Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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martes, 30 de noviembre de 2021

"Antiguos Almacenes de Santiago Pinasco y Cía." (1907)

 




(Urquiza y Bajada Sargento Cabral)




Es una zona muy pintoresca de nuestra bella ciudad, con aires parisinos. Se levanta una arquitectura ecléctica pero muy interesante, donde sobresale éste antiguo edificio, que funcionó como "Almacenes", de una de las familias más tradicionales de Rosario: "los Pinasco".


Al lado está lo que fue el "Almacén Rosental", edificio que data de 1850 y le sigue, "La Casa del Artista Plástico", que funciona en una de las construcciones más antiguas de la ciudad, sobre una linea de edificación inferior a la actual.


Enfrente está la ex "Aduana", un edificio imponente, junto a notables edificios que dan marco a éste sector. Engalana el lugar una espléndida fuente, llamada: "De las Utopías" del destacado estucador Carlos Righetti, que fue realizada a principios del siglo XX, y una bella escultura que noté su ausencia. Seguramente, se la estará restaurando.


Una zona para disfrutar en un lindo día de verano y durante todo el año...!!



Sergio J. Chiana

-Fotografía-

12-01-21

lunes, 29 de noviembre de 2021

EL SUEÑO YA ES REALIDAD: CENTRAL SUBCAMPEON Y A LA COPA

 

Por Andrés Bossio



El Nacional del '70 no empezó para Central junto al resto de los elencos. Es que justamente la primera fecha le tocó como rival a Estudiantes de La Plata que andaba por esos días jugando la final de la Copa Intercontinental con el Feyeznord de Holanda, Ásí es que los auriazules debutaron desastrosamente el 13 de setiembre en cancha de Bánfield, perdiendo por 4 a 1, con dos goles de Bedogni y uno de Pellegrini, ambos ex centralistas. Vino enseguida la recuperación en Arroyito ante Kimberley de Mar del Plata (3 a O, con tantos de Landucci, Bóveda y Alberto Gómez), y la fecha siguiente que marcaba el encuentro interzonal ante Newell's, otra vez como local. Con una excepcional actuación de Poy, Central ganó cómodo por 3 a 1, con dos tantos de Aldo y uno de Gramajo. Formó aquel día el equipo de Zof con Menutti; González, Pascutini, Fanessi y Carrascosa; Colman, Landucci y Gómez; Bóveda, Poy y Gramajo, reemplaza- do luego por Garello. Cabe apuntar que desde comienzos “e 1970 se implantó en el fútbol argentino la facultad de cambiar a dos futbolistas en cualquier momento del partido.

Tras esa victoria ante Newell's se afianzó en el equipo auriazul la certeza de que es- taba en condiciones de pelear de igual a igual con cualquiera de sus oponentes y en cual- quier cancha. Zof supo inculcar en sus futbolistas —-de muy buenas condiciones por cierto— esa confianza ganadora que nace de objetivos mucho más ambiciosos que los que se habían impuesto los técnicos anteriores. Y es así como Central, pocos días después y en un encuentro memorable que todo el país vio por televisión, visitó a independiente en cancha de Racing. Fue un partido inolvidable, con estos actores: por los rojos, Santoro; Comisso, Monges, Bertolotti y Semenewicz; Pastoriza y Raimondo; Bernao, Yazalde, Maglioni y Tarabini. Y por Central: Menutti; González, Pascutini, Fanesi y Carrascosa; Colman, Landucci y Go- mez; Bóveda, Poy (después Troilo) y Gramajo (luego Bustos). Al minuto ya ganaba Independiente 1 a O con gol de Yazalde. Pero el Chango Gramajo empató enseguida y cerca del final puso en ganancia a Central. Sobre la hora, un penal le permitió a Tarabini igualar para los rojos. En el arranque del segundo tiempo y contra todos los pronósticos, Central borró a Independiente del campo de juego. Cada pelota jugada desde el medio por Landucci, Poy o '“Hijitus”” Gómez era una puñalada para la defensa de los rojos, impotente para contener a Bóveda y a Gramajo. Justamente el Chango —en actuación consagratoria— en dos ocasiones y el formoseño en la restante, le dieron una ventaja decisiva que pudo acortar sobre la hora nuevamente Tarabini, otra vez de penal.

