Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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martes, 30 de abril de 2019

NOKE



Por Pablo E. Suárez 


Entre la gran cantidad de artistas canallas que mejoran el mundo día a día con su trabajo y su talento, el Noke es uno de los más populares acá en Rosario, porque permanentemente muestra su trabajo, especialmente en las paredes de nuestra ciudad. Pero no pinta solamente las paredes con motivos canallas. Si bien su último gran trabajo es la pared del ferrocarril en la Av. Alberdi, con el homenaje a Fontanarrosa destacamos también los murales de la placita que se encuentra en Alberdi al 1000 en un gran homenaje los héroes de Malvinas ya los luchadores por la paz. 

Su personaje Canayaman ha llegado a ser personificado con un muñeco en algunos partidos hace unos años, al que luego le fue prohibido su acceso al campo de juego, en una actitud por demás de ridícula, porque en ningún momento la filosofía del Noke es provocar la violencia, sino hacer humor sobre todas esas cosas. 


Fuente: Extraído del Libro “ Diccionario de la Academia – Central de la A a la Zof.” Jugadores. Historia. Leyendas. Lugares. Mayo 2018.

lunes, 29 de abril de 2019

ALBERDI, Avenida


Por Pablo E. Suárez



Nacida como unión entre Rosario y los pueblos Sorrento y Alberdi, la avenida Alberdi nace en el cruce homónimo de esa calle y las vías del Mitre. Y si de nacer se trata, digamos que allí mismo, donde nace la Avenida Alberdi se encontraban las instalaciones del ferro y el bar mitológico en donde se fundó nuestro club. Una placa recuerda el suceso en la iglesia del ferro y un mural del Noke (ver) -recurrentemente tapado y ensuciado por la envidia infame de aquellos que no tienen espíritu- traza un recorrido gráfico por nuestra historia. Hoy gracias a un grupo de hinchas, lo que se supone fue la sede fundacional del club ha sido recuperada y se desarrollan ahí actividades vinculadas a la cultura canalla. 

Detenéos, viajeros, y elevad una plegaria a los dioses del deporte, porque allí nace algo más que una calle, nace una cultura y una pasión. Nace un grito que se prolonga en cada nuevo niño que nace porque una madre y un padre canallas pensaron un futuro y se sentaron una vez, en un bar para fundar una historia. 


Fuente: Extraído del Libro “ Diccionario de la Academia – Central de la A a la Zof.” Jugadores. Historia. Leyendas. Lugares. Mayo 2018.

viernes, 26 de abril de 2019

Realizaciones educativas y culturales



Por Miguel Angel De Marco



La enseñanza secundaria adquirió gran desarrollo entre 1946 y 1955; creáronse numerosas escuelas, en especial las dedicadas a enseñar artes y oficios ylas industriales, todo ello en virtud del auge de la actividad manufacturera señalado más arriba. Surgió también en 1953 la Universidad Tecnológica Nacional Regional Rosario.

En cuanto a la Universidad Nacional del Litoral, vivió durante todo el peronismo situaciones conflictivas, pues se trataba de un foco de resistencia al, régimen. Ello determinó sucesivas intervenciones en la vida académica por parte del Estado, en contradicción con el principio de autonomía que regía la actividad de las casas de altos estudios; cesantías de profesores que no profesaban ideas peronistas, huelgas estudiantiles al cabo de las cuales no pocos dirigentes eran compelidos a abandonar sus carreras, etcétera. El clima universitario fue muy conflictivo para el gobierno y en diferentes ocasiones se apeló a la Guardia de Caballería de la policía provincial para poner fin a las manifestaciones.

En el orden académico, hasta que se produjeron exoneraciones de eminentes profesores, las facultades hab,ían gozado de un gran prestigio, en especial la de Ciencias Médicas, cuya escuela poseía reconocimiento internacional.

Con relación a la cultura, se asistió a un proceso de popularización reflejado en la creación de bibliotecas en distintos barrios, en la difusión de las bellas artes para amplios sectores de la población, y el estímulo de concursos de pintura mural. Por entonces surgió el conocido Grupo Litoral, cuyos integrantes trascendieron con creces el ámbito local. Cítense, a modo de ejemplo, los nombres de Leónidas Gambartes, Juan Grela, Santiago Minturn Zerva, Francisco García Carrera, Oscar Herrero Miranda, Alberto Pedrotti, Hugo Ottman y Carlos Uriarte.

En forma individual, o formando parte de entidades particulares, no pocos escritores, filósofos e historiadores cultivaron sus respectivas disciplinas, publicando libros de significación para la cultura local.


Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus origenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

jueves, 25 de abril de 2019

Problemas de infraestructura



Por Miguel Angel De Marco



Diversos problemas se registraban en lo referente al desenvolvimiento urbano. La ciudad tenía un ejido comparable por su extensión al de la Capital Federal, pero mientras la población de Buenos Aires era de 3 millones de habitantes, la de Rosario apenas se acercaba al medio millón, y mientras el presupuesto de la primera ascendía a 150 millones de pesos, el de la segunda sólo alcanzaba a 20 a mediados de la década del 40.

La extensión hacia los límites extremos del municipio se había producido por diferentes razones, entre ellas el encarecimiento de las viviendas en la zona céntrica. La población se fue desplazando, pues, hacia la periferia. Como se ha señalado antes, crearon se nuevos barrios, tendencia que continuó a partir de 1946 mediante planes de viviendas para trabajadores, con generosos créditos a cargo del Estado. Los loteos económicos y el sostenido movimiento de la edificación hicieron que se volcaran hacia ellos muchos pequeños propietarios e inquilinos que así se libraban del hacinamiento de los conventillos. Pese a lo cual éstos no desaparecieron sino que aumentaron, dado que sobre 178, con 1.393 habitaciones ocupadas por 2.974 personas, registrados en 1940, se contabilizaron 317 en 1948.

La expansión provocó inconvenientes que costó años superar en materia de alumbrado, agua corriente, pavimentos, cloacas, gas, energía eléctrica, etcétera.

Cabe consignar que a mediados de 1954 llegó un primer contingente de inmigrantes italianos, beneficiados por el régimen de "llamada", según el cual los parientes residentes en la Argentina pagaban un 10 por ciento del pasaje mientras el Estado se hacía cargo del resto. Se pensaba que Rosario iba a convertise en un centro receptor importante, lo cual, por otro lado, reactivaría el movimiento portuario, pero los contingentes que arribaron luego fueron de muy escasas proporciones hasta que el cambio de la situación económica europea, unido a las modificaciones en la política interna argentina, pusieron fin al proyecto.


Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus orígenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

miércoles, 24 de abril de 2019

Desarrollo industrial



Por Miguel Angel De Marco


La paralización afectaba sobre todo a la importación, pero salvo en 1947, en que el puerto estuvo transitoriamente a la vanguardia en el país con respecto al embarque de granos y subproductos oleaginosos, la situación no varió. Aparte de los inconvenientes de la política centralizadora adoptada, las imposiciones gremiales contribuían a reducir las perspectivas. Los dirigentes sindicales impedían que actuasen los tripulantes en las operaciones de trasbordo y exigían que todo se ejecutase por medio de trabajadores portuarios. Comó contrapartida, crecía en la ciudad y su zona de influencia el sector manufacturero, a punto de otorgarle una fisonomía de urbe industrial. Al sostenido movimiento que señalamos en el capítulo anterior, se agregó una creciente actividad en los años del peronismo. En 1952 las fábricas de importancia representaban el 62 por ciento de las industrias existentes en la provincia de Santa Fe.

Cuatro años antes se había realizado una muestra en la que se expusieron productos rosarinos: embarcaciones, implementos y herramientas agrícolas,
etcétera. Para apoyar nuevas radicaciones, el Concejo Deliberante proyectó eximir de impuestos municipales por diez años a los establecimientos industriales que abrieran sus puertas en la ciudad.

La industria del metal logró gran despliegue. La muestra de automotores nacionales realizada en 1952 destacó que un 25 por ciento del material y de las piezas que llevaban dichos vehículos fabricados en Córdoba procedían de Rosario, y un año después se calculaba que la ciudad contribuía mediante. la industria privada con aproximadamente el 50 por ciento de los productos elaborados que requería la empresa oficial Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado para la fabricación de tractores Pampa y camionetas rastrojeras. El énfasis puesto en la promoción industrial, agregado al relativo interés por el agro que se manifestó a lo largo del período peronista, situación que impulsó el éxodo hacia las ciudades, castigó duramente a esa pampa gringa cuya producción había ayudado al crecimiento del país desde los días de la Organización Nacional. Tal situación comenzó a ser revertida muy lentamente en 1952, sin alcanzar la vitalidad de otrora.

Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus origenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

martes, 23 de abril de 2019

Paralización portuaria

Por Miguel Angel De Marco



Otro factor que detuvo el crecimiento rosarino fue la Segunda Guerra Mundial, que afectó las operaciones portuarias, pues, como se ha visto en el capítulo anterior, desde 1939 en adelante la paralización fue casi completa.

La nacionalización del puerto conllevó la centralización de la administración en Buenos Aires, y de nada sirvieron los reiterados pedidos de las instituciones representativas de la ciudad para que se crease un ente autárquico con la intervención de los usuarios. Para peor, concluido el conflicto bélico, lejos de materializarse las aspiraciones del vecindario, que daba por segura la reactivación del puerto, sólo llegaron mercaderías por trasbordo desde la Capital Federal. Y aun ese procedimiento resultaba inefectivo pues en el puerto de Buenos Aires los depósitos estaban colmados y los envíos de tránsito a Buenos Aires desde Brasil, Estados Unidos y otros países, no podían cumplirse porque se carecía de lanchones o barcazas. De tal modo parecía languidecer irremediablemente un puerto de fama mundial. Era todo un espectáculo para los rosarinos—acostumbrados a contemplar otrora el puerto atestado de barcos y a observar naves ancladas en medio del río en espera de un sitio para cargar o descargar cereales, granos o mercancías—, ver una que otra embarcación amarrada.

Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus origenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

lunes, 22 de abril de 2019

"Cuestiones de fondo"



Por Miguel Angel De Marco




Patricia S. Pasquali subraya en un estudio sobre este período, las cuestiones de fondo que frenaron la marcha de la ciudad, y que pueden resumirse en la existencia de una estructura financiera y administrativa de características opresivas.

"La disminución de sus posibilidades expansivas se debía a la política centralizadora que en el orden nacional, es decir desde Buenos Aires, neutralizaba los beneficios que debía proporcionarle su admirable posición geográfica y que, en el orden provincial, tendía a convertirla en una dependencia administrativa de la capital santafesina, cercenando su autonomía municipal".

Y sigue la expresada autora: "Los poderes públicos, lejos de reconocer a Rosario la jerarquía que legítimamente le correspondía dentro de las ciudades argentinas, manifestaba una ostensible desidia. Era cierto que la ciudad siempre había sido hija de su propio esfuerzo, pero ahora la total falta de asistencia oficial parecía haber contagiado a sus habitantes, que daban muestras de haber perdido la fe en la propia iniciativa individual. Ello tal vez fuera un reflejo del clima espiritual imperante en todo el país, estimulado por una filosofía de gobierno que veía en el dirigismo y en .el estatismo el remedio de todos los males".

En suma, por primera vez a lo largo de casi cien años —es decir desde 1852, en que fue declarada ciudad casi contemporáneamente con la sanción de la Constitución Nacional de 1853, cuya filosofía liberal había nutrido a la historia argentina, estimulando el desarrollo de los proyectos individuales que sumados engrandecieron a Rosario y al país—, la urbe giraba sobre un eje del que sólo podría salir penosamente bastante más tarde.

Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus origenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

viernes, 19 de abril de 2019

El 17 de octubre



Por Miguel Angel De Marco 

Este último fue conducido bajo arresto a la isla Martín García, y luego de aducir enfermedad se lo trasladó al Hospital Militar Buenos Aires. Sus partidarios y adictos en el Ejército comenzaron a movilizarse, forzando su retorno el 17 de octubre de 1945 Ese día Perón habló desde los balcones de la Casa de Gobierno ante una multitud enfervorizada que había convergido casi espontáneamente desde distintos rumbos "para rescatar a su líder". En Rosario, el 18 hubo un paro general ylos simpatizantes del coronel celebraron con bailes y ruido de bombos y tambores el triunfo de su causa. Los días del régimen del 43 estaban contados. Así, pues, comenzó a desarrollarse una intensa actividad política en pos del triunfo en las elecciones presidenciales de 1946. 

La ciudad asistió a la polarización de fuerzas en torno a la Unión Democrática, que reunía a los partidos opositores a Perón, y al Labor/sino que, junto con la Unión Cívica Radical (Renovadora), apoyaba sus aspiraciones a la primera magistratura. 

Hubo durante la campaña electoral actos públicos de una magnitud pocas veces vista en Rosario, organizados por ambos sectores, y se vivió un clima de violencia verbal que dejó al descubierto las tensiones existentes en la urbe y que abarcaban a empresarios y obreros, a políticos de vertientes democráticas y a quienes suscribían con empecinado anacronismo las postulaciones nazi-fascistas, a trabajadores y estudiantes. 

