Sin embargo, el que
establecería sensibles diferencias, desde lo arquitectónico a la
infraestructura de servicios que pondría a disposición de sus clientes, sería
el "Hotel Italia", de Albino Pagliano, en Maipú 1051, convertido
también hoy, como el de "France et d'Anglaterre", en una dependencia
oficial, en este caso de la Universidad Nacional de Rosario.
El edificio, terminado en 1886, tenía una superficie de 5000 m2 y su
ampliación ulterior estuvo a cargo del ingeniero Antonio Meliga, que viajó a
Europa junto a Pagliano para estudiar los grandes hoteles y comprar la vajilla,
las doce arañas de cristal de Baccarat, alfombras, muebles y demás elementos
que lo convirtieron en un hotel de gran categoría. Posteriormente fue ampliado
y reformado bajo la dirección de la empresa Candía, siempre adaptándolo a las
necesidades que imponían los tiempos.
En 1900, se lo publicitaba mencionando que recibe mensualmente 500 barriles de Barbera,
Brachetto, Nebiolo, Barolo, Moscato, para venta al por mayor. El establecimiento contaba con cien habitaciones en seis patios,
señalándose que está montado a la altura
de los de primer orden en Buenos Aires y otras ciudades.
En 1909, el "Italia" alojó a más de 10 mil pasajeros en sus
200 habitaciones y 25 departamentos; el comedor tenía capacidad para 400
comensales y trabajaban por entonces 130 personas de servicio, dirigidas por
Pagliano y sus hijos Francisco y Antonio. En marzo de 1910, de seguro por la
fiebre de lucimiento del Centenario, el establecimiento incorporaría una
orquesta de 14 profesores que amenizaban almuerzos, cenas y banquetes. Ya por
entonces, el Italia contaba con su servicio propio de transporte y sus
carruajes hacían numerosos viajes diarios llevando y trayendo pasajeros a la estación
Rosario Norte.
El hotel albergó, a partir de su inauguración, a la mayor parte de los
grandes personajes de paso por la ciudad, y en especial a los artistas más
renombrados, desde Enrico Caruso a Parravicini o el legendario matrimonio de
actores Guerrero-Díaz de Mendoza, sin excluir poi cierto a familias tradicionales,
políticos, embajadores o conferencistas. de nota que llegaban a Rosario.
Incluso antes de ser vendido por la familia Pagliano, se alojaría en el hotel
el entonces presidente de Italia, Giovanni Gronchi. Este recibiría entonces a
todos los descendióme, de Albino Pagliano incluidos sus bisnietos.
El apellido Pagliano se reiteraría en el rubro
hotelero y gastro nómico del Rosario de esos años, en 1905, con el "Hotel y Restaurat Pagliano",
de Alejandro Pagliano (hermano de Albino) .en San Luis 1038/42, frente al
Mercado Central, casa atendida por el
mismo dueño, muy conocido y antiguo en esta plaza. El apellido Pagliano aparece asimismo, entre los años 1909 y 1911,
como perteneciente al dueño del "Nuevo Hotel Italia", en la cuadra
siguiente al anterior (San Luis 1136), con un depósito de vinos del Piemonte
anexo.
Albino, por su parte, tenía a su cargo,
por los mismos años, el "Hotel Central", en Urquiza 1264, al que en
1911 se lo promocionaba como especial
para familias, con departamentos amueblados con todo el confort exigible. En 1919, una promoción lo consigna como de propiedad de B. Terzano y Compañía, otro de los apellidos de larga tradición en el rubro en la ciudad
Mikielievich precisa que el edificio de este hotel fue construido en el siglo
XIX por el arquitecto José Soler (la sociedad Soler Hermanos sería el primer
propietario del mismo), con líneas de reminiscencias moriscas, de bello
exterior, cuya remodelación, en 1978, que lo convertiría en el actual
"Hotel Imperio",dio lugar a una construcción indefinida sin ningún
parentesco con la antecesora. En 1888 los Soler alquilan el inmueble a la firma
Auzades y Plumet, propietarios del "Hotel Central" de Buenos Aires.
