Angel García, un
asturiano nacido en 1867, se había establecido en Rosario a los 14 años,
trabajando en la ciudad junto a su hermano hasta lograr reunir el capital
suficiente para la concreción de una tienda. "La Favorita",
inaugurada en mayo de 1897, tendría nuevos edificios en 1905, siempre en esa
tradicional esquina céntrica, en 1912 y finalmente en 1926/29.
En el año del
Centenario, la mencionada firma ofrecía trajes tailleurs de corte y confecciones parisienne a $ 17.50, mientras que
en 1912 otras ofertas ilustraban acerca de otros atuendos y costos: blusa de nan-souk a $3.50; traje de rico brin rayado, botones de nácar
y puños de piqué a $26; elegante batán de broderie inglesa, adornado con
valencianas y vainillas pasacintas a $ 35; sombrillas de tafeta de pura seda a
$ 12.
Tienda tradicional de
la ciudad, contaba, como muchas otras, con su casa de compras en París, en Rué
Paradis, 34 (donde al parecer se concentraban las agencias parisinas de las
casas importadoras de la lejana Rosario) y en los años del Centenario
trabajaban en ella cerca de un centenar de personas. El edificio original fue
reemplazado por un segundo local en la misma esquina en 1912 y luego por el
actual, iniciado en 1926 y concluido en 1929, contemporáneo del vecino Palacio
Fuentes, y concretado sobre proyecto de los arquitectos Presa y Arman, con
Candía y Cía. como empresa constructora y Carlos Righetti como responsable de
las esculturas y decoraciones interiores de la imponente construcción. La venta
del paquete accionario de la familia García posibilitó que la tradicional
esquina siguiera albergando a una gran tienda, al ser adquirido el mismo por la
cadena chilena Falabella, cerca ya del final del siglo XX.
La
tienda aparece mencionada en la primera novela escrita por un rosarino sobre su
ciudad: ¡ Vencido!, de Jorge Sohle,
publicada en 1901.
Llegaban a la esquina Libertad, donde, hasta hace poco tiempo se encontraba
la tienda "Buenos Aires" cuando Sanquet, interrumpiendo a su amigo
que le hablaba de mandar en el próximo marzo a su hijo mayor a un Colegio
Inglés, le dice: "—Quién es esa muchacha que viene con SaraCastillo?
Acaban de salir de 'La
Favorita'. Cómo se ríen, parece que fuera de nosotros.
¿Tendremos algo de ridículo?"
(Jorge Sohle; "Vencido!
(Cuento de Rosario de Santa Fe)", Jacobo Peuser, Rosario, 1901)
Las vidrieras de "La Favorita" eran
parada obligada del corso rosarino de los primeros años del siglo, como lo
eran también las de otras tiendas emplazadas sobre la misma calle central.
Sería el caso de la "Gran Tienda Buenos Aires", que comenzara como un
negocio importante en la esquina suroeste de Córdoba y Entre Ríos, con dieciséis
vidrieras, aunque no se trata del edificio que aún se yergue en esa esquina, de
construcción ulterior y donde la firma siguiera funcionando aún por muchos
años.
Había sido fundada en
1868 por Antonio Gómez y Santiago Terán, pero en 1916 sus propietarios eran
todos de esta última familia: Eleuteriojosé y Vicente Terán, que manejaban una
dotación de medio centenar de empleados y un taller de confecciones con igual
cantidad de operarías: cortadoras, costureras, etcétera. Como toda gran tienda
de ese tiempo, "la
Buenos Aires" tenía secciones de lencería, tejidos,
sedería, artículos para señoras, novedades, tapicería, alfombras y su
inevitable casa de compras parisina, que la abastecía de "lo último".
Similares
características ostentó "Casa Gath & Chaves", primero en Córdoba
entre San Martín y Maipú y luego en su edificio propio en la esquina suroeste
de Córdoba y San Martín, filial de la casa porteña del mismo nombre, que
rivalizaría durante más de cinco décadas con "La Favorita" en las
preferencias de la burguesía adinerada de principios de siglo, primero, y de la
clase media después de 1930. Gath & Chaves, cuya central porteña estaba en
Florida y Cangallo, había sido fundada en 1883 por Lorenzo Chaves y Alfredo
Gath, originalmente en San Martín entre Piedad y Cangallo; tenía sucursales,
además, en La Plata,
Mendoza, Bahía Blanca, Paraná y Mercedes (Provincia de Buenos Aires) y dos
casas de compras, una parisina, en Rué Richer IXme.,y otra neoyorkina en 13-25
Astor Place.