En los comicios del 24 de febrero de 1946, que se realizaron con ejemplar limpieza, bajo custodia de las Fuerzas Armadas, se impuso la fórmula Perón-Quijano, a la que integraban los doctores José P. Tamborini y Enrique M. Mosca. 

Comenzaba para Rosario una etapa difícil de su vida contemporánea, signada por un estatismo dirigista que le impidió progresar y por una inestabilidad política en los órdenes provincial y local que generó situaciones en extremo difíciles. Sin embargo, y no obstante la ineficacia administrativa unánimemente reconocida, muchos rosarinos, en especial provenientes de los sectores de menores recursos y pertenecientes a diferentes gremios, siguieron adhiriendo con inquebrantable lealtad y entusiasmo a las ideas del peronismo, diferenciando el bagaje intelectual y sentimental de la corriente que encabezaba el general, de la inopia de los ejecutores locales de su política. Esta sería la tónica durante todo el primer gobierno de Perón (1946-1952), y aun del segundo, abruptamente interrumpido por la revolución del 16 de septiembre de 1955. También se reflejaría con posterioridad al derrocamiento, alcanzando proyecciones tan vastas que, hasta no hace mucho, los justicialistas seguían definiendo a Rosario como "capital del peronismo". 

Frente al surgimiento y consolidación en todo el país de un gobierno ostensiblemente autoritario, se alzaron voces representativas de los demás partidos políticos, que desde la tribuna cívica, la prensa, acallada poco a poco, y otras formas de expresión, mantuvieron viva una inclaudicable oposición. 

Rosario vivió en la etapa peronista constantes cambios de intendentes, en razón de su insostenible incapacidad administrativa; conflictos prtidarios internos de significación, y dos intervenciones federales a la provincia. 


Fuente: Extraído del libro “ Rosario desde sus origenes hasta nuestros días. Sintesis. Historia. 2º Edición. Liberia Apis abril 1994

miércoles, 17 de abril de 2019

Estado municipal, servicios y crecimiento urbano.




El Plan Guido aparecía como modelo para modernizar la ciudad pero distaba mucho de ser un proyecto práctico para instrumentar cambios en la esfera de la racionalización los servicios públicos y la infraestructura urbana de la ciudad. En este sentido la ausencia de un diseño institucional para el crecimiento de la ciudad evidenció las limitaciones de los distintos entes privados y estatales para responder a las necesidades de la población en términos de los servicios públicos. 

En muchos casos la consideración de. este espacio público que se transformaba, simplemente como un espacio de "negocios", agudizó las dificultades inherentes al desorden en el desarrollo de la traza de la ciudad. 

Los servicios habían, comenzado a organizarse e instalarse en la ciudad en la década de 1380 y fueron pensados desde la concesión local y la explotación privada.Luego promediar el siglo XX. vivieron el ingreso a escena del Estado Nacional: un cambio que no sólo apuntó a la forma de propiedad sino que significó la pérdida del poder concedente del municipio, aunque también implicó el acceso masivo a los servicios. 

Durante décadas la luz y el gas fueron administradas por la Sociedad Eléctrica Rosario (SER) del grupo belga Sofina que recibió el servicio de manos de la Municipalidad. Su primera usina comenzó a funcionar en Catamarca y San Martín, pero en 1912 el sistema dio un gran salto con la usina Sorrento, que sirvió para expandir la distribución. La autonomía,en la producción de esta usina le permitiría a la-SER, durante los veinte y los treinta, abastecer no sólo a la ciudad sino a grandes industrias y talleres las localidades circundantes. El frigorífico Swift, los talleres ferroviarios de Pérez, cerámica Alberdi, la planta de Celulosa, eran algunos de los grandes clientes de la empresa miembro del holding Societé Financiere de Transport et d'Entreprises Industriales (SOFINA). Pero a estos debía sumársele el principal cliente dentro de la ciudad: la Municipalidad, quien a partir del alumbrado público y el transporte público pasajeros se convertía en su consumidor predilecto dentro de la traza urbana. 

La realidad del servicio de aguas y desagües era menos dinámica que la energía eléctrica. La infraestructura necesaria para la prolongación de estas prestaciones era mucho más costosa y más complejo su diseño e implementación subterráneo. En 1924 Rosario tenía 356 mil habitantes producción media diaria de 100 mil metros cúbicos de agua potable para consumo, que diez años después se elevaría a 140 mil. Cuando el servido pasó a manos del Estado, a mitad de siglo el 87,5% de la población de la ciudad se abastecia de agua potable.

Durante todo ese tiempo el sistema de desagües había vivido altas y bajas, pero buena parte de los esfuerzos en la instalación se efectuaron en el área central de la ciudad que era privilegiada por estos años, y después de 1930 la urbe quedó abandonada al esfuerzo municipal por paliar demandas puntuales. 

En este sentido a lo largo de la década del treinta se profundizó la acción del ejecutivo municipal, tendiente a ampliar las áreas de influencia de servicios como agua corriente, cloacas y energía eléctrica a zonas ubicadas en las secciones IV, V y VI de la ciudad. Esta acción no exenta de intenacionalidad política buscó, especialmente durante las gestiones interventoras, relacionarse con distintos segmentos de población en términos de una intepretación de la ciudadanía más afín con lo gestionario y la acción directa, que con la dimensión política del concepto. 

Pero la acción de gobierno municipal no se encontraba simplemente circunscripto a esta esfera de gestión, sino que el espacio de poder del municipio en materia de servidos públicos lo hacían susceptible de accionar como un estado administrador y cliente en un contexto local y regional. Esta característica, agravada en la década del treinta por el propio crecimiento urbano, la coyuntura de la crisis y las alternativas para superarla, coadyuvó a que el espacio municipal durante este período fuera un teatro propicio de acción política no circunscripta únicamente al ejecutivo, sino al legislativo municipal ya procesos inorgánicos de trabajo político barrial. Tal cualidad inherente al poder concedente del municipio, quedó coartada a partir de las sucesivas fases de nacionalización de servicios producidas fundamentalmente en la década posterior. 


Para 1942, un 90 % de la traza urbana contaba con el servicio de energía eléctrica, otra buena parte se encontraba incorporada a la red de distribución del servicio de aguas corrientes, y solo el 45% de la ciudad contando la zona comprendida entre Av. Francia y Bv. 27 de febrero dentro de este porcentaje, accedía al servicio de cloacas. 


El negocio de la energía, aparecía en virtud de este crecimiento, como uno de los más lucrativos de la década. La ampliación del número de consumidores, contando entre ellos, no sólo de público en general, sino especialmente a las industrias y a la propia Municipalidad de Rosario con el alumbrado público, agravado por el monopolio ejercido por la compañía Sociedad de Electricidad de Rosario desde 1910, suscitaron un profundo debate dentro del Concejo Municipal.



