Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 30 de noviembre de 2020

GOLLÁN, Alberto Empresario de Medios ( 1918-2014)

 




Por Luis Etcheverry 




Pionero de la televisión 




La muerte de su padre lo arrojó ala pobreza y peleó la vida a fuerza de múltiples trabajos. Es el artífice de Canal 3. 




Antes de invitarlo a desensillar y dormir en el piso, junto al recado, bajo su techo, al dueño del viejo ramos generales perdido en los faldeos del Aconquija, en Tucumán, le picó fuerte que ese desconocido de habla instruida anduviera por esas soledades tras apenas unas doscientas cabezas dispersas de ganado bagual de módico valor. La curiosidad llevó a la conversación, que fue larga, y ésta al mutuo conocimiento. Al cabo, el anfitrión sentenció: "No se quede aquí. No se deje atrapar por la montaña como me pasó a mí. ¡Váyase!". Alberto C. Gollán no desoyó el consejo. Curó la hacienda, la mandó por tren al frigorífico y liquidó el ya pingüe negocio extra iniciado con la compra de los animales a sus patrones, los Posse, dueños del obraje de 60.000 hectáreas en el que trabajaba,. Luego emprendió el regreso. Tal una de las múltiples anécdotas laborales del creador de Canal 3, sólida nave insignia de sus múltiples empresas actuales. 

Estando pupilo en el aristocrático La Inmaculada, en Santa Fe, después de haber sido retirado del La Salle de Rosario por pelearse con un hermano (casi un cura), Gollán, con 17 años (Rosario, 24/2/1918), recibió la infausta noticia de la muerte de su padre, un médico exitoso que visitaba asus pacientes en auto con chofer y era dueño de la clínica de bulevar Oroño sobre la cual se organizó el viejo Mapaci, hoy lCR. Esa muerte significó la debacle económica de la familia. En poco tiempo los Gollán perdieron todo, hasta los libros de medicina del padre. La madre tuvo que salir a trabajar y Alberto, el mayor de sus tres hijos, que había empezado medicina, inició su larga y matizada experiencia de vida y trabajo que ya lleva corridos más de 70 años. Hizo y fue de todo, aquí, en Buenos Aires interior.

En 1960 se obstinó enjugarse incipiente televisión. Peregrinó despachos de importantes empresarios amigos Buscaba nada más que 30 socios con 300 mil pesos cada uno. Apenas si los consiguió arañando. Muy pocos le tenían fe a una TV rosarina. ",Para qué? —le decían si ya -está LA CAPITAL". La idea plasmó exitosa y la empresa creció. Fundador y directivo de múltiples instituciones nacionales e internacionales de la publicidad, el periodismo, la televisión y la cultura, incluso dio tiempo para ser por unos meses intedente de Rosario. Premiado y condecorado reiteradas veces, hoy es además cónsul Gran Bretaña. 

Con una estampa que parece detenido en el tiempo, nimbada por una vitalidad y una memoria que asombran, a me cumplir 90 años, Gollán todavía irradia el "charme" de siempre en su sobrio despacho de la avenida Perón. "Sí, varias veces me lo quisieron comprar, pero mientras y viva, el canal no se vende", responde claro sereno, tajante, como para que no queden dudas. Y entonces uno ve al joven jinete sudando (¿o tiritando?) mientras repecha la montaña, entre las ramas y espinas le castigan sin tregua el guardamotes, en busca de una hacienda dispersa que, por baguala, apenas si vale algo. 


Fuente: Extraído de la revista del diario “ La Capital” 140 aniversario. Año 2007

viernes, 27 de noviembre de 2020

GRUPO TELEVISIÓN LITORAL

 




El valor de la comunicacion 



Fundado en 1965, Grupo Televisión Litoral es en la actualidad el Multimedios de mayor importancia del interior del país. Con capitales íntegramente rosarinos, ha logrado constituirse en referencia indiscutida para la televisión y la radio de la región centro de la República Argentina. La calidad y el profesionalismo de sus producciones para televisión abierta, radio AM y FM son una de las principales razones para el éxito en los diferentes segmentos a los que apuntan sus medios. 

Modernas instalaciones, tecnología de avanzada, y la renovación permanente como principio básico, permiten a los medios del grupo adaptarse plenamente a los desafíos que el tiempo impone, encontrándose siempre a la vanguardia y preparados para próximas apuestas. 

Desde sus inicios, se ha caracterizado por un constante interés en crecer y mejorar. Su capital de conocimientos sobre los medios y la cercanía con la audiencia, son las razones por las cuales el Grupo Televisión Litoral, desde su comienzo, es parte fundamental de la vida de los habitantes de Rosario y su zona. Nuestros Medios: 

Canal 3 inició sus transmisiones en 1965 y desde entonces es el canal de aire líder en su zona. Con más de veinte realizaciones locales, Canal 3 lidera la producción de contenidos de la región y presenta una propuesta en su pantalla variada y eficaz. 




Radio 2 es la emisora N° 1 en audiencia y cuenta con los profesionales más creíbles. Ofrece una variada y atractiva programación que incluye la información y los servicios, pero de la que no quedan afuera el deporte, el humor, el entretenimiento, la educación y la cultura. Además, cuenta con el servicio de noticias más veraz y confiable. 

FM Vida es la preferida entre los jóvenes. Su alta potencia y contenidos, distribuidos a través de la Ronda Vida, lograron desde su aparición en el espectro radial, posicionarla como la emisora FM líder en audiencia. 

Radio Cataratas radio de frontera que lleva más de 20 años en el aire. Ubicada en Puerto Iguazú, nació para fortalecer la cultura de una región, reflejando su música, sus problemas y su vida cotidiana. 

Rosario3.com es el diario digital más visitado de la región. Con información actualizada a nivel local, nacional e internacional, columnas a cargo de reconocidos especialistas, información de interés ciudadano, datos de utilidad y variados ítems, que hacen del sitio un lugar de consulta permanente. 

FM Plus es la estación de FM, recientemente asociada al multimedio, de mayor crecimiento en los últimos tiempos. Alterna los grandes clásicos del pop de las últimas décadas con información cada 30 minutos. FM Plus es, simplemente, la información justa y la música perfecta. 

1965: El 20 de junio Canal 3 de Rosario realiza su prim emisión, coincidiendo con los festejos del Día de la Bander 1980: El 1° de mayo se comienza a transmitir en colores Canal 3. 

1982: En diciembre se incorpora al Grupo LT2, conocida h como Radio Dos. 

1984: Empiezan (as transmisiones de FM 97.9, actual FM Vida conjuntamente con Radio Cataratas, emisora de frontera. 

1994: Se inaugura el nuevo Centro de Comunicaciones Av. Pte. Perón 8101 donde actualmente se concentran todos los medios. 

2001: Comienzan a realizarse las primeras pruebas técnica para televisión digital. 

