El establecimiento de esta mano de obra en el barrio del sur rosarino
produjo —junto con la instalación de la fabrica, como se denominaba al
Swift— un cambio de fisonomía y trajo aparejados asimismo nuevos conflictos
sociales.
Estos coincidirían con lo que podríamos
llamar una segunda etapa dentro del movimiento obrero argentino, caracterizado
por una tendencia reformista, en la que predominaron las corrientes socialistas
y sindicalistas, en contraposición con la primera etapa signada por una
tendencia revolucionaria en la que predominaban los anarquistas.
En
Rosario, el sindicalismo fue un fenómeno fundamentalmente urbano. En el período
1880/87, con el paralelo ingreso a la ciudad de una importante corriente inmigratoria,
es que se organiza el gremialismo rosarino con el aporte de europeos que ya
habían conocido el movimiento sindical en sus respectivos países de origen.
Puede señalarse ese momento inicial como coincidente con las huelgas ferroviarias
de 1886/88, cuando ya se había constituido La Fraternidad y funcionaba una
filial de la misma en nuestra ciudad.
El movimiento sindical local de esa
primera etapa carecía de una organización definida, aunque existía por cierto
el sentido de solidaridad en sus dirigentes y se producían ya enfrentamientos
entre tropas y manifestaciones populares.
Con la instalación del frigorífico se produjeron las primeras luchas
sindicales de los trabajadores de la carne, entre 1924 y 1926, las que se
profundizaron entre 1928 y 1930, cuando se inicia la huelga más dilatada
realizada hasta entonces, iniciada en Rufino y en el puerto de Rosario, y a la
que se plegaron otros gremios y los obreros del Swift.
Estos movimientos habían tenido
dramáticos antecedentes en el año 1904, cuando en Rosario, Zarate, Berisso y
Avellaneda los trabajadores de los frigoríficos La Negra, La Blanca y Angla reclamaron
la jomada laboral de ocho horas y mejoras salariales. El salario, por
entonces, era menor que los gastos necesarios establecidos por el Ministerio de
Trabajo de la Capital Federal. También en 1917 se reiteraron sucesivos paros en
los frigoríficos de capital norteamericano situados en territorio bonaerense:
Berisso, La Plata y Avellaneda.
Las
condiciones de trabajo del Swift no diferían de las que eran comunes a los
obreros en la Argentina posterior a 1920. Los testimonios actuales de quienes
viven y conocen el barrio son diversos. Daniel Malaponte afirma: "El frigorífico,
siempre en manos norteamericanas, explotó permanentemente a sus obreros, y
ninguno de estos salía, al cabo de su vida en la empresa, en mejores
condiciones económicas. Se hacían sus casitas en muchos años, es cierto, pero
eran intelectualmente sometidos..."
Jorge
Leiva, en cambio, tiene una opinión diferente: "El Swift tuvo siempre un
alto porcentaje de producción y se trabajaba en forma distinta a la de ahora,
es decir, se tomaba personal para un período o dos, tres o cuatro meses. No
había contrato alguno, se tomaba personal temporario, a veces para trabajar
dos días seguidos, cuando se preparaba la "picada".
Después, el trabajo, mermaba y se suspendía transitoriamente a la
gente. Pero ellos no se iban, porque sabían que a lo mejor pasaba un mes, 6 15
a 20 dias y volvían a llamarlos... Cuando necesitaban tomar mucho personal, por
ejemplo 300 a 400 personas, inmediatamente la gente ya estaba en la puerta
esperando. Muchísimos eran conocidos ya por la empresa y se tomaba a esa gente:
ya tenían la mano de obra práctica..."
El inmigrante Piotrowski, por su lado, consigna su propia experiencia:
"No se trabajaba en las mejores condiciones, pero no se podía protestar
mucho tampoco, porque si no uno perdía el trabajo. Asi que adonde a uno le
tocaba tenía que ir. No se podía uno enfermar porque si se enfermaba también
lo echaban", para rememorar luego: "La primera huelga de 1928/29 hizo
que echaran a mucha gente a la calle. No les gustaban los que hacían
problemas..."
Fue en esos movimientos huelguísticos que comenzó a estructurarse la
idea de un gremio unido, mientras se mantenían vigentes sindicatos de obreros
de la carne en los que predominaba aún la dirección de anarquistas y comunistas.
El establecimiento del Swift y la consecuente instalación en la zona de obreros
que trabajaban en él, así como sus tempranas del Saladillo para ceder espacio a
un presente obrero que se afianzaba e imponía inexorablemente.
Fuente: Extraído de la revista
“Rosario, Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo Nº 15 de Julio 1991. Autores: Sandra A. Bembo-Nelly
I. Sander de Foster – Marisa Richa.