La SER era una sociedad anónima extranjera, constituida en Bruselas en mayo de 1.910. Los objetivos centrales de la empresa eran la explotación y construcción en América del Sud, especialmente en Argentina Rosario, de estaciones centrales y. redes de distribución de la energía eléctrica para la producción y abastecimiento de dicha corriente; explotación de tranvías y otros medios de transporte; establecimientos de producción y de redes de distribución des para alumbrado y utilización industrial; explotación de concesiones de agua, etc. - 

En realidad tales objetivos no se apartaban de los dispuestos por el hoidirig empresario del cual dependía: la SOFINA. Fundada en 1898, con un capital accionario provisto por dos fuertes entidades financieras alemanas y belgas, fue en la década del veinte donde comenzó a expandirse, incorporando ala Compañía Hispanoamericana de EIectricidad (CHADE) con sede principal en España, pero con una incidencia en Buenos Aires mas que importante .. ampliando su presencia en América a trises de la Societé Internacioiale d'Energie Hidro Electriqtie (SIDRO) con una influencia en Canadá y España muy importante. En Estados Unidos tenía participación en los intereses de la General Electric Co., estratégica para el control de la fabricación de material eléctrico, relación que se extendía a los socios de la General Electric en Europa Después de distintas ramifica-clones en Italia, Inglaterra y Francia, en 1929 se constituye tina nueva entidad,Societé Financiére de Transports et d'Entreprises Endustrielles, -que-absorbía la vieja Sofina. De- características transnacionales, la participación en el capital de fundación tenía 11 orígenes (Unión Económica ( Belga a-Luxenburguesa, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, España, Suiza, Italia, Hungría, Checoslovaquia). 

En Argentina controlaban la Compañia Hipano Argentina de Electricidad (qué nucleaba la Cía. Argentina de Electricidad, la Cía. de Electricidad de la Provincia .de. Buenos Aires Ltda., Cía. de Gas de La Plata, Cía. Explotador usinas de gas de Berna y la Cía. Americana del inmuebles y Créditos); la SER (quien a su vez controlaba la Cía. Gral. de Luz Fuerza -Ptoluz-Rosario), y la Cía. General de Transportes de Buenos Aires (que-agrupaba a. la Anglo Argentine Tranways Co., la Cía. de.Tranvías Ltda. y la CATITA).


Bajo el impulso de la febril actividad industrial, las áreas periféricas de la ciudad siguieron creciendo, albergando a cada vez más pobladores buscaban vivienda cerca de los talleres y fábricas. Si el tendido eléctrico era una prestación que se iba a extender en estos nuevos espacios ciudadanos, merced a la relativa facilidad de la expansión en las líneas eléctricas para consumo familiar;el agua corriente y las cloacas no iban a tener a ester sostenida por un mejoramiento del sistema de distribución sino por una ampliación lineal. sobre el trazado original, en el caso del servicio cloacal, no sufriría ningún tipo de transformación. Quedando estos barrios marginados del beneficio durante muchos años. 



Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez






martes, 16 de abril de 2019

Inversiones y transfomación.




Los efectos directos de la crisis del treinta dejaron sus marcas en la caída de inversiones en la propiedad y en los niveles y volúmenes de pesos colocados en edificación. Sin embargo la lenta recuperación que se fue produciendo a partir del año 1934, se tradujo en un aumento sostenido delas operaciones tanto de compra-venta, dé inmuebles como directamente de la construcción 

Tal corno lo muestran los gráficos la ciudad recobró, a partir del bienio 1938-39, el ritmo de operaciones de ventas de inmuebles que había tenido durante la próspera década del veinte. Los efectos directos de tales inversiones se evidenciaban en la elevación número de metros cuadros edificados tanto en el área urbana como suburbana así como los montos involucrados en las construcciones y en las operaciones inmobiliarias. Ambas zonas iban a tener casi idénticos parámetros decrecimiento, rasgo que no se repetiría en el volumen de inversiones, ya que éstas se triplicaron para el caso del área urbana. 

La recuperación también se trasuntaba en un mayor indice de hipotecas constituidas, así cómo en las operaciones de préstamo para vivienda, fundamentalmente del Banco Hipotecario Nacional, entre 1940 y 1943. 



Como se observa tres son los fenómenos más característicos del período: primero el renacimiento de la construcción en el área del centro de edificios de propiedad horizontal con altos valores de inversión, segundo el proceso de edificacion de casas comunes" de una planta tanto sujetas al pago de tasas como libres de derechos principalmente en las secciones IV, V, VI y aun en la VII, y conjuntamente con estos, un crecimiento de la inversion entierras suburbanas y rurales, con el firme propósito de una futura especulación al amparo del dinámico crecimiento espacial de la ciudad.



Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez

lunes, 15 de abril de 2019

Una ciudad moderna ante la crisis



La ciudad en el plano. Una característica particular de estos años fue la disociación definitiva del espacio urbano, entre el centro y los barrios, v entre el espacio público y las áreas residenciales. 

La "ciudad Moderna" bosquejada en años anteriores, acentuó aún más sus características: el "centro" aún manteniendo su viejo trazado, aumentó su área de influencia el monopolio de ciertas actividades, a partir fundamentalmente del aumento del valor de la tierra en la zona y la intensificación de las cualidades funcionales en torno de los servicios y las actividades de gobierno. 

El contraste entre centro y de agudizó porque esta última se formulaba sólo a partir de sus funciones exclusivamente residenciales e industriales. Por lo tanto la distribución de edificios y funciones comenzó a mostrar una jerarquía establecida por la amplitud de las vías o por la centralidad de los lugares De esta forma de la articulación entre los espacios colectivos y los residenciales se establecían gradaciones que se resolvían en privilegios para las viviendas colocadas en torno a las cintas centrales y "periferización" para aquellas no tocadas por el sistema de ejes o trazados colectivos. 

Algunos suburbios que en décadas anteriores habían estado caracterizados por radicación de cárceles, cementerios., hospicios, hospitales orientados a la atención de enfermedades infecto-contagiosas, también por estos años comenzaban a adquirir otra significación. Sin erradicar estas instituciones de su espacio, los loteos en estas áreas se configuraban alrededor cite ellos, muchas veces estimulados por la baratura de las tierras estigmatizadas por este tipo especial de servicio ciudadano. 