2003: Se conforma la Ronda Vida. Conjunto de emisoras q retransmiten la programación de FM Vida en el interior del país

2006: Nace Rosario3.com completando el espectro comucacional del Grupo Televisión Litoral 





2009: Se inaugura la nueva torre de transmisión con el ob tivo de llegar más lejos, con más potencia y estar más cei de nuestros televidentes. 



CONTACTO: 

tel. (0341) 457-5415 

Av. Pte. J.D. Perón 8101 

2000 - Rosario - Argentina 

www.rosario3.com 

comercial@rosario3.com 




Fuente: Extrado de la Revista del diario “ La Capital del Bicentenario”2010

jueves, 26 de noviembre de 2020

Canal 3: la continuidad

 




Por Rafael Ielpi 


Hacía poco más de una década desde las primeras transmisiones televisivas en el país, cuando Canal 3 realiza su primera emisión en Rosario, coincidiendo con los festejos tradicionales del Día de la Bandera, el 20 de junio de 1965, desde la planta transmisora emplazada ya entonces en Avenida Caseros (luego Godoy) al 8100. 

El logro culminaba las aspiraciones de la empresa que, bajo la denominación que aún ostenta de Televisión Litoral S.A., diera a Rosario la posibilidad de contar con otro canal de aire, que se sumaba a las propuestas de su inmediato antecesor, Canal 5, y del estatal Canal 7 a través de su repetidora local. Un grupo de empresarios estrechamente vinculados a la ciudad, cuyo liderazgo ejercería Alberto Casiano Gollán, se contarían entre los integrantes de la sociedad que lo tendría, desde siempre, como presidente del directorio: el ingeniero Ernesto Daumas, vicepresidente; el doctor Ramón Maidagan, secretario y los directores Guillermo Strazza, Carlos Leopoldo Lagos, Rodolfo Dianda, Jaime Katester y Alberto España. 

Ya en ese acto inaugural, al que asistiría el entonces vicepresidente de la Nación, doctor Carlos H. Perette, en representación del presidente Arturo lilia, Gollán expondría algunos de los criterios que en general signarían, con los vaivenes impuestos por los tiempos y los avatares institucionales del país, la filosofía del canal: Llevar el progreso técnico de la televisión a la población de la ciudad y su zona de influencia y canalizar por ella las más sanas inquietudes espirituales de orden artístico, científico, educativo, cultural, ético y cristiano, con el concepto de considerar a la comunidad, a la familia y a cada telespectador como nuestra básica razón de existir, para contribuir con espíritu de solidaridad al desarrollo del ferviente deseo de cada cual de perfeccionar su conciencia individual y colectiva. 

Apenas un año más tarde y en su primer aniversario, el 20 de junio de 1966, el nuevo canal inauguraba equipos de alta potencia que lo colocaban a la altura de los mejores de la Argentina, a la vez, que se instalaban sus estudios en el edificio de la Asociación Instituto Tráfico, en San Lorenzo 2233 (actual Teatro Mateo Booz), completando de ese modo un equipamiento inicial importante. En esos estudios se produciría Reportaje al país, un ciclo que traería regularmente a Rosario a un periodista que poco más tarde alcanzaría una enorme notoriedad más allá de los disensos y polémicas que sus opiniones y trayectoria han producido siempre: Bernardo Neustadt. 

Una muestra del permanente interés del canal -ya en sus años iniciales- por identificarse con una propuesta de constantes aportes cercanos a lo cultural, la constituiría en agosto de 1969 la realización el Primer Festival Argentino del Film Publicitario, al que seguiría el año siguiente el 1er. Festival Hispano-Luso-Americano del Film Publicitario, una experiencia absolutamente inédita que contaría con la participación de numerosos países y una repercusión notoria en el ámbito nacional e internacional. 


Es innegable que más allá de los méritos relevantes de sus acompañantes, sería la figura y personalidad de Gollán la que pondría sello distintivo a Canal 3, que se mantendría incluso hasta ya entrado el siglo XXI, cuando ya superados los 80 años, su opinión, presencia y experiencia son poco menos que imprescindibles en todo foro o reunión, en el país o en el exterior, donde se analice la temática apasionante y diversa de la televisión. 

Esa vocación pionera impulsada por él se verificaría asimismo en mayo de 1980, cuando tras la adquisición de nuevos equipos de alta tecnología, el canal realiza la primera transmisión en colores y ya a mediados de la década final del siglo XX (1994) cuando la empresa unifica en un centro de comunicaciones - "Teleradiocentro 3"- las actividades del multimedio en la remodelada planta de Avda. Perón (Ex Godoy) al 8100. La identificación de su figura con la televisión rosarina es, desde hace décadas, inmediata y lo será sin duda cuando se pretenda, en cualquier época, historiar la cronología de la televisión en Rosario. 

Sobre fines de 1982, la empresa incorpora a la misma a LT2 Radio General San Martín -la actual Radio 2-, con estudios en el edificio del Centro Cultural Bernardino Rivadavia primero y un año después en su planta de Dorrego 1042. En 1984 inicia sus emisiones FM Vida, que junto con Radio Cataratas, emisora de frontera, completa el espectro comunicacional de Televisión Litoral. 

Canal 3 cuenta en la actualidad con repetidoras en las ciudades de Venado Tuerto, Rufino, Pergamino y El Trébol, lo que sumado a su equipamiento e infraestructura lo ubican en una situación de relevancia dentro de los canales de televisión del interior del país. Por otra parte, mantiene vigentes los objetivos básicos consignados desde el inicio de su trayectoria, con algunos ciclos convertidos en verdaderos clásicos rosarinos y un evidente criterio de coherencia en la programación. Algunos nombres, como el de Osvaldo García Conde -uno de los históricos de Canal 3-, y los de Eduardo Gurovici, Carlos Fechembach y otros, en distintas etapas, deben ser consignados asimismo en la cronología de los últimos 35 años. - 


Fuente: Extraído de la colección de Vida Cotidiana de 1930-1960. Editado por el diario “La Capital.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

IGLESIA SAN BARTOLOMÉ (Urquiza esquina Paraguay)

 




Directamente vinculada con el ferrocarril y la gran comunidad británica que llegó al país para instalar el ramal ferroviario En 1866, se inaugura el primer tramo (71 Km.), de vías de Rosario-Tortugas, la obra finaliza en Córdoba en 1870. 

El túnel que unía la Estación Central con el puerto comenzó a escarbarse en 1885, terminándose un año después. 

La importante comunidad inglesa, decide en 1868 levantar un Templo Anglicano. 

El terreno de la esquina de Paraguay y Urquiza (esta calle hasta 1884 se denominaba Santiago), fue adquirido en 1870, entonces denominado: “barrio de los Ingleses”, próximo a la Estación ferroviaria Rosario Central y al “Jardín Recreo”. 


La primera construcción data de 1872, consistía en una construcción de estructura de metal y chapas originariamente destinada para la colonia cordobesa de “Fraile Muerto”. 

En 1874 se coloca la piedra fundamental para construir un edificio definitivo. 

