Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

Vistas de página en total

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una francesa de leyenda

Por Rafael Ielpi

No debe sorprender entonces que tanto sobre el lugar como sobre su responsable femenina (acerca de cuya identidad y destino ulterior no se conocen pistas verificables salvo la larga saga de testimonios personales cuya veracidad es pasible también de dudas en muchos casos y algunos documentos que tampoco definen en forma terminante la incógnita) se hayan escrito cosas como ésta, aparecida en el diario Rosario Gráfico, de Caifaro Rossi, en abril de 1932: Fingida o real, local o internacional, Madame Safo es la mujer con más aureola con que cuenta Rosario, la que primero martillea en la memoria al desembarcar por Súnchales. Y ella quedará como no ha quedado todavía ningún artista, ningún literato, ningún hombre de negocios. En Retiro, los familiares de quienes via­jan con destino a Rosario soplan al oído de éstos frases de sonoridad volup­tuosa: "¡Cuidado con la Safo!", "¿Van a visitar a la Safo?"
No faltan incluso ficciones literarias que intentan dilucidar, siguiendo tal vez pistas reales, la historia de aquella "casa del placer" y de quien bien pudo ser su dueña o regenta o por lo menos la primera Madame Safo. Es el caso de Esther Goris en Agata Galiffi. La flor de la mafia, novela donde aparecen nombres y apellidos que, hábilmente, se pretende vinculados al prostíbulo más famoso de la ciudad.
La residencia tenía un pasado. Según se decía, la familia Irurzún, que la había hecho construir, la cerró hacia comienzos de siglo, después de la muerte de Dolores, la anciana que había reinado sobre ellos desde que tenían memoria, presidiendo los acontecimientos y aniversarios familia­res. La sucesión fue penosa y prolongada, obstaculizada por los rencores de aquellos que habían estado cerca de Dolores hasta sus últimos días y los otros, ¡os que acudían recién ahora a reclamar sus derechos. Finalmente se decidió venderla con todos sus muebles en 1916. Cuando la condesa Miklas Estehazi, a quien un oscuro misterio la había llevado desde Budapest hasta Rosario, se mostró interesada por la casa, la familia se tranquilizó. Después de todo, ese panteón familiar quedaría en manos nobles. A los Irurzún se los tragó la corriente de la inmigración con la que se mezclaron hasta desaparecer. En cambio, la condesa se mantuvo apar­tada de la sangre fresca que continuaba bajando desde Europa, y como esfinge de piel blanca, reinó sobre patios y salones que el afán de ciertos arquitectos transformó en un recuerdo de la Alhambra. La discreción que imponía el tema no impidió que se la conociera rápidamente como la casa de Madame Safó: ya nadie se interrogaría sobre la validez de su título de condesa...
(Esther Goris: Agata Galiffi. La flor de la mafia. Editorial Sudamericana, 1999)

Un olvidado y acaso olvidable novelista, José María de Pedrera, cuyo nombre tiene todas las características de un seudónimo, men­ciona un dato que marca también la fama de aquel prostíbulo y de su legendaria madama, capaz de convertir al primero en ámbito de aga­sajos y a la segunda en elegante anfitriona: Cuando a la ciudad llegabaalguna persona destacada en política, literatura, ciencia o en cualquier otra acti­vidad, a quien hubiera de atenderse u homenajearse, era el quilombo el lugar del agasajo; en el salón principal, algunos de los cuales estaban decorados con refinamiento y lujo, se tendían las mesas en banquetes o vinos de honor, afirma en una de las páginas de Doña Casta: historia de una gran mujer, su única novela conocida.
Yo fui muchas veces a los quilombos cuando era joven. No los tengo a todos en la memoria porque pasó mucho tiempo pero sí me acuerdo del Madame Safo, porque era el mejor de todos. Yo fui varias veces, cuando podía juntar unos pesos, porque era de 5 mangos y había que juntar para eso: para el tranvía, para fumar, para tomarse algo en el quilombo o en alguno de los boliches, así que no era fácil la cosa para los que trabajába­mos. La madama era una rubia bastante buena moza que tendría unos 40, 45 años más o menos, y no se daba mucho con los clientes. Bah, con algunos clientes sí, porque en más de una ocasión la he visto jaranear con muchos tipos del centro: médicos, abogados, muchos políticos de esa época, que iban y charlaban con ella como si fueran compinches. Yo nunca hablé; apenas la veía moverse adentro del quilombo como una señora... Tenía un porte bárbaro, pero nunca la vi meterse en la pieza con alguno. Se ve que no estaba en eso. Algunos decían que el marido era el dueño de ese quilombo, pero no sé si era cierto o son macanas...
(Julián Chandro: testimonio personal recogido en octubre de 1985)

El "Madame Safo" tenía, además de sus aún subsistentes caracte­rísticas arquitectónicas (mucho más notorias que las de otros prostí­bulos), un aura selectiva que constituía parte de su fama y que dejaba inexorablemente afuera de sus habitaciones a quienes, por su condi­ción social o su indumentaria no garantizaran el pago de los 5 pesos de rigor o apareciesen como eventuales promotores de algún incidente que desentonara con el "buen tono" del lugar. La categoría social de muchos de sus habitúes, la relevancia política local o regional de otros, eran circunstancias que hacían aún más necesario cierto recato en esos locales, que evitara en lo posible la intervención policial, por más que la misma no pasaba, si había gente notoria en el recinto, de un simple expediente cuando no de un simulacro.
Había un requisito para ser admitido en el Safo. Un examen a tra­vés de la mirilla de la gran puerta de cedro labrado. Resistimos la prueba. La puerta se abrió y entramos: un grandote de smoking se hizo a un lado y nos sumergimos en un corto corredor, muy ancho, piso y zócalos de mármol, macetas y flores a los costados, una puerta cancel de cristales tallados, abierta, y con todo eso, una fresca atmósfera per­fumada rescatándonos de la canícula. Rumor de ventiladores por todas partes, voces discretas, sin gritos... Mujeres cruzando lánguidamente ese espacio, con una belleza que aún no había empezado a marchitarse, suaves bajo las ropas traslúcidas de soiré, casi aladas, piernas perfectas surgiendo por la hendidura de los vestidos, firmes sobre los pies también firmes en los zapatos de raso, las medias de seda, elevados sobre taco­nes Luis XV Una estudiada distinción planeaba sobre todas esas muje­res y el menor de sus movimientos. Y Madame Safo, enseguida supe que era ella, como una marquesa, enarbolando su larga boquilla de espuma de mar y virolas de oro, avanzando hacia nosotros: Enchantée. Moije suis madame Safo...
(Plá: op. cit.)