Acompañando este proceso, el espacio público se entendía para los barrios y los suburbios simplemente desde la incorporación a la superficie del plano de la ciudad de los nuevos loteos de las áreas periféricas. Las calle!. iban a ser consideradas simplemente como líneas de ingreso. sin tampoco tener en cuenta una idea de ciudad previa. Aunque la construcción de los primeros caninos pavimentados provocó intensas transformaciones en la estructura interna de la ciudad, la pavimentación se realizó en general sobre la red existente, en su mayor parte paralela a las vías férreas y por lo tanto sin efectuar ninguna transformación de relevancia en el diseño y comprensión urbana. 

De este modo se iban a dispersar espacialmente de manera homogénea las actividades comunitarias reducidas a servicios que se distribuían según razones numéricas de distancia "eficiente" (la escuela, el dispensario, la comisaría, ya no representaban núcleos de actividad comunitaria como en los pueblos de las expansiones urbanas del siglo anterior). . 

Por estos años la idea de una comunidad integrada estaba en discusión y esa tendencia se tendencia se evidenciaba y construcciones de edificios públicos Los mismos se edificaban segun criterios de funcionalidad estrictamente sectorial y la decisión de las zonas para su localización futura introducía nuevos problemas deforma y organización de la ciudad como comunidad, pasando a ser "oficinas" cerradas a la vida urbana, con escasa significación, fuera de su importancia burocrática, para buena parte de la ciudadanía. 

Estas transformaciones coinciden, en el plano de las ideas a nivel internacional, con una crisis de los instrumentos tradicionales del urbanismo. Plan proyecto entendido como moderno -los planes de embellecimiento o de ensanche-, ya no ea suficiente para abordar los nuevos problemas urbanos. Se nace necesario definir un nuevo campo disciplinario para el urbanismo: la "ciencia urbana" deberá adquirir nuevas dimensiones operativas y de análisis. El urbanismo comenzaría a ser considerado como una técnica de la praxis política, desprovisto de "veleidades formales superfluas" y se separó de la arquitectura, la cual pasaría-a ser una consecuencia una resultante del plan. Expresión dé esta modificación del rol del urbanismo en el plano local, fue la visita de Werner lIega en el año 1931, quien apoyó el plan de racionalización ferroviaria propuesto por Alberto Farengo, pero atacó duramente las soluciones academicistas de la propuesta urbana de Angel Guido, a favor de un estricto racionalismo. 

Un modelo de ciudad. Durante esta década la preocupación del legislativo municipal también abordaba temas relativos al diseño urbano de la ciudad. El clima planificador alcanza al Concejo Deliberante, quien en función de la ordenanza N° 58 de 1929, encargó la confección de un Plan Regulador. Después de una ardua discusión en tomo de la convocatoria a concurso y en especial la instancia referida a los costos que implicaría la aplicación de un plan de urbanización, se acepto un proyecto firmado por el rosarino Angel Guido. 

El llamado de allí en mas Plan Cuido desato numerosas polémicas desde el momento en que se dio a conocer en 1935. Imbuido del espíritu del urbanismo francés, imaginaba y proyectaba a Rosario como una ciudad moderna por excelencia, priorizando una idea de belleza y organización urbana, y dejando dejado problemas de supervivencia cotidiana, ya que el provecto no hacia referencia ninguna a problemas básicos de estructura como los servicios. 

El proyecto tomaba en consideración prospectos anteriores y aún contemporáneos; combinando las distintas formulaciones en un único y monumental plan; basado en un esquema de análisis diagnóstico y propuesta, devenido de los presupuestos clásico positivistas de la arquitectura, tomados de las lineas académicas de la escuela francesa Algunas de las ideas básicas de esta monumentalidad quedaban reflejadas en el eje de comunicación este-oeste, que uniría la zona ya designada para el Monumento de la Bandera con una terminal única de pasajero En el trayecto un Centro Cívico y un gran área recreativa se cortarían transversalmente con una gran avenida que correría norte a sur. 

Esa ciudad soñada por Guido y sus socios contaría además con subterráneos encargados de descomprimir las arterias urbanas y de trasladar eficientemente a miles de personas, un aeropuerto regional en la zona oeste, y una aeroisla en la vecina Isla del Espinillo. Desde luego el proyecto contemplaba balnearios y hasta un impresionante parque de exposiciones al estilo de las capitales europeas. 

La ciudad aparecía rodeada por una avenida de circunvalación, y más allá de sus márgenes se delineaba un entorno de 25 km pensado corno una incipiente área metropolitana, comunicada a partir de una red caminera y el trazado ferroviario, y con dos grandes parques regionales a orillas de los arroyos Saladillo y Ludueña. 

El Plan Guido incluía otro tema significación dentro del período:la vivienda, en especial la vivienda popular, en una clave diferente ala diagramada durante la década del veinte. Partiendo de una realidad que eran las condiciones materiales de vida de los trabajadores, introdujo la concepción que los barrios obreros debían estar extramuros de la ciudad moderna, y ordenada en barrios de iguales, rodeados de jardines y de verde. 

Es en este último punto donde el plan se exhibía novedoso, ya que concebía a la ciudad desde una concepción "esencialmente" moderna, previendo un nuevo espacio y. unas nuevas proporciones, totalmente diferentes de los parámetros elaborados para una ciudad formada en el desorden que la caracterizó durante el período posterior a 1870. 

En primer lugar el espacio” publico” se consideraba como un espacio libre, directamente relacionado con grandes paseos, fondos de viviendas, aire y luminosidad, si casi ningún elemento que lo identificara como un espacio de intercambio, identidad y socialmente construido. Pero esta característica no redundaba en la configuración de una zona de articulación colectiva (sólo puede aparecer así si se consideraba la vida colectiva como una progresiva adición de desempeños individuales y separados unos de otros). Además, únicamente una esta cualidad colectiva: el centro de este modo la posibilidad de una reciprocidad de contacto entre residencia y centro,empujando el espacio de la vivienda hacia los márgenes, y transformándolo de forma evidente en periferia para las clases populares, y en apartada y autosegregada zona para los sectores más acomodados. De esta forma el urbanismo demostrado por los autores del proyecto respondía más .particulares intereses económicos y culturales que a un transformador proyecto público de reforma de la planta urbana. 

Funcionalmente el Plan pretendía ejercer un control sobre las actividades portuarias e industriales. Dibujaba dos grandes áreas industriales, una al norte y otra al sur de ciudad, pero ambas estaban escasamente articuladas con el ferrocarril v el puerto. En esencia este último, más que un problema propio del clan, era una dificultad devenida de la superposición de intereses y jurisdicciones. Por un lado la Municipalidad y por otro las empresas privadas de transporte y. operaciones que se vinculaban directamente con él gobierno nacional, hacían imposible una diagramación adaptada a la realidad del Plan. Se preveía además dejar libre el área central del puerto, para dedicarla a fines recreativo y trasladarlas tareas mas allá del Bv. 27 de Febrero. La inestabilidad política municipal característica de la década, conjuntamente con la escasa capacidad de inversión tanto del municipio como de los inversores privados, hizo que la ambiciosa propuesta quedara rápidamente marginada en su aplicación, aunque buena parte de las ideas que introdujo serían retorna las por-los sucesivos planes que en las décadas siguientes se irían preparando. 


Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez 


viernes, 12 de abril de 2019

Un diseño de ciudad. Crecimieiato y transformación del espacio social urbano



Juan Alvarez en el último capítulo de su libro Historia de Rosario describe a la dudad como "de casas bajas o de pocos pisos, sólo los rascacielos del centro rompían esta uniformidad. En los barrios que rodeaban a este centro existía la nota amable de patios llenos de flores, emparrados de enredaderas desbordando las tapias, grandes árboles de sombra en medio de las manzanas, y calles asoleadas con calles de cuadrícula perfecta, no cortadas por las líneas de los ferrocarriles. Las viviendas en su mayoría de material, y muchas de ellas construidas a partir de créditos hipotecarios, marcaban la diferencia de las urbanizaciones más allá del Bv. 27 de febrero o de Av. Francia, en donde primaban las casas de madera y hojalata"3. 

Resguardados en el crecimiento del comercio y la exportación en la ciudad afine del siglo XIX y comienzos del XX, se había iniciado un proceso de valorización de la tierra urbana. Este encarecimiento tenía su origen en la ampliación de la planta urbana debido al crecimiento de la población, pero conjuntamente traía aparejado una reformulación informal del espacio social de la ciudad.. esta clave, el suburbio, el barrio, durante la década del treinta, adquirió una dimensión identificatoria del rosarino medio, compuesto por empleados, obreros, estibadores, pequeños comerciantes, amas de casa. De este modo si los conventillos en las zonas del centro cercanas al puerto fueron el eje para pensar el tema de la habitación en las décadas pasadas, en el periodo que se inicia en los años veinte y se cristaliza durante el treinta, eran los barrios y sus viviendas populares las que identificaban el paisaje habitacional de la ciudad. 

Fenómenos paralelos como el del transporte urbano, la organización de bibliotecas populares, vecinales, clubes de barrio, centros de resistencia partidaria, centros parroquiales, etc, dimensionaron de una manera distinta las formas de acción y participación. 

El crecimiento demográfico estaba, entonces, íntimamente ligado con la concentración territorial. Los avances técnicos, en particular el desarrollo de los transportes tanto los viejos tranvías como las nuevas unidades automotrices, acentuaron la dinámica de la expansión de la ciudad no sólo a partir del acceso a la propiedad, sino a la posibilidad de transporte rápido y barato que permitiera la circulación de obreros y empleados desde los distintos barrios, tarifo a las zonas de carga del puerto, como al área comercial y de servicios de centro, y también a la de las grandes industrias radicadas en los márgenes de la ciudad, cómo por ejemplo el frigorífico Swift. 

Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez

jueves, 11 de abril de 2019

UNA CIUDAD ABIERTA, MIGRACIONES Y DISEÑO URBANO



La ciudad, conforme la década del treinta avanzaba y al calor del proceso de industrialización por sustitución de importaciones iniciado a nivel nacional, se fue transformando social y espacialmente. 

Si bien una de las características del: crecimiento de Rosario desde la segunda mitad del siglo XIX había estado marcado por el ingreso de crecientes contingentes de inmigrantes, que han cambiado a la ciudad desde el punto de vista poblacional, ocupacional, cultural y político; a posteriori de la Primera Guerra Mundial, los procesos de mudanza ciudadana, se iban a distinguir de los anteriores, en dos elementos básicos. 

El proceso de migraciones internas se acentuó durante la tercera década del siglo XX y aunque el movimiento de población interna hacia la ciudad había sido sostenido desde alrededor de 1840 en adelante, el impresionante impacto de la migración ultramarina dentro de la ciudad, invisibilizó a la población argentina migrante, que seguía ingresando a un ritmo regular e ininterrumpido La realidad económica nacional por un lado y la ausencia de ingreso de mano de obra extranjera, convirtió a los migrantes argentinos en protagonistas de un fase decrecimiento industrial. 

Los recién llegados a la ciudad iban a ser migrantes internos, venidos desde distintas y tradicionales provincias argentinas que frente a la crisis estructural de su modelo regionales de desarrollo, ponían rumbos en busca. de trabajo y mejores condiciones de vida, El ingreso de estos contingente transformaría en las siguientes décadas la estructura movilización de. la mano de obra, así como una nueva diagramación espacial de su ubicación dentro de la ciudad. Pero por otro lado jamás llegarían a eclipsar el impacto que había tenido la migración ultramarina en el cambio de siglo, por su volumen e importancia. 

Fue especialmente en los años inmediatamente posteriores a la crisis del treinta (1930-32) cuando se reconocerían las repercusiones poblacionales de la coyuntura, registrándose un crecimiento superior a la media que se mantendría durante toda la década futura. Por el contrario conforme se superaban los efectos de la inestabilidad, la estructura poblacional no creció con las migraciones internas, sino que la población se estabilizó en función de un rítmico crecimiento vegetativo. 

EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN TOTAL DE ROSARIO 

FUENTE: Anuarios Estadísticos (1932-1943). Dirección General de Estadística. Municipalidad de Rosario.* los datos consignados son estimaciones




Justamente, durante la década del treinta se consolidaría todo un escalón poblacional de nativos. hijos y nietos de inmigrantes. que se constituyeron en el núcleo de vecinos más importante dentro de la estructura demográfica de la, ciudad. La población argentina representaba el porcentaje más importante de los habitantes de la dudad, y se encontraba conformada tanto por los rosarinos como por los originarios de otras provincias argentinas, o en muchos casos. de diferentes áreas de la provincia de Santa Fe. 

Rosario, a pesar de recibir también el impacto de la crisis representaba una alternativa de trabajo y de inserción social, para estos migrante internos que habían quedado excluidos en sus lugares de origen. Claramente, estos migrantes iban a buscar los resquicios de la cadena migratoria para instalarse en la ciudad. Familias políticas, hermanos, compadres, viejos conocidos, eran el sostén social y económico del recién llegado, brindándole habitación, y algún que otro contacto laboral. 

Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez 


miércoles, 10 de abril de 2019

Una ciudad. en transición ; crisis (1930-1943)



SANDRA R. FERNÁNDEZ 

MARISA ARMIDA * 


"Sólo en una película podrían desplegarse todas las trampas topográficas en las que cae el novicio en todo su apasionante recorrido: la gran ciudad se le resiste, se enmascara, huye, teje enredos, seduce, hasta el agotamiento de vagar perdido por sus círculos ... Pero finamente triunfan los pianos y los mapas: a la noche, en la cama, la fantasía hace malabarismos con edificios, parques y calles 

WALTER BENJAMIN, Cuadros de un pensamiento. 




