Rosario tuvo su época de esplendor, en lo referente a festejos
del carnaval, a fines de la década del 50 y principios de los años 60, donde la
intendencia de Luis Cándido Carballo otorgó brillo a la fiesta carnevalesca.
Aquellos que fueron testigo no podrán olvidar jamás lo que
representaban esos días para las familias rosarinas.
Desfiles de carrozas, a cual más bella, niños disfrazados
(mascaritas) que esperaban ansiosamente el momento de salir de sus casas, las
niñas engalanadas con sus trajes de dama antigua o bailarina clásica. Los
varones, que no se quedaban atrás, lucían graciosamente sus atuendos de cowboys
o bailarines flamencos. Y luego, los concursos para elegir a la mejor
mascarita, la mejor carroza, la mejor comparsa o murga.
La ciudad se engalanaba en el circuito del Parque Independencia.
Gran notoriedad tuvo a lo largo de muchos años, un personaje de
baja estatura y grandes bigotes. Su nombre, Alfonso Alonso Aragon, (el poeta
Aragon) que año a año era cruelmente coronado como Rey del Carnaval o REY MOMO.
Los vecinos de cada barrio organizaban las famosas
"baldeadas", generalmente en la hora de la siesta, donde se arrojaban
baldes con agua, aprovechando el calor veraniego y en algunos casos hasta
cortaban las calles .
En los años 70 el furor se traslada a los clubes. Los grandes y
los barriales vieron pasar por sus escenarios los cantantes más famosos de la
época. Nacionales o extranjeros, para delirio y delicia de los rosarinos.
En el año 1.976 los festejos de los carnavales fueron
suspendidos mediante decreto del gobierno de turno. Años más tarde se intentó
recuperar, pero la llama del ritual se fue extinguiendo poco a poco.
Hoy en día se festeja en la ciudad con el esfuerzo conjunto
entre vecinos de todos los distritos y la Municipalidad. Con murgas y comparsas
que, de alguna, manera traen reminiscencias de aquella época de máximo
esplendor.
Fuentes consultadas :Rosario.gov.ar
Fotos:Rosariosalero
Foto propia Diario Democracia