Según algunos, el recíproco 'insulto" que
vociferan las hinchadas de Newell's y Rosario Central empezó hace muchos años
en ocasión de un cotejo que debían disputar a beneficio del Patronato de
Leprosos. Central no quiso jugar aquel partido y sus rivales estigmatizaron la
negativa con el terrible insulto: "/Canallas/". Los centralistas se mofaron de sus antagonistas y les endilgaron el
contra-insulto: "¡Leprosos!".
Otros atribuyen el mutuo calificativo a un lío
descomunal registrado en un partido jugado alrededor de 1925, cuando ambas
hinchadas se trenzaron en una lucha feroz. Por su parte, Héctor Nicolás Zinni,
escritor rosarino, dice en su libro 'El Rosario de Satanás", que el apodo
de "canallas" nació en un café de la avenida Alberdi, cuando un
parroquiano se refirió en esos términos a los hinchas centralistas que habían
generado un incidente en ocasión de jugar el equipo contra el desaparecido
Aprendices Rosarinos. La versión que suministra el escritor fue tomada de su
padre, Nicolás Zinni, también poeta y escritor.
Algunos memoriosos, a su vez, han querido
convencerme que la calificación de "canallas" fue ganada en buena
ley por la hinchada auriazul cuando, tras un discutido gol de Belgrano en la
vieja cancha de Rueda e Italia, casi incendian el modesto estadio.
Por último, una versión recogida por el
descendiente de una antigua y acreditada familia rosarina, ñulista, asegura
que la cosa viene de mucho más lejos, casi desde los orígenes mismos del fútbol
de la ciudad, cuando existía el viejo Colegio Newell, cuna de la institución
que tomó el nombre del fundador, en la calle Entre Ríos al 100. Según este
testimonio, los baldíos que circundaban la actual estación Rosario Central eran
escenarios de picados en los que tomaba parte la muchachada del barrio, en su
mayoría hijos de obreros ferroviarios. Antes y después de cada picado debían
pasar por el Colegio Newell, que estaba resguardado por altos muros. La
gritería decía que también allí florecía la pasión por el fútbol. Los que
pasaban por la calle comenzaron un día a trepar las paredes que preservaban
el ámbito interno del colegio de las
miradas ajenas. Vaya a saber en la imaginación de quién nació la idea de que
aquel recinto parecía un leprosario, apartado como estaba de la curiosidad de
los viandantes. Y la "cargada" juvenil y espontánea no tardó en llegar.
'¿Leprosos!", gritaban desde afuera. Y los de adentro, ofendidos, tampoco tardaron en
responder: ~,-Canallas!".
Como todo lo que nace espontáneo y naturalmente,
producto de una pasión popular, es difícil concluir sobre la verosimilitud de
cada una de estas versiones. En todos los casos, algo es seguro: nadie pensó
jamás que estaba inventando un adjetivo -de uno y otro lado- que se incorporaría
definitivamente a la historia de ambos clubes. Pero quizás debamos concluir en
que una aproximación a la "real realidad" (como decía Ortega y
Gasset) imponga la necesidad de enhebrar cada una de las versiones narradas
(y tal vez alguna otra que desconocemos). Es decir, es posible que estas
distintas versiones, lejos de contradecirse, bien podrían complementarse. Lo
real y concreto es que algo que nació como un terrible insulto (esa era la
intención original) es hoy canto de orgullo en las enfervorizadas gargantas de
"canallas" y "leprosos" de todas las edades y cualquier
condición social.
"La historia de
Rosario Central", por Andrés Bossio - Edición RRM, 1985.
Fuente Extraído de la Revista Historia de aquí a la
vuelta. Fascículo Nº 2 Autor Andrés Bossio
de Abril 1991.