*Autora del apartado "La política Rosarina.” 




Durante los años treinta la ciudad cambió su figura y su imagen. Conservó de los años anteriores su impronta de ciudad fenicia, su postura de urbe construida sobre la base de su propio esfuerzo, sin tradición pero con futuro. Matizó su población aluvión si con más rostros, prolongó la percepción de su estado constante de mudanza, de cambio, de paso. En ese cambio incorporó a su paisaje las chimeneas de la industria, las gentes de otras provincias argentinas, se extendió en el espacio, rediseñó su plano, estiró sus calles, se miró hacia adentro para mostrarse hacia afuera, consciente de su modernidad transformista cosmopolita y trabajadora. 

La ciudad cambió en el tiempo, en el tiempo particular de los años que van de 1930 a 1943, período habitualmente considerado como la caída de un modelo económico acompañado por un quiebre político que habilitaba el retorno de la presencia conservadora en el poder y el gobierno. Pero el tiempo social de Rosario en esos trece años, tuvo su particular cadencia, orquestada en las incas de continuidad de la vida cotidiana, y en las pequeñas y grandes inflexiones en las historias de vida de sus habitantes. En la comprensión de esos cambios, en la red de las persistencias y vivencias, la historia rosarina se reconoce y se encuentra. 

La década del treinta marcó a la ciudad desde distintos ángulos. Por un lado la crisis iniciada en el veintinueve significó una ruptura del modelo económico implementado en el orden general del cual Rosario, dada su condición de eje regional y puerto era un paradigma, Por otro la llegada al poder de un gobierno de facto en septiembre de 1930. representó una serie de intervenciones a la política provincial y municipal de hombres directamente relacionados con el régimen conservador que dejaron una impronta muy fuerte en la cultura política ciudadana. 

Si la primera situación condicionó fuertemente la vida económica de la ciudad financiera, con altos indices de desocupación: la segunda instrumento una política del orden evidenciada en la represión de los grupos políticos, disidentes y de los activos núcleos, sindicales organizados para la resistencia. Pero además, los hombres del treinta rosarino, no pudieron prescindir de una realidad que los envolvía y los condicionaba: la crisis irrecuperable de la relación entre estado y sociedad tal como había sido planteada por el liberalismo. En este contexto, las temática político-ideologicas que circulaban en el orden nacional e internacional eran percibidas y readaptadas por la clase política rosarina que intentaba explicar y resolver cuestiones locales a la luz de aquellas. 

La realidad política local era sumamente compleja no sólo debido a la impronta de los gobiernos nacionales, sino por la presencia de partidos provinciales de mucha importancia como la Democracia Progresista, y las diletancias de las distintas facciones del radicalismo, divididos entre los grupos que iban a apoyar la candidatura de Agustín P. Justo, y los radicales alvearistas que optaron por diferenciarse no participando en los comicios ni tampoco en la actividad política provincial. 

La ciudad y su área de influencia contaba desde fines del siglo XIX con un número importante de fábricas y talleres, pero fue durante las primeras décadas del veinte cuando se instalaron industrias demás envergadura. Tales firmas que iban desde industrias frigoríficas, hasta cerámicas, textiles o químicas representaron, más allá de las serias dificultades que generó el impacto del crack del 29, para la economía argentina, un valor agregado al estímulo dado a la industrialización por el Estado nacional desde mediados de la década del treinta. 

En este sentido la postura industrialista permitió que dentro de la órbita de la ciudad se profundizaran, durante esta década, estrategias de radicación alimentada desde el Estado nacional. A pesar de que el fenómeno recién adquirirá contundencia durante los años cuarenta, tanto los establecimientos instalados en décadas anteriores corno los iniciales emprendimientos de los años posteriores a 1934 y 1935, se constituyeron en una fuente de demanda de - mano de obra tanto calificada como no calificada dinamizando el mercado de trabajo rosarino. De este modo no sólo los servicios, la actividad portuaria o ferroviaria aparecían como concentradores de mano de obra, sino que viejas y nueva industrias y talleres mejoraban sus condiciones de producción incorporando más personal y ampliado la oferta de productos tanto hacia el publico consumidor como abriendo nuevas ramas de trabajo.  

Pero en la nueva vitalidad de la actividad económica y considerando que la tasa desocupación había descendido considerablemente los salarios no recuperaron sus niveles históricos. Sumado a: esto ultimo, el deterioro de las condiciones de trabajo desató protestas y huelgas de distinto envergadura. 

El clima de lucha y acción sindical se intensificó a partir de 1935, y la actuación de los militantes obreros fue ahogada por políticas gubernamentales llamadas a bailar las voces disidentes y de denuncia, a partir no. sólo de actos directos de represión, sino apelando también a la esfera normativa con la promulgación de las leyes nacionales y provinciales y provinciales tendientes a reducir y detener las prácticas y manifestaciones partidarias y gremiales. 

La oferta por parte de las empresas de nuevos puestos de trabajo estimuló otro proceso:la migración interna hacia la ciudad Este fenómeno que existía desde hacia mas de cien años en la ciudad con distinto grados de intensidad, se reeditó durante la década del treinta. En este período (1930-43) Rosario era, mas que un punto de destino un área regular de paso. Pero el tránsito de población distaba de ser esporádico o menor, y llegaba a constituir toda una demostración de traslado de personas desde provincias como Santiago del Estero, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba y. Chaco, con radicación espacial de tiempo corto. Pero si algunas tornaron simplemente como punto de tránsito hacia Buenos Aires, otros definitivamente,hicieron de Rosario su hogar. 

Al calor de estas transformaciones sociales y económica, la ciudad también cambió su fisonomía, especialmente la de sus barrios. Los loteas en áreas de quintas y fines de semana había empezado a comienzos del siglo XX, estimulados por el. - crédito barato y por la implementación de medios. de transporte que aseguraban el traslado de la población hacia sus lugares de trabajo. El proceso tenía su origen la reinvención, por parte de la burguesía rosarina, en bienes inmuebles corno forma de acumulación segura y entable a mediano y largo plazo. 

Esta dinámica se mantuvo en el tiempo incorporado, durante las décadas del veinte y del treinta, subloteos de las zonas va incorporadas y además nuevas áreas expandiendo la planta urbana. Este tipo de urbanizaciones no se bailaban contenidas en un diseño urbano integral. por- lo que en muchos casos las arbitrariedades que trajo aparejado este proceso generá problemas de di-tinta índole y de diverso grado de complejidad en torno a la organización de la infraestructura de provisión de servicios. Por otro lado este desarrollo demandó un tipo de construcción edilicia (vivienda obrera y de sectores. medios) que permitió la emergencia de “ nuevos operadores” ( arquitectos, ingenieros, técnicos constructores) que intervinieron directamente en el perfil de urbanístico de estos nuevos barrios. 