La gestión la realiza el capellán Thomas William Coombe, quien fuera fundador de la “Escuela San Bartolomé”, el 11de Octubre de 1868, además realizaba constantes viajes a colonias y ciudades del interior a través del ferrocarril para dar bautismos. 

El actual edificio fue proyectado en Londres por el arquitecto R. Pitte, y construido por el ciudadano británico el ingeniero Edwin Noel que en ese momento trabajaba en Rosario, inaugurado el 6 de Agosto de 1876, con una presencia de 150 personas. 


Desde Inglaterra se decidió enviar una subvención de 200 libras esterlinas por un año para el sueldo del sacerdote. 

Fallecido Thomas William Coombe (07-09-1878), es reemplazado por Francis Neville Lett, llegado de Inglaterra en 1877, también funcionaba en el mismo predio una escuela de habla inglesa, de niñas y varones, en sus registros figuraban inscriptos 4 niños nativos. 

Por falta de personal la escuela fue cerrada en Diciembre de 1871, y reiniciada el 15 de Febrero de 1874, ayudando en la atención de los alumnos la Sra. French. 

La primera maestra nombrada oficialmente es la Srta. Brandt, quien se hizo cargo de la escuela en 1876, el horario diario era de 9,30 a 14,30Hs. 

El nuevo sacerdote fallece por fiebre Tifoidea, el 8 de Julio de 1884. 

Artículo: Prof.\Lic. Arnoldo Gualino 

Historia del Arte en Rosario: www.arnoldogualino.com.ar

martes, 24 de noviembre de 2020

CLUB ROSARINO DE PELOTA

 




El 14 de noviembre de 1922 fue fundado el Club Rosarino de Pelota, por iniciativa de un grupo de personas amantes del deporte en general y, en especial, de la pelota paleta. La reunión inicial se realizó meses antes en el escritorio de Gervasio Colombres y luego en el Jockey Club. El 21 de junio de 1924 se inauguró oficialmente el edificio social, en la intersección de las calles San Luis y Leandro N. Alem. En sus canchas de pelota actuaron los jugadores más caracterizados del país. Fueron sus socios fundadores Enrique Astengo, Casiano Casas, Juan B. Castagnino, Gervasio Colombres, Atlántico Dianda, Ciro Echesortu, Odilo Estévez, Alberto M. Gollán, Daniel Infante, Joaquín Marull, Santiago Pinasco, Alfredo Rouillón, Guillermo Sugasti, Juan Tamburini, y Leopoldo Uranga, entre otros. En los inicios un núcleo de personas aficionadas al juego de pelota, algunos de ellas asociadas al Zazpirak Bat, solían practicar ese deporte en las viejas canchas cerradas, de calle San Lorenzo entre Mitre y Entre Ríos, conocida como “Furundarena”, donde hoy se ubica el Teatro Broadway. También existía “La del bajo"- como se la llamaba a la de San Sebastián, ubicada en la bajada Sargento Cabral entre San Lorenzo y Urquiza. Otra se hallaba en calle Córdoba entre Buenos Aires y 25 de Diciembre (hoy Juan M. de Rosas). Y así en otras más se practicaba esa disciplina.

En los 70s una organización subversiva colocó una bomba destruyendo gran parte de ese bello edificio, afortunadamente se pudo reconstruir tal cual era...

Fuente: anomina

viernes, 20 de noviembre de 2020

HISTORIA DE LA GRUTA NATIVIDAD DEL SEÑOR 



Por Alfredo Monzón Historiador barrial 


La construcción de esta ermita ubicada dentro del Parque Regional Sur, a la altura de Av. Arijón y Ctda. Río Grande, data del año 1952. 

Esto comenzó a través de la inquietud de los vecinos de la zona de La Isleta. Pero, sus principales impulsores fueron don Angel "Cholo" Naninni (uno de los fundadores de la vecinal Saladillo Sud Este) y don Juan Spreutels. Y se construyó en homenaje a la Sra. María Eva Duarte de Perón, con motivo de su fallecimiento acontecido precisamente el 26 de Julio de ese año (1952). 

En aquellos años los terrenos que hoy ocupa el Parque Regional Sur pertenecían al Ejército Argentino y eran usados por el Regimiento 11 de Infantería "Gral. Las Heras" como campo de maniobras. 

Estos vecinos (Nannini y Spreutels) realizaron una verdadera hazaña para conseguir el permiso para la construcción de este monolito, ya que el jefe del Regimiento 11 se negaba a otorgárselo. Se fueron a Buenos Aires en bicicleta para entrevistarse con quien era en ese momento el presidente de la Nación; Teniente General Juan Domingo Perón, quien inmediatamente les tramitó la autorización con la firma del jefe del Ejército en ese momento, el General Franklin Lucero. 

Ya de regreso, se presentaron ante el jefe del regimiento 11 con la nota de autorización, ante esto el jefe no tuvo más que obedecer dicha orden, y hasta les envió la banda del regimiento para el día de la inauguración. 

Es importante destacar que este monolito no presentaba el aspecto que tiene en la actualidad: En un principio tenía cuatro pilares con gruesas cadenas que rodeaban todo su entorno, además un gran mástil donde flameaba la bandera argentina y en su interior la imagen de Eva Perón, donde todos los años para el 26 de Julio los vecinos prendían velas a la "Abanderada de los humildes". 

Pasaron los años, sucedieron muchas cosas en nuestro país y eso quedó totalmente abandonado, los vándalos de siempre hicieron su trabajo y de milagro el lugar no fue destrozado en su totalidad. 

Hace algún tiempo ya y, por iniciativa de un grupo de mujeres emprendedoras del barrio se restauró ese monolito, conseguidos (con mucho esfuerzo) los permisos correspondientes, se inauguró con la presencia del padre Ignacio, este lugar de recogimiento espiritual con el nombre de "Gruta Natividad del Señor" .- 

En la foto: Día de la inauguración - En el centro (con camisa, corbata y tiradores) El Cholo Naninni.-



jueves, 19 de noviembre de 2020

EDIFICIO KENNEDY

 




Bv. Oroño 1187 

El Palacio De Elía, perteneciente a Nicanor De Elía, estaba en esta esquina y había sido diseñado a principios del siglo XX por el arquitecto inglés Charles Evans Medhurst Thomas. En 1943 el edificio pasó a manos de Federico Alabern, pero ya en 1967 se iniciaron los trabajos para derrumbar el palacio y poco tiempo después se levantó en el terreno el actual Edificio Kennedy. 