Fue la mejor producción centralista del año y, de hecho, la plataforma de lanzamiento de un nuevo esquema juego, de una nueva centralista, en las aquella mezquidad ( que a veces logró resultados positivos) que le impusieron Ignomirielo y Sívori. Ese partido con Independiente se jugó el 2 de octubre. Y señalamos la fecha porque ese mismo mes, por los caprichos del infernal programa ideado por AFA, los auriazules debieron jugar nada menos que siete partidos (contando el pendiente de la primera rueda con Estudiantes) y sólo perdieron con Boca en la Bombonera en otro encuentro memorable: Hijitus Gomez y Gramajo pusieron a Ce- tral dos a cero arriba en primer tiempo; empató Rojitas en la segunda etapa y Coch dio el triunfo a los de la casa, en un anticipo o premonición de lo que sucedería dos mes después en el Monumental. Vino enseguida un lucido triunfo en San Juan, con una clase magistral y dos goles de Poy, un empate en Jujuy y al inicio de la segunda rueda con una derrota en La Plata ante Estudiantes.

Luego se le ganó a Bánfield y se empató en Mar del Plata, tras lo cual hubo que ir hasta el Parque, conde Newell`s aguardaba la revancha de ese amargo 3 a 1 de la primera rueda. Central tenía a varios jugadores lesionados, entre ellos Pascutini y González. Hubo que improvisar una defensa apta para parara la delantera ñulista (Marcos, Montes, Obberti, Zanabria y Becerra). Zof puso ese día a Menutti (se lesionó y tuvo que reemplazarlo durante el encuentro Chupete Quiroga); Pierucci, Fanesi, Landucci y Carrascosa; Colman, Bustos y Gómez: Bóveda, Poy y Gramajo. Fue una exhibición auriazul, con una tarde inspirada del Negro Bustos que, como improvisado volante defensivo se desató, se fue hacia el arco de Fenoy y conquistó dos tantos; los otros dos —-para un 4 a 1 lapidario— los hizo Gramajo.

Central estaba entre los grandes, lideraba su zona, le ganó en la revancha a Independiente y sólo perdió de allí en más con Vélez que luchaba por conseguir un puesto para las finales. La antepenúltima vino Boca a Arroyito; los dos se jugaba el resto para llegar a las finales con Vélez muy cerca. Hubo record de recaudación. El Flaco Landucci anotó en el primer tiempo y Norberto Madurga empató en el segundo. Apareció otra vez el Maestro Aldo Pedro Poy, conquistó dos tantos con su sello de distinción; Central estaba en la punta junto a su vencido y Vélez seguía a un punto de ambos. Había que ganar los dos partidos siguientes. Y en esos dos partidos otra vez el talento y la capacidad de Poy tuvieron trascendencia para definir ambos pleitos en favor de Central. Primero fue en San Juan donde Central consiguió una trabajosa victoria por 2 a 1. Miles de aficionados auriazules habían copado el estadio cuyano: el retorno a Rosario (Vélez perdió el mismo día en Jujuy y debía vérselas en la última fecha con Estudiantes en tanto Central recibía a los jujeños en Arroyito) fue triunfal. Ya nadie dudaba de que los auriazules estaban en las semifinales. Hubo una multitud en el aeropuerto esperando a los jugadores cuyo símbolo fue ese día desde allí hasta siempre por largos años— Aldo Poy.



Pero tres días más tarde, con el estadio centralista repleto de fervorosos canallas. vino Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Y casi se frustra el gran carnaval espontáneamente preparado por infinidad de papelitos, gallardetes, gorros, banderas, banderines y estandartes con los colores de la institución. Tras un comienzo para el delirio auriazul —goles con- vertidos por Mesiano, Landucci y Bóveda— vino la inquietud primero, el asombro después: Herrera y Quevedo —dos veces— pusieron un insólito 3 a 3; faltaban sólo quince minutos y había que ganar, Una vez más, alentados por el ensordecedor grito de “Central Campeón” y “Dale, dale, campeón” — incorporado ese año a la mitología canalla— Aldo puso las cosas en su lugar con un gol largamente festejado. Central estaba ya en semifinales del certamen Nacional. Un paso más y el campeonato.

Central ganó su grupo y Boca quedó segundo. Los boquenses debieron enfrentar al puntero de la otra-sección — Chacarita— a quien ganaron 2 a 0. Central jugó con Gimnasia y Esgrima La Plata, club que mantuvo un conflicto con sus jugadores y presentó —en el Parque Independencia— la tercera división. Ganó fácil Central 3 a 0, con tantos de Landucci, Bustos y Poy. Este partido tuvo una alternativa interesante, que vale la pena referir. La reglamentación establecía para este tipo de encuentros definitorios un escenario neutral: para la AFA, escenarios neutrales eran por entonces las canchas de River, Boca o las de Avellaneda.

