Por Bill Ruesch
Rosario es rica en historia, conservando un compacto patrimonio que, pese a la picota demoledora del progreso mal entendido, se mantiene para el placer de quienes aún gustar de interrogar sobre el pasado, para entender un poco más el presente y, porqué no, vislumbrar el futuro. Pero no todas son rosas. Si bien el este camino del transcurrir histórico está hecho tanto con lo bueno como con lo malo, sin la posibilidad de separar lo uno de lo otro, hay aspectos del mismo que no merecen mayor trascendencia que la que le cabe para todo lo que está vinculado con las miserias humanas. Y dentro de esta categoría entra la oscura historia del barrio Pichincha, lejos de ser esa postal pintoresca de nuestra urbe que nos quieren mostrar. A continuación pasamos repasar brevemente -y a simple manera de ejemplo- la historia de uno de los prostíbulos más famosos de la zona: el “Petit Trianon”.
Este antro estaba situado en el
número 78 de la calle Pichincha, hoy Ricchieri. A las pupilas de este
establecimiento se les entregaba fichas o “latas” de $ 3, precio éste que
debían pagar quienes requerían sus servicios. Tal suma era de importancia para
la época, aunque los más suntuosos, dentro de los oficializados, cobraban $ 5,
y los más “económicos” tan sólo $ 1.
El dueño de este prostíbulo era
Enrique Chatel, quien lo regenteaba con la colaboración de su concubina, la
famosa “Madame Georgette”, que en realidad no era ni madame ni Georgette, pues
su verdadero nombre era María Peña López. Chatel había nacido en Francia en
1896 y llegó a la Argentina en 1917, cuando contaba 21 años. Apenas llegado a
nuestro país se hizo cargo de un prostíbulo en la ciudad de Mendoza. A partir
de entonces engrosó rápidamente su prontuario policial. Cuando se produce el
desmantelamiento de este barrio prostibulario, a comienzos de la década de
1930, Chatel es deportado a Francia.
Durante su estadía en Rosario,
Chatel pasaba por hombre adinerado y mantenía contacto con personas allegadas
al poder. Era propietario de un automóvil marca Lancia, conducido por su chofer
personal, conocido como “Renato” en ese ámbito. Su verdadero nombre era Rómulo
Puglisi.
Una vez deportado Chatel y
concluido el período dorado de Pichincha, el edificio donde había funcionado el
“Petit Trianon” volvió a ser utilizado para menesteres afines. En efecto, hacia
1937 –en vísperas de elecciones nacionales- se inauguró allí el “Chabane”. Es
que, parafraseando a Pascal, la política tiene razones que la moral no
entiende.