Se presentó en 1926 el Real Deportivo Español en
cancha de Newell's jugando contra un combinado local. La atracción mayúscula
era la presencia del "Divino" Zamora, el arquero de larga fama.
Apenas empezado el partido, los nuestros empezaron a hacer diabluras. Los
gigantes zagueros españoles quedaban una y otra vez desairados ante un
concierto de amagues, moños y gambetas que los sumieron en el desconcierto.
Los gritos del "Divino" Zamora se escuchaban en todo el estadio:
"Cuiden al pequeñín... cuiden al pequeñín". Naturalmente, el
pequeñín, pintoresco, canchero, dribleador, no era otro que Antonio Miguel,
convertido ese día en la figura cumbre de un espectáculo que tuvo varias estrellas
de lujo. Los aficionados que se habían colocado detrás del arco de Zamora,
escucharon la azorada respuesta de un defensor español al clamor de su
arquero: "Pues mira —le respondió— que si cuido al pequeñín se me cuela el
"Negro". El Negro no era otro que Gabino Sosa. Aquel día de 1926,
Rosario ganó 3 a
0 con dos goles de Antonio Miguel y uno de Sosa. La delantera formó con Peruch,
Humberto Libonatti, Gabino, Miguel y García...
Fuente: Bibliografía de Historia de Rosario Central de
autor Andrés Bossio