Su denominación legal era S.A. Almacenes
Argentinos Gath & Chaves Ltda., y su céntrico edificio, actualmente
conocido como "Victoria Malí", fue construido en 1927 según proyecto
de los arquitectos británicos Eustace Lauriston Conder, Sidney Follet y
Augusto Farmer, al igual que los construidos en otras ciudades como Buenos
Aires, Santa Fe y Paraná. La para esa época impresionante estructura de acero
(realizada por la
Compañía Británica de Acero Limitada, que también
interviniera en la construcción de "La Favorita" y el Teatro Odeón), se levantó en
40 días, lapso de tiempo notable aún para la actualidad. El edificio, que
contaba con una superficie de 8500
m2, con cinco plantas y dos subsuelos, y cuya
construcción fue confiada a Alejandro Hume y Cía., una empresa porteña, quedó
concluido en seis meses y fue inaugurado el Io de noviembre de 1927.
Sus
catálogos llegaron a ser tradicionales y eran esperados con expectativa, como
adelanto de la indumentaria que deberían lucir las mujeres para las que
"vestir a la moda" era una obligación social o un imperativo de
figuración social. Gath & Chaves era, en tiempos posteriores al Centenario
de Mayo, permanente proveedora de atuendos femeninos, pero también masculinos
en un espectro que iba desde la ropa de calle a la que se destinaba a las
recepciones sociales, la ida al teatro o a los agasajos. En 1912, ofrecía
trajes de casimir fantasía a $ 29.50 pero también fracs a $ 100 y pantalones
desde $ 8 junto a un sombrero Henry Heath importado a $25, una galera de felpa
a un peso menos o camisas
de París con pechera lisa con tablillas en la botonadura, como rezaban sus
avisos, a $ 14.
Un buen ejemplo del
status que otorgaban las grandes tiendas, y ésta en particular, la brinda un
aviso aparecido en la revista P.B.T.,
en
1904. En el mismo se ve a una pareja en la calle y al caballero que dice a la
mujer: ¿No te decía yo que vistiéndonos en Gath
& Chaves nos iba a saludar la gente como apersonas de la crema? El dibujo incluía un
tercer personaje: un niño que portaba un globo con las iniciales de la famosa
tienda.
Aquella
costumbre de remitir los impresos con las novedades de la temporada era común a
la mayor parte de las grandes tiendas con sede en Buenos Aires, que publicaban
sus avisos en las revistas que llegaban a Rosario y eran visitadas por buena
parte de las señoras de la sociedad local que viajaban a la Capital Federal
con ese fin. Era el caso, entre 1900 y 1920, de "A la Ciudad de México", de
Cuyo y Florida, fundada en 1889, calificada por la prensa de la época como templo de la moda; la "Tienda San Juan", ubicada en Alsina
y Piedras, de 1875, preferida por la clase acomodada porteña; la "Gran
Tienda Buenos Aires", en Victoria 650; "El Siglo", de Rivadavia
y Piedras frente a la "Confitería del Gas"; la distinguida
"Harrods", de Florida al 800, inicialmente en calle Tucumán, filial
de la prestigiosa casa londinense de Sir W. Burbidge; la "Tienda
Cabezas", en calle Cuyo entre Florida y San Martín, o "La Imperial", de
Victoria esquina Piedras, todas ellas competencia nada desdeñable para las
casas rosarinas.
La misma competencia
que opondría, en los finales del siglo XIX la tienda "A la Ciudad de Londres", en
Perú entre Rivadavia y Victoria, fundada por los hermanos Brun en 1878, una de
las pioneras en la denominación de "A la Ciudad de...", que
imitarían muchas otras en años posteriores. Era, por lo demás, editora de La Elegancia, única
publicación dedicada a la moda originada en esas grandes tiendas, cuyos
ejemplares llegaban también al Rosario a calmar la avidez de novedades de las
señoras de la alta clase social Las damas de las familias de mayor
significación social y poderío económico no desdeñaban, por lo demás, en los
años iniciales del siglo y hasta 1916, la visita a la porteña
"maison" de Madame Carrau, en el nacimiento de la tradicional calle
Florida, que les garantizaba los modelos parisinos provenientes de los
principales modistas franceses del momento.