El "Madame Safo", a cuyo frente se encontraban, al parecer, sobre el final de la década del 30, los hermanos Pedro y Enrique Malatesta y la mujer de uno de ellos, a la que se identificaba con la madama del nombre, incluía en su plantel a una veintena de muje­res, número que otros testimonios elevan a treinta, la mayor parte de ellas ostensiblemente jóvenes, de muy cuidada apariencia y vestua­rio, que condecía con algunas de las habitaciones, tapizadas de gobelinos y alfombras, con espejos en techos y paredes. Existen por lo demás quienes recuerdan todavía el girar de un pequeño carrusel, en el que se exhibían, con transparentes tules, algunas de las pupilas del prostíbulo...
El "Madame Safo", cuya construcción data de 1916, fue proyec­tado para el uso especifico de prostíbulo, con muchas de las caracterís­ticas de sus similares parisinos. El edificio, convertido desde la década de 1970 en un hotel alojamiento por horas, el "Hotel Ideal", sigue inci­tando la curiosidad de muchos rosarinos, que acuden a sus servicios por razones sexuales en la mayoría de los casos, pero en algunos también para ver cómo era por dentro aquel legendario centro del paraíso pros-tibulario de los años 20 al 30. Una habitación que los propietarios del hotel de citas mantenían decorada con los presuntos muebles, espejos y tapices originales del "Madame Safo" contribuía a que esa curiosidad entre histórica y divertida, fuese satisfecha siquiera de ese modo.
El Safo era de un lujo asiático: todo de buena calidad y con espejos en las paredes,jarrones, muebles franceses, qué sé yo... Fui algunas veces con mi hermano mayor, Policiano, al que le gustaba mucho tocar la guitarra, cosas españolas del flamenco de los gitanos.Y después del quilombo nos íbamos al Cafe del Maestro, donde estaban todos los andaluces, que iban allí y armaban un jaleo bárbaro. Después fui también al Chantecler y al Petit Trianón, que también eran de primera calidad, no vaya a creer. Tenían unas mujeres de locura y algunas eran francesas y polacas. Pero el mejor plantel lo tenían en el Safo.-por eso era el más caro. Uno iba y en la puerta le hacían el manyamiento por una rendija, y si no les gustaba la pinta o la pilcha que uno llevaba, no entraba. Otras veces directamente no se podía entrar porque algunos de los bacanes de Rosario lo había alqui­lado para ellos solos toda la noche. Y se mandaban sus flores de festicholas... Balt, hacían lo que se hace en un quilombo, digo yo...
(Chandro: testimonio citado)

Las anécdotas no tienen casi fin, pero de todas ellas, aun de las más sospechables de exageración, se desprende que se trataba real­mente del más lujoso, concurrido por gente que podía permitirse el pago habitual de los 5 pesos que demandaba el comercio sexual (ade­más de los otros tantos o más que resultaban de alguno que otro capri­cho que podía satisfacerse en el lugar) y por otros para los cuales reunir esos cinco pesos era un sacrificio semanal. Los primeros sabían que allí encontrarían la delicadeza y la discreción que garantizaba un me­canismo empresario sólido y aceitado, como lo demandaban por lo demás los férreos preceptos de las sociedades de rufianes que deten­taban la propiedad de esos lucrativos negocios y los encaraban real­mente como tales.
Recuerdo que le pregunté si Madame Safo se llamaba efectivamente así: me dijo que no, que así se había hecho llamar la fundadora de la casa, y que a partir de entonces cada nueva madama adoptaba ese nombre. Enseguida explicó que ignoraba cuánto tiempo duraría ésta, pero que le sucedería lo mismo que a las anteriores Mmcs. Safo: regresaría millonaria a Francia o donde fuera...
(Plá: op. cir.)
Uno de aquellos lejanos Malatesta, de retumbante apellido con resonancias anarquistas (pero que nada tenía que ver naturalmente con aquellos libertarios románticos y vehementes para quienes la pros­titución era una lacra social execrable), resultó una presa fácil para la policía rosarina cuando se produjo el derrumbe de la cofradía rufia­nesca, ya superado el año 30.Testimonios policiales que lo mencio­nan como Francisco (Zinni los consigna como Pedro y Antonio) afir­man que fue detenido al encontrárselo escondido debajo de una cama, en una vivienda de la céntrica Cortada Ricardone, y que luego fue deportado, aunque quedaría en los archivos de la Jefatura de Policía bajo un alias igualmente insólito, el de "Búffalo Bill", al que no hizo honor en el momento de demostrar alguna muestra de coraje.
El destino de Madame Safo o como se llamase, y cual corres­pondía a un submundo de oscuridades y tinieblas, quedó para siempre en las sombras, rescatada a veces por alguna anécdota que la devuelve, junto con otras historias verdaderas igualmente entrañables, como la de aquel joven estudiante de ascendencia francesa que durante su resi­dencia etn Rosario, aprovechando el conocimiento de ambas lenguas, enseñaba castellano a las prostitutas francesas de Pichincha. Con el tiempo, y ya convertido en nombre insoslayable de la psiquiatría y la psicología en la Argentina, aquel hombre llamado Enrique Pichón Riviere, recordaría muchas veces, y con afecto, esos tiempos.
Tampoco sería ajena al mundillo de los prostíbulos la bohemia artística de la ciudad, muchos de cuyos integrantes, como el ya men­cionado Antonio Berni, eran también parroquianos del barrio de Pi­chincha, en el que alternarían más de una vez con algún extranjero fa­moso como el errante Stephen Robert Koekkoek, que firmaría sus cuadros como Koek-Koek, y cuyo talento se perdía entonces, muchas veces, en ocasionales aventuras en aquella ciudad tan alejada de su Lon­dres natal. El paso de Koek-Koek por Rosario no resultaría inadver­tido, como no ocurriría en ninguno de los lugares del mundo que visi­tara aquel artista hoy injustamente olvidado.

Koek marcha a Rosario, donde expone y vende con singular éxito, pero su prodigalidad y despilfarro lo llevan a "cerrar" un prostíbulo fes­tejando sin límites durante largos días. A falta de telas, muchos mue­bles de sus alojamientos fueron convertidos en tablas donde pintar; su temperamento parecía empujarlo desesperadamente al trabajo casi febril: pintar era en el último tiempo su obsesión. Un ejemplo lo constituyó la última muestra que realizó en Montevideo, un año antes de su muerte; allí, en la galería Moretti y Catelli, de la calle 25 de Mayo, expuso treinta y cinco cuadros que había pintado en sólo una veintena de días. No obstante, los canjes de obras por comida, o ventas por cien pesos, que equivalían a cinco botellas de buen whisky, se convirtieron en cosa frecuente... Miles de obras pintó este Goya del siglo XX; muchas se han ido de estas costas. En 1936, dos marchands ingleses cargaron las bodegas de un barco con muchas de ellas, tema del que "Crítica" se ocupó firmemente en el momento...
(Ignacio Gutiérrez Zaldívar: "Stephen Koek-koek. Talento, inspiración y temperamento", en revista La actualidad en el arte, Buenos Aires, agosto-septiembre de 1983)

