Por
Rafael Oscar Ielpi
Otro
tipo de comercios, los cafés y bares, se iban a desparramar por el centro de la
ciudad de los primeros treinta años del siglo -del mismo modo que en los
barrios- como ámbitos propicios para el ocio de muchos rosarinos, para
posibilitar la sociabilidad cotidiana, sobre todo entre hombres, o el necesario
contacto social para las damas, con la inclusión en algunos casos de la atracción
del billar o de algún salón para juegos. De esa más que numerosa lista se
pueden mencionar unos cuantos, que alcanzaron popularidad y clientela
destacables.
De
los finales del siglo XIX era el Café La Bastilla, en calle Rioja, citado como punto de encuentro
de los comités de huelga, mayoritariamente integrados por anarquistas que
sembraban la semilla revolucionaria en la ciudad. De esos años iniciales de la
centuria son, por ejemplo, algunos cafés de distinto grado de calidad en
instalaciones y servicios pero igualmente recordables: el Café Central, en
Libertad al 1200 ; el Café Colón, en Córdoba y Entre Ríos; La Estrella Polar, que
en 1902 se emplazaba en Libertad 966, con especialidad en empanadas criollas y
"canchas de taba y sapo" (sic).
Una
serie de ellos venía de las últimas dos décadas del siglo pasado como el Café
de la Paz, de
Santa Fe y Libertad; el Café del Olimpo, en Progreso entre San Lorenzo y
Urquiza, vecino al teatro homónimo; el Apolo, en Libertad 341; el Petit París,
en Urquiza 54: el Café del Centro, de calle Puerto 139 ; el Café de las
Naciones, en San Luis 175; El Rosarino, en Libertad 205, el Rivadavia, de la
hoy Cortada Barón de Mauá entre San Luis y San Juan, o el Café Lírico, aledaño
al Teatro Olimpo.
Algunos
de estos cafés cobijaron -como se verá más adelante- las iniciales proyecciones
cinematográficas y se mencionan al hablarse de los pininos de la exhibición de
"vistas" en el Rosario. Vecinos a algunos ele ellos aparecen el Gran
Café del Puerto, en Sarmiento y San Lorenzo; el Café y Bar London, en Sargento
Cabral 168; el Bar Criterión, que por el Centenario funcionaba en Corrientes y
Tucumán, o el Bar Roma, en San Lorenzo 982, "con salón particular para
sociedad". De los años de los fastos del Centenario eran lugares tan peculiares
como el Café Andalucía, de Mendoza 1329. "casa especial en el Rosario
donde el público afecto a los toques y cantes españoles puede pasar ratos
agradables"; el Café El Dorado, en Mitre al 900, o la
Confitería El Aguila, en Avda. Pe- llegrini y Corrientes,
y el Recreo El Guaraní, de Córdoba 2252.
Dimensiones
mucho mayores tendría el local de La Cosechera, un vasto recinto ubicado en Rioja
entre San Martín y Sarmiento, y antes en Córdoba y Mitre. Su propietario
inicial, Kamachi, sería sucedido, en el segundo local, por un comerciante de
origen griego. Fue uno de los más tradicionales del Rosario del 20 al 50 y su
recinto poblado de mesas, de humo y de conversaciones casi exclusivamente
masculinas formó parte de un folklore ciudadano que llegaría incluso a entrar
brillantemente en la literatura de la mano de Jorge Riestra, el rosarino que
con "El Opus" ganara el Premio Nacional de Novela en 1986 y que tanto
en "El taco de ébano" como en "Salón de billares" y en
algunos de sus cuentos, instala sus ficciones en ese ámbito acogedor, poblado
de códigos intransferibles y en muchos casos impenetrables, que eran los cafés
o los cafés con billares.
A
esta última categoría pertenecían, por ejemplo, el Café Madrid, de Suárez
Hnos., en la esquina de Mitre y Rioja, y Los 20 billares u Olimpia, de Aguiló
Hnos.. en calle Rioja al 1000, donde se instalan justamente los personajes de
las novelas de Riestra y que perducaban los pajaritos tostados, que se servían
como acompañamiento del aperitivo. Más de un viejo rosarino puede dar
testimonio de la pizarra que colocada en la puerta del bar, anunciaba los
susodichos pajaritos, cuando había stock de ellos. En El Palomar, por su parte,
tenía su estudio el pintor Fernando Gaspary, uno de los pioneros de la
enseñanza de la pintura en la ciudad.
Un
poco anteriores, de alrededor de 1915, eran el Bar Joffré, en la esquina de
Alem y Rioja, sitio de encuentro de artistas plásticos, y el Café Galíleo. en
Mitre y Pasco, vecino del Mercado de Abasto, poblado por la variopinta gente
que trabajaba en él o en los comercios cercanos. Contemporáneos al Central, en
cambio, aparecen el Bar Select, en Mitre y San Luis; El Platense, en Salta y
Balcarce; el París Bar, en Córdoba y Entre Ríos; el Bar Eslava, en Sarmiento
1012; el Café Columbia, en Córdoba 536, y el Café de La Comedia, aledaño al teatro
homónimo, que hacia 1920 era tenido como punto de reunión por los noctámbulos
rosarinos. De los años 20 sería asimismo la Chopería SantaFe.
en Santa Fe al 1100, lugar tradicional, sobre todo en verano, de una clientela
distinguida y cuya actividad se extendería hasta alcanzar los primeros años de
la década del 70, cuando la ciudad había alcanzado un crecimiento impensable
medio siglo atrás.
Fuente:
Extraído de la colección “Vida Cotidiana
– Rosario ( 1900-1930) Editada por diario la “La Capital