Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

Vistas de página en total

lunes, 1 de octubre de 2012

DEFILIPPIS NOVOA, Francisco (1892-1930)


Por Luis Etcheverry


El Poeta del teatro  Junto a talentos como Armando Discépolo y Samuel  Eichelbaum, fue el gran de autor de su época. En  Rosario el periodismo y estrenó primeras piezas.

Como dice Luis Ordaz en su indispensable "El teatro en el Río de la Plata", Francisco Defílippis Novoa fue "un poeta auténtico que cantaba en teatro. Unas veces con acento trágico, otras más o menos risueño o sentimental, pero siempre humano". Exponente de la corriente simbolista vanguardista y reconocido, junto con Armando Discépolo y Samuel Eichelbaum, como uno de los grandes dramaturgos que rescataron a la escena nacional de la chabacanería, su teatro fue, en esencia, "profundamente cristiano", pero de un cristianismo no religioso, carente de santos y vírgenes. Reconocido además como representante del grotesco criollo, en su corta vida -murió en Buenos Aires a los 38 años, en la plenitud de su talento dio forma a unas treinta piezas, la más famosa de las cuales es la inolvidable "He visto a Dios", de 1930, poco menos que en cartel permanente a lo largo y ancho de la Argentina. Otros títulos: "La casa de los viejos", 1914; "El conquistador de lo imprevisto", 1919; "El cacique blanco", "La madrecita", "La loba" y "Un cable de Londres", 1920; "Una vida", 1921, "Los desventurados" y "El turbión", 1922; "Hermanos nuestros", 1923; "Tu honra y la mía", 1925; "El alma del hombre honrado", 1926; "María la tonta", 1927; "Tú, yo y el mundo después", 1929, y "Noso­tros dos" y "Sombra en la pared", 1930.
Defílippis Novoa también incursionó en la dirección cinematográfica, donde plantó hitos llamativos. Hizo debutar a Carlos Gardel en "Flor de durazno", en 1917 y junto a Ilde Pirovano; a Victoria Ocampo (tenía 29 años y no era famosa aún con las letras), "Blanco y negro", 1919, y a Berta Singerman, "La vendedora de Harrod's", 1920. También dirigió a María Esther Podestá dos veces: "La loba", con Gardel, y "Los muertos", sobre libro de Florencio Sánchez, de 1919.
Nacido en Entre Ríos el 21 de febrero de 1892, egresó de la Escuela Normal de Paraná, donde ejerció el periodismo, y a los 19 años logró su primer estreno, "La pequeña felicidad". También fue maestro en el interior. En busca de horizontes llegó a Rosario, donde escribió para publicaciones libertarias, en boga en la época, pasando a ser figura de la cultura por el hecho decisivo de vivir aquí los primeros estrenos de sus obras por elencos porteños. La compañía de Enrique Orellano le montó, en el Politeama, "Crónica de policía"; Orfilia Rico, "El día sábado", y Pablo Podestá, "La casa de los viejos". Con esta pieza ocurrió algo curioso: estuvo en cartel sólo dos días. Por haber sido ello causa o efecto del encontronazo, ambos tendrán su Guayaquil: se disgustarán y no revelarán el motivo. Sin reconciliarse, el secreto los acompañará a la tumba. Nacido en Montevideo, el 22 de noviembre de 1875, el gran actor Podestá morirá demente el 27 de abril de 1923, siete años antes que Defílippis Novoa, quien se irá el 27 de diciembre de 1930.

Fuente.: Extraído de la Revista del diario “La Capital” 140 años – (1867-2007)