En los años del Centenario, Pagliano era dueño también, como se mencionara, del
"Hotel Europa" (ex "Hotel de France et d'Angleterre").
Mi bisabuelo, Albino Pagliano, había
nacido en Piemonte, Italia, y tuvo una infancia difícil, ya que quedaría
huérfano de padre a los cinco años. La suya era una familia pudiente, pero a la
muerte de su padre las cosas cambiaron. Por eso, siendo adolescente todavía,
viaja al sur de Francia y trabaja un tiempo allí, tratando de mejorar su
situación, cosa que logra. A los diecinueve años regresa a su patria y conoce a
Dorina Fessia, de diecisiete, hija de un comerciante propietario de viñedos que
comercializaba sus vinos y los repartía personalmente en carros, como se hacía
a comienzos de siglo XX. Al decidirse a venir a Argentina, como otros cientos
de miles de italianos, se casa con Dorina con la conformidad del padre, que le
dijo: "Aunque sé que nunca volveré a verte", lo que sería verdad...
La llegada de la joven pareja, de veintiuno y diecinueve años, se produjo en
el puerto de Rosario y tentaron suerte primero en el campo, en Gesler, al
norte de Santa Fe, donde Dorina no se adaptaría, por lo que volvieron a nuestra
ciudad instalando una casa de comidas en la zona del Bajo portuario; ella
estaba encargada de la cocina y Albino
del salón. Ese emprendimiento, sumado al capital que habían traído de Italia,
les permitió acceder a un crédito del Banco de Londres, a sola firma, con el
cual comprarían los terrenos donde se levantaría el Hotel Italia. Allí
iniciaría a la vez una actividad hotelera notable, que lo convertiría en uno de
los pioneros del rubro en Rosario.
(Dr.
Mario Spirandellli: Testimonio personal recogido en octubre de 1999)
Pagliano tuvo dos hijos varones, los
nombrados Francisco y Antonio, este último muerto de neumonía a los 22 años en
Capilla del Monte (Córdoba). El primero sería quien llevaría a la sociedad
familiar a un nivel económico muy alto, llegando a manejar una cadena de nueve
hoteles propios, entre ellos algunos de gran jerarquía para la época, como el
"Hotel Savoy" y el "Grand Hotel", en Buenos Aires, y el
"Hotel Regina" en Mar del Plata, con dos más en el exterior: uno en
Montevideo y otro en Chile. A la muerte de Francisco, a los 50 años (Albino
había fallecido ya), comenzaría la lenta disolución de aquel complejo
hotelero.
De sus hermanas mujeres, Magdalena, Luisa
y María, mellizas, y Lili, la menor, sólo la segunda tendría directa
vinculación con el manejo de la empresa a través del conde Adalberto Angeleri,
que sería administrador del "Hotel Italia" por muchos años, pero cuya
pasión era en realidad la pintura, al punto de que algunas de sus obras, firmadas
con el seudónimo Stolz, llegaron a la pinacoteca de la Capilla Sixtina.
María se casaría con otro
italiano, el doctor en química José Deambroggi, quien concretaría a su vez una
empresa familiar que alcanzó más tarde renombre local y nacional por largo tiempo, a través del "Detergente Dea" que
elaboraban; Lili lo haría con un prestigioso médico de la Capital Federal, el
doctor Campana, mientras Magdalena contraería matrimonio con Gualtiero
Spirandelli (que fuera uno de los precursores de la elaboración de manteca en Rosario,
con su marca "Flor de Crema", elaborada con leche de sus propio
tambos), quien iniciaría, con su apellido, otra de las familias reconocidas de la ciudad. De ellas surgirían un
intendente municipal, el doctor Celio Spirandelli y un reconocido médico
cirujano, Edgardo Spirandelli.
Fuente: extraído de libro rosario del
900 a la “década infame” tomo III editado 2005 por la Editorial homo
Sapiens Ediciones