Fuente: La Capital 

Foto: 24/05/2018 

#Rosario #fotografia #arquitectura #edificio #fachada

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Gran Prix de Formula 1

 

A comienzos de la década de 1960 Rosario era una plaza muy importante para el motociclismo. Se competía tomando como referencia la avenida Belgrano. El circuito se delimitaba con fardos de alfalfa, como era habitual (también para los Gran Prix de Formula 1) Les comparto esta fotografía que no es para nada espectacular pero que tiene un gran valor testimonial por su calidad. Fue tomada por el Dr. Rafael Carrillo Avila desde su domicilio, en un primer piso, la esquina de la avenida y la prolongación de la entonces calle 25 de Diciembre, altos de la Imprenta Peuser. Adviertan que muchos espectadores están sentados en sillas tipo vienesas de un bar que se encontraba al lado; además si agrandan la foto verán a un colectivo usado habitualmente como improvisada tribunal


Fuente: Anónima

martes, 17 de noviembre de 2020

El Pasaje Pam

 






Es la galería más antigua de Rosario. Inaugurada en el año 1.899, su nombre se debe al Sr. Pam o Mr. Pam, descendiente de una familia inglesa radicada en Rosario, que cedió el espacio para su construcción. 

En ese año fue terminada la primera etapa, que tenía entrada por calle Santa Fe. En 1.914 se finalizó la segunda etapa, teniendo salida por calle Córdoba 954. Es allí precisamente que se encuentra uno de los detalles más, notorios del pasaje: el ascensor ubicado a la izquierda, que fue uno de lis, primeros instalados en la ciudad. 

Una galería engalanada por el arte y el diseño. 

Y como todo lugar con un fuerte pasado, esta, atravesado por un fantasma deambulador, ya que hay quienes aseguran que Mr. Pam quedó en la parte alta, esperando que le salen una deuda.

Fuente: Anónima

lunes, 16 de noviembre de 2020

HIPÓDROMO INDEPENDENCIA JOCKEY CLUB

 






Autor: Héctor Thedy 

Constructor: Ing. José Badini 

Fecha: 1901 


La actividad turfistica comenzó en la ciudad en 1887, cuando se inauguró el primer “circo de carreras” en el pueblo cercano llamado Sorrento (actual barrio Sarmiento). Este #hipódromo conocido como el “Rosarino” funcionó hasta 1901. Hacia 1900, cuando se fundó el #Jockey Club de Rosario, éste se propuso como objetivo principal lograr la excelencia de la raza equina, incentivando para ello la competencia de los mejores ejemplares a través de la participación en corridas de #caballos. Esta actividad, desde un comienzo, fue patrocinada por el Jockey 

Club de Buenos Aires y logró importantes subvenciones para los premios de las carreras. 

El ingeniero Héctor Thedy, socio de la institución, fue quien gratuitamente proyectó los planos necesarios para las instalaciones del nuevo hipódromo, que quedó inaugurado el 8 de diciembre de 1901. 

Con motivo de la visita a la ciudad, el día 26 de octubre de 1902, del Sr. presidente Julio A. Roca, se llevó a cabo la primera carrera de “gentlemen riders”. Durante mucho tiempo las celebraciones patrias en la ciudad, contaron con programaciones hípicas especiales que alcanzaron singular brillo. 

Este establecimiento ocupa un enorme porcentaje del área verde del parque debido a las particularidades de su trazado. 

Fuente: guía Rosario 


En 1919 se inicia la construcción de las Tribunas Populares, conforme los planos elaborados por Devoto y Gerbino, ingenieros y arquitectos. La Tribuna de Socios comienza a levantarse en 1928 de acuerdo al proyecto confeccionado por los arquitectos Durand, Van Wyck y Ocampo. Además, para esa época se habían comenzado los trabajos de construcción de nuevas boleterías, obras todas debidas a los arquitectos Tito y José Micheletti. 






En 1941, el Jockey Club obtiene una nueva prórroga por veinte años para administrar el Hipódromo Independencia. Para ese entonces se demuele la Tribuna de Paddock, (antes Tribuna de Socios), para construir en su lugar la que en su momento fue la mayor de América del Sur. Sus proyectistas fueron Daumas, Maisonnave, Giménez Rafuls, J. y M. Solari Viglieno, ingenieros y arquitectos. Durante esta nueva concesión se decide mantener el Hipódromo en el Parque Independencia no sólo por su significación barrial sino también por la mejor ubicación para sus concurrentes. La última tribuna construida es la de Profesionales, comenzada en 1972 con el proyecto del Estudio H de los arquitectos de la Torre, Moliné, Santanera, Vidal y Torio. 

Destacados personajes de la historia hípica y social de nuestro país como el presidente Roca y personajes de la cultura popular entre ellos “el zorzal” Carlos Gardel visitaron las pistas de este espacio hípico. También se sumaron hechos deportivos que no han sido superados. Uno de ellos es la historia del jockey Ángel Oscar Barattucci que en la reunión del 15 de diciembre de 1957, obtuvo las ocho carreras que integraban el Programa Oficial, lo que constituyó un récord mundial. 

El Hipódromo Independencia fue el iniciador en nuestro país de las carreras nocturnas, gracias a las instalaciones lumínicas adecuadas a tal fin. 



PERSONAJE DESTACADO 

Ángel Oscar Barattucci. Record mundial. 

Nació el 1 de mayo de 1921 en Azul, Provincia de Buenos Aires. 

A los 15 años debuta oficialmente en Santa Fe el 1 de noviembre 1936 en el Hipódromo De Las Flores con el SPC Berenjena. 

En 1938 corre 13 carreras ganando las dos últimas del año, el 18 de diciembre con “Stanza” al cuidado de su padre y el 25 de diciembre con el SPC “Maronita” al cuidado de Carlos de la Mata. 


A fines de 1939 llega a Rosario y corre su primer carrera en el Independencia el día martes 15 de agosto con caballo “Náutico”, y el 30 de agosto consigue su primera victoria con el mismos SPC al cuidado de Ángel L. López. 


En el año 1951 gana su primera estadística y sucesivamente continúa haciéndolo hasta el año 1971. 

En 1972 pierde la estadística por 3 carreras, al haber sufrido un accidente en el Hipódromo de Mendoza que lo tuvo alejado 5 meses de la actividad. Luego gana las estadísticas desde 1973 a 1976 inclusive y su última fue en el año 1980, haciendo un total de 25. 


En el año 1957 obtiene el record mundial aun no superado, fueron ocho carreras corridas y ganadas, todas en un mismo programa. Comenzó con “Triquiñuela”, por dos cuerpos y medio; siguió con “Val” por la misma distancia. En la tercera, “Maletín” por largo y medio; después “Tour The Force” con tres cuerpos y medio de ventaja. En la quinta “Eltondoc” por cuatro cuerpos; luego con “Panamá” en la sexta; continuó con “Ganador” y terminó con ”Modelado” por cuerpo y medio. 


Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Rosario y ciudadano Notable en el Congreso de la Nación en el año 1994. 


Corrió en los máximos Hipódromos de San Isidro, Palermo y La Plata como así también en el interior del país en Salta, Tucumán, Corrientes, Mendoza, Paraná, Santa Fe, San Francisco, Rafaela, Mar del Plata, Córdoba, internacionalmente lo hizo en Brasil, Uruguay y Paraguay. 