Central —a través de la gestión de Vesco y Rodenas principalmente —logró dejar sentado un precedente reglamentario: cuando uno de los participantes tuviera su sede fuera del radio de la Capital Federal, se sortearía también la ciudad, anticipándose que Central sólo podría ser local —de ganar el primer sorteo— en cancha de Newell´s y Gimnasia, en su caso, en el de Estudiantes. Ganó Central en el sorteo y en la cancha. Una gran hazaña se había cumplido: el elenco auriazul estaba ya en la Copa Libertadores de América. Faltaba un solo eslabón y la cadena estaría completa.

Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio

sábado, 27 de noviembre de 2021

LA DECADA DEL 70. LLEGA VESCO A LA PRESIDENCIA

 



Por Andrés Bossio




Después de más de ochenta años de vida nadie podría honestamente ignorar o minimizar los grandes hitos históricos escritos por Rosario Central, Eran muchos años de grandes realizaciones institucionales, de notorios ejemplos de entrega y pasión centralista que muchos hombres fueron dejando a través de tanto tiempo. Si nos hemos detenido un poco en los nombres de Federico J. Flynn, Agustín Rodríguez Araya, Roberto Monserrat y Adolfo Pablo Boerio es por- que a ellos les tocó concretar —de una manera u otra— ambiciones muy anheladas, sor. tear momentos difíciles y to- grar metas que siempre estuvieron en la mente de todo buen centralista. La omisión de otros nombres —-o la falta de reiteración de los mismos en idéntica o parecida proporción a los mencionados— no es otra cosa que la consecuencia de la antipática y hasta odiosa obligación de ceñir tamaña historia a la tiránica extensión del papel. Pero figuras como las de don Ernesto Arias Sanz, Adolfo Boglione, José E. Coloris, Rafael J. Babbini o Juan T. Louhau —por citar sólo a unos pocos de los grandes presidentes centralistas— estuvieron siempre en la misma tónica de los dirigentes exaltados en sucesivas entregas, connotados todos ellos por un mismo sueño, una mis- ma pasión: verlo a Central grande.

Vale esta introducción por- que entramos cronológicamente en la década del '70. Que será muy difícil de historiar. Es que no podemos hacer una historia cuando ésta todavía está escribiéndose día a día, minuto a minuto, Esta década del 70 será la que finalmente concilia los sueños tan dispares en el tiempo pero tan comunes en la intensidad y en sus metas de hombres tan distantes en la cronología como los que ya han sido nombrados. Central, esa gran institución que todos soñaron, esa que Boerio no quería ver nunca más peleando el descenso sino - el título de campeón, comienza la década preanunciando la concreción de tan caros anhelos.

En enero mismo, veinticinco días después de nacer 1970 las viejas y remodeladas instalaciones del Estadio Milie — Oroño y Jujuy— marcan un hecho trascendental para Rosario Central: ese 25 de enero fue elegido presidente del club un dirigente que venía prestigiando su gestión como tal al lado de Flynn primero, de Boerio después; un acreditado profesional del notariado, el escribano Víctor José Vesco. lo acompañaron en aquella primera gestión hombres profundamente consubstanciados con el club, la mayoría jóvenes pero con alguna militancia insti. tucional, entre los que estaban Alfonso De Marco, Santiago Bravo, Antonio Osvaldo Rodenas (figura clave en otro hito centralista, que ya narraremos a su tiempo), Pablo Scarabino, Abraham Osatinsky, Gregorio Arranz, Silverio D'Angelo, Santiago Giachino, Juan A. Quilici, Juan F Navarro, Alfredo Mochiutti, Antonio. Messina, Lelio Tineo, José E. Magnani, Domingo Scavone, Carlos Curto, Manuel Diñeiro y Salvador Baio, entre otros muchos.

