La urbe festeja en octubre de 1925,
durante diez días, el segundo centenario de su fundación, establecido en forma
arbitraria, rúes en Rosario, como es sabido, no se procedió a la instalación de
la ciudad, según ocurrió con muchas otras que se alzaron durante el período
hispánico. Se honra entonces a un tal Francisco Go-dov, cuya existencia real no
ha podido ser documentada, quien, según el primer cronista de Rosario, Pedro
Tuella, habría llegado en 1725 al frente
de un grupo de indios calchaquíes.
El cuatro de ese mes llega a nuestra ciudad el presidente Marcelo T. de Alvear. La urbe se
viste de gala para recibir al ilustre el tren en la
estación Rosario Central.
Un grueso cordón de personas se extiende por las calle Córdoba entre
Buenos Aires y Corrientes, y por esta última hasta Wheelwright, aguardando el
paso de la comitiva presidencial. Al llegar a la estación, Alvear y su esposa
—Regina Pacini, quien fuera una brillante soprano— son recibidos con todos los
honores por el gobernador Ricardo Aldao y el intendente Manuel Pignetto,
mientras la Banda
de Música de la Policía
ejecuta la marcha presidencial.
Al salir de la terminal ferroviaria, Alvear manifiesta su intención
de desplazarse a pie, con objeto de estar más en contacto con la fervorosa
muchedumbre, la que no deja de expresar su cariño al primer mandatario y su
esposa. La caravana oficial parte por Corrientes y luego toma Córdoba; desde
allí continúa hasta 1" de Mayo, donde se encuentra el Palacio Vasallo
Quintana, lugar en el que se hospedará Alvear.
Desde allí, a pedido de la gente congregada en la puerta, pronuncia
breves palabras de agradecimiento por "invitarme Rosario a participar de
los actos del Segundo Centenario de su fundación".
"Rosario es un orgullo para toda la Argentina", dice el
presidente con evidente emoción, y agrega: "Amigos, llevo el corazón
puesto en esta ciudad", lo que arranca una ovación de la multitud.
En tanto, como parte de los agasajos al visitante, el gobernador
Aldao organiza un almuerzo en los altos de la Jefatura Política,
del que participan ciento sesenta comensales. Por la noche el presidente y su
esposa asisten en el teatro Opera a la interpretación del poema
"Raquel", por Alcira Bonazzola.
Fuente: Extraído de la Revista del diario “La Capital” de los 125
años de 1992