La costumbre del hombre
de desplazarse de un sitio a otro, en un principio en busca de alimentos y
refugio, y más tarde con fines comerciales, resultó en la necesidad del
establecimiento de zonas delimitadas para hacer un alto en el camino, recuperar
fuerzas, descansar y alimentarse para poder seguir el recorrido. Recordemos
que la única alternativa para el transporte de mercaderías y el servicio de
mensajerías por el interior, era la vía terrestre a tracción de sangre.
Durante el período colonial y hasta bien entrado el siglo XIX, en estos caminos
o rutas, fueron surgiendo una serie de posadas en las que el viajero podía
alojarse con sus caballos y comer a cambio de dinero. Estos establecimientos,
denominados "postas" se caracterizaban por las precarias
condiciones sanitarias que ofrecían, en algunos casos, alojando a los huéspedes
en los establos junto con el ganado. La posta, no era otra cosa más que una
casa o rancho en donde se hacía el relevo de los caballos y se proporcionaba
descanso a los viajeros de las carretas, diligencias y jinetes. Las primeras
postas establecidas en el Pago de los Arroyos fueron para asistir a los correos
del Paraguay y del interior. Más allá de lo precario de estos alojamientos,
debían cumplir con algunos requisitos mínimos, como por ejemplo, las
habitaciones debían estar provistas de camas, mesas, sillas, utensilios de cocina
y puertas con llave. Las camas, en realidad, eran tarimas de adobe o estrados,
sobre los que se ponían pieles o cueros como colchón. Los viajeros Juan y
Guillermo Parish
Robertson hacen la siguiente descripción acerca de las postas: "Las postas con pocas excepciones son todas iguales, simples ranchos de quinchos
imperfectamente techados de paja, muy sucios, con pisas de barro y dos o tres niños tendidos
sobre cueros . Cráneos de vaca se como
sillas. Hay un apartado, no tan confortable como la habitación principal, destinada a los pasajeros: y una ramada abierta a toda» los
vientos, de cuatro pies en cuadro, sirve de
cocina". El
tipo de alojamiento aludido anteriormente se ubicaba en zonas rurales y coexistía durante el
siglo XIX. con los alojamientos de tipo
urbano, denominados en un principio "fondas" o "fondines" y mas tarde, hoteles. Las
fondas eran casas donde además de servirse comida, se daba albergue. Con la
llegada de los inmigrantes el desarrollo edificio se vio potenciado gracias a
las inversiones de los comerciantes en la construcción de nuevas propiedades, algunas de las cuales se utilizaban, pata brindar servicios
de alojamiento. A pesar se su incipiente desarrollo urbano, ya a mitad del siglo XIX. la ciudad de Rosario contaba con un gran número
de hospedajes, debido al continuo movimiento portuario y comercial que se registraba en la rea primeros, podemos; de
las Naciones, situado en San Lorenzo y
Comercio, el Hotel Colón, construcción de dos plantas en la esquina de Córdoba
y Aduana (Maipú), el Hotel del Comercio, sobre la calle Córdoba, el Hotel del
Globo, establecido por José Capurro en la calle San Lorenzo frente a la Bajada principal, actual
Sgto. Cabral, luego denominado Génova y que desapareció en 1968 al ser
demolido. En el año 1865, se inauguró el Hotel de La Paix, de María R. de Mirat,
en la calle San Lorenzo 88, esquina a la bajada de la Aduana (hoy Sto. Cabral),
que clausuró en 1871. Años más tarde ocuparía la esquina de Sarmiento y
Urquiza. El Hotel de la Paix
ocupaba un amplio edificio. El constante crecimiento de la ciudad y el
consecuente aumento de la clientela obligaron a su propietario a extender su
local y equiparlo acorde a los avances de la época. El edificio de tres
plantas, fue refaccionado y ampliado y sus instalaciones sufrieron un cambio
radical. Los salones comedores ampliamente instalados en la planta baja tenían
comodidades para 100 comensales.
Esta esquina siempre estuvo ocupada por hoteles, en el mismo edificio
se instalaría más tarde, el Hotel Argentino y el Firenze.
Otro de los legendarios hoteles rosarinos, fue el Hotel Universal, de
tres pisos, construido por Camilo Aldao en 1869. Funcionó hasta fines de la segunda
década del siglo XX en la
Córdoba 104 (actual Córdoba 94 terminó por demolerse en 1973.
En su libro, Elvira Aldao de Díaz liza una breve descripción del ir. Allí
relata que a pesar de su falta confort, duró varios años, tenía ha habitaciones
sobre galerías abiertas, con o dos cuartos de baño por piso. galerías superpuestas con balcón de hierro, daban a grandes patio
mayor con magnífico piso de blanco. En el centro una aravá plantada por Camilo
Aldao, da sensación de frescura que el larg rano rosarino requería". (Alda Díaz, E., 1931).
Hospedajes del mismo período
Hotel Central, también llamado Castel Trento", en la esquina de las Jujuy
y Corrientes, frente a la
Estación Central Argentino. Posteriormente se establecieron Hotel
del Norte, en la equina de Tucumán, el Grand Hotel Central, y la calle Urquiza, y el Hotel Italia calle
Maipú, inaugurado en 18S1 último originariamente sólo te» pisos, al que luego
se le agrego cero entre 1900 y 1930. Durante largos años fue uno de los hoteles
más importantes del país. Su construcción estuvo a cargo del ingeniero civil
Italo Religa.
