Desde 1811 la Batalla de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, las gargantas del río Paraná fueron campo de batalla para el tránsito de los realistas. Las baterías que se instalaron en la Villa eran muy frágiles y se decidió desarmarlas y los 600 habitantes quedaron indefensos. Igualmente, su deseo de defender su territorio no decayó. Las baterías se trasladan a Punta Gorda (hoy Diamante, Entre Ríos). En enero de 1813, el coronel José de San Martín recibió la orden de ir a Rosario con sus granaderos para protegerla de los ataques, ya que había informes de saqueos en San Nicolás y San Pedro. Poco más de un centenar de granaderos salen del Cuartel de Retiro en Buenos Aires, casi no tenían uniforme, solo algunos oficiales lo usaban.El mismo San Martín dijo que quería evitar ser señalado y los obligó a vestirse con la poca ropa que tenían, para pasar desapercibidos. El 30 de enero llegaron los españoles a esta zona y muy cerca del descenso del sargento Cabral hoy, izaron la bandera de guerra española, pero sin provocar hostilidad alguna. El comandante de Rosario era un oficial nacido en la Banda Oriental, Hemeterio Celedonio Escalada (nombre que recibe el paso subterráneo cercano a la Estación Rosario Norte). La milicia contaba únicamente con 27 hombres armados con viejos fusiles, 30 de caballería con sables y chuzas (una especie de lanza tosca y rudimentaria) y un "pequeño cañón" tripulado por seis artilleros.Antes de que San Martín llegara a San Lorenzo, los maturrangos atacaron el convento, llevándose solo algunas gallinas y vegetales sin causar bajas. Mientras tanto, Escalada recibe noticias de la escuadra española a través de un preso paraguayo fugado, José Félix Bogado. Luego se une a los granaderos, obteniendo posteriormente el grado de coronel. Una localidad cercana a Rosario lo honra con su nombre, "Coronel Bogado".
Cuando San Martín está por llegar a Rosario, se quita el uniforme militar y se viste de campesino con poncho y chambergo. El tránsito de San Martín es lento y lo hacen de noche y lejos de las orillas del Paraná, para no ser vistos por los realistas. San Martín tenía "miradores beatidores" que le daban informes del lugar, ya que el coronel no conocía estos llanos. La noche del 1 de febrero se pasa en el nido “Arroyo Ramallo”, todo bajo los árboles existentes en esa zona. Al día siguiente San Martín llega a Rosario y se encuentra con Escalada, quien se une a los granaderos con su "cañón chico" y algunas otras tropas. Al verlos no tan bien preparados y faltos de armas, les dice que lucharán si es necesario y se quedarán en la retaguardia.Continúa su recorrido por Rosario y se adentra en una amplia zona de ombús ubicada en lo que hoy es el Camino de los Granaderos, en el límite entre las colonias Parquefield y 1º de Mayo (Rucci). Una planta ubicada en la Plaza del Ombú (Avenida Kennedy y Gianneo) conmemora este acontecimiento. El lote fue declarado "bien de interés histórico y cultural". A esta hazaña se sumó el párroco Julián Navarro. Un encuentro especial es el que tiene San Martín con el comerciante británico John Parish Robertson, testigo privilegiado y cronista de la lucha de San Lorenzo. Se conocían por haber compartido temporada en Londres.El 2 de febrero por la noche, los granaderos de San Martín llegan al convento y se esconden en el patio, en silencio, sin encender fogatas. Desde la torre del convento, el coronel con un catalejo observaba las señales luminosas de las naves enemigas. Ya sabemos la historia que continúa. Luego de la batalla, un par de días después, regresa a Buenos Aires, pero ahora lo hace muy cerca del cañón, pasa por Rosario, visita Escalada y recorre gran parte de la zona de Saladillo y se adentra en el llano que terminará. . en buenos aires
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Profe. Eduardo D. Guida Bria.
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