamarca; Chiqué, en Pasco y Entre Ríos, y ya en los 80, en Corrientes al 500 y La Trinchera del Tango -toda una definición- en Sarmiento al 2000, en la que Herminio Baggini, locutor, hombre del radioteatro y del tango, animaría sucesivas noches de homenaje a la música rioplatense.

Ya en los años finales de la dictadura militar iniciada en 1976 y hasta mediados de los 80, las peñas tangueras sostendrían su fervor cuando muchos de los grandes nombres de la evolución instrumental y poética del tango habían desaparecido o hacían destellar sus últimos esplendores. En todas ellas, como en las folklóricas y salvo honrosas excepciones, la decoración era igualmente austera y a veces inexistente ya que lo importante para los concurrentes era escuchar lo que para ellos sonaba como ninguna otra música.

Sería el caso de la Peña Carlos Gardel, en Cochabamba 570, donde coexistirían tango y folklore; La Gaviota, de Maipú 1820, con características similares a la anterior, lo mismo que Viejo Abasto, en Sarmiento y Pasco, y La Bayuca, también en la zona del Mercado de Abasto, en Sarmiento e Ituzaingó, donde junto al tango solían mezclar-se expresiones de música urbana, y cuyo propietario, Rogelio "Bombi" Tixe, se lucía noche a noche con una personal versión de "Garúa", demandada siempre por el público.

Ninguna variante destacable se advertiría en los años finales del siglo en esos ámbitos tangueros fieles a repertorios transitados pero no por ello menos entrañables y en esa corriente se inscriben, al borde del milenio, Rojo Café Concert, en Necochea y Riobamba, Radio Café, en el Pasaje Alfonsina Storni 723, frente a la vieja Plaza López, o Caroco, en Córdoba 4815, donde el 2x4 suele mezclarse) con ritmos más dinámicos como la salsa o el merengue caribeños.

Fuente; Extraído de la revista de vida cotidiana (1960-2000)

miércoles, 29 de junio de 2022

EL RECORDADO "COCKTAIL ELENA"








– En la avenida de la Libertad casi Ayacucho existía el legendario “Cocktail Elena”. Algunos que lo conocieron en sus inicios, dicen que ya en 1956 existía y que la construcción del edificio ya existía y que era muy simple. También se argumenta que la propiedad fue utilizada por la Municipalidad unos años antes y también algunos vecinos del barrio argumentan que pertenecía a la Yerbatera Martin, que estaba enfrente. Al momento de inaugurarse, tuvo gran repercusión su nombre, ya que la palabra “cocktail” no era muy habitual en este tipo de comercio. “Elena” era el nombre de la propietaria. En la actualidad la vegetación ha cubierto gran parte de la barranca y se han instalado juegos para los más pequeños. En una de las fotos de esta publicación se advierte la presentación del grupo “Los Dangers”. Canal 5 salía a transmitir en exteriores y a veces utilizaba la avenida Belgrano. 


Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia e imágenes otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/

martes, 28 de junio de 2022

PLAZA LIBERTAD





Las memorias del Viejo Mercado
Durante medio siglo la actual plaza Libertad y sus alrededores fueron eje de la principal feria de frutas y verduras de la ciudad de Rosario. Ex comerciantes y vecinos reviven una cultura creada en torno al arduo trabajo de quinteros, puesteros, medieros y changarines.
"Y para qué vamos a ir al teatro si a los personajes los tenemos aquí?", se preguntaba, con razón, Augusto Gotardo Cambiaso, un genovés que tenía el bar, restorán y hospedaje homónimo con su cuñado José, en Pasco 1136 y 1134, frente al viejo Mercado de Abasto, ese ícono que marcó a fuego la historia del barrio transformado en una Pequeña Italia, donde predominaban los genoveses y los sicilianos.

Enclavada en el cuadrado mágico de Pasco, Sarmiento, Ituzaingó y Mitre, la principal feria municipal de verduras, frutas y hortalizas funcionó desde 1918 hasta el 12 de enero de 1969. Con un ritmo febril durante casi todo el día y hasta parte de la noche (de 5 a 10 y de 14 a 18), le otorgó una fisonomía propia al barrio que lleva su nombre, según la ordenanza aprobada en diciembre del año 2004, propuesta por la Vecinal Solidaridad Social.

