El presidente de la
Unión Industrial Argentina, Luis Colombo, dirigente rosarino
que presidiera la Bolsa
de Comercio de Rosario, dijo que este tipo de organismos eran "verdaderos
ministerios", "con la ventaja de que en ellos no existían pequeños
problemas en sus objetivos, al resumir aspectos magnos y serios para el
desenvolvimiento de la
República", aclaró, en clara distinción con el sector
público. Colombo fue por entonces uno de los más decididos opositores a la
política del proclamado librecambismo internacional, advirtiendo que la Argentina no debía
dejarse seducir por cantos de sirenas, y que debía establecer cuanto antes
barreras proteccionistas que protegieran sus mercados de un porvenir oscuro.
"Ya no hay candidos en el mundo, y si los hay solo puede serlo en nuestro
país que es el único que mantiene sus aduanas entregadas a la manufactura
extranjera".64
Además manifestó su convicción de que la Bolsa haría sentir su influencia nacional propiciando
la evolución económica que el país necesitaba y que se relacionaba con la
industrialización de sus materias primas, como única forma de asegurar el
bienestar agrario.65
El presidente de la Bolsa
de Comercio de Rosario, Manuel Ordóñez, en 1929, precisó las principales
preocupaciones, propuestas y prioridades de la élite dirigente rosarina en
materia de obras públicas:66 Prestigiar y apoyar la construcción y adquisición
de propiedades para las reparticiones nacionales, la mayoría de las cuales se
encontraba en edificios alquilados e inadecuados. Por eso proseguían en su
empeño de que se terminara el edificio de la Aduana, y se levantara un nuevo edificio de
Correos y Telégrafos. Específicamente en materia vial habían propiciado la
realización de caminos terraplenados y la consecución de los que se encontraban
en ejecución: Rosario - Casilda, Rosario-Santa Fe, y Buenos Aires-Rosario-(
Córdoba. Habia quedado también a realizarse "una obra de gran importancia
para la economía del país: la canalización del arroyo Tortugas y Cañada de San
Antonio en el límite interprovincial con Córdoba y que permitiría el
saneamiento de más de 400 mil hectáreas". Según la Bolsa de Comercio el puerto
y la estación del Ferrocarril Central Argentino, con sus vías de acceso a la
ciudad, cían los principales problemas que afectaban el progreso rosarino. "El puerto, en ningún momento ha
respondido ni por capacidad ni por sus
instalaciones, a las necesidades del movimiento en constante aumento",
aseguró la institución. y explicó que al decretarse su concesión se habría
previsto un movimiento de 1,101.000 toneladas de cereales en 1905, aumentando
progresivamente hasta 2.500.000 en 1930, pero ya en 1927 había alcanzado
6.839,000 toneladas, sin que ello hubiera significado una mejora en sus
instalaciones o métodos de trabajo Para competir con otros países proveedores
de materias primas se imponía la construcción de elevadores y evitar las
consecuencias del almacenamiento en la intermperie.
Siendo el segundo puerto de la República ni siquiera contaba con una sala de
tránsito o espera de pasajeros, situación que con elocuencia indica el tipo de
relación di la compañía francesa con la sociedad rosarina y que su interés se
limitaban a explotar el puerto como terminal exportadora. A insistencia de la
prensa, en 1928, se construyó una simple casilla para que los usuarios se
cubrieran de la lluvia.67 Actitudes más propias
de una factoría privada que de un servicio público.
La Capital, decía que poco había hecho el
gobierno nacional por lograr que la empresa concesionaria ampliara sus
instalaciones: "El puerto de Rosario no alcanza en la actualidad a llenar
ni en una mínima parte las exigencias de un movimiento comercial en vertiginoso
aumento y el comercio, las industrias y todo cuanto actividades se hayan
ligadas por su interés a la solución de este asunto, reclaman de una vez por
todas se lleven a cabo los trabajos de ampliación bosquejados y se permita así
a la ciudad contar con un puerto en condiciones de servir el amplio movimiento
de ultramar que por él se realiza".68
Esta situación se contradecía con la potencialidad mercantil del puerto
rosarino demostrado por un informe elaborado por el matutino, en base a cifras
obtenidas de la
Cámara Compensadora de Cheques -único medio que por entonces
se disponía para este tipo de análisis porque las instituciones privadas
guardaban reserva acerca del movimiento de sus operaciones- y que lo consagraba
al movimiento comercial de Rosario como el más importante del interior del
país, que superaba en más de tres veces a Bahía Blanca, Córdoba, Tucumán, y La Plata reunidas69.