Fue vencedor de más de 3000 carreras, un hombre de gran entrega profesional, apasionado por los caballos y las carreras, un verdadero e insuperable record. 

Fuente: Hipódromo Rosario 

Fotos: 14/12/2016; 18/12/2016 

#Rosario #fotografia #arquitectura #historia #turf #carrerasdecaballos

sábado, 14 de noviembre de 2020

El lagrimal trifurca

 



por Rafael Ielpi 



Pero la revista literaria rosarina de mayor prestigio en el tiempo sería El lagrimal trifurca, nombre de resonancias misteriosas que en realidad recuperaba un verso del peruano César Vallejo. Eduardo D´Anna es, otra vez, testigo valioso de la génesis de una revista que hoy es, en muchos casos, un real objeto de culto: En el año 1965 yo había dirigido con Guillermo Fridman -cuando eramos adolescentes- una revista literaria llamada Parábolas. En ella trabé amistad con Samuel Wolpin, que era conocido de Fridman, y a quien reecontré luego en El lagrimal. En el 67, Ariel Bignami, que sacaba una revista que se llamaba Cronopios, me hace llamar por teléfono por otro muchacho a quien no conocía y que era Elvio Gandolfo. Así nos conectó y nos encargó la sección de poesía de su revista, que duró dos números. Ahí comenzó la relación con Elvio y hubo afinidad. Eso fue en el 66 o 67. 

El lagrimal trifurca nace a comienzos de 1968 cuando Elvio Gandolfo propone a D'Anna participar de una revista literaria que dirigirían él y su padre, el poeta e imprentero Francisco Gandolfo, y a los que se agregaría Samuel Wolpin para constituir el núcleo inicial de la publicación. Sammy y yo -precisa DAnna- no aparecíamos en el staff original pero estábamos. Yo había empezado a traducir a Yeats en esa época y con eso y poesías de Gandolfo padre y otros materiales armamos algo distinto a lo que eran las otras revistas; ésta no fue hecha como la expresión de un grupo sino que tratamos de producir un material que buscara al lector. No teníamos una política definida, no había editoriales ni tomas de posición. 

Contemporáneamente, los sucesos del Cordobazo y del Rosariazo iban a conmocionar también a aquellos jóvenes que intentaban concretar la revista. Nos agarran los sucesos del 69, el Rosaríazo y participamos en ellos a nivel personal íbamos, como todo el mundo, a tirarles adoquines a la cana. Fue una experiencia decisiva, porque no es lo mismo ser de un grupo político que estar con la gente en la calle. Lo que aprendimos entonces no lo dijo un dirigente: duró poco, pero me voló la cabeza. En esa época se incorporó Hugo Diz, que venía de hacer teatro en el Club Provincial y que se acercó por afinidad personal. Así quedó conformado el grupo de El lagrimal, precisa D´Anna. 

La publicación llega de ese modo hasta 1971, cuando Elvio Gandolfo decide radicarse en Montevideo, donde ya había estado viviendo Wolpin. La estrategia del canje y de la publicación de autores argentinos había permitido a los jóvenes rosarinos contactarse con escritores como Haroldo Conti, Osvaldo Soriano, Alberto Vanasco. Gandolfo, por su parte, se vincula en Uruguay con el grupo de El huevo de Plata, entre los que se contaban Cristina Pelirrossi y Mario Lebrero, nombre relevante de la literatura fantástica uruguaya. 

El regreso de Gandolfo en 1973 provoca el reinicio de la revista, a cuyo grupo se habían incorporado ya antes el narrador Juan Carlos Martini y Luis Alberto Sienrra. La publicación mantendría hasta su desaparición en la época de la dictadura militar iniciada en 1976, un paulatino prestigio que se sumaba a un contenido variado -en el que se codeaban escritores de todo el mundo con algunos rosarinos- y a una postura crítica, con algo de rebeldía aún juvenil contra lo consagrado, una especie de desacralización que tendría algunos mentores recordables, como Víctor Sabato. 

Cada edición de la revista, salida de la imprenta "La Familia" de los Gandolfo, en calle Ocampo, constituiría un acontecimiento en los 70 y su releva-miento hoy permite apreciar la calidad de un material heterogéneo pero valioso, elogiado por la crítica y añorado por los rosarinos que accedieron a sus páginas, en un medio que era y sigue siendo generador de hechos culturales perdurables. 

Hasta la entrega final -el número 14, fechado en agosto de 1976- que contenía entre otros materiales poemas de Pier Paolo Pasolini, de Edgar Bayley y Tilo Wenner y del nicaragüense Joaquín Pasos, la revista de los Gandolfo publicaría a escritores tan diversos como Haroldo Conti, Pablo de Rokha, Felisberto Hernández, Leónidas Lamborghini, Gregory Corso, E.E. Cummings, Bertold Bretch, Manuel Bandeira, Jacques Prevert, Umberto Saba, Blaise Cendrars, Vinicius de Moraes, W.B. Yeats, a los que se sumarían puntualmente buena parte de los poetas rosarinos. 

La marca de El lagrimal duraría mucho tiempo, pero no oscurecería la herencia que dejarían otras publicaciones, muchas de ellas absolutamente marginales, por sus carencias económicas tanto como por su desprecio a todo lo institucional. En esa larga lista de revistas publicadas en los 60 y el final del siglo XX, pueden ser incluidas, en distintos años y con innúmeras omisiones y olvidos, Alto Aire, de Gary Vila Ortiz y Luis María Castellanos, 50 Mangos de poesía, dirigida por Raúl E. Acosta; La Ventana, dirigida por el poeta Orlando Calgaro; las más posteriores Tinta, dirigida por Sergio Kern -otro de los Gandolfo, conocido por su obra como dibujante e historetista-; Smog, de Horacio Vargas, Fernando Razzetti y Jorge Santa María, en las que convivirían la literatura y la historieta, y una larga serie de valiosos intentos más contemporáneos como Casa Tomada, de Reynaldo Uribe, Poesía de Rosario, dirigida por Guillermo Ibáñez, Ciudad Gótica, de Sergio Gioacchino y otras muchas. 

Fuente: Extraído de la colección de Vida Cotidiana de 1930-1960. Editado por el diario “La Capital

jueves, 12 de noviembre de 2020

Las revistas: poesía, humor y opinión



Por Rafael Ielpi 


Una pausa para la poesía 


Una de las primeras revistas literarias de los 60 sería Pausa, dirigida por Rubén Seviever, que nuclearía a gente de la entonces Facultad de Filosofía y Letras alrededor de un proyecto que no alcanzaría una dilatada perduración en el tiempo. Eduardo DAnna, poeta y estudioso de la literatura rosarina, la valora como importante antecedente: De las publicaciones rosarinas aparecidas en esa década, fue la primera que presentó las características que luego adoptarían otras revistas literarias. - 

"Pausa" incluiría en sus escasos números a poetas que luego consolidarían una obra reconocida en la ciudad e incluso en el país, como Hugo PadeIetti, junto a otros como Aldo Oliva, Carlos Saltzmann y el propio Sevlever. Poco tiempo después, aparecerían dos interesantes publicaciones: El Arremangado Brazo, dirigida por Aldo Oliva y Rafael lelpi, y su contemporánea Setecientos monos. La primera, de la que aparecerían dos números, incluiría junto a la poesía, algunas narraciones, como el adelanto de un fragmento de la por entonces inédita "La vuelta completa' de Juan José Saer o de 'El Opa", de Romeo Medina -el otro director de la revista- y reportajes poco usuales (a las prostitutas, a los recolectores de basura del inicio de los 60), en una línea progresista. 