Otros de los elementos más característicos del período, fueron los mecanismos puestos de manifiesto para la construcción de identidades barriales, que parecían corno el producto de las distintas transformaciones sociales, económicas y políticas puestas en tensión durante la década del treinta. 

Definitivamente las respuestas al autoritarismo de estos años para una sociedad como la rosarina —realidad compartida por otras ciudades argentinas-, fue la búsqueda por parte de esta misma sociedad de soluciones alternativas para la acción comunitaria y participación. Si bien es cierto que en las dos décadas anteriores se habían instalado centros y bibliotecas en barrios y áreas-urbanas va reconocidas como barrios obreros, la difusión de estas prácticas comunitarias es un rasgo distintivo de la década del treinta, Los clubes, las bibliotecas populares,las vecinales se iban a levantar progresiva y sistemáticamente en distintos barrios de la dudad; con objetivos disímiles que iban de lo deportivo a lo político pasando por lo educativo y la simple sociabilidad, pero con la particularidad da la autogestión y participación social. 

Es esta sociabilidad barrial que se inicia en los años treinta, la que se va a incorporar más adelante como una forma romántica dentro del imaginario populista del peronismo. Tanto desde su veta deportiva, que fue sistemáticamente aprovechada por el gobierno como cambien por la-sencilla - identificación del trabajador y su familia con el barrio, y de manera lineal y directa con “ el pueblo” peronista 

Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez



martes, 9 de abril de 2019

El "himno canalla": la Marcha de Rosario Central




Por Jorge Brisaboa 


8 de mayo de 1945. El. mundo festeja "el día de la victoria". 

Se ha destruido al Tercer Reich, ha caído Berlín en manos de los aliados. Se supone que Hitler se ha suicidado y Mussolini es ejecutado. Pero Japón aún resiste. 

En el país se afianza entre la clase trabajadora el liderazgo del coronel Juan Perón. En Rosario pasan al Estado los elevadores y dependencias portuarias, como corolario del reintegro del puerto al patrimonio nacional. 

El fútbol es cada vez más popular. 

Laerte Carroli, un músico habitué en animar veladas con su orquesta en los salones, teatros y radios de Rosario, está a punto de producir la grabación de la Marcha de Rosario Central, ya aprobada por la comisión directiva. 

"Un día estaba esperando el tranvía en calle Mitre y empecé a armar unas estrofas, y las palabras fueron saliendo solas" le contaría veinticinco años después a uno, puesto a colaborar en el diario "Crónica" de Rosario. 


Te aplaude y te saluda jubilosa 

la hinchada deportiva que te admira.. 

Campeón de cien jornadas victoriosas 

valiente triunfador que orgullo inspira. 

El símbolo auriazul de tu divisa 

se enciende y resplandece como el sol 

cada vez que la cancha se electriza 

al estallar de la victoria al gol... 

Con su violín "corneta", el primero que se incorporó a la música de la ciudad, el maestro Laerte Carroli entusiasmaba al público. Pero la pasión que ponía sobre el escenario se trasladaba totalmente a las discusiones futboleras en el café "Madrid" de Rioja y Mitre, a pocos metros de la secretaría del club. En ese territorio "canalla" las estrofas le siguieron brotando... 

..Rosario Central, forjador de campeones. 

Con Rosario central, vibran los corazones. 

Corazones rosarinos que te aclaman 

y que tus glorias de entusiasmo inflaman. 

Otro gol de central rubrica la victoria 

y laurel triunfal reverdece en su historia 

esa historia jalonada de coraje 

de hazañas sin par, 

la gloria eterna de Rosario central... 


La idea del maestro era que la marcha fiera grabada por la orquesta de Héctor Lagna Fietta, que solía animar los bailables en el Hotel Savoy. Mientras, hacía los últimos ajustes a la letra y a la música. 

.Honrosos paladines del deporte 

atletas invencibles en la lid 

impávidos luchad sin que os importe 

la talla del rival fuerte y viril. 

Que nunca empalidezcan tus blasones 

que siempre brille el símbolo triunfal 

Arriba pues, campeones de campeones, 

para gloria del fútbol nacional... 

El 15 de mayo de 1945, catorce músicos y un cantor dirigidos por Lagna Fietta grabaron la marcha en los estudios Odeón de Buenos Aires. Durante más de cuatro horas se editaron diecisiete matrices hasta que se logró el okey del sonidista. 

El club corrió con los gastos tras la gestión de Carroli con el presidente Roberto Monserrat. Veinte días después los discos llegaron a Rosario y comenzó la difusión: con los años terminaría siendo el "himno canalla". 

Por más de cuarenta años esa grabación pasaría de generación en generación. Nunca imaginaría Laerte Carroli que un sobrino suyo, Enrique "Quique" Llopis, cantor popular de reconocimiento internacional, produciría la segunda grabación acompañado en el piano por el maestro Jorge Cánepa. 

Ese alio 1945, en lo futbolístico, sería irregular. Central ganaba partidos difíciles —a Boca le hizo perder el campeonato al vencerlo 2 a O y posibilitó que River lograra el título— y perdía fáciles. Tenía buenos jugadores (Bravo, Aguirre, Fogel, Ricardo, Yebra, Casalini), pero le costaba funcionar como conjunto. 

Los hinchas, igualmente, seguían al equipo. Y ya tenían un "himno de guerra". 

La guerra en serio, la letal, había terminado. La bomba atómica lanzada por Estados Unidos, con su secuela de doscientos mil muertos y ochenta mil heridos, hacía que Japón se rindiera. 

En la Argentina, el 17 de octubre produciría un profundo cambio social y político. El coronel Perón pasó a encabezar un singular movimiento de masas con el apoyo de obreros y trabajadores. Entre los principales gremios que lo sostenían se encontraba la Unión Ferroviaria que, en Rosario, congregaba mayoritariamente a los empleados del ferrocarril que le daban vida a Rosario Central. 

Un delegado de los trabajadores rosarinos del riel, veinteañero y atrevido, empezaba a participar en reuniones gremiales con Juan Perón y Evita, la precursora de ese 17 de octubre: Antonio Osvaldo Rodenas. Por supuesto, era hincha de Central. Y ya se sabía de memoria la marcha compuesta por Laerte Carroli. 

Fuente: Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y de Central , Autor: Jorge Brisaboa Impreso en Noviembre 1996 por la Editorial Homo Sapiens.