Comenzó, pues, 1970 y empezó a escribirse otra historia centralista. Vesco —y suscompañeros de gestión— que- rían como Boerio un Central campeón. Y empezaron a trabajar para eso. Los primeros pasos, por supuesto, no fueron fáciles. Enrique Omar Sívori, renegando del estilo que lo erigió en uno de los futbolistas más brillantes de su generación, practicaba un juego muy mezquino, sin vuelo creativo, con más preocupación en su arco que en el del adversario. El Metropolitano del "70, que empezó con la conducción técnica del ex futbolista nicoleño, dejó escasos re- sultados en sus primeros tramos. Apenas una victoria ante River como visitante y ante Boca en Arroyito. Ese “torneo tenía una particularidad los 21 participantes jugaban todos contra todos, pero a una sola rueda. Hugo grandes discusiones en la confección del fixture y Juan Martin Oneto Gaona —un interventor en AFA que confesaba no saber nada de fútbol — pagó un millón de pe. sos de entonces a un particular para elaborar un programa a satisfacción de todos. “Curisamente”, a Central le tocó visitar nada menos que a San Lorenzo y Newell's; de los grandes, sólo vino a Boca por Arroyito.

Para ese torneo Central incorporó a Julio Correa, Agustín Balbuena y Carlos Alberto Colman de Colón; Jorge Carrascosa de Bánfield y Norberto Américo Menutti, de Los Andes; transfirió a Enzo Gennoni a River, a Otto Norberto Sesana a Huracán y a Bedogni, Mateos y Omar Pellegrini a Bánfield (donde estaba lgnomirielo). Además, promovió a Zavagno, H. Díaz, Landucci, Eduardo Solari, “Chupete” Quiroga y Pierucci a la primera división. Una curiosa cláusula del contrato que firmó el año anterior Sívori le permitía ausentarse en junio del '70 para presenciar el Mundial de México (y comentarlo para la televisión italiana). Esa franquicia, que Sívori no quiso renunciar, y la mala campaña del equipo llevó a las partes a una transacción, felicísima para Central: la desvinculación del técnico y su reemplazo por un hombre de formación auténticamente centralista: don Angel Tulio Zcf. Por entonces faltaban seis fechas para finalizar el Metropolitano y la suerte de Central no estaba aún decidida: doce equipos se clasificaban directamente para el Nacional y los cuatro que le siguieran a esos doce debían ir a otro “torneíto”” con otros elencos provenientes de otro “torneíto” para determinar dos participantes más. Y Central estaba en el lote de los que debían ir a ese infierno de segunda competición. Llegó Zof —-con el profesor Rodolfo Arostegui en la preparación física— y Central ganó dos y empató cuatro partidos, completando invicto ese pequeño ciclo que to llevó a ubicarse justamente en la 12ma posición, con lo que pudo ingresar directamente al torneo Nacional de ese año.

La última fecha de ese torneo merece un pequeño párrafo aparte. Independiente y River estaban punteros, con 25 unidades; entre los segundos, estaba Newell's, con 24. Mientras que los rojos debían enfrentar a Rácing en cancha de los académicos, River era local ante Unión. Los rojinegros acariciaban la quimera de un doble traspié y la posibilidad del título. Suponiendo que ambos perdieran, Newell's debía ganar el último encuentro. El mismo debía jugarse en el Parque y su rival era Rosario Central. En la primera etapa del partido, el santiagueño Grama. ic logró un tanto para Central. A duras penas, en el complemento pudo empatar Obberti. Ese día, la parcialidad canalla festejó complacida aquel empate que le dio una doble sa- tisfacción: clasificar para el Nacional y dejar fuera de la conversación por el título a su rival de toda la vida.



Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Daniel KILLER

 




Nombre y Apellido: Daniel Pedro Killer

Nació: 31/12/1949 e Rosario

Jugó: 203 partidos entre 1970 y 1976

Goles: 17

Título: 2 ( Nacional 71 y Nacional 73)






Campeón de los Nacionales de 1971 y 1973, desde la línea defensiva se brindó al máximo por la camiseta auriazul.




Producto inconfundible de las Inferiores de Central, debutó en Primera en 1970 y al año siguiente se afirmó como marcador central de la mano de Angel Labruna. En ese 1971 festejó el primer título de AFA y continuó asentándose en el puesto.

Es el mayor de los hermanos Killer, y por su rusticidad en la marca se ganó el apodo de El Caballo. Pese a no sobrarle las virtudes técnicas, se destacó por su practicidad en resolver en el fondo, con un despliegue físico muy valorado.