La segunda comenzaría como revista estudiantil, impresa a mimeógrafo hasta su quinta entrega, en que pasó a ser editada por imprentas; aun siendo también aquéllas épocas de crisis económica, esos intentos de los amantes de la literatura no se habían convertido todavía en proyectos quiméricos y, con algún sacrificio, podían llevarse a cabo. El grupo inicial de Setecientosmonos estuvo comandado por Juan Carlos Martini -hoy uno de los narradores más importantes de la Argentina- y Carlos Schorr, a los que se sumaban otros estudiantes universitarios. Posteriormente, se agregaría al grupo el después reconocido crítico y ensayista Nicolás Rosa, que imprimiría su sello personal a la publicación. 

D´Anna ubica con precisión al grupo y su revista: Nicolás Rosa tuvo una influencia determinante para esta publicación que sobreviviría hasta 1967/68, cuando apareció El Lagrimal Trifurca. Era una revista con poca poesía, ya que fundamentalmente incluía cuentos y en especial artículos de crítica, sobre todo por la influencia de Rosa. Las críticas excedían el mero comentario bibliográfico, como las de Gladys Onega y Rosa Boldori, gente del grupo vinculado al crítico y entonces decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Adolfo Prieto. 

Si bien aquellas revistas fueron siempre minoritarias, tampoco "Setecientosmonos" se proponía ser distinta. Vendía 30, 40, 50 ejemplares: la gente de la bohemia rosarina era muy restringida en esa época, puntualiza D´Anna. En la década del 60, y en las siguientes, el panorama casi no registró variantes y no era posible imaginar una revista literaria con una redacción estable. Los creativos debatían las características y contenido de sus productos en algunos de los bares del centro de Rosario, convertidos en los ámbitos elegidos para definir y concretar cada número o entrega. 

D´Anna recuerda: En el inicio de los 60 todavía no estaba el Iberia, un bar más tarde emblemático frente a Filosofía y Letras; en esos años el bar por definición era el Laurak Bat, de Santa Fe y Entre Ríos, que era de estudiantes y donde después de dictar clases solían ir a tomar café David Viñas, Noé Jitrik o Angel Rama, que eran profesores regulares o invitados hasta el golpe de Onganía. El otro bar concurrido era el Provincia, en Santa Fe al 1200: ésas eran las redacciones informales de las revistas. Después, el lugar de reunión pasó a ser el Savoy. 


Fuente: Extraído de la colección de Vida Cotidiana de 1930-1960. Editado por el diario “La Capital

miércoles, 11 de noviembre de 2020

EL EMBARCADERO DE LA REFINERIA

 



Ubicación: Velez Sarfield 164 




Hacia 1890, la expansión de las explotaciones agrarias hacía imprescindible un constante aumento de servicios ferroviarios, sobre todo de transporte de cereales. 

En esa época de oro del modelo agroexportador, el Ferrocarril entre Buenos Aires y Rosario, que había conectado ambas ciudades en 1885, implementa un ramal que derivando de la vía principal a Tucumán, llegaba hasta la Refinería. 

Era evidente la importancia de la fábrica y su necesidad del transporte ferroviario. Debemos recordar que la Refinería Argentina poseía cargas estacionales y no estacionales, de caña de azúcar y también de otros materiales como leña, madera para construcción, etcétera. La conexión con Tucumán era imprescindible, y también un ramal exclusivamente para la fábrica. 

En 1891, a dos años de inaugurada la fábrica, se extiende un ramal desde la actual avenida Juan José Paso, y cruzando a nivel la traza del Ferrocarril a Santa Fe, llegaba directamente hasta la Refinería Argentina. 

En ese momento se construye la estación de carga denominada “Estación Embarcaderos”, que contaba con playón de carga y descarga y muelle al río, hoy desmantelado, y que podemos considerar de ese mismo 1891. 




La Estación Embarcaderos era casi exclusiva de la Refinería. 

Ignoramos si se embarcaba otro material que no fuera el que la gran fábrica producía, y que la vinculaba, mediante la estación, con todo el territorio nacional. 

La estaciòn posee una planta simple: tres habitaciones, andén con galería, hall, local para el jefe, dos chimeneas de hierro. Un techo de dos aguas protege el interior, con paredes de ladrillo a la vista. 

Vista la constante necesidad de comunicación ferroviaria de la Refinería, en 1893 el Ferrocarril a Santa Fe extiende un ramal hacia la fábrica que, desde la Estación Sorrento, derivaba hasta ponerse en paralelo con las vías del Ferrocarril entre Buenos Aires y Rosario y el nuevo ramal del Ferrocarril a Córdoba inaugurado por la misma época. 

Este proceso conformó las denominadas “Tres Vías”, denominación que se extendió a la actual avenida una vez desmantelados los rieles. 

Esas "Tres Vías" del Ferrocarril General Belgrano comunicaban con Santa Fe, con Córdoba y a Buenos Aires. Hoy eso se ha perdido. 

Los #ferrocarriles fueron lentamente desmantelados, desde los añós 60 hasta el cimbronazo demoledor de la década de 1990. 

En una visita realizada, una vez abandonados los servicios en 1998, se constató el buen estado de la estación, debido posiblemente al escaso uso del público masivo, puesto que allí no había circulación de pasajeros. 

Allí se ha instalado La Ciudad de los Niños, dependencia municipal a cargo de la Secretaría de Promoción Social, y el viejo edificio aún subsiste, casi completo, alejado del vandalismo que tiene a maltraer muchas de estas edificaciones. La ley provincial Nº 11.153 de 1994 protege el casco de la estación, ya inutilizado como servicio para el transporte. 

Inmediatos a la estación, grandes galpones de chapa y madera, hoy demolidos en el transcurso de las obras de Puerto Norte, aseguraban una gran capacidad de almacenamiento. 

Aún son visibles, al menos hasta la total transformación del sector, un complejo sistema de ramales ferroviarios que cruzan el terreno, uno de los cuales se dirige hacia el este y era el que permitía la descarga de productos en los barcos. 

De esta forma, se aseguraba a la explotación primaria (agropecuaria) todo un sistema ferroportuario, del que la Estación Embarcaderos formaba parte. 

Tal vez sea la úncia estación que surgió de un emprendimento privado, y a su servicio. 