"Los quinteros venían con el delantal canguro y sacaban los bollos de billetes del bolsillo delantero y se los daban al empleado del Banco Municipal, que funcionaba junto a la administración del mercado, en el centro. Pero ni la contaban y le decían: «¿Me la deposita y mañana me dice cuánto hay?»", sorprende Néstor Cozzi, hijo y sobrino de Domingo y Héctor, que tenían un puesto de bananas por Sarmiento, al lado del bar Cívico.
"El mercado funcionaba como una bolsa de comercio. Había que saber vender la verdura porque, si no, se te pudría. Los puesteros te mandaban a mirar la mercadería y a escuchar los precios de la competencia. Una fruta muy difícil de vender era la frutilla porque había mucha, era cara y se te picaba enseguida. Yo era un pibe y un día vendí un cajón de frutillas. No sabés cómo me felicitaban", recuerda Antonio Di Gregorio, cuyo padre homónimo tenía una carnicería en Pasco 1090 y luego un piso donde vendía ajo en el Abasto.

Como si el Abasto hubiera tenido el destino escrito de su antecesor -que funcionó en la actual manzana de los Tribunales Provinciales entre 1856 y 1918-, el mercado fue mudado en 1969 al actual predio de bulevar 27 de Febrero y San Nicolás, por un lado, y al de Fisherton, por otro, a raíz de las quejas de los vecinos, según rezan las crónicas de la época, en las ediciones de La Capital y otros diarios rosarinos, desde 1932.
"¿Tenés ranas? Esta noche somos doce". Desde la vereda de enfrente el Gringo Gastaldo, que tenía un puesto en el mercado, le preguntaba el menú y le hacía una reserva a su paisano, el dueño del viejo Cesarín, el tradicional restorán de Sarmiento e Ituzaingó. Perdón: Ituzaingo, como todavía le dicen los vecinos de antaño.

Luis Tebai, sólo reconocido como Gino, era un tano de Parma que fue mozo del mercado, pero fundamentalmente fletero. Arrancó con un Chevrolet 35 y terminó con un Reo 42, una marca que le caía pintada al Abasto, como si las casualidades no existieran. "Pero nadie lo conocía por el nombre: acá era Gino para todo el mundo", advierte el Barba, su hijo.

El Abasto era una generosa construcción de paredes de material de 45cm, techos de estructura de hierro y chapas de cinc, y puestos exteriores identificados con chapitas azules con los números blancos esmaltados, como los de las casas, y el nombre del comercio pintado sobre la persiana del frente.
El mercado estaba atravesado por un par de calles empedradas paralelas, que corrían de Pasco a Ituzaingó, y por otra que lo hacía entre Mitre y Sarmiento, más una segunda arteria que entraba por Mitre, pero que sólo llegaba hasta el centro del predio.

Ocupaba casi toda la manzana, excepto una gran parte de la cuadra de Sarmiento donde habían quedado inmuebles particulares transformados en puestos que eran alquilados y algunas casas de familia, como las de los Siciliano, Tuoto, Gavilán y Bilbao.

"Mitre corría hacia el sur y Sarmiento hacia el norte y los autos estacionaban a la izquierda porque tenían el volante a la derecha, de la época de los ingleses. Por Mitre pasaban el 7 y el 18, los tranvías que a veces tenían que esperar que corrieran los carros que estaban parados sobre la vía", advierte Jorge Luis Gavilán, hijo de Luisa García, una partera malagueña que en 1934 vivía en Sarmiento al 1900.
"A la tarde bajaban el precio de la verdura para no clavarse", advierte Di Gregorio. "Y los días de lluvia valía más cara porque sacaban menos", completa Cozzi. En la playa central comercializaban la verdura, que los quinteros de nuestra ciudad y la zona traían en carros, chatas (carruajes sin barandas) o camiones, y donde cada mediero alquilaba un piso: su lugar contratado a la Municipalidad. "El mediero recibía la verdura y la revendía porque el quintero no podía hacer todo", informa Norberto Sola, más conocido por su apellido materno, Campilongo, cuyo tío Orlando comercializaba bananas en el puesto Nº18, situado en Mitre casi Ituzaingó.

Los puestos exteriores comercializaban frutas u hortalizas, tenían cuatro metros de frente por seis de fondo, entrada y salida externa e interna, y algunos contaban con sótano, donde los bananeros maduraban la fruta con calefacción a gas. En Sarmiento e Ituzaingó estaba el puesto del bananero Gastaldo -tío del Barba Tebai-, Tito Di Pinto, el bar Cívico, Domingo y Héctor Cozzi -padre y tío del Nolo, uno de los memoriosos del Abasto-, Pisani, Da Silva, Rúa, la calle interna, el club Pleamar, la peluquería de Juan Vinciguerra y los puestos de Hilario Manso y Gassolla.
En Pasco y Sarmiento estaba el cebollero Labombarda y por Pasco seguían Canela, la Cooperativa de Quinteros, Gramegna, la calle interna, Tadeo, Lamolla, Cellamare, el restorán genovés de los hermanos Parodi, y Angel Leonardo Gavosto, la conejera de los Di Palma (tenía once varones), Di Gregorio, Galli, Rullo e hijos y el bananero Pascual Guida.