No faltarían sin embargo los episodios pintorescos que tendrían asimismo como protagonistas a gentes notorias, como el poeta, nove­lista, filósofo y cónsul en Rosario, al que un grupo de amigos pro­pensos a las bromas llevara con engaños al prostíbulo. El escritor, seguramente hombre de profundas convicciones morales, tuvo una reacción condigna, según cuenta Raúl Gardelli: Al ver cómo una hetaira (valga el eufemismo) se le acercaba mucho más que insinuante, se puso de pie, como si lo moviera un resorte, levantó su brazo en rotundo ademán de rechazo, y le espetó: "¡Detente, mujer impúdica!" Las referencias, ya que Gardelli omite identificarlo, dejan entrever que se trataba sin duda de don Manuel Núñez Regueiro, prolífico escritor y representante consular de la República Oriental del Uruguay en la ciudad, cuya adhesión a la teosofía y a la moral no lo convertían precisamente en el hombre más indicado para semejantes insinuaciones en un lugar non sancto.
Gardelli recordó asimismo en "Conmovida memoria" la especial atracción de aquel sitio que sintetizaba de algún modo al barrio todo: Al lujo insolente y truhanesco del Madame Safo se llegaba de distintas partes. Supo haber quienes viajaban a Rosario expresamente. No venían a Rosario, venían al Madame Safó. Subían al tren en Retiro, bajaban en la estación Súnchales y se zambullían sin demora en el vecino, magno prostíbulo... Nunca estuve en el Madame Safó. Era jovencito. Pero en alguna farándula de estudiantes secundarios, el 21 de septiembre, tremendamente audaces como éramos, llegamos a sus sacras puertas, gritando osadas cosas que hoy serían inocentes. Por supuesto, nos jactábamos de que habíamos estado, apuntaba en su libro postumo.
Otro recuerdo vincula al "Madame Safo" con uno de los tantos visitantes ilustres de Rosario, el español Vicente Blasco Ibáñez, autor de Sangre y arena, arribado en julio de 1909. Recuerda Gardelli: Un veterano compañero que tuve hace mucho en la redacción me contó, de viejo a joven, verídicos o no, episodios singulares. Uno de éstos referido a la premura del novelista Blasco Ibáñez, cuando vino a dar una conferencia en La Opera; en el andén, silenciando con energía el amenazante discurso de bienvenida, exclamó: "¡Al Madame Safó, ahora mismo!" Algo absolutamente imposi­ble de satisfacer si se piensa que el famoso quilombo recién se habili­taría siete años más tarde...Fernando Toloza conjetura certeramente que la anécdota bien puede ser una tardía aunque módica venganza contra quien, en 1910, describiera a Rosario como una ciudad sin cultura, sólo dedicada al comercio y a la riqueza rápida.

Cierta o no la perduración de la historia demuestra que el ánimo de revancha contra el español seguía vigente. Como sus argumentos eran inob­jetables, sólo les quedaba a los rosarinos el recurso de la picaresca, con un aire de verosimilitud, que todo el mundo sabía que Blasco Ibáñez era un "temperamento", un hombre que además de jactarse de haber tenido hasta 40 millones de lectores, procedía "por explosión " y podía cambiar de pla­ñes de manera súbita. Gardelli habla de la premura del español por lle­gar a la mencionada casa. Con menos malicia, podemos pensar que Blasco Ibáñez era un escritor profesional que sólo quería material de primera mano para una de sus novelas de corte naturalista, basada en la vida de algunas mujeres desdichadas, aunque, al parecer, nunca la escribió.
(Fernando Toloza: "La mirada naturalista", en revista Lucera, N° 2, Invierno 2003, Centro Cultural Parque de España, Rosario)


Antonio Berni y Rodolfo Puiggrós, dos nombres relevantes de la cultura argentina, iban a dejar testimonio conjunto del ambiente prostibulario de Pichincha, en una nota publicada en Rosario Gráfico el 11 de febrero de 1932, poco antes del cierre de los "quilombos" rosarinos. El artículo, escrito por Puiggrós y firmado con seudónimo, tuvo al pintor como anónimo reportero gráfico, lo que no dejó de ser un salvoconducto para la integridad física de ambos.En un trabajo aparecido en la revista La Maga en 1997, el propio Berni recordaba los pintorescos avatares de aquella compartida y lejana aventura periodística: Yo saqué una cantidad de fotografías. Puigqrós eligió cinco o seis y las publicó, junto con su nota. Pero resulta que una de esas foto­grafías mostraba a dos tipos con una de esas mujeres. Uno de esos pobres tipos fotografiados fue reconocido en el diario por una pecina de su barrio, que, de puro chusma, le mostró la foto a la mujer del tipo. Bueno, ¡para qué te cuento! El individuo se fue al diario y quería matar a todo el mundo, empezando por el fotógrafo, que era yo. Habló con el director del diario que lo despistó lo mejor que pudo. En fin, el caso es que pasó el tiempo y sobrevivimos. Los documentos foto­gráficos de esa época los guardé durante mucho tiempo, pero un día desaparecie­ron; yo creo que alguien me los robó. Y tenía muchísimo material, porque yo con­tinué, por mi propio interés, la documentación de los prostíbulos y de muchas cosas más... La nota dejaba reflejada, además, la impronta ideológica que ambos mantendrían firme durante toda su vida.

Rosario, la ciudad de los burdeles, trata de reprimir ¡os deseos de sus habitantes para calmarlos y sanearlos. Rosario es una gran represa. Pichincha se llama su válvula de escape. La moral de sacristía de nuestros burgueses requiere para descubrirse esa salida de la libido colectiva. Censúrase, por un lado, con muecas de sacro horror. Admítese, por el otro, con calculada tolerancia....Y mientras las esposas e hijas de obreros son absorbidas por la burguesía que las explota, de allí mismo recolecta sus pupilas el burdel, tan despiadado como la dueña de casa o el gerente di empresa. La moral del obrero es un reflejo de la moral burguesa cuando no se hace revolucionaria. La moral burguesa levanta el índice y condena despiadadamente a quienes se atreven a profanarla o, mejor dicho, a comprometerla. Vivimos en medio de la gran tragedia erótica que nos impone conceptos que se deshacen. Y el gran señor del Club desprecia a las prostitutas pero compra hijas del pueblo para hacerlas sus queridas. Así es la vida de la ciudad moderna. Así es la vida de la ciudad del comercio de. la burguesía recién llegada, de los prostíbulos admirados por merengues novelistas...
(Diario Rosario Gráfico, jueves 11 de febrero de 1932)
La historiadora Maria Luisa Mugica aportaría, ya en el siglo XXI nuevos datos acerca de dos de las regentas del famoso quilombo rosarino (cualquiera de ambas bien pudo ser conocida como Madame Safo) descubiertos en presentaciones que las madamas de distintos prostibulos elevaron a la Municipalidad de Rosario. En 1923, Alice Ribera aparece pidiendo sin éxito (ya que la solicitud, que fuera aprobada poi el Concejo Deliberante, fue vetada por el intendente) la amplia< ion del número de quince mujeres que fijaba la ordenanza de 1907. La Ribera era una de las firmantes del petitorio, en su condición de madama del Safo, junto a las del "Armenonville", el "Chavannes", el "PetitTrianón" y varios más.
En mayo de 1929, otra probable madame Safo, mencionada como Marcella Barriere aparece, también en su condición de regente del famoso prostíbulo, como firmante de un nuevo petitorio a las auto­ridades municipales de turno (en el que la acompañan asimismo otras encargadas de "quilombos"), donde deja constancia de su oposición a un anunciado aumento de impuestos a ese tipo de establecimien­tos. Cerca del final de 1932, vuelve a acompañar con su firma y una vez más sin la menor suerte, otro pedido de las "madamas" rosarinas: la prórroga de los temidos alcances de la Ordenanza N° 7 del 30 de abril de ese año, que establecía taxativamente la clausura de todas las casas de tolerancia existentes. Fue la última madame Safo de la que se tienen noticias ciertas.
Fuente: extraído de libro rosario del 900 a la “década infame”  tomo III  editado 2005 por la Editorial homo Sapiens Ediciones

lunes, 28 de noviembre de 2016

La hora del jazz

Por Rafael Ielpi


El auge del tango entre 1930 y 1960 (pero sobre todo desde 1940 en adelante) sería contemporáneo al de otros géneros igualmen­te aptos para el baile: el de las llamadas orquestas caracte­rísticas (que abarcaban un espectro musical que iba desde el pasodoble español a la tarantela y del fox-trot a los valsecitos criollos) y el jazz.

