Por Miguel Angel Di Marco (h)
En conmemoración del primer centenario de la
Revolución de Mayo de 1810 la ciudad -que a partir del censo de 1895 ya
detentaba el segundo lugar en importancia y población de la República- con sus
doscientos mil habitantes, construyó por suscripción popular el Hospital del
Centenario y la Biblioteca Argentina.
Para 1910 había 18 sociedades de beneficencia y
26 sociedades de socorros mutuos. En aquel entonces Ja masonería
rosarina en auge también cumplió tareas
asistencia-Ies.
Entre 1898 y 1904, Rosario contó con la
continuidad de intendentes hacedores, de feliz memoria para el progreso de la
ciudad: Luis Lamas. Isidro Quiroga y Daniel Infante. Una conquista urbanística
la constituyó el Parque Independencia, con 60 hectáreas de extensión,
habilitado al servicio público en 1902, que albergó desde entonces al Jardín
Zoológico, al Hipódromo del Jockey Club y la pista ciclística del Veloz Club
Rosario. Ya en ese entonces Rosario contaba con las siguientes entidades
deportivas, por orden de antigüedad, Rosario Cricket Club, Rosario Athletic
Club, Plaza Jewell, Club Alemán, el Polo Club, Rosario Rowing Club, Rosario
Central, Gimnasia y Esgrima y Newells Oíd Boys. En 1890 la provincia se hizo
cargo de las escuelas municipales, y la reiterada crisis del presupuesto
estatal santafesino hizo que la enseñanza oficial sufriera hasta 1910 un
notorio deterioro, al punto de que todas las escuelas funcionaron en edificios
que no le eran propios. Esta situación y la demanda educativa de la población
inmigrante ayudaron a la proliferación de institutos privados y la llegada de
congregaciones religiosas, que vinieron a cubrir el vacío existente.
Dentro de los establecimientos de enseñanza media
oficial, de principios de siglo XX, merecen destacarse la labor del Colegio
Nacional, la Escuela Normal de Maestras, la Escuela de Comercio, la Escuela
Industrial de la Nación, y la Escuela Normal Nacional N2. Rosario se destacó
por una pléyade de destacados docentes: Isidro Aliau, Eudoro Díaz, y Juana
Blanco, entre otros, y por personalidades de la cultura y la política que transcendieron la patria chica y se destacaron en el concierto nacional:
Federico Valdés, Estanislao Zeballos, José Olegario Machado, David Peña, Manuel
Caries, Rodolfo Rivarola^ David Peña, entre otros. A la intensa actividad
lírica del Teatro Olimpo se agregó en 1894, el teatro La Comedia, que en 1902
estrenó Canillita, de Florencio Sánchez. En 1895 abrió sus puertas
el Nuevo Politeama, en 1904 el Teatro Colón, un mes más tarde La Opera, y en 1917, el
teatro Odeón. La ciudad también contó por entonces con la primera sala
cinematográfica de Sudamérica, a tres años de darse a conocer ese invento en
París, y que se denominó Cinematógrafo Lumiére. En 1916 se inauguró el nuevo
edificio de la Jefatura Política, frente a la plaza San Martín, reemplazando al
antiguo de Córdoba y Buenos Aires.
El vigoroso crecimiento que comenzó a adquirir la
cultura rosarina en ese entonces estuvo reflejado por la creación de un gran
nosocomio para solemnizar el centenario de la revolución de Mayo, el Hospital
Escuela del Centenario. En 1912, se inauguró la Biblioteca Argentina, y se
organizó la asociación El Círculo.
Nuevos grupos políticos vinieron a romper el
exclusivismo del oficialista Partido Nacional y la opositora Unión Cívica
Radical. En noviembre de 1908, se concretó la constitución definitiva de la
Liga del Sur como partido, en las instalaciones del Teatro de la Opera. La
flamante fuerza, sustento del Partido Demócrata Progresista que nació en 1914,
estuvo liderada por don Lisandro de la Torre, y una de sus banderas fue el
traslado de la capital provincial a Rosario, y la reforma del régimen
municipal.
Dos años después se dictó la Ley Sáenz Peña, que
garantizaba el sufragio universal, secreto y obligatorio, y la provincia de
Santa Fe fue el lugar donde se aplicó por primera vez la nueva experiencia
electoral, que llevó al radicalismo a la gobernación, y a destacados dirigentes
de ese partido y de la Liga del Sur al Congreso de la Nación. En el campo el
malestar que atravesaban los colonos por los altos arrendamientos, los
desalojos arbitrarios y la baja cotización del cereal hicieron eclosión con lo
que se conoció como "el Grito de Alcorta", que desde ese pueblo se
extendió a las provincias vecinas. Para dar un cause institucional al
movimiento rural quedó constituida en ese mismo año, en agosto de 1912, la
Federación Agraria Argentina. El descontento de los obreros y empleados por
los bajos salarios hicieron
eclosión en reiteradas huelgas y manifestaciones callejeras.
La de los empleados de tranvías de 1913 motivó
que por sus dimensiones el gobierno provincial solicitara al nacional la
presencia de regimientos del Ejército, que ocuparon la ciudad. Una situación
similar se originó en 1917, durante la huelga de ferroviarios, marítimos y
tranviarios. El estallido de la Primera Guerra Mundial conmovió a la ciudad
formada por inmigrantes italianos, ingleses, franceses o alemanes, y la mantuvo
en vilo hasta 1918. La prensa seguía cotidianamente el desarrollo de la contienda
y con suscripciones populares, las colectividades giraron donativos hacia los
países en guerra. La revolución rusa de 1917 y la expansión del comunismo
estimuló aún más el clima de agitación en Rosario, y la reacción de la Liga
Patriótica Argentina, nacionalista. La sanción de la Constitución Provincial de
1921, impregnada por el ideario demócrata progresista introdujo reformas
radicales para la modernización de Santa Fe y el municipio de Rosario, pero fue
vetada por el gobernador Enrique Mosca.
Fuente: Extraído de la revista “Rosario y su
Historia” Fascículo N• 57 de Octubre de 2007.