Por Ituzaingó desde Sarmiento se alineaban los puestos de Gironacci, Capello, la basurita (el depósito de residuos del mercado), Senatore, la calle interna y los puestos de Pastinante, Serón, Hilario Manso, Frutafres (de Budacci), Romero, el otro portón, Damiani, De Gaetano y Pafundi. Y en la esquina de Mitre e Ituzaingó se situaban los puestos 20, 21 y 22 del bananero Luis Manso. Por Mitre seguían los bananeros Vernier (19), Campilongo (18), Primo Montecchiari (17), Matta (16) y Vicente Manso (15), separados por la calle interna de Termini (14), Pauletti, Muzzolón, Plá y Cía, Speciale y Miadonna, el otro portón, Alessandría y Ferrari, Piazza, el bar Félix y Di Pinto.

Y entre las calles internas que daban a Sarmiento e Ituzaingó surgió Pueblo Nuevo, el ingenioso nombre que le pusieron a una serie de locales agregados.

Cafetín del Abasto
"El Abasto era un mundo muy especial", define Colombina Cambiaso, la hija y nieta de los dueños del hospedaje homónimo. "Alrededor del mercado había una gran cantidad de comercios como bares, restaurantes y hospedajes, así como almacenes, semillerías, canasterías y peluquerías, que trabajaban con la gente del Abasto".

Un clásico del mercado eran los bares y restoranes, algunos con hospedaje. Viejos cafetines con despacho de bebidas en el mostrador y mesas de billar y casín y canchas de bochas, como el bar Cívico, el café del club Pleamar y el bar El Luchador.

Por Ituzaingó casi desde Sarmiento había cuatro bares: el de Juan Bautista Coniglio, el café Huracán, el café Ituzaingó y el de Graziadío. "El Ituzaingó era más bacán, igual que el Huracán, que estaba casi esquina Sarmiento, pero el de Graziadío, que quedaba hacia Mitre, era el boliche de los crotos. Ahí se juntaba el crotaje del mercado. Graziadío era el mozo y el boliche tenía esos muebles oscuros", recuerda el Petiso Campilongo.
En la ochava sureste de Pasco y Sarmiento abría sus puertas el café Catalano. "Y por Pasco, frente al mercado, estaban el bar de Elías Galli, a mitad de cuadra, y el de Raneri, al lado del almacén de Giamugnani, en la esquina de Sarmiento", rememora el relator Domingo Benevento, que jugó de wing izquierdo en Pleamar, el club del Abasto.

Un párrafo aparte merecen los almacenes de entonces: viejos bodegones que tenían de todo, hasta despacho de bebidas con mostrador de estaño y cancha de bochas, y donde casi toda la mercadería se vendía a granel. Si parece ayer cuando la despensa contaba con la infaltable fideera, un viejo mueble de madera con cajones de frente vidriado; las bolsas de harina, yerba y azúcar; la encantadora máquina de bronce de moler café, los imperdibles barriles de vino, las encantadoras botellitas de Chinchibira -que tenían como tapa una bolita de vidrio con una birola de goma- y los cajones con latas de aceite de oliva.

Entre los almacenes se destacaban el de Aurelio Giamugnani e hijos, en la ochava noroeste de Pasco y Sarmiento, los mayoristas de Arturo D'Antonio y de Lande, en las ochavas sureste y suroeste de Sarmiento e Ituzaingó; el almacén mayorista de Felipe Martínez, en la ochava noreste de Pasco y Mitre, y el de don Fidel, por Ituzaingó entre Mitre y Entre Ríos, en la vereda sur. "Allí nos servíamos vino del barril cuando teníamos 12 años y comíamos unas inolvidables picadas de salame y queso, que don Fidel -un hombre callado y con los párpados caídos- cortaba en el momento y te servía sobre papel estrasa. Y me acuerdo de que las mesas eran de tapa lustrada y les había pintado las patas de azul", recuerda el Petiso Campilongo.
Entre las semillerías sobresalían las de Ghiglino y Costa, por Pasco, la de Luis Ansaldo, por Ituzaingó, y otra por Mitre.