En rigor de verdad, las llamadas orquestas de jazz (o "la jazz", como se la llamaba popularmente para diferen­ciarla de "la típica") no eran muy diferentes en los años 30 e incluso en los comienzos de los 40, de las "característica”. También del inicio de la década del 30 serían las orquesta de jazz de Alfonso Carlino, que en 1931 actuaba en el Social Theatre, por ejemplo, o la Jazz Domínguez-Traviglia, que el mis­mo año lo hacía en el Cine La Bolsa, alternando con la or­questa de Emilio de Caro.

Mucho más definidas por el jazz serían varias de las agrupaciones posteriores, sobre todo las de Juan Pueblito y la Panamá Jazz, sucesora de la anterior, cuya dirección es­taría a cargo de un pianista y organista de reales méritos, que se radicaría, ya en los finales de la década del 50 en Es­tados Unidos, seguramente empujado por sus afinidades musicales: Alberto Lac Prugent. Ambas orquestas ten­drían características de reales pioneras y a partir de ellas es que se pro­duce la aparición de otras, en las que se reiteran en muchos casos nom­bres y apellidos de músicos y cantantes de larga vigencia en la ciudad. La separación de Pueblito, un polifacético protagonista del mundo de la música, la radio y luego de la televisión que se radicaría en Buenos Aires, permitió a Lac Prugent la formación de una excelente orquesta en la que se sucederían dos cantantes rosarinos que tendrían dilatada trayectoria: Ricardo Valdéz primero y Hugo Moyano Vargas después.

Los recuerdos de éste sirven para rescatar los avatares de esos años de éxito: "Tras una diferencia en la Panamá fazz se fueron to­dos y Lac Prugent quedó solo. El resto buscó otro pianista que lo reemplazara y formaron Los Panameños, una orquesta espectáculo que trabajó muy bien. Se llamaban así porque se vestían con tra­jes de tipo tropical: pantalones blancos y camisas floreadas conEn ese intento, el pianista logra convocar a algunos de los mú­sicos de jazz más notables de Rosario, como los hermanos Corvini, trompetistas, y el guitarrista Grande Castelli. y con ellos actúa en LT1 y otras emisoras rosarinas ante auditorios que sólo incluían a núcleos de amigos, ya que no estaba impuesta aún la presencia de público ma­sivo en los estudios. "Todo se hacía en vivo, en esa época no había pulido de los temas", recuerda Moyano Vargas. Pese a ello, aquella formación, por la cali­dad de sus músicos, es recordada entre las más calificadas de mediados de la década del 40 y su mención como Casaloma Jazz es obligada en toda cronología.

Los hermanos Franco y Albertino Corvini emprenderían sobre finales de los años 50 caminos divergentes mientras Carlos seguía integrando conjuntos locales como el de Juan Pueblito: Franco, como trompetista de una orquesta célebre, Los Lecuona Cuban Boys, con la que recorrería el mundo, y compartiendo escenarios con Dizzy Gillespie. Albertino, hacia Italia, donde terminaría integrando la or­questa estable de la RAI, como trompetista y arreglador reconocido. Santiago Tito Grande Castelli (1922-1999), por su parte, sería ade­más de un guitarrista precursor un arreglador talentoso y un maestro de varias generaciones de jóvenes interesados en el jazz. Casi en la ado­lescencia, recibe las influencias de las primeras grabaciones del legen­dario Quinteto del Hot Club de Francia de Django Reinhardt y Stephane Grappelly y decide abandonar el violín, que estudiaba desde los 7 años, para dedicarse a la guitarra.

"En esa época se enseñaba solamente música clasica, pero mi sue­ño era tocar jazz, que tanto me apasionaba, confesaría más de una vez. Entonces empecé a descubrir a Glenn Miller, por ejemplo, y como yo, fueron muchos los músicos que se decidieron a tocar jazz y a formar orquestas como «Los Dados Negros» y otras ". Orquestador de grandes bandas de jazz argentinas, como la de Víctor Buchino, e in­cluso para Estados Unidos, su pasión por conocer a fondo las necesi­dades instrumentales lo llevó a estudiar clarinete y a ser un virtuoso y exigente arreglador, sobre todo para los instrumentos de viento de distintas agrupaciones.

Los Dados Negros iba a tener asimismo su momento de po­pularidad y entre sus integrantes se contaría el saxofonista Juan Risiglione, a quien se atribuye la creación de un grupo que obtendría aún mucho mayor suceso tiempo después, a nivel internacional: Los 5 La­tinos, y la de otro conjunto de jazz rosarino: Blue Star Jazz Compe­tidoras en audiciones y programaciones radiales y en casi todas las reu­niones bailables de aquellos años serían otras dos excelentes orquestas. Una, la Rosario Serenaders, dirigida por Rosario Vicente Giosa, del que Moyano Vargas recuerda con simpatía: "Le decían el loco Giosa, porque era un baterista que hacía toda clase de excentricidades en el escenario. Era la única orquesta de jazz que conocí que actuaba con la batería adelante: era muy gracioso... "

La otra sería la Jazz Santa Mónica, cuyo conductor y arregla­dor, el pianista Abel Pizzicatti, uniría a su calidad de instrumentista la de arreglador y orquestador, que ejerciera incluso en su largo paso pos­terior por la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario. En la orquesta cantaría un rosarino que lograría asimismo popularidad: Enrique Gar­cía Páez.

Una nómina imprescindible de los grupos de jazz que actua­ban en forma regular en la ciudad, sobre todo en bailes y espectáculos entre 1950 y 1960, debe incluir también a la Casablanca Jazz, que en algún momento fue Casablanca Serenaders, y en la que participarían músicos calificados como Osvaldo Bisio y Mito García, que integra­rían luego Las Estrellas del ritmo, junto a Grande Castelli, una or­questa apropiada para bailes como los del Jockey Club; las de Julio Roca; Angel Mazzola; Angel Pugliese (un trompetista que llegaría a actuar en "La dolce vita" felliniana); la del pianista Fred Alex, la Jazz Maenza, la de Eduardo Rímini, la de Adolfo de los Santos, la Ha-waiana Jazz, la Jazz Jewell, la Jazz Los Mariscales, de Chito Morales o la Kelllington Jazz.

Todas ellas animando las hoy casi increíbles veladas bailables de clubes como Libertad, (Mendoza 5440), Refinería, Fortín Barra­cas (Bvard.Rondeau 1060), Cruce Alberdi (Catamarca 3538), Leña y Leña (Bvard.Rondeau 1793), Uría, Unión y Progreso (San Juan 3464), Voluntad (San Martín al 4600), Olegario V. Andrade (San Martín 4989), 27 de Febrero, Horizonte (Suipacha 1363), o en lo­cales como la Rambla de Alberdi, el Patio Mejicano (27 de Febrero y Moreno), el Patio Romano (San Martín 4253), el Sindicato de la Carne (Avda. Lucero al 400), el Estadio Norte (Avda. Alberdi y Jo­sé Ingenieros), el Dalila Club, el Castel Rojo.