No menos importantes, pero mucho menos
selectivas en su clientela, ya que en ella se mezclaban inicialmente las
señoras de rancios apellidos con las que sólo portaban dignamente el suyo
aunque tuviera resonancias criollas o europeas, eran tres grandes tiendas
rosarinas :"A la Ciudad
de Roma", en San Martín y San Juan, “Casa Zamboni” con cuatro locales
céntricos concentrados en la misma manzana, y" Casa Cassini", en San
Martín y Rioja.
La primera de ellas sería impulso inicial de la
importancia económica y social de una rama de las familias destacadas de las
ciudad, los Castagnino. Giovanni
Battista Castagnino, que llega a la ciudad hacia 1852, se inicia con un pequeño
negocio de tienda “Alla Cittá di Roma”
se inicia en 1852 , se inicia con un pequeño negocio de tienda
hasta 1880, para radicarse
definitivamente en el Rosario, funda al entonces Mercado Sud, luego Central, en
la esquina suroeste de la calle Puerto ( actual San Martín) y San Juan. En el
solar adquirido hace construir un importante edificio, reproducido en las
tarjetas postales que la tienda imprimiera en los años del Centenario. La firma
comercial se modifica y diversifica en 1893 y pasa a ser "Castagnino e
Hijos y Sanguinetti", abriendo asimismo la importación de comestibles, con
un negocio instalado en la céntrica calle Córdoba.
Al
morir el fundador en 1899,1o suceden sus hijos Alfredo v Guido, que mantienen
la sociedad anterior hasta la muerte de Nicolás Sanguinetti,
en 1909, cuando la firma se constituye como "Castagnino Hermanos
y Cía.". En 1905, los Castagnino adquieren un amplio terreno en Corrientes
351, donde levantan un monumental edificio 10 del
que aún se conserva la planta alta y en el que se centraban sus negocios de importación de comestibles en gran
escala, rubro al que se agregaría en 1916 el
de venta de maquinarias agrícolas, provenientes de Estados Unidos. Otros dos
hermanos de los anteriores se dedican, uno, Atilio, a la tienda, que era ya
tradicional en la ciudad, y el otro, Héctor, a la
atención de las oficinas de la, empresa en Genova, en
cuyo puerto embarcaban las remesas de comestibles con rumbo a Rosario.
Hacia
1900,1a firma representaba, entre otros, a productos prestigiosos
como el "Té Lipton" o el "Almidón Celluloil", utilizado
para los puños y camisas de los hombres de la época. En 1910 había expandido
la actividad a otra también redituable como el turismo publicando
avisos como el que anunciaba: El
vapor expreso "Príncipe di Udine" saldrá para Santos y Genova el 8 de
enero a las 4 p.m. como ejemplo de los rápidos viajes a Europa, con las mejores comodidades; director de
hotel a bordo, cocina excelente, novillos y pollos vivos. Los más amplio-,
puentes de paseo, capellán a bordo. Cosa de pasarla bien y, de paso, poder confesar
algún pecadillo cometido durante la travesía.
Las
viejas tarjetas coloreadas con imágenes de edificios de la ciudad
de 1910 (el Banco Francés, el Teatro La Opera, los Tribunales de Justicia o la propia
tienda), con la publicidad de "A la Ciudad di Roma" en su reverso, testimonian todavía
hoy, aunque amarillenta por el paso del tiempo, el dinamismo de aquella gran
tienda, una di las más populares.
José
Castagnino (1853-1916), de la otra rama familiar, sería asi mismo
comerciante notorio entre ambos siglos, y formaría parte de la
clase poderosa de la ciudad. Se inicia en ella como propietario de un
almacén de productos importados, bajo la firma "Berizzo y
Castagnino", en 1853. Dos años más tarde, asociado con Luis Pinasco,
integra durante más de dos décadas, entre
1875 y 1897, la firma "Pinasco y Castagnino", 1 n
el mismo rubro, ya su desvinculación funda con su hermano Juan la"( Casa Castagnino Mérmanos", en la planta baja de
la aún hoy espléndida residencia de la esquina suroeste de Maipú y San Juan.
Fue
socio comanditario de "A. Cánepa y Compañía" e integró las comisiones de
instituciones representativas de Rosario como la Sociedad Rural,
que presidiera y entre cuyos fundadores se contara; el Banco Provincial de
Santa Fe; la compañía de seguros "La Rosario”, de
la que fuera también fundador, y la Compañía Sudamericana
de Seguros; la comisión promotora del Hospital Italiano, a cuya concreción contribuiría
su familia y cuyo directorio presidió durante ocho años. Padre de
Juan Bautista, en cuya memoria se construirá el museo de Bellas
Artes que lleva su nombre, y de Guido, jurisconsulto
nacido en 1894, fue como muchos otros hombres de su
clase social, integrante del Concejo Deliberante, en su caso como representante
de la Liga del
Sur (a la que adhiriera desde su crea-
ion), durante siete períodos.
ion), durante siete períodos.
