Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

Vistas de página en total

lunes, 18 de mayo de 2015

TALLERES: Los equipos pioneros



Por Leonardo (1), Cristian (2) y Socorso Volpe (3)

En el año 1923 se produjo una grave escisión en Rosario Central debido a una fuerte discrepancia entre algu­nos de sus socios integrantes. Estos decidieron separarse de la entidad de Arroyito para formar su propio club. El nombre que eligieron para la nue­va institución fue el de Club Atlético Talleres. Es menester remarcar que al elenco canalla por aquellos años se lo apodaba talleres, por su vinculación a los talleres del ferrocarril Central Argentino. Ese fue el motivo de la elección del nombre de la flamante institución fundada por ex miembros de Central, que solicitó afiliación pro­visional a la Liga Rosarina de Fútbol para jugar partidos amistosos con los conjuntos que militaban en ella. Lue­go en 1924 se fusionó con Aprendices Rosarinos (ver aparte) y tomó el lugar del mencionado club en el campeonato Vila de primera división, donde par­ticipó hasta 1926, al año siguiente se desafilió y se disgregó.
En un principio Talleres no contó con un campo de juego propio, sino que al­quiló el estadio de Gimnasia y Esgrima de Rosario para efectuar sus partidos. Luego en 1925 tuvo su cancha frente a los depósitos de Aguas Corrientes de Rosario (1). Posteriormente en 1926 se quedó sin campo de deportes y arren­dó el de Nacional (hoy Argentino).
Discreta actuación
En su primera presentación, en 1924, ocupó el noveno puesto en la tabla de posiciones. Sobre catorce encuentros disputados, cosechó un total de doce unidades, producto de cinco triunfos y dos empates, siendo derrotado en los restantes cotejos. Cabe señalar que el torneo se desarrolló a una sola rueda. Sus victorias las consiguió ante Rosario Puerto Belgrano (2 a 0), Sparta (2 a 1), Estudiantes (2 a 1), Atlantic Sportsmen (4 a 1) y Provincial (1 a 0). No salió ai­roso de sus compromisos ante Newell's y R. Central, por quienes fue abatido por 3 a 0 y 2 a 0 respectivamente.
Posteriormente en 1925 se ubicó en el undécimo lugar, en un certamen que se jugó a dos ruedas. Disputó veintiocho partidos, de los cuales se impuso ante sus rivales en nueve ocasiones, igualó en cuatro y cayó derrotado en quince. En total sumó veintidós puntos, con­virtió treinta y un goles y le anotaron cuarenta y seis. De la mediocre cam­paña que realizó se pueden rescatar las goleadas que les propinó a Provincial por 4 a 0 ya Riberas del Paraná de Villa Constitución, a quién batió por 3 a 0. También se puede destacar el meritorio triunfo por 1 a 0 que logró ante Belgrano, que se había procla­mado campeón en el torneo anterior. La formación del elenco ganador esa tarde del 3 de mayo fue la siguiente: Benigno Reigada; Gerardo Molina y Francisco Pérez; Enrique Quinteros, Gustavo Reyna y Saturnino Reynoso; Eulogio Antonio Echeverría, Francisco Neme, A. Oviedo, Juan Fedele y D. J. Dagnino. Ese año nuevamente volvió a ser derrotado por canallas y leprosos.
Catastróficas goleadas
Finalmente su última presentación en la Liga Rosarina se registró en 1926, donde cumplió una desastrosa actua­ción. A tal punto que culminó en el úl­timo puesto de la tabla, con sólo cuatro unidades sumadas. En veintiocho en­cuentros únicamente pudo ganar uno e igualar dos, luego fueron todos sin sabores. Anotó veinticuatro goles y le convirtieron la estrepitosa cantidad de ciento treinta y siete tantos.
El único equipo que no pudo doble­gar a Talleres ese año fue Provincial, a quién se impuso por 3 a 1 y empató 3 a 3.
Algunas de las catastróficas goleadas que sufrió fueron ante Belgrano, tras caer por 13 a 1, ante el conjunto roji­negro, que lo venció por 10 a 0 y 14 a 1 y contra Tiro Federal, por quien fue sometido por 8 a 0 en un solo tiempo, ya que en el complemento se retiró del cotejo con la aplastante derrota consu­mada en su contra.
Fusión
En 1924, en su segundo año de exis­tencia, Talleres se fusionó con Apren­dices Rosarinos, que se había fundado en 1907 y militaba en la primera divi­sión de la Liga Rosarina de Fútbol. El nombre que utilizaron tras la unión fue el de Talleres, por lo que se puede en­tender que Aprendices Rosarinos fue absorbido por éste (cediendo todo su patrimonio, jugadores y socios) y dejó de existir. Talleres ocupó el lugar en la máxima categoría donde intervino hasta 1926, puesto que se disolvió en 1927.
Insólita decisión:
El arquero se va de la cancha
En 1925 se enfrentaron Talleres y Na­cional, en la cancha que los menciona­dos en primer término poseían frente a los depósitos de Aguas Corrientes. Una aceptable cantidad de público se dio cita para presenciar el encuentro, debido a que ambos venían de tener una buena performance en la fecha an­terior. Rápidamente el trámite del par­tido se hizo favorable al elenco salaíto, que se fue al descanso ostentando una considerable ventaja de tres goles. Antes de comenzar la segunda mitad todos se percataron de la ausencia de Reigada, arquero del elenco local, que decidió dejar el campo de juego para no seguir disputando el encuentro, porque le habían marcado tres tantos.
Su lugar lo ocupó el wing izquierdo (2) Páez y así arrancó el complemento. En los primeros instantes del mismo, Nacional convirtió dos goles más y amplió la diferencia a cinco tantos. A los catorce minutos del segundo tiem­po el jugador Reynoso de Talleres le cometió una falta dentro del área a De Muri. De inmediato el arbitro Blanco sancionó la pena máxima. Esto generó la protesta de Reyna, capitán de Talle­res, que consideró injusta la sanción del penal. Por tal motivo le ordenó a Páez que se hiciera a un lado y no ata­jase el remate. El improvisado guarda­meta aceptó el pedido y Conti marcó el sexto gol de Nacional con un débil disparo que terminó en la red del arco desguarnecido. Luego de esa acción, con un 6 a 0 en contra, Reyna decidió retirar a su equipo de la cancha y ce­der los puntos al rival. Posteriormente los dirigentes de Talleres resolvieron sancionar a Reigada, por su actitud ab­surda y poco deportiva, que dejó en in­ferioridad numérica a sus compañeros. Por tal motivo en el encuentro siguien­te lo suplantaron por Agapito.