En 1973 volvió a salir campeón de! Nacional. Estos dos con Central son los únicos títulos que logró con clubes, En 1977 pasó a Racing, donde continuó exhibiendo su regularidad. Su oficio hizo que Menotti lo convocara para integrar la Selección que se coronó campeona del mundo, en 1978, aunque él no llegó a jugar ningún partido.

En 1979 se incorporó a Newell's y en 1981 pasó a Vélez. Jugó en Bucaramanga (Colombia), Estudiantes de Río Cuarto (1984) y Unión. Se retiró jugando en Argentino de Rosario, en el ascenso. Hoy maneja el Complejo Killer, una escuela de fútbol para chicos de 4 a16 años.

Fuente: Extraído de la Revista de Colección “El Grafico”. Edición N.º 36 de Febrero de 2012.

viernes, 19 de noviembre de 2021

CARLOS DANIEL AIMAR

 




Por Andrés Bossio

Había llegado desde su nativa Corral de Bustos con fama de buen” jugador; y hasta de discreto goleador. Con el tiempo, tras participar de títulos varios en divisiones inferiores, Carlos Daniel Aimar, se convertiría en el símbolo viviente de aquel grupo armado desde abajo por Griguol, que ocupó en corto tiempo el ciclo más brillante en materia de resultados en toda la historia centralista. Aimar fue llamado por Labruna a la primera di. visión, reemplazando esa tarde del 26 de agosto de 1971 al “Flaco” Landucci. Ese mismo año se afirmó como titular y fue campeón Nacional, halago que reitero en 1973. Hasta su desvinculación con el club de Arroyito en 1973 jugó na- da menos que 308 partidos oficiales, constituyéndose en uno de los profesionales que más veces vistió la casaca centralista, Por las características de su juego no frecuentó las áreas visitantes no obstan- te lo cual su nombre aparece en el lote de jugadores que más goles le convirtieron a Newell's, Es que Aimar, incansable hasta el desmayo cada vez que salía con la casaca auriazul, sacaba fuerzas invisibles de quien sabe dónde toda vez que veía enfrente la camiseta rojinegra. Era su amor propio. su vergüenza deportiva, su fervor inclaudicable que lo llevaba a no para nunca, a luchar, a “meter” con lealtad pero sin pudor, Con Aimar se produjo un raro fenómeno: su juego no era el que el hincha centralista prefería. Sin embargo, bien pronto el muchacho de Corral de Bustos se convirtió en figura querida, respetada y exaltada por la parcialidad canalla « —como decimos tantas Y ces— sabe reconocer a los suyos, a los que más allá de su juego, de sus actitudes deportivas, están consubsterciadas: con esa verdadera pasión popular llamada Rosario Central Y Aimar fue —sin ninguna duda— uno de ellos.

Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio

martes, 16 de noviembre de 2021

CÁRLOS DANIEL AIMAR

 




Nació: 21/7/1950 en Corral de Busto ( Córdoba)

Jugó: 334 partidos entre1971 y 1978.

Goles: 32 (5 goles a Newell´s)

Títulos: (Nacional 71 y Nacional 73).





Con despliegue y energía seguía las órdenes de Carlos Griguol, de quien aprendió el oficio de entrenador. Hoy comparte sus conocimientos en tv.





Era mediocampista del Sporting Club de Corral de Bustos en 1970, cuando su equipo jugó un partido contra Rosario Central tras haber ganado la liga donde participaban. Carlos Griguol (entrenador de las Inferiores de los Canallas) observó que era un futbolista interesante y le consiguió una prueba. El Cai quedó en el club, se alojó en la pensión y comenzó a jugar en la Cuarta. En 1971 apareció en la Primera como volante por la derecha, obediente en las imposiciones tácticas, tratando de anular el armador rival con gran despliegue de energía. Campeón en el 71 y el 73, siguió en Central hasta el 78. En 1979 terminó su carrera en las filas de San Lorenzo, club al que llegó por petición de su DT Carlos Bilardo.