Aquellas orquestas rosarinas, como Casaloma Jazz, compe­tirían duramente, desde los esce­narios de Carnaval de los grandes clubes rosarinos con sus colegas que, desde Buenos Aires, ostenta­ban una popularidad difícil de superar, como ocurría con Raúl San chez Reinoso y la Santa Paula Serenaders, con los Hawaian Serenaders de Héctor Lagna Fietta, con Ahmed Ratip y sus Cotton Piquers, .con Héctor y su Jazz o con Várela-Varelita.


Viejas fotografías de esos años muestran colmadas pistas en las que se congregaban hombres y mujeres atraídos por un fervor por el baile que se canalizaba en la austeridad del tango, coreografía no ap­ta para "pataduras" como se decía a los que tenían habilidad para cor­tes y quebradas, en el balanceo rítmico más ligero del jazz o en el entusiasmo pueblerino que despertaban las orquestas características.

Fuente: Extraído de la Revista “ Vida Cotidiana” del diario La Capital 


martes, 22 de noviembre de 2016

RICARDO MOLINA Político ( 1918- 2006)

Por Rodolfo Montes

Hijo de un destacado gobernador de la provincia, fue el portavoz del mensaje y el ejemplo de vida de Lisandro de la Torre. Es recordado por su compromiso con los derechos humanos y por su íntegra labor al frente de la Fiscalía de Investigaciones Adminsitrativas.

Fue un hombre ético. Antes que riquezas, acumulo pres­tigio. Hijo de un célebre go­bernador de la provincia de Santa Fe, Luciano Molinas-1932-a 1936-, aquel dirigente de la Liga del Sur, luego Partido Demócrata Progre­sista (PDP), conducida desde 1908 basta 1939 por su creador e inspira­dor: Lisandro de la Torre. Ricardo Molinas buscó tomar el legado de su padre, y el de Lisandro. Y a su modo, lo logró.

Nació en la ciudad de Santa Fe, en 1918 y se recibió pronto de abogado, a los 22 anos, en la Universidad del Litoral, fue diputado nacional dos veces, la pri­mera de 1963 a 1966, cuando el golpe de un militar Ongania-, que amenazó que­darse 25años pero duró sólo tres, le puso final abrupto y anticipado a su manda­to. Tara entonces el PDP. su partido, iba perdiendo la impronta progresista de su fundador y giraba a la derecha.
En el 72 las diferencias internas se hicieron insostenibles: un PDP con he­gemonía conservadora se inclinó por la candidatura de Manrique Martínez Raymonda, que fue ampliamente derro­tada el I I de marzo del 73 por el Frejuli de Campera Solano Lima. Ricardo Mo­linas rechazo esa estrategia electoral y formo el Movimiento de Afirmación Latorrista, aunque sin renunciar al PDP.
En 1974 la Triple A lo amenazo de muerte y atacó su estudio de abogado en Santa Fe. Decidió marchar al exilio, a Peré. Así, durante la dictadura mili­tar del 76, mientras Molinas trabajaba en el exilio por los derechos humanos, en defensa de los perseguidos, junto a otros exiliados como Jorge Obeid, otros miembros de su partido gozaban de una vida mas cómoda. Por caso, Martínez Raymonda disfrutaba de una recordada embajada en Italia, desde el 76 al 79, y Alberto Natale le ofrecía Sus servicios al Proceso militar que entro en la historia por hacer desaparecer a 30 mil argenti­nos, haciéndose cargo de la Intendencia de Rosario en 1981.
Con la vuelta de la democracia, en el 84, Ricardo Molinas fue nombrado por Alfonsín, y con acuerdo del Senado, co­mo fiscal nacional de Investigaciones Administrativas. En esa etapa logró su mayor visibilidad, lira "el fiscal", hombre decente, ejemplo moral. Investigo casos resonantes como la Italo, a Martínez de Hoz, la compra de guardapolvos trucha del ex ministro Eduardo Bauza y, entre otros fraudes financieros, los créditos "blandos" otorgados por el Banco Hipote­cario Nacional. En febrero del 91 Carlos Menen lo destituyo por investigar casos de corrupción de su propio gobierno.
En el 89, el latorrismo liderado políticamente por Molinas comprende, tal vez tardíamente, que está en un partido conservador al que no puede cambiar y lo abandona. Las relaciones políticas de Molinas con los organismos derechos humanos eran, para entonces fluidas y consolidadas. Y estuvo a convertirse en candidato a y un frente de izquierda democrática que le ofreció un amplio abanico de dirigentes de ese espacio, Pero en la última noche de negociaciones, Molinas dijo no.
Sin embargo, dos años después aceptó el convite del socialista Estevez Boero, y fue candidato a gobernador santafesino por el Frente Honestidad, Trabajo y Eficiencia. En esa elecciones del 91 el gobernador electo fue Carlos Reutemann, aunque los votos le alcanzaron para accederá su segunde Cámara de Diputados de la Nación – llevó la doble candidatura-. Culminó su mandato en el 95, con 77 años, y falleció once años después.

Fuente: Extraído de la Revista de diario “ La Capital” 140 aniversarios – 2007

lunes, 21 de noviembre de 2016

AGRI, ANTONIO- MUSICO ( 1932- 1998)

Por Sebastián Riestra

 


Su sonido hondo de neta raíz romáticase combinó con la originalidad piazzolleana para producir versiones destinadas a la etenidad. En él, la sensibilidad iba a la par del virtuosismo.




Aunque el han neón sea el cuerpo y el almade1 tango, ¿qué hubiera sido de-él si detrás suyo o a su lado, compañeros infaltables, no hubieran brillado el piano juguetón y percusivo, el contrabajo profundo y grave o el violín sentimental y dulce? ¿Qué destino habría corrido una de las músicas populares más ricas y trascendentes que haya dado el siglo veinte en el mundo si no hubieran existido Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán, Kicho Díaz, Elvino Vardaro o Antonio Agri?



Nacido en los arrabales de las ciudades portuarias, al sur del sur, el-tango fue enriqueciéndose paso a paso, instrumento a instrumento El producto final, representado por el virtuosismo piazzolleano, se obtuvo tras largos años de búsqueda, y gracias al trabajo y la inspiración de genios como Julio De Caro o Aníbal Troilo.

Antonio Agri, uno de los mayores violinistas del género, dueño de un sonido hondo y una técnica magistral, e hizo famoso junto a quien es el último eslabón de una cadena maravillosa. Astor Piazzolla lo eligió para integrar formaciones que bajo. su batuta plasmaron versiones legendarias. Y la impronta del violín de Agri no sólo ha quedado en los surcos del vinilo: también en la memoria de los argentinos; con permanencia hermanada a la eternidad.

Había nacido en Rosario el 5 de mayo de 1932 y sus primeros pasos en la música los dio de la mano del profesor Dermidio Guastavino. A los quince años debuto profesionalmente en Córdoba, integrando un cuarteto. Y después desplegó su talento en las orquestas de José Sala, José Coma y el notable bandoneonista Antonio Ríos.