Referencias:
(1): La Compañía Consolidada de Aguas Corrientes de Rosario, de capitales ingle­ses, se inauguró en 1887. En 1948 pasó a manos del Estado y posteriormente en 1995, se privanza. Hoy en día el servicio está a cargo de Aguas Santafesinas Socie­dad Anónima.
Según la información que pudimos reca­bar, la cancha de Talleres se encontraba frente a los depósitos de Aguas Corrientes. El problema que surge es: saber frente a qué depósitos se hallaba. En 1922 se cons­truyó el primer depósito elevado, que aún se encuentra, aunque fuera de uso desde la década del '60, entre las calles Ocampo, Italia, 27 de Febrero y Dorrego. Esa es una de las posibles ubicaciones de la can­cha de Talleres en 1925. La otra es frente a los depósitos de las actuales calles Eche­verría (que estaba cerrada y fue abierta en la década del '70) y Juan José Paso, donde a nuestro entender también es factible que haya estado ubicado el citado campo de juego hace ochenta y cuatro años.
La posibilidad de que se haya encontra­do en postrimerías de los depósitos de la calles La Paz y Alem o San Luis y Juan Manuel de Rosas está descartada porque se construyeron en 1927y 1929 respectiva­mente, es decir se crearon cuando Talleres ya no existía.
(2): Wing izquierdo (en la terminología de la época se estilaba usar el nombre en in­glés para referenciar puestos o leyes en el fútbol, incluso al mencionado deporte se lo denominaba football) era el delantero que se desempeñaba por el sector homó­nimo, cuando los equipos jugaban con cinco atacantes. La traducción al caste­llano sería extremo o puntero izquierdo. Posteriormente con el correr del tiempo los esquemas tácticos fueron variando y se siguió denominando como puntero a aque­llos jugadores que se desempeñaban en los costados, pero ya no en delanteras com­puestas por cinco futbolistas, sino por tres o dos. Hoy en día no abundan los punteros e incluso el término está casi en desuso.
Bibliografía: Puntapié Penal (J. Dellacasa - hijo - 1938), Anales del Fútbol Rosa-rino (Cipriano Roldan - Aparecidos en el diario La Tribuna - 1958), Diario La Ac­ción (junio de 1925).

(*1) Periodista deportivo
(*2) Diseñador gráfico
(*3) Licenciado en antropología

FUENTE: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 73 de Abril de 2009