Junto a Griguol, inició su camino como técnico en Ferro, hasta que en 1988 se largó a la aventura de dirigir: Español, Boca, y en 1991 volvió a Central. Su carrera siguió entre clubes de España y la Argentina, hasta 2005, Después fue Subsecretario de Deportes de Santa Fe y hoy es analista en 90 minutos de fútbol, programa de Fox Sports Y

Fuente: Extraído de la Revista de Colección “El Grafico”. Edición N.º 36 de Febrero de 2012.

martes, 9 de noviembre de 2021

Centro de la Tradición "El Hornero"

 


8 DE NOVIEMBRE DE 1944     Se funda el Centro de la Tradición “El Hornero” son sus promotores el Dr. Jorge J. Bosco, Ernesto de Lorenzi, Juan Caballero, Luis Albornoz, Alfonso Rivas, Emilio Viale Abalos, Mario Cicarelli, Héctor Daminato, Velmiro Ayala Gauna, Alfonso Echezarreta, Juan Amelong, Pablo Sant Angelo, entre otros. En su acta de fundación figuran como causas perseguidas "... el de cultivar y difundir el culto de la tradición de nuestro país, en todas sus manifestaciones accesibles al espíritu humano…”. El presidente de su primer Comisión Directiva fue el Dr. Jorge J. Bosco. La Institución es privada, con personería jurídica. Gracias a un préstamo otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, pudo construir su sede propia en 1964, y formar su biblioteca. Muchos escritores, investigadores y cuentistas han ocupado su tribuna, difundiendo nuestra tradición en amenas charlas. Su sede en Rosario está en calle Juan Manuel de Rosas 1147.

Fuente: La Cultura en Rosario. Comisión redactora de “Historia de las Instituciones de la

Provincia de Santa Fe”. Por Prof. María A. Begnia de Córdoba Lutges Pág 257

https://www.facebook.com/pg/elhornero.tradicion/about/?ref=page_internal

Foto: https://www.yelp.com/c/rosario/education.

lunes, 8 de noviembre de 2021

MARIO ESTANISLAO KILLER

 





Por Andrés Bossio


Lo tenemos registrado en nuestra memoria en dos circunstancias distintas, opuestas totalmente eh cuanto a sus motivaciones. Pero la imagen “es la misma: el pelo colorado largo y lacio al viento, la camiseta azul y amarilla empapada de transpiración, el gesto durísimo imponiendo respeto al adversario, infundiendo confianza a sus compañeros, reclamando de cada uno la misma enorme cucta de fervor y pasión que ponía en cada partido, en cada pelota. Las dos imágenes que guardamos de Mario Estanislao Killer correspenden a dos momentos de su fulgurante carrera: la primera es de la noche del 22 de diciembre de 1971 cuando borró de la cancha al temible goleador Scotta y, a despecho de su inexperiencia, se lanzaba una y otra vez hacia el arco de San Lorenzo buscando obsesiva. mente el gcl, el triunfo, el título de campeón. La otra imagen es mucho más fresca, más reciente; corresponde a 1984 cuando el colorado Killer compartió con sus compañeros la amargura del último descenso. El mismo temible. toda la bronca, toda la polenta, las ganas, el fervor, la entrega sin claudicaciones que siempre lo caracterizó. En una y otra circunstancia nadie dudó que Mario Killer era —es— el protatipo del jugador canalla, el que siente v ama esa camiseta que, según recordó alguna vez comenzó a lucir cuando apenas tenía dos años.

Nacido un 15 de agosto de 1951 en el barrio Azcuénaga, era famoso ya a los doce años cuando recibió su bautismo internacional al integrar un combinado argentino de la Liga Infantil que jugó en Montevideo. Junto a su hermano mayor —Daniel Pedro— se fue un día a probar en Central. Francisco Erausquin los fichó a los dos. Allí comenzó la rutilante carrera de este leonino leal, franco, ““metedor” en la cancha como en la vida. de una personalidad avasallante y sin dobleces, Pese a la diferencia de edad se entreveró en Casi todas las divisiones con la generación de su hermano, que se componía entre otros de Carril, Toro, Aricó, Arce, Fogel. Recuerda siempre el colorado Killer que fue Sívori quien lo dejó como marcador de punta derecha como puesto definitivo, en el que jugó todo el año '69 en la reserva, alternando también con partidos en la ter- cera división que comenzaban a dirigir Griguol y Erausquin.