En el recuerdo de los noctámbulos locales ha quedado marcado a fuego, sin embargo e1 cuarteto que integró con el propio Ríos, José Puerta y-Omar Murtagh, bien nombrado Los Poetas Del Tango En tan sensible compañía, Agri mostraba lo. mejor de su propio universo, donde el lirismo de nítida raíz romántica sé confundía con el más puro vigor tanguero.

Acaso haya sido esa síntesis entre barro y cielo entre susurro confesional y afirmación viril, sumada a' su virtuosismo paganiniano, la que haya seducido a Piazzolla para convertirlo interlocutor ideal su Alfred Arnold infalible.

Y brillaron junto. Adiós Nonin no María de Buenos Aires y la Suite Troileana son frutos de tan excepcional hermandad.

Agri también incursionó en caminos personales.. En 1976 formó su propia agrupación de arcos, que combinaba violines, violas, violonchelos y contrabajo, y contó con la colaboración de prestigiosos arregladores, entre los cuales merece destacan al rosarino Omar Torres. Aunque mucha cuestionaron el resultado de la apuesta —por carencia de vigor—, el dos por cuata ha demostrado que puede ser abordad desde los ángulos más diversos sin perder la esencia que lo nutre. La versión de "Divina",joya melódica de Joaquín Mora, es un de las perlas plasmadas por el grupo cuyo conocimiento resulta obligatorio para le amantes de la faceta romántica del tango.

Músico con mayúsculas, Agri pervivirá en el recuerdo de quienes han aprendido a escuchar sin concesiones y no permiten jamás que los seduzca lo trivial, ni los conquiste lo barato.

Fuente: Extraído de la Revista de diario “ La Capital” 140 aniversarios – 2007-

viernes, 18 de noviembre de 2016

El Club de los Telefónicos



Por el año 1932, más precisamente el 14 de octubre, se funda un club con el objeto de estrechar vínculos entre el personal de la Unión Telefónica: su nombre era "Club Unión Telefónica". Las primeras reuniones sociales y deportivas se realizaban en la quinta Deliot en Barrio Moderno. 

En 1935 adquieren los terrenos que posee la entidad en la calle Buchanan 551. Con el correr del tiempo se denominó "Club Teléfonos Rosario" y hoy día constituye un hermoso complejo deportivo para la familia telefónica y el barrio todo.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia”. Fascículo N.º 61 de marzo de 2008.-

jueves, 17 de noviembre de 2016

AGRICULTORES FEDERADOS ARGENTINOS ( 1931)



77 años a servicio de sus productores asociados 



La Cooperativa posee 32.000 productores agropecuarios asociados y una estructura descentralizada en 26 Centros Cooperativos Primarios que le permiten tener presencia en más de 100 localidades del país.



Agricultores Federados Argentinos Sociedad Cooperativa Limitada es una cooperativa agropecuaria de primer grado con presencia consolidada en el corazón de la pampa húmeda desde hace 77 años. Su estructura, compuesta por 26 Centros Cooperativos Primarios coordinados por una administración central en la ciudad de Rosario y 1.200 empleados, le permite brindar servicios a sus 32.000 productores asociados en más de 100 localidades de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Chaco, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y Salta.

Como único ente jurídico, AFA S.C.L. es el principal originador de granos del país y la Cooperativa Agropecuaria de primer grado más grande de la Argentina; gracias a un acopio de más de 3.500.000 de toneladas anuales en plantas de almacenamiento propias con capacidad para 2.500.000 de toneladas aproximadamente y 200.000 toneladas más arrendadas, se puede afirmar que el 5% de los granos producidos en el país pasan por los silos de la Cooperativa. Esta magnitud posiciona a Agricultores Federados Argentinos S.C.L como uno de los más importantes y reconocidos referentes del comercio granario del país, posibilitando al productor asociado el acceso a las mejores condiciones de mercado, ya sea por el denominado "Precio AFA" como también por las accesibles financiaciones para la compra de agroinsumos.



UNA COMPLETA GAMA DE SERVICIOS

La Cooperativa ofrece a todos sus asociados los servicios de acopio de cereales y oleaginosas, provisión de agroinsunios durante todo el año, exportación directa, mercados a término, transportes (con una flota de 160 camiones propios), asesoramiento agronómico gratuito a través de un plantel de más de 60 Ingenieros agrónomos, combustibles y lubricantes, alimentos balanceados, consignación de hacienda y actividades de educación cooperativa y capacitación técnica para toda la familia rural. A estos tradicionales servicios se le sumaron en los últimos años beneficiosas coberturas de seguro contra granizo y seguro automotor, cobertura de alta complejidad médica gratuita, la constitución del Fideicomiso "Chacarero Solidario" como cobertura contra granizo y la creación de Fundación AFA, entidad que apoya el trabajo del Dpto. de Educación y Capacitación de la Cooperativa. Mientras que en el plano de la Responsabilidad Social, debe ser destacado que AFA S.C.L lleva 5 años consecutivos publicando su Balance Social Cooperativo, herramienta indispensable para la gestión social cooperativa; a su vez, AFA S.C.L. cuenta con oficinas comerciales en las ciudades de Santa Fe y Buenos Aires, una planta aceitera en Los Cardos, una metalurgia en Las Rosas, una fábrica de alimentos balanceados en Arteaga, una planta productora de Bio-Diesel en Salto Grande, un frigorífico en Hernandarias (Entre Ríos) y una embotelladora de aceite en Rosario adquirida conjuntamente con las marcas de aceites Zanoni, San Marcos, Formidable y Don Pepe; las mismas son comercializadas bajo propiedad de AFA S.C.L. desde mediados de 2009, lo cual representa un paso muy importante en pos del ideal de agregar valor a la producción de los asociados y de llevarlos a góndola.



NACIMIENTO DE LA COOPERATIVA

En la mañana del 3 de noviembre de 1932, con una temperatura superior a los 30 grados, veintiocho chacareros de la Federación Agraria Argentina se reunieron en el edificio gremial, ubicado en la esquina rosarina de Mendoza y Sarmiento (actual Teatro Lavarden) con el propósito de constituir una Cooperativa Central, lo cual le otorgaba a la reunión el carácter de Asamblea Constitutiva, en la que Ireneo Barrios y José Prieto resultaron elegidos Presidente y Secretario.

Ya en el transcurso de la misma fue el Sr. Guillermo Castellarín quien propuso dejar constituida la nueva sociedad y la votación al respecto fue unánime. Nacía Agricultores Federados Argentinos Sociedad Cooperativa Limitada.

INFORMACIÓN  ÚTIL:
Mitre 1132, Rosario, Santa Fe. S2000COX
Tel. Fundación AFA: (0341) 4200947
Tel. AFA SCL. (0341) 4200900 (Int. 947)


Fuente: Extraído de la Revista del “Diario La Capital 2010” del Bicentenario

miércoles, 16 de noviembre de 2016

El último clásico de la era amateur

Por Leonardo Volpe (1),
Cristian Volpe (2)
y Soccorso Volpe (3)*

El domingo 31 de mayo de 1931 se en­frentaron en el estadio del Parque de la Independencia los equipos de Newell's Oíd Boys y Rosario Central. En un día nublado y gris los cuadros salieron a la cancha para disputar el clásico rosarino. Pero ese partido no sería uno más, sino que iba a quedar en la historia por ser el último de la etapa amateur, ya que a par­tir de julio de ese mismo año quedó in­concluso el campeonato Vila, que ponía en juego la Liga Rosarina de Football se creó la Asociación Rosarina, que organizó un torneo profesional, ponién­dole fin a la participación amateur de los conjuntos más representativos de la ciudad de Rosario. El citado encuentro se lo adjudicó el elenco rojinegro, que consiguió imponerse por 2 a 1. 

