Si
inolvidable fue lo hecho en 1914, la hazaña alcanzó perfiles históricos en las
siguientes temporadas. En 1915 otra vez fue campeón Central, con un récord
impresionante: de 21 partidos ganó 19 y empató los dos restantes, con 104 goles
a favor y sólo 4 en contra (Belgrano le empató 2 a 2 y Atlético 0 a 0; los otros dos goles
sufridos por el arco auriazul fueron ante Central Córdoba, a quien se le ganó
por 4 a
2). Los dos enfrentamientos ante Newell's no dejaron duda alguna: ganó Central
por 6 a 0
los dos partidos. Pero no pararía allí la cosecha de triunfos centralistas
porque ese mismo año ganó nada menos que la Cepa Ibarguren,
derrotando al poderoso Rácing de Avellaneda.
Un
año después Central siguió cosechando halagos. Otra vez campeón e invicto, en
una proeza que difícilmente tenga parangón en el mundo entero. El campeonato de
1916 lo vio terminar al tope de las posiciones con un solo punto cedido,
producto de un empate con Tiro Federal. Fueron 60 goles a favor y 8 en contra,
con una particularidad, en la segunda rueda, Central Córdoba, Provincial,
Gimnasia y Esgrima, Rosario Atlético y Nacional cedieron los puntos, tal era la
superioridad auriazul. Los dos clásicos también se definieron por goleada: 4 a 0 y 6 a O, respectivamente.
La
impresionante racha de victorias se cortó luego al jugar la Copa de Honor ante Nacional; la Copa Competencia
ante Rácing y Peñarol de Montevideo. Allí pagó Central tributo al
extraordinario despliegue desarrollado durante tres años de fantástico relieve.
Los héroes de aquellas tenidas memorables fueron Serapio Acosta, Adsbury,
Moyano, Zenón y Juan Díaz, Rotta, Rigotti, Perazzo, Blanco, Molina, Flynn,
Laiolo, Harry y Enni Hayes, Ramírez, Barbieri, Woodward, entre algún otro que
se puede haber escapado a la registración poco exacta de la época. Al terminar
aquel año de 1916. Rosario Central tenía 182 socios y un capital de seis mil
pesos, aproximadamente. Todavía el club estaba bajo el control de la empresa
ferroviaria. El gran despegue se realizaría a partir de 1925, cuando se libera
definitivamente y logra su autonomía
total,
y en cuya gestión tuvo principal intervención don Federico J. Flynn.
La
fuerza arrolladora de aquellos fenómenos que vestían la casaca de Rosario
Central siguió en pleno auge en 1917. Ese año jugó por última vez un encuentro
internacional Harry Hayes. En diez años vistió nada menos que 40 veces la
camiseta nacional. Volvió a ganar el campeonato por la Copa Vila de punta a
punta, aunque perdió el invicto. Lo derrotó Tiro Federal por 4 a 0. Disputó 16 partidos,
logró 57 goles a favor y tuvo 13 en contra, producto de 15 victorias y ese
traspié ante los tirclenses. Por aquellos años era tal la cantidad de jugadores
de relieve que aconteció algo digno de recordarse: un día se lesionó Harry
Hayes, el formidable Harry, maestro de todos los tiempos. En su lugar apareció
un petiso —bien petiso— Antonio Miguel. Fue un suceso. Por muchos años, ya
retirado Hayes, el petiso Miguel hizo época vistiendo la casaca auriazul. Hasta
no hace muchos años en el quiosco de diarios y revistas de San Martín y San
Juan, el petiso Miguel rememoraba con nostalgia aquella tarde que enloqueció
al "divino" Zamora.
Tras
una buena campaña en 1918, que no logró coronar en el campeonato, retoma la
buena senda en 1919, con un campeonato conseguido de manera muy especial.
Central y Newell's terminaron el campeonato invictos. Empataron en sus dos
compromisos y ganaron los restantes. Fueron al desempate y Central ganó por
tres a dos,
Después de ello, otra vez los
desencuentros, los incidentes, los intereses encontrados, que culminarían con
una nueva separación centralista del campeonato de la Liga Rosarina. Tras
disputar sólo 9 partidos en el torneo de 1920, Central retiró el equipo
disconforme con el manejo de la
Liga, Ya vimos cómo los desencuentros volvieron a aflorar en
1920 dejando trunco el torneo de ese año del que se retiró Rosario Central tras
disputar sólo 9 encuentros. La protesta centralista fue seguida por Gimnasia,
Nacional, Sparta y Fútbol Club Santa Fe, que constituyeron en Rosario la Asociación Amateur.
Pero tai como había acontecido en 1912 cuando Central, Tiro Federal y Sparta,
escindidos, crearon la
Federación Rosarina, esta nueva entidad tuvo efímera
duración. Ya en 1922 los clubes separados volverían a nuclearse en torno a una
misma institución. Si bien las relaciones no fueran óptimas, el fútbol rosarino
dejó por aquel entonces de padecer las consecuencias de un divisionismo
totalmente inadecuado y, aunque un poco a los tumbos y superando no pocas
tormentas, se fue arribando al final de la década para ingresar en 1931 en que
haría eclosión un fenómeno que venía fermentando en las principales plazas
futbolísticas de la época como eran Buenos Aires, Rosario y La Plata: el profesionalismo.
Con él llegó la creación de la Asociación Rosarina de Fútbol, a cuyo frente Se
colocó al hombre con más historia centralista: don Federico J. Flynn. Pero
antes de todo eso, pasaron muchas cosas – y muy importantes – en Rosario
Central en esa década del 20.
Fuente: Bibliografía de Historia de Rosario Central de autor Andrés
Bossi