Su hermano y socio,
Juan Castagnino, se había asociado a los 22 años a una
agencia marítima ya establecida, la que giraría durante los siguientes ocho
años bajo la razón social "Caffarena y Castagnino", hasta que con
José y los hermanos Luis y Américo Cánepa se asocian los Pinasco, primos suyos
por lo demás y se dedican al comercio mayorista de comestibles.
"Casa
Zamboni" tendría como antecedente inicial hacia 1891, Una modestísima sombrerería al lado del Teatro Politeama como recordara apital en
1914, al publicar la noticia del fallecimiento de Angel Zamboni, el fundador,
ocurrido en Várese (Italia). El negocio tuvo un pronto y notable crecimiento,
al punto de que en los primeros años «leí siglo, Zamboni decide
asociar nuevos capitales, los de Emilio Rey.
En el
Centenario la casa contaba con 197 empleados en sus cua-110 locales,
ya como "Zamboni y Cía.", y un centenar de mujeres que . desempeñaban
en los talleres de confección. Un gran motor a gas con su dínamo y una batería
de acumuladores proveían electricidad complejo
comercial, a lo que se sumaba otro confort: 57 ventiladores de techo y un
ascensor eléctrico, el segundo instalado en la ciudad y el primero en una casa
de comercio. Los cuatro locales albergaban doce
departamentos: despensa, sastrería, bonetería, sombrerería,
confección, modas,
bazar, perfumería, camisería, zapatería, tienda y mercería: todo un
"shopping"...
Las
cuatro direcciones, Sarmiento 827, Córdoba 1035 y 1063 y San Martín 844, la
convertían en un real emporio comercial, muy popular y concurrido. La porteña
revista Fray Mocho, en 1913, en una nota
sobre la tienda consigna: En el
extranjero se cree que únicamente Buenos Aires puede tener tiendas a la europea
como la Galería
Lafayette de París. Rosario también tiene su Louvre. Es la Casa Zamboni, con
oficinas de compras en Rué Paradis, 24, de París; 25 Broad Street, Nueva York;
Piazza Borromeo, Milano y 33 Bow Lañe, de Londres. El malagueño Rey se
haría cargo de la empresa al retiro de Zamboni en 1911, junto a los sucesores
del empeñoso italiano que llegara a la ciudad en 1886 con la ilusión,
concretada en su caso, de hacer fortuna.
Rosario no era como ahora, con tanto
progreso. Era un poquito menos. "La Favorita" estaba. Estaban la "Casa
Zamboni", la "Casa Cassini", la "Tienda Ideal de los
Novios", y un montón de casas que faltan, como "Gath &
Chaves".Tiendasgrandes, lindas. La Zamboni me parece que es la que se quemó, no me
acuerdo bien. Estaba en la calle Sarmiento, por la cuadra de la "Casa
Beige", por ahí. Se hizo una quemazón grande. Un hombre de Bella Vista se
traía los rollos quemados y adentro las telas estaban buenas. Trabajaba
sacando las cosas del incendio y lo que se podía sacar, lo sacaba. La Favorita era como ahora,
nada más que ahora han puesto la escalera mecánica que no tenía: la han hecho
un poco más moderna.
(Marsegaglia: Testimonio citado).
La
inauguración el 30 de noviembre de 1910 de la "Casa Cassini", fue un
real evento social en un año de tantas celebraciones, en San Martín 898,
esquina Rioja, y el comercio tendría un rápido crecimiento económico. Roque L.
Cassini, italiano, sería, en poco tiempo, uno de los inmigrantes adinerados del
Rosario y su tienda, una de las más concurridas por los rosarinos de toda
condición social. Entre septiembre y octubre de ese año se publicita en forma
permanente la inminente apertura de la tienda, a la que se anunciaba como un establecimiento único. La firma funcionaría posteriormente en otro
importante edificio en la esquina noreste de Córdoba y Sarmiento.
Fuente: extraído de libro rosario del 900 a la “década
infame” tomo III editado 2005 por la Editorial homo Sapiens
Ediciones