Tal vez - no lo sabemos- a costa del Estado Nacional. 




Allí nació el Club 1º de Mayo, luego denominado Club Embarcaderos Cordoba Rosario y finalmente Club Argentino de Rosario. 

Cientos trabajaron cargando, descargando y controlando los vagones y bolsas. 

Más allá del complejo sistema ferroviario de Rosario, se torna evidente para la época la influencia de la actividad privada en el desarrollo de los servicios públicos, y como existía una voluntad de coordinar la inicativa pública con la privada, incluso en detrimento de la conformación urbana. Fruto de este sistema, el barrio estuvo aislado por casi sesenta años "detrás del paredón", con un lado sobre las vías y el otro hacia el este, limitado por el río Paraná. 

El barrio asumió, así una particular conformación, una sociabilidad especial y sobre todo, un sentido interesante de pertenencia en sus habitantes: "soy de Refinería". 

Los años han pasado. 

La historia de los ferrocarriles es también la de Rosario. Y de los rosarinos. 

Fuente: Museo Refinería

martes, 10 de noviembre de 2020

Orlando Belloni, luz en La Tablada

 


Por Gastón D. Bozzano


Orlando Belloni es dibujante, pintor y escultor, tiene 87 años y una vida comprometida con la historia social de su terruño. Su obra, cargada con matices y símbolos de ese compromiso, es profusa y poco conocida. A ratos ha salido a la luz, los últimos años, por ocurrencias diversas: una donación de sus piezas a la Biblioteca Vigil de Rosario, una exposición en el Museo Estévez y una distinción al artista por cuenta del Concejo Municipal fueron argumentos para que ya no fuese del todo invisible.

Belloni vive en el rosarino barrio La Tablada; su morada está enclavada sobre calle Chacabuco, unos cincuenta metros al sur de la avenida Ayolas; es una zona particular de la ciudad en la que el paisaje urbano de unas cuadras atrás empieza a desdibujarse y hundirse en el Bajo Ayolas, un caserío humilde y legendario por las anécdotas que lo constituyen, donde también los viejos oficios portuarios de silos y carga de granos, aún hoy, parecen reclamar un apogeo perdido.

Hace 37 años que vivo en La Tablada”, comenta Belloni; es lo primero que dice, mientras quita el velo de seis, siete y hasta una decena de cuadros pintados al óleo; algunos están sobre caballetes y otros sobre el piso del galponcito que es su taller. Éste tiene los rudimentos básicos y necesarios para el oficio y es lo más alejado que pueda imaginarse de un atelier medio de arte contemporáneo. No hay tecnologías allí, nada de eso es el universo de Belloni. Sólo la luz del sol y la que irradia un tubo fluorescente iluminan un anafe con una garrafa para calentar agua y el cúmulo de trastos, esculturas y cuadros desperdigados. Su taller, como su obra, no resulta diferente al entorno humilde en el que nace y cobra forma.




Poco a poco fui profundizando en mi arte. Hoy hay mucho interés en encontrar nuevas técnicas, pero mi inquietud es hallar un denominador común: la manera de caminar, la pasión, el trabajo de la gente, captar eso… No entiendo cómo hay artistas que cambian de técnica tan seguido: hoy hacen grafismos, mañana claroscuros, después pintan… Lleva toda una vida aprender una técnica”, reflexiona.

Estos primeros óleos que comparte exhiben escenas de La Tablada o sus barrios contiguos: la olla popular de la esquina que cocina arroz amarillo para los pobres, unas grúas del puerto cercano, casillas precarias, calles sin nombre caminadas por gente de la villa…

He observado mucho mi entorno, lo sigo haciendo. Siempre veía, años atrás, a toda esta gente de la villa cómo hacía su casilla precaria, con los materiales que tenía a mano. Y por lo tanto siempre vi que esas personas, esos villeros, imaginan una forma, una línea… Pues bien, yo capto o intento captar esas formas en mis cuadros. El villero arma su casilla con lo que tiene, es un arquitecto de su necesidad”, desliza.

Saca del cajón unos escritos que él mismo bosquejó y tituló “Pensamientos de un pintor”, y lee: “Un pintor debe buscar belleza donde pareciese que faltara (…) Como dijo un escritor ruso: describe tu aldea y serás universal”.



La de Belloni es una vida representada por su obra: dibujó, pintó y esculpió en tanto su contexto, a la par de los trabajos con los que ganaba el sustento, las viviendas que habitaba, las mudanzas que transitaba. Aún hoy, ése es el camino de este prolífico artista, que empezó estudiando dibujo por correspondencia, que conoció a Luis Ouvrard en la Escuela de Artes Visuales “Manuel Belgrano” y que luego el azar transformó en aprendiz de Leónidas Gambartes, primero, y de JuanGrela, después. Hoy como ayer, Belloni no abandona la meditación sobre su quehacer.

El ser humano tiene capacidad para inventar infinidad de técnicas estéticas —dispara—, pero lo importante es lo que puede decir a través de esas soluciones o innovaciones. El artista no debería evadirse de la realidad del entorno; de esta manera los museos cumplirían un fin real, vivo, y no se parecerían a cementerios que cuidan cuerpos podridos, ya que lo espiritual está lejos de allí, en otras dimensiones de luz y gloria que no percibimos…”.

Luz y gloria”, musita, y su monólogo se sumerge en los años de su infancia. Reconstruye con ese recuerdo la aparición de su arte. Nació en Pérez en 1933; su padre falleció cuando él tenía apenas un año y su hermano, dos: “Al poco tiempo de la muerte de mi padre, mi mamá tuvo que salir a trabajar de sirvienta e iba diariamente a Rosario; con mi hermano, desde muy pequeños, nos quedábamos solos y salíamos al campo a cazar, a juntar huesos…”.

Luego mi madre se casó por segunda vez y nos fuimos a vivir a Puerto General San Martín —cuenta—; allí tuvimos que construir una casa y por lo tanto empecé a saber algo de albañilería. Resulta que esa casa daba a un baldío donde quedaban restos de yeso solidificado que había dejado tirados un circo ambulante. En esos restos de yeso hice mis primeras esculturas”.

(Intenta representar un paréntesis en su relato y apunta con su dedo a unas esculturas en madera montadas sobre unos bancos. Explica que, aunque fueron tempranas sus experiencias con el yeso, escultura es lo que menos produjo y que recién se reencontraría con ese arte cuando gente del barrio le encargó “un Cristo”. Así esculpió La Patrona Viviente del Barrio Saladillo. Para entonces tenía casi sesenta años y hacía trabajos de carpintería, después de haber dejado atrás el oficio de “letrista en oro”).

A los doce años, Orlando comenzó a estudiar dibujo animado por correspondencia con Juan Oliva, un artista de Buenos Aires. Se sentía particularmente atraído por las caricaturas de Molina Campos: “Ese gusto por la obra de Molina Campos me dejó una forma de exagerar los gestos, para mostrar la realidad más profunda: en esas exageraciones no está la realidad académica; deformada, aparece una realidad más psicológica, más penetrante”.