El Abasto tenía su propio mercadito: venía todo tipo de carnes y lácteos, en puestitos de feria ubicados en la ochava de Pasco y Mitre. Allí estaban los chancheros gallegos, "que eran hermanos, uno petiso y otro lungo", "el gallinero que tenía las gallinas vivas, vos elegías una y la revoleaba y le estiraba el cogote" cuenta Campilongo- y la pescadería de los Del Canto, "donde los caracoles se escapaban de los cajones de madera", confía Mingo Benevento, cuya familia tenía un depósito de ajo en Mitre 1861. "Mi papá me llevaba a la quesería del mercadito cuando yo era una nena y el quesero me daba de yapa un vasito de vidrio con dulce de leche", confía Yolanda Cambiaso.

Una peluquería por cuadra
Otra postal del espíritu del Abasto eran las peluquerías, al punto que había una por cuadra: la de Muzzolón, por Pasco; la del Petiso Amílcar Ariotti, por Mitre, entre el hospedaje del Portugués y el bar El Luchador; la de Don Antonio, por Ituzaingó, entre el bar de Coniglio y el café El Huracán; y la de Juan Vinciguerra, situada en el mercado, por Sarmiento, cerca del club Pleamar. "Yo era un pibe que miraba por el vidrio de la peluquería y del café Pleamar y me llamaba la atención cómo preparaban la crema de afeitar en Vinciguerra y cómo jugaban todo el día y toda la noche al billar y al casín en el club", cuenta Di Gregorio.
"Los quinteros leían el diario bajito porque si lo levantaban se los rompían a papazos o se los quemaban. Y se sentaban en un cajón de fruta vacío puesto con la boca hacia adelante porque, si no, desde atrás se los llenaban de papeles y les prendían fuego", se ríe el Nolo Cozzi, como un chico.

Otro país y hasta otro mundo por donde se lo mire. El Gringo Gastaldo acostumbraba a invitar a sus amigos a cenar ranas al Cesarín o directamente compraba un enorme corte de carne en el mercadito y compartía en su casa y con sus amigos del Abasto su menú favorito: costeletas con huevos fritos para todos.

El Abasto era una Pequeña Italia. Un mundo de la cultura de los quinteros e inmigrantes que tejieron un denso entramado entre el duro trabajo de la tierra y las agotadoras y afiebradas jornadas del mercado, que comenzaban a las 5 de la mañana y terminaban bien entrada la tarde, y que generaban un gran movimiento económico, del que vivían numerosas familias. Increíble pero real, cualquier visitante que no peine canas o que venga allende Rosario no podrá enterarse de que en la plaza Libertad y sus alrededores existió un mundo propio de una película de Ettore Scola: el cuadrado mágico del Abasto.
Fuente: La Capital
Fotos: 28-06-2015
#rosariofotografías #cultura #streetphotography #Patrimonio #historia #rosariosantafe #educacion #turismo #rosario #rosarioargentina #arquitectura #paisajeurbano #rosariocity

lunes, 27 de junio de 2022

AEROPUERTO DE ROSARIO








INAUGURACIÓN DEL AEROPUERTO DE ROSARIO - 26 de Junio de 1970: Fue inaugurado el nuevo edificio de la estación del Aeropuerto Internacional Rosario. La pista pasó a contar con una longitud de 2.400 metros de largo por 30 de ancho, apta para operar el descenso de aviones cuatrimotores o birreactores jet del tipo Caravelle o Bac III. Asimismo, se construyó una plataforma de llegada de aviones frente a la aeroestación, con capacidad de recepción para tres máquinas comerciales simultáneamente, provista de calle de carreteo, calles de acceso y zonas de estacionamiento. El edificio principal contó con una superficie de más de 1.700 metros cuadrados, con un amplio vestíbulo para pasajeros y público, confitería y comedor, en dos plantas, bar, cocina, dependencias para el personal de vuelo y servicios sanitarios, jefatura policial, aduana, cabina telefónica, entre otras instalaciones.


LAS EFEMÉRIDES interesan para profundizar acerca de sucesos, acontecimientos, fechas, personajes, celebraciones, de nuestro pasado, cercano o lejano, y que invisten cierto grado de importancia para uno o varios sectores de la población.

Esta publicación comprende textos y fotos de producción propia, enlaces externos y de otros autores. 

Prof. Eduardo D. Guida Bria.

https://www.facebook.com/matices.derosario/