Siendo las 14.50 de la tarde el arbitro Nicolás Bartolo dio el pitazo inicial y se puso a rodar el balón. Rápidamen­te a los 7' Alfredo Chabrolin abrió el marcador para el conjunto anfitrión sin embargo poco le duraría la alegría de la primera conquista, debido a que seis minutos después Nazareno Luna logró la igualdad, mediante un fuerte remate que venció la resistencia de Gerónimo Díaz. Luego en el complemento La Lepra sufrió la baja del futbolista Seghini, que se quedó en el vestuario reponiéndose de una dolencia física. En aquella época no existían los cambios, por lo tanto Nuis tuvo que afrontar todo el segundo tiempo con un hombre menos. A pesar de la desventaja numérica el cuadro local selló la victoria a los 29' cuando Agustín Peruch sacó un potente disparo que se clavó en un ángulo del arco auriazul. Al terminar el partido el público rojinegro festejó jubilosamente el triunfo, sin saber que sería el último de una era donde se jugaba sólo por amor al fútbol y a la camiseta.

Newell's formó esa tarde con Gerónimo Díaz; Idelfonso Bureu y Fermín Lecea; Alfredo Chabrolín, Cataldo Spitale y Antonio Denessine; Agustín Peruch, Napoleón Seghini, Andrés Cachero, Máximo Fernández y Pedro Galimberti. Mientras que Rosario Central alistó a Fidel Casagrande; Francisco De Cicco y Juan González; Arturo Podestá, Teófilo Juárez y Ernesto Cordone; Pascual Salvia, Luis Indaco, Nazareno Luna, Gerardo Rivas y Juan Francia.

(1) Periodista deportivo. Investigación.
(2) Diseñador gráfico. Gráfica.
(3) Licenciado en antropología. Asesoramiento.

Consultas en Internet:
leovolpe81yahoo.com.ar
Espacio dedicado a la Historia del Fútbol Rosarino:
http://histofutbolrosarino.blogspot.com
Bibliografía
Diario La Acción del lunes 30 de mayo de 1931, Anales del fútbol Rosarino (Cipriano Roldán, diario La Tribuna 1958).

Fuente: Extraído de la Revista “Rosario, su Historia y Región” . Fascículo N.º 110  Agosto de 2012

martes, 15 de noviembre de 2016

El último gran golpe de la banda de "El ángel"

Un grupo armado robó en 1932 el dinero destinado a sueldos y, producto de un informante, pudieron desarticular al grupo. Fue uno de los casos más resonantes de la época.
Por Juan Pablo Robledo


En la tarde del 8 de septiembre de 1932, tres hombres que simulaban ser obreros llegaron a los talleres del ferrocarril del Central Argentino vestidos con camisas y pantalones azules, tal como era el uniforme de los mecánicos, se mez­claron entre los obreros y se diri­gieron hacia el sector de carpinte­ría donde pagaban los sueldos de los operarios.

Los tres asaltantes se ocultaron con bigotes postizos y lentes ahu­mados. El coche que tenía parte de los sueldos estaba detenido frente a la oficina del ingeniero jefe me­cánico, custodiado por cuatro sol­dados armados. De su interior ba­jaron dos parejas de pagadores, que salieron de los talleres de Carpintería y de Aserradero.

Al ver ese escenario, los asaltantes se asustaron y optaron con robar a los pagadores de Luis Campogrande y Alfredo Remy que tenían sueldos de casi 90 empleados de la car­pintería.

Luego de un rato, los asaltantes redujeron a Campogran­de, tras increparlo con armas de fuego y un violento grito de -"Arriba las manos, no se haga matar"-. El encargado con mucho miedo le entregó las dos cajas con los sueldos cuya cifra superaba los 23.000 pesos.

Al mismo tiempo en las inmediacio­nes de Catamarca y Corrientes un cuarto cómplice abordó un taxi que manejaba un siciliano de 33 años y le pidió que lo llevara hasta Echeve­rría y Junín. El viaje trascurrió con normalidad y el cliente dijo que iba a buscar a su novia que trabajaba en una fábrica de las inmediaciones de la zona El taxista apagó el auto y luego de un rato de esperar el siciliano se quiso ir del lugar. Fue cuando el ocupante lo amenazó con una pistola. Segundos después, del muro de los ferrocarriles que daba a calle Echeverría aparecieron los tres asaltantes de los talleres corriendo a toda prisa. Subie­ron al taxi para darse a la fuga, mientras que el conductor salió corriendo del auto temiendo por su vida. Tiempo des­pués el taxi aparecería abandonado en Fisherton. Según la investigación policial, sospechaban de "delincuen­tes dirigidos o asesorados tal vez por algún ex obrero de la empresa" ya que sus movimientos fueron muy certeros y conocían bien el blanco de su robo.




La caída de la banda y las detenciones

El caso siguió su investiga­ción, pero pronto entró en un callejón sin salida. Cuando la causa parecía estar desti­nada al olvido, a principios de noviembre de 1933, un hombre declaró a la División de Investigaciones de la po­licía local, diciendo que uno de los ladrones vivía en la ciudad de Buenos Aires. El dato fue certero, el hombre se llamaba Anacleto López y era un boxeador español de 27 años. Según dijeron los uniformados, se había comprado una pensión poco des­pués del atraco. Al ser detenido confesó su autoría y el de sus cómplices: Luis Sebastián Carrión, español de 29 años, Luis Bourrouhil, argentino de 31 y Avis Ceballos otro es­pañol de 27.

Según el diario "La Capital" de la época, todos los asaltan­tes fueron detenidos en Rosario y condenados a prisión. Dos de los delincuentes, Carrión y Bourruhil tenían 17 años de antigüedad trabajando como mecánicos en la empresa. Asi­mismo Carrión era un destacado ex futbolista de Newell's y un sobresaliente boxeador, ya que había ganado un campeo­nato de la categoría pluma en Gimnasia y Esgrima. Tras las rejas, este personaje del mundo del hampa y del deporte local comenzó a escribir sus memorias, que publicó en 1949 bajo el título de "El ángel infame. La autobiografía del capitán de la banda que asaltó y robó 23.000 pesos a los pagadores del F.C. Central Argentino". Las memorias no se limitaron al asalto, ya que el autor re­memoró su vida desde la infancia, pasando por su afiliación gremial, hasta el asalto. Gran parte de la obra está dedicada a una vecina, Catalina de la cual el muchacho se enamo­ró. "La coqueta de Catalina se hundió como un estilete en mi alma sencilla de obre­ro", se lamentaba Carrión. La muchacha pertenecía a una clase social alta por la cual Carrión vio frustrado su amor. También en esas pági­nas argumenta que fue em­pujado al robo porque debía enviarle dinero a un herma­no que estudiaba en Italia. También parte de lo robado fue destinado a acciones be­néficas a sectores humildes, según contó en su obra. La banda organizada de de­lincuentes dio su último gol­pe y con ella inscribió uno de los casos más resonantes de la época de toda la historia criminal rosarina.