De esos años de niño observador del paisaje de Puerto San Martín y novel aprendiz de dibujo son sus primeros trazos: la unión de la ciudad con el río, el choque de la cultura urbana con el paisaje ribereño y los oficios de la costa. Una visión que con el tiempo se convertiría en un vasto programa de su trabajo: los barrancos, los pescadores, la zona petroquímica, las chimeneas echando fuego, los barcos amarrados… Decenas de sus obras resignifican esas escenas.

El año 1950 fue singular: ingresó a la Escuela de Aprendices del Ministerio de Obras Públicas, donde se preparaban alumnos que luego aspirasen trabajar en los talleres de la repartición, deseo que él materializó. Allí fue ayudante mecánico de motores a explosión, calderero y operó en el puerto maquinarias “muy antiguas”. También, inevitablemente, pintó todo eso. “Mire”, dice ahora, y muestra un óleo de uno de esos talleres con los operarios trabajando. “Ese soy yo”, agrega, y señala a uno de esos obreros pintados (él mismo, de espaldas, caminando hacia una fragua). 

Se emociona un poco al hablar de aquella hora ya muy lejana en los talleres del Ministerio; pero la nueva mirada del cuadro que él mismo pintó le devuelve una peculiar sensación, soñada, de que todo se mueve y no se mueve nada, de cambiante permanencia que no es otra cosa sino un volver a empezar.

En el Ministerio tuve una experiencia que me marcaría: después de haber trabajado como mecánico, calderero y otros oficios, me convocaron para el área técnica de Dragado y Balizamiento, que estaba a cargo —pone énfasis— de Leónidas Gambartes. Él comenzó a enseñarme dibujo técnico y cartográfico; él me llevó allí, me orientó en la tarea cartográfica; algunas veces había que concluirla en el día y rápido, porque era necesaria para la draga, que debía hacer su trabajo urgente, de modo que los barcos no encallaran y pudieran navegar”.

Arte y oficio cruzaban así sus miradas, herramientas y propósitos en la vida de Belloni. Él era un dibujante aficionado, ya había pintado barcos y chimeneas, pero ahora el oficio cartográfico lo llevaba a realizar, contrarreloj, esos dibujos que le encomendaba y enseñaba Gambartes, y que se hacían en grandes planos, con tinta china molida con agua. Aunque desaparecidos, esos planos dibujados en aquella oficina, donde estuvo hasta 1956, son sin duda un eslabón más de su obra artística.

Usted a todo lo que hace le pone sentido proletario, me decía Gambartes. Y él fue quien me sugirió y alentó a estudiar con Juan Grela. Lo hice, y allí conocí la disciplina y la enseñanza formal durante dos años, pero no terminé mis estudios con Grela…”



¿Y por qué no concluyó eso, Orlando Belloni?

Porque sentía que más allá de la técnica, yo debía encontrar mi propio camino. Creo que es así. Cuando salí de lo de Grela quería aprender por mi cuenta, como le decía antes, encontrar mi camino. Si uno aplica toda la fórmula, es como si supiera la jugada de ajedrez de antemano. Preferí encararlo todo yo; creo que uno debe desenvolverse y hallar eso por su cuenta. Los maestros nos enseñan a través de ejercicios, pero nosotros, ¿de qué partimos? ¿de los ejercicios o de nosotros mismos?

Ahora exhibe otro cuadro y con gracia de niño muestra los personajes que lo componen, como si fuera una narración. Sonríe. En el óleo aparecen unas mujeres en barrio Saladillo y es el año 1955; las mujeres están manifestando y portan una pancarta que sentencia: “Aunque andemos sin calzón, todas juntas con Perón”. Belloni lo muestra entre sonrisas: le encanta compartir la apreciación de su obra y a través de ese ritual convierte el pasado en presente y el presente en pasado, dando así testimonio de la indisoluble continuidad de las cosas. Ese cuadro, como el de los talleres del Ministerio, entre tantos otros que desempolva, retrata una imagen recuperada “de la memoria”.

En los años 70 Orlando Belloni se instaló en La Tablada definitivamente. Y si esos ya inexistentes planos cartográficos a tinta china molida son parte de su obra, no menos lo son las acuarelas que, en caballetes portátiles, salió a pintar al aire libre por esa época en la zona sur de Rosario, particularmente por Saladillo. “Fueron como tres o cinco años en los que salí con mi caballete y las acuarelas para observar a toda esa gente del barrio; me encantaba ver cómo se daban maña para todo, gente humilde. Pero vea —dice y se detiene—: yo pinté todo eso sin intentar hacer política con el arte. Lo hice por amor al barrio y a la gente trabajadora…”.

¡Cuánta obra realizada, Orlando!

Sí, no sé la verdad cuánto hice, no tengo idea. Más de mil o mil quinientas. He vendido y he regalado mucho, ¿sabe qué?

No

Me duele que mi obra salga de Rosario. Yo quiero que quede aquí en Rosario, o en la zona… En fin, en el entorno en que vivo. Porque mi obra es eso.

Aunque algunos de sus trabajos se expusieron en París y otras ciudades de la Bretaña francesa circunstancialmente (uno de sus hermanos vivió allá), a Belloni lo llena de contento que muchas estén en la Biblioteca Vigil de Rosario. En 2018 donó a la Vigil 125 óleos, 26 esculturas y 25 acuarelas, que en ese momento fueron valuadas en unos cinco millones de pesos.





Lo asalta una alegría cuando habla de esa donación. Se siente realizado y vuelve a meditar sobre el sentido de su oficio: “Tomo lo que hago como una cuestión espiritual y humanista, estoy en contra del arte deshumanizado. Cuando hago la obra, me comunico con otra dimensión, ¿sabe? Eso me ocurre constantemente.

Entonces no empiezo un cuadro y lo termino ya mismo, espero los momentos… Sí, espero los momentos para que esa comunicación se dé”.

Orlando Belloni no forma parte, de momento, de canon alguno del arte actual. No figura al lado de los consagrados por la historia de la pintura de Rosario. En tanto no le interesa ser uno más en esos listados, sí lo ocupa, en pensamiento y trabajo, ser un par entre sus vecinos, para que su existencia y obra den cuenta de que el hombre no sólo vive su vida personal como individuo, sino que, consciente o inconscientemente, también participa de la época y de la de sus contemporáneos. Orlando Belloni pinta su alrededor y hace que ese óleo recién terminado, el villorrio de La Tablada, ilumine su andar.

—¿Nunca pensó en mudarse?



—Sí, varias veces, pensé en algún momento irme a vivir con mi hermano, pero ya no lo pienso… yo ya me siento atado al barrio, ahora que dicen que soy «el pintor de La Tablada».





Fotos y video: Pedro Cantini

Extraido del Facebook La tablada y Recuerdo de Rosario