Las "higueras" de Manuel Musto
son lo esencial de los patios de las casas viejas de Rosario. En esa pintura
tiembla la poesía, siempre late un poema. Se sienten el amor y la nostalgia, el
silencio y la inmensidad, elementos que llevan adentro —muchas veces, sin
saberlo— todos los rosarinos, vivan o no vivan en la ciudad. El poeta siente
que hay esquinas, repetidas esquinas, vidrieras, pocilios, cigarrillos y memorias.
Y piensa: sólo que nuestro baile es siempre nuevo, y empezó mucho antes de que
algún espejo recobrara la imagen de dos cuerpos unidos. Las
"higueras" de Musto son los patios interiores de Saladillo o Alberdi,
de los barrios sin nombre, de los barrios que llevamos dentro. Y el poeta mira
esos patios en la memoria y siente que debe decir a la mujer que ama: sos como
el vino, felicidad bailando entre mis mis manos. Cada poeta de Rosario tiene su
patio interior, como tiene su río y
sus calles. A veces uno piensa que aún no Jo hemos descubierto. Pero estamos en eso, como se está
en un sueño.
Fuente: Extraído de la Revista de la capital de
125 años del año 1992