Y llegó el Nacional de 1971. Mario Killer es llamado por La- bruna para integrar el primer equipo. Ocurría eso el 24 de octubre y Central recibía a Huracán de Bahía Blanca. Los dos marcadores de punta de la primera no estaban en condiciones de jugar. Fue así como Bustos salió marcando una punta y Mario la otra, reemplazando a González y Carrascosa. El compromiso fue mucho más duro de lo que se preveía y recién en el segundo tiempo dos goles del Chango Gramajo le dieron el triunfo a Central. Pero la actuación del coloradito fue consagratoria, su puntero no la tocó y todavía le quedó resto como para man.darse una y otra vez al ataque, inaugurando una modalidad táctica que Labruna primero, Zof y Griguol después, supieren aprovechar muy bien, Los demoledores piques en diagonal de Gramajo dejaban el sector izquierdo del ataque vacío y hacia allí se lanzaba una y otra vez Mario, con un espíritu de sacrificio que no todos sabían ver pero que le repor- taba extraordinarios beneficios al equipo. El partido siguiente volvió Carrascosa pero debió ser reemplazado otra vez por Mario. Después vino la huelga de los profesionales Y, Como el coloradito no tenía contrato, jugó v ganó los tres partidos decisivos .ante Rácing, Vélez y Boca ¡unto a los pibes de la tercera. El retorno de los profesionales no alteró para nada la decisión de Labruna, que lo confirmó definitivamente como titular. No faltó un solo partido de allí hasta el final. inclusive la épica noche del Monumental de Núñez (cuando borró a Santamaría, el puntero rojinegro) y la ya recordada noche del campeonato en cancha le Newell's Old Boys.

Mario Killer se instaló definitivamente en el extremo izquierdo de la línea de cuatro con "la camiseta Nº 3, Desde ese sector -—bien pegadito a la fila de los exigentes plateístas auriazules— levantó en vilo de sus asientos a los enfervorizados hinchas canallas que vieron en él la esencia misma del amor por la azul y amarilla, Fueron 150 partidos hasta 1975 —nada más que por el campeonato superior de la AFA— cuando llegó su fama a despertar la codicia de los clubes europeos, Varias veces Ri. ver, Independiente y San Lorenzo habían tentado su incorporación, Pero los dólares —o las pesetas— del Sporting de Gijón (donde fue a encontrar- se con su amigo y ex compañero Landucci) se lo llevaron a España en 1975. Lo demás es historia conocida, Su retor. no al país, su paso por otros clubes y el retorno esperado en 1984 a Rosario Central. Su fibra, su enorme amor propio y su pasión centralista no fue. ron suficientes para evitar el descenso,

Para el buen hincha canalla, sin embargo, quedó flotando esa imagen de su pelo colora- do y su camiseta empapados de sudor en procura del triunfo, de los triunfos necesarios para zafar del último puesto. No pudo ser, Y el día aque la hinchada centralista despedía a sus jugadores de ja primera división, las lágrimas de la tribuna eran las mismas lágrimas del colorado Killer, identificadas unas y otras por la profunda pasión centralista, — da jugada, durante todo el par. —dor— es un recuerdo impere- esa pasión que lo llevó al leotido v en todos los partidos.

Mario Estanislao Killer —todavía activo y brillante jugador— es un recuerdo imperecedero agradecida hinchada centralista.

Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Mario Estanislao Killer

 




Nació: 15/8/1951 en Rosario.

Jugó: 160 partidos-entre 1971-1975 y 1984.

Goles. 4.

Títulos: 2 (Nacional 71 y Nacional 73).



Dos veces campeón del Nacional, con entrega generosa firmeza para la marca se metió en el corazón de todos los hinchas de Rosario Central.





El Colorado subió desde las Inferiores hasta aparecer en Primera en 1971, cuando ya se destacó en el equipo que ganó el Nacional. Marcador de punta izquierda de notable dureza para el quite, con un gran despliegue físico y velocidad para proyectarse al ataque. “Le comía las patas a todo el mundo. Yo transpiraba la camiseta. No jugaría bien... pero ponía muchas ganas, y eso la gente te lo valora más que tirar un cañito”, recordó en una entrevista.

Entre 1972 y 75 jugó 5 partidos con la Selección. En el Nacional 73 volvió a dar la vuelta con la camiseta canalla. Siguió dos años más y en 1975 pasó al Sporting Gijón donde vivió un descenso , un ascenso y una clasificación a la Copa UEFA. En 1978 pasó al Betis y e 1979 volvió al país se sumó a Newell's, donde jugó 10 partidos.

Entre 1980 y 1983 militó en Independiente y volvió Central en 1984, cuando vivió el desafortunado descenso. De todos modos, su desplegue le valió el aprecio de los hinchas. En 1985 se retiró en Belgrano de Córdoba. Trabaja como taxista en Rosario.

Fuente: Extraído de la Revista de Colección “El Grafico”. Edición N.º 36 de Febrero de 2012.