El 24 de agosto de 1928 se produjo el primer embarque de semillas fiscalizadas
al exterior, dentro de la política de fomento del Ministerio de Agricultura de la Nación, con maíz
proveniente de la estación Carreras, del FCCA.71
Debido a la tensa situación de huelgas de los empleados del puerto y las
manifestaciones de descontento de la dirigencia rosarina hacia la Sociedad Puerto de
Rosario, viajó a la ciudad el ingeniero Jorge Hersent, titular y representante
de la firma constructora del puerto, permaneciendo cuatro meses. Su última
visita había sido en 1901 por lo que públicamente destacó que las
transformaciones beneficiosas da la cuidad eran coincidentes con el
funcionamiento del puerto y que las dificultades estructurales que afectaban a Rosario se relacionaban, según el
empresario, con una urbanización
deficiente que "no había estado a la altura de las actividades
portuarias” Asimismo criticó la situación de los barrios "directamente
abandonados", sorprendiéndole que ni siquiera tuvieran una plaza de
recreación, repercutiendo en su opiniones de vida sus habitantes. También se
lamentó porque no se hubieran proyectado amplias avenidas ni un camino de
circunvalación. La solución pasaba, en su opinión, “por la congregación de
voluntades que quisieran abordar la temática con la energía que ésta requería”
72
La segunda gran preocupación
manifestada por la dirigencia se relacionaba con el estado de las vías férreas
de acceso a la ciudad y la ausencia de una gran estación única de pasajeros,
prédica que ya llevaba 20 años de infructuosos cometidos. Los numerosos cruces
ferroviarios en todas las direcciones, eran un obstáculo para el tránsito y la
producción. Se hacia necesaria la construcción de viaductos. Esta misma
situación fue una de las razones qui atentó contra la marcha de aquella empresa
visionaria que significó el Ferrocarril de Rosario a Mendoza (antecedente del
actual corredor bioceánico), concesionada la empresa Selva y que no pudo
cumplir su cometido.73
Las repercusiones y consecuencias de
las huelgas de los estibadores del
puerto son una cabal demostración del peso alcanzado por la actividad portuaria en el conjunto de la sociedad rosarina, y de la magnitud del movimiento obrero local, con una solidaridad gremial altísima. Entre 1928 y 1929, época esplendorosa para la ciudad y región del cereal, abundaron las manifestaciones de protesta de los trabajadores y el estallido de extensos conflictos y negociaciones entre los sectores enfrenta-dos, que concentraron la atención de la prensa y los dirigentes. 74
puerto son una cabal demostración del peso alcanzado por la actividad portuaria en el conjunto de la sociedad rosarina, y de la magnitud del movimiento obrero local, con una solidaridad gremial altísima. Entre 1928 y 1929, época esplendorosa para la ciudad y región del cereal, abundaron las manifestaciones de protesta de los trabajadores y el estallido de extensos conflictos y negociaciones entre los sectores enfrenta-dos, que concentraron la atención de la prensa y los dirigentes. 74
Notas
64 Luis Colombo, El frente
"único" económico europeo, para La Capital, 26 de septiembre de 1929.
65 La Capital, 12 de noviembre de 1929.
66 Ibidem.
67 Ibidem, 22 de junio de 1928.
68 Ibidem, 20 de junio de 1929.
69 Ibidem, 29 de septiembre de 1928.
71 Ibidem, 25 de agosto 1929.
72 Ibidem, 9 de julio de 1929.
73 Ibidem, 5 de noviembre de 1929.
74 Ibidem, 1 de agosto de 1929.