Mitologías también admiten casualidades
Como quedó dicho, durante 1925 y 1926, y ante la
falta de un terreno propio, Rosario Central disputaba los partidos de local en
la cancha que alquilaba al Club Bolsa de Comercio. Pero cuando le tocó jugar
con Newell’s por la Copa Vila de Primera
División de 1926, que organizaba la Liga Rosarina de Fútbol, la cancha de calle Ov. Lagos se podía utilizar. Entonces, las autoridades del
Club decidieron jugar el partido en la cancha que con el tiempo sería nuestro orgullo
y que en aquel entonces no estaba terminada aún: el gigante de Arroyito, que ya
tenía el alambrado perimetral y los arcos. Poco más. Ni vestuarios había …
De esa manera, el 14 de noviembre de 1926, Rosario Central vence nuevamente a Newell's,
esta vez por 4 a
2, en lo que no sería un partido más: era el primero en nuestra nueva cancha
El diario La
Capital del 14 de noviembre titulaba
«ROSARIO CENTRAL, SOSTENDRÁ, EN SU NUEVO FIELD, UN MATCH CON NEWELL'S OLD
BOYS» y comentaba que «con el
match a celebrarse hoy, la representación nombrada en primer término, dará por
inaugurada su cancha situada en Sorrento, en el ángulo que forman las calles
avenida Central (hoy Genova) y 31 (hoy Cordiviola). Se trata de un amplio campo de deportes, al que se
le ha dotado de toda clase de comodidades para la concurrencia de público, que
sin mayores molestias podrá presenciar el encuentro que se celebre en el
mismo» (19). También informaba que
ese día reaparecería Octavio Díaz, después de su exitosa participación con la Selección Nacional
en el Campeonato Sudamericano de Chile. Ese día también se inauguraba, a las 9
de la mañana, el Jardín de Niños en el Campo de Deportes ubicado en
Av. Central y Bulevar Avellaneda, compuesto por «diversos aparatos de
entretenimientos para la infancia. «Una de las obras más
importantes es el Jardín de Niños, que por entonces es el primero entre sus similares en la
provincia. Su inauguración significó
todo un suceso; concurrieron cientos de familias y más de 2.000
niños. Dichas instalaciones eran para los hijos de asociados y también para todos los niños
del barrio» (20).
El 15 de noviembre, lunes, La
Capital titula «EN SU MATCH CON NEWELL'S OLD BOYS, ROSARIO CENTRAL ALCANZÓ UN
MERECIDO TRIUNFO». Dice la crónica que «fue tanta la cantidad de público que
las autoridades de la entidad local, se vieron en la necesidad de suspender la
venta de entradas, quedando incluso gente sin poder entrar al field» (21),
habiéndose recaudado la suma de $ 2.515.
Rosario Central formó ese histórico día con Octavio Díaz; Florencio
Sarasibar y De Cicco; Félix Sarasibar, Fioroni y Fajardo; Macías, Ongaro,
Bertey, Coirini e Indaco. El arbitro fue Angel Gamez. «Alas 17
horas inició el juego Bertey, haciendo un pase a Coirini que fue
despojado por Vila». A los 10 minutos Central perdía. 2
a 0, pero a los 15' descontó de penal
Sarasibar —quien fue, a la postre, el autor del primer gol canalla en su nueva cancha—, empató
Castagno en contra a los 24' y a los 25' Bertey anotó el 3 a 2. El mismo Bertey, a los 6
del segundo tiempo, puso el 4 a
2 definitivo. La Capital de ese día publicó, en
un gesto que lo caracteriza, la foto del segundo gol de Newel’s...
El partido, entonces,
se jugó. Pero, ¿en qué andaban las obras?, ¿cómo estaba la cancha?
«La memoria del año siguiente —1926— indicaría que todas las obras
fueron ejecutadas por administración, habiéndose logrado con ello importantes
economías que —dice— si no fueron apreciables en todos los casos representaron
un aporte al caudal social. Es que —agregamos nosotros— cada peso en aquellos
años tenía un valor fundamental. De allí que entre esas pequeñas economías y
la ayuda personal de socios y simpatizantes, el estadio fue teniendo poco a
poco su campo de juego sembrado y sus tribunas se fueron levantando lenta pero
inexorablemente, lo mismo que las instalaciones sanitarias y demás» (22).
Un plan financiero
cuidadosamente elaborado en 1926 y la colocación de un empréstito interno,
permitió que en 1927 se encarara en firme la construcción de la obra, que es
encargada a la empresa «de los señores Ferrarese Hnos y Cia., de esta plaza
comercial, cuya seriedad y profesionalidad avalaban la erección de edificios
tales como el Palacio Fuentes, el Banco de la Nación Argentina,
sucursal Arroyito, compañías de seguros y demás. El contrato fue firmado por un
monto total de $ 46.955» (23). Ello después de que, el 1o de
diciembre de 1927, el Intendente Isaías Coronado firmara el decreto n° 277 que
otorgaba a Central los terrenos del Barrio de Arroyito por un plazo de 20 años.
Es dable recordar que
el presidente canalla, entre 1923 y 1931, era nada más y nada menos que don
Federico J. Flynn, quien ejercía la segunda —y extraordinaria— presidencia de
las cuatro que le concedió la historia.
Fuente: Bibliografia del Libro “ El Gigante de
Arroyito – La Verdadera
historia Autor Fabián Bazán Editorial Cultura Canaya – Año 2009