Bibliografía Utilizada
Aguirre, Osvaldo, "La Chicago argentina. Crimen, mafia y prostitución Rosario . Editorial Fundación Ross, año 2000.
Archivo diario "La Capital"
-Zinni, Héctor Nicolás - Ielpi Rafael Oscar, "Prostitución y Rufinismo” Editorial Homo Sapiens Ediciones, año 2004

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región N.º 100. Setiembre de 2011

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL PROFESIONALISMO / LLEGA A ROSARIO. ' PUDIENDO LOS CLUBES RETENER A SUS MEJORES JUGADORES



Obviamente, la plaza futbolística de nuestro medio era la más codiciada por los porteños. Desde varios años antes a ese 1931, los principales clubes locales también "disfrazaban" en sus balances sumas importantes que tenían como destino el pago a sus futbolistas. Al oficializarse y decidirse la profesionalización de los jugadores en Buenos Aires se corría el serio riesgo de que se produjera en nuestra ciudad un éxodo masivo ante las tentadoras ofertas de los poderosos. Había que actuar y nuestros dirigentes lo hicieron rápidamente.




Para ayudar a comprender aquel especial momento —histórico, fundamental para el fútbol— no debemos soslayar esta referencia que hallamos en la memoria centralista del año 1932 y que, bajo el título de "Profesionalismo", dice:



"La necesidad para regularizar situaciones incómodas para los clubes, por un lado, y por otro para evitar el éxodo de jugadores hacia la Capital Federal, donde se había iniciado el profesionalismo, con la selección de tas más prestigiosas e importantes instituciones deportivas, hizo que entre las similares de nuestro medio se estudiara el asunto para llegar a culminar en la separación de la Liga Rosarina, constituyéndose agrupadas bajo la denominación de Ascciación Rosarina de Foot-Ball".

Para regir los destinos de esta novel institución fue designado nuestro presidente, don Federico J. Flynn, en cuyo honroso cargo ha sabido desempeñarse con su eficacia y actividad acostumbradas. Con esto —concluye al respecto la memoria de aquel año— fue necesario realizar contratos especiales con los jugadores y legalizar así para tranquilidad de la mesa directiva ante la masa de asociados el verdadero destino que en el llamado amateurismo había necesidad de disfrazar a las pagas por este concepto, con rubros de cuentas que evitaran la aplicación de artículos prohibitivos de reglamento, que figuran en los de la Liga Rosarina".

Aquel lenguaje no admitía eufemismo y los dirigentes rosarinos, con la misma preocupación que tenían los auriazules, decidieron dar el paso definitivo a menos de un mes de haberse iniciado el campeonato profesional en Bs. Aires.
Fuente:“ La historia de Rosario Central “, por Andrés Bossio.

sábado, 12 de noviembre de 2016

LA FLORIDA ( 1932)

77 Años: "EL primer balneario rosarino”

Ideal para disfrutar de una apacible mañana o deleitarse con los atardeceres frente al Paraná.


Un balneario con historia. Corría 1919 cuando don Carlos Escauriza volvía a su Rosario natal, eligiendo para vivir la zona costera entre las calles Buchanan y Pago Largo, en el barrio La Florida. Tanto él como su familia se volcaron a la costa ribereña, desmalezando una extensión de 200 metros, llevando la red eléctrica e inaugurando el primer balneario de aguas abiertas, el 8 de noviembre de 1928,  con el nombre de balneario "La Peña".
Años más tarde y con esos antecedentes, durante la intendencia del doctor Esteban Morcillo, el 21 de febrero de 1933 quedó habilitado el balneario "La Florida", con una playa de 400 metros frente al río y unos 150 metros de fondo.
Actualidad. Desde hace diez años, en julio del 2000, el balneario está adminisrado por la empresa municipal Costanera Rosario que, además, gestiona otro atatorio emblemático: el Complejo de Piletas del Parque Alem.
Si bien el balneario se encuentra abierto todo el año, es el 21 de septiembre dando se inicia con fuerza cada temporada, en ocasión de festejarse el Día del estudiante, con la concurrencia de más de 20.000 jóvenes.
Durante la época estival y con la llegada de gran cantidad de público, el balneario La Florida comienza a trabajar con todos sus servicios: estacionamiento para 200 vehículos, bares de playa, restaurante, proveeduría, baños, duchas, alquiler sombrillas y reposeras y moderno servicio de Wi-fi. La seguridad, dentro y ira del predio, está garantizada. El balneario cuenta con asistencia médica rante todo el día, un plantel de guardavidas profesionales y los servicios de a empresa de vigilancia.
Complejo de Piletas Alem. El 5 de noviembre de 1939 fueron inauguradas piletas del Parque Balneario Ludueña (luego Parque Alem), un emprendimiento de la Municipalidad de Rosario que, además, se constituyó en la primera construcción en ese espacio público, desprovisto aún de forestación y ornamentación. Por aquel entonces, sólo se podía acceder al mismo viniendo desde la Avenida Rondeau.
Con una presencia de más de 70 años, actualmente el Complejo se transformó in espacio ideal para la familia, ya que cuenta con todos los servicios para visitante: estacionamiento, vestuarios, baños, servicio médico y odontológico renovado servicio de bar y zona de arboleda, entre otras comodidades. seguridad también es prioritaria contando con un servicio de guardavidas y vigilancia privada.

FUTURO
En Rosario, la actividad turística constituye una realidad en franco crecimiento. Y es por eso que estos espacios de recreación cobran fundamental importancia a la hora de recibir diariamente a visitantes de otras ciudades y países que gustan y disfrutan de sus vacaciones en contacto con el río ó en las Piletas Alem.
En el caso de La Florida, a lo largo de cada jornada estival es recurrente la presencia de numerosos visitantes extranjeros de los más variados puntos cardinales, extasiados ante el envidiable paisaje que ofrece nuestro imponente río, a pocas cuadras del trajín urbano.
El objetivo presente y futuro es seguir creciendo, dotando a estos dos balnearios de mayores y mejores servicios, y continuar ofreciendo, con renovado impulso, opciones en el verano, para disfrute no sólo de los rosarinos, sino también de la creciente presencia turística en nuestra ciudad.
Guardería  de Kayaks
Es la novedad de la temporada: un nuevo servicio para embarcaciones menores con acceso directo al río, que se emplazó en el sector norte del estacionamiento del Balneario La Florida, con ingreso por la rotonda Escauriza.
Quedó habilitada en noviembre de 2009 y tiene una capacidad para 800 embarcaciones.
Las instalaciones se completan con un edificio para oficina de control, vestuarios y baños con agua caliente las 24 horas. El conjunto de camas está techado y tienen dispositivos deslizadores. Cuenta con seguro para embarcaciones y vigilancia durante todo el día.


CONTACTO
Costanera Rosario EEM
Av. Costanera s/N° y Escauriza
Tel/Fax (0341) 453-3491 13783

Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital del Bicentenario” 2010