Como se ha dicho
en la crónica, la derrote que sufrió Argentinos Juniors en la 10a.
fecha del certamen de 1942 abrió la posibilidad a que Central,
ganándole a Unión al día siguiente, pudiera. alcanzar la punta en
el torneo de la "B". Aquel domingo de junio se presentó
lluvioso y poco propicio para asistir a espectáculos deportivos, no
obstante lo cual varios miles de simpatizantes auriazules
emprendieron el viaje hacia Santa Fe. Central ganó 5 a O y uno de
los tantos lo había logrado, en el primer tiempo, su puntero
izquierdo Ernesto Vidal. Junto con el gol el eficaz delantero
centralista recibió un fuerte golpe que lo dejó inconsciente. Al
término del primer tiempo, el doctor Leiva —médico y presidente
de Unión— diagnosticó principio de conmoción cerebral sugiriendo
que Vida! se quedara en el vestuario. Don Agustín Rodríguez Araya
asintió y el equipo centralista salió con diez hombres a jugar en
el segundo tiempo. Pero a los pocos minutos, cuando Unión más
apretaba, apareció nuevamente Vida¡ en el campo de juego. Anduvo de
maravillas y consiguió dos tantos más. Rodríguez Araya sonreía
socarronamente, pensando que el diagnóstico del médico tatengue
sólo estaba fundamentado en el deseo de restar un valor importante
al club de nuestra ciudad. Pero no fue así. La conmoción cerebral
existía, como se pudo comprobar después, aunque sin mayores
consecuencias ulteriores. Lo cierto es que Ernesto Vidal jamás supo
cómo logró sus dos últimos goles, de los que se enteró por sus
propios compañeros.