Versión 1
-¡Canallas..! ¡Canallas..!
Un parroquiano, en un cale de la avenida Alberdi,
definió de esta forma a los hinchas de Central que habían generado un incidente
en un partido con Aprendices Rosarinos.
La escena se ubicó en 1925.
(El periodista y escritor Héctor
Nicolás Zinni recogió el testimonio de su padre Nicolás Zinni y lo escribió en
su libro "El Rosario de Satanás").
Versión 2
-¡ Son unos canallas..! ¡ Son
unos canallas..!
A los gritos, enfurecidos por lo que entendían era
una canallada, los hinchas de Belgrano reaccionaron ante los de Central.
Los dos equipos -cuya rivalidad crecía año tras
año- se habían enfrentado en la cancha de Belgrano, por el torneo de 1928. Y
Central, como en partidos anteriores, había caído derrotado.
Por entonces no les era fácil a los muchachos de
Talleres este conjunto de Belgrano. En el último partido ganaban 3 a 0 y terminaron perdiendo 5 a 4.
Lo cierto es que la acumulación de malos resultados
provocó una explosión en los hinchas centralistas. Y en esa tarde no
encontraron mejor forma de desquitarse que prendiéndoles fuego a las lonas que
rodeaban la cancha de Italia y Rueda.
A la intolerancia de los
centralistas se le respondió con un calificativo: ¡canallas!
(Esta versión fue transmitiéndose a través de los
años, la precisó el periodista Cipriano Roldan en "La Tribuna", y el ex
dirigente Silvio Jou ofreció más detalles: entre quienes gritaban
"canallas" en la barra de Belgrano "estaban los hermanos Santana
y Codara, viejos hinchas de ese club").
Versión 3
-¡Canallas..!
-¡Leprosos..!
(Aquí ya surge la reciprocidad entre los históricos
rivales). Debía disputarse un partido a beneficio del Patronato de Leprosos y
Central se negó a jugar.
La reacción de los hinchas de
Newell's no se hizo esperar: ¡canallas..!
Los centralistas soltaron rápidamente su
imaginación para definir a los rojinegros, que sí querían jugar: ¡ leprosos..!
(Es una de las versiones más instaladas en la
ciudad pero nunca corroborada. Tampoco ha sido localizada en el tiempo).
Versión 4
-¡Canallas..!
-¡Leprosos..!
(Otra vez, aparece la
reciprocidad. O la devolución de "gentilezas").
"... Los baldíos que
circundaban la actual estación Rosario Central eran escenarios de picados en
los que tomaba parte la muchachada del barrio, en su mayoría hijos de obreros
ferroviarios. Antes y después de cada picado debían pasar por el Colegio Newell
(Entre Ríos al 100), que estaba resguardado por altos muros. La gritería decía
que también allí florecía la pasión por el fútbol. Los que pasaban por la calle
comenzaron un día a trepar las paredes que preservaban el ámbito interno del
colegio de las miradas ajenas. Vaya a saber en la imaginación de quién nació la
idea de que aquel recinto parecía un leprosario, apartado como estaba de la
curiosidad de los viandantes. Y la cargada juvenil y espontánea no tardó en
llegar. ¡Leprosos!, gritaban desde afuera