Las sucesivas
presentaciones centralistas hilvanaron una serie de victorias: 4 a O
con Defensores de BeIgrano; 3 a 2 con El Porvenir, 2 a O con Almagro
y 4 a 1 con AH Boys, matizadas ellas con una inesperada derrota ante
Colegiales (3 a O), que había ocurrido en oportunidad de jugarse la
129 fecha. No obstante, lo curioso aconteció en oportunidad de
disputarse la 169 fecha, cuando el sorteo le marcaba a Central la
obligación de visitar al modesto equipo de Sportivo Dock Sur. Lo que
se pensaba sería un triunfo sin mayores sobresaltos llevó quizás a
los jugadores auriazules a subestmar al adversario que sorprendió a
todos al derrotar al gallardo puntero por 4 a 3. La cosa no terminó
ahí, puesto que la Comisión Directiva, dispuesta a no tolerar
ninguna clase de tropiezos (ni siquiera los que podían considerarse
lógicos dentro de la actividad deportiva), tomó una drástica como
curiosa determinación al sancionar a todos los jugadores con una
multa. La resolución —firmada por.. Agustín Rodríguez Araya como
presidente y Erland N. Ross como secretario— decía así: "No
teniendo ninguna explicación la actuación desganada y deficiente
del conjunto qué disputa el torneo de ascenso, $e resuelve: 1º)
Aplicar una 'multa de $ 100 :m/n a todos los integrantes del equipo
que enfrenté a Sportivo Dock Sur. 2º) Esta sanción quedará sin
efecto si el cuadro, en los próximos tres encuentros en que actuare
como visitante, no retorna vencido ja esta ciudad. 3º) Queda
absolutamente prohibido a los jugadores por un término de 15 días
solicitar autorización para entrevistarse con los miembros 10 la
Mesa Directiva". Como se podrá apreciar de la simple lectura de
semejante disposición, los directivos no andaban con vueltas y se
confirma, de alguna manera, la metodología que solía utilizar don
Agustín Rodríguez Araya durante el breve aunque trascendente
período en que le tocó actuar como titular de la entidad. Su
personalidad avasallante y su enorme pasión centralista lo llevó,
más de una vez, a no reparar demasiado en las formas cuando de
defender los intereses auriazules se trataba; con todo, algunos de
quienes estuvieron muy cerca suyo en aquella campaña de 1942
descalificaron totalmente ante este cronista algunas absurdas
versiones sobre supuestas actitudes del ex político, parlamentario y
dirigente auriazul que partes interesadas se encargaron de hacer
circular en su momento y que muy poco le favorecían. Lo cierto es
que aquel partido con Dock Sur no se podía perder y se perdió. Y
que los dirigentes, cn Rodríguez A raya a la cabeza, vieron
extrañamente desganados a sus jugadores por FG que les aplicaron la
sanción mencionada aunque dándoles la posibilidad de que la misma
quedara sin efecto. No pudo ser porque dentro del período fijado
Central perdió en Buenos Aires con quien más luchaba —muchas
veces deslealmente—por ascender:Vélez Sársfield El elenco de
Liniers le ganó en la 22 fecha por dos a cero, siendo el último
traspié centralista hasta la conquista del tituló. El tercero en
discordia, Quilmes, le sacó un punto al igualarlo 2 a 2 en la 24a
jornada. Esos tres puntos, más uno que dejó al empatar en Arroyito
con Excursionistas (O a O) en la apertura de la segunda rueda, fueron
las cuatro unidades que los aun-azules dejaron "escapar" en
la etapa de las revanchas. El resto fueron todas victorias, algunas
por marcadores contundentes (7 a 3 a Sportivo Alsina; 6 a 1 a
Argentinos Júniors; 5 a 0 a Unión y El Porvenir; 6 a 3 a Almagro y
9 a 0 a Dock Sur).
Ya vimos que Vélez
fue un antagonista enconado de Central en la marcha hacia el titulo y
hubo indicios y presunciones de que algunos allegados a la entidad
velezana estaban dispuestos a no reparar en medios para conseguir el
fin esencial: el ascenso a primera división. Con todo, la solidez
del equipo auriazul, el masivo apoyo de su hinchada y la prolija
atención que sus dirigentes prestaban a todo movimiento extraño
alrededor del plantel, aventaron los fantasmas tan corrientes en
aquellas épocas y permitieron que al final, como siempre debiera
ser, triunfara el fútbol. Argentinos Juniors, que habla iniciado el
torneo con bríos, cedió rápidamente en sus aspiraciones y terminó
ocupando uno de los últimos lugares en la tabla de posiciones.
Quilmes tuvo algunos pasajes positivos que le permitieron alternar
los primeros puestos, pero sin llegar a provocar tropiezos o
dificultades en la segura marcha centralista hacia el título.
Conviene reiterar
que fueron frecuentes en esa temporada los comunicados de
agradecimiento que los dirigentes hacían públicos para la hinchada
centralista, movilizada y enfervorizada por los triunfos de su
equipo. Por una razón atendible solía extenderse el reconocimiento
a los clubes adversarios y también a los árbitros, aunque más de
una vez la atención recibida no fuera un modelo de cortesía y la
actuación de los jueces dejara serias y fundadas dudas. De todas
maneras, se cuidaban los mínimos detalles para impedir que factores
extradeportivos pudieran frenar la marcha hacia el título,
convencidos todos de que futbolísticamente era imposible parar a
aquel equipo, cuya formación más habitual registró estos nombres:
Ricardo, Perucca y De Zorzi; Casalini, Rivero y Fogel; Vilariño, De
Cicco, Bravo, Aguirre y Vidal.
Extraído
de la Colección de Rosario Central de Andrés Bossi