Como tantos otros edificios de
ma época, y por sus característica particulares,
fue declarado Patrimonio de la Ciudad, y en la actualidad
como la sede de Gobierno de la Universidad Nacional
de Rosario.
Su interior posee ornamentos realizadas por Domingo Fontana y Luis
Levoni, cerámicos y vitrales de Salvador Buxadera, pintura y decoraciones-de
Giuseppe Carmignani, puerta de cedro con sus marcos y terminaciones con
importantes tallas y ensilados.
Del conjunto de estas majestuosas edificaciones, se destaca el Hotel
de Frailee et d' Angleterre, en la calle Córdoba 625, propiedad del empresario
francés J. Nogués. Una publicidad de la época lo describía así: "El establecimiento es especial para familias y posee grandes y lujosos
departamentos magníficas piezas, salón de espera y de lectura, con piano: tiene
igualmente departamentos para baños, peluquería y demás servicios. El hotel
está completamente amueblado de nuevo, y cuenta con noventa habitaciones, de
las cuales, treinta en la planta baja; un restaurant á la carta y á precio
fijo, de primer orden, está anexo al hotel y el servicio esmerado, no dejan
absolutamente nada que desear".
Ya en la primera década del siglo XX se construyeron nuevos edificios
destinados a hoteles, entre los de mayor importancia se encuentra el Savoy
Hotel. La idea de una gran construcción en la esquina de las calles San Martín
y San Lorenzo había surgido ya en 1905 en su propietario, don Aquiles Chiesa,
poderoso empresario y vecino de la ciudad. Por aquel entonces, la esquina, y
en especial la calle San Lorenzo, era un punto neurálgico, conformado por bancos,
entidades financieras, compañía de
seguros e importantes empresas El lujo desbordaba el inmueble en sus características
arquitectónicas como en los detalles de su interior. Además de encomendar una
refinada decoración, su propietario, Guilk Widmer, encargó toda la vajilla]
cristalería a París y Alemania.
Más allá de sus cómodas habitaciones
el hotel contaba con salón de billar, bar, pastelería, salón de fiestas y un lavadero
a vapor en la parte interna terraza. A lo largo de sus años de existencia, el
Savoy sufrió algunas modificaciones internas, para adecuar su uso a las nuevas
necesidades, con modificaciones externas, lo que su fachada se mantuviera prácticamente
original. El edificio fue vendido en el año 2007, permaneciendo . hasta el 2009
cuando comen/ obras de refacción y restauración actualidad, el hotel es
denominad “Esplendor Savoy Rosario" y es uno de los iconos del patrimonio urbano rosarino.
Dentro del mismo grupo, se distingue
el Majestic Hotel, de estilo academicista, que fue construido alrededor; en la
esquina de San Lorenzo y Sargento Cabral. A pesar de haber cambiado su
fisonomía debido a un incendio que destruyó parte del edificio, el Majestic,
declarado patrimonio histórico de la ciudad en el año 2006, aún conserva su
imponente fachada.
Otro edificio del rubro corresponde al Hotel Britannia, ubicado en la
calle San Martín al 300. De origen inglés, fue construido por Alejandro Máspoli
con la intención de albergar a aquellos hombres que invirtieron en el
desarrollo del ferrocarril. Sus características son similares a un hotel que
aún existe en Londres. Además de los ejecutivos de la Compañía Británica
del Central Argentino, se hospedaron allí, importantes comerciantes de la
época. Sucesos de gran trascendencia se dieron en el hall central de este
edificio, como la firma del acta de fundación del Club Newell's Oíd Boys y del
Colegio San Bartolomé. Hacia mediados del siglo XX, era el alojamiento elegido por gran parte de la
farándula nocturna rosarina. Pero con el correr de los años, el hotel comenzó a
mostrar señales de deterioro, por lo que se realizaron las reformas correspondientes
para rehabilitarlo y actualmente funciona nuevamente como hotel. Desde 1960 en
adelante se construyeron edificios para hoteles como: Bilbao, La Paz, Riviera, Plaza,
Presidente, California, entre otros, y durante las últimas décadas, distintas
cadenas de hoteles de cuatro y cinco estrellas se sumaron para acompañar el
ritmo de crecimiento sostenido de la ciudad, la cual ha logrado posicionarse
como uno de los centros turísticos del interior del país más elegidos por los
viajeros.
* Lic. en Antropología.
Archivo de Fotografía. Escuela Superior de Museología. Secretaría de Cultura y
Educación. Municipalidad de Rosario.
Bibliografía
Aldao de Diaz, Elvira. "Recuerdos Peuser. Buenos Aires. 1931.
Asociación Pro-Rosario. "Rosario mirando arriba:
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Imágenes pertenecientes al
Arel; fía de a ESM.
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Robertson, J. P. "Cartas de Sudamérica: andanzas por el Litoral
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Fuente: Extraído de la Revista, su Historia y
Región . Fascículo N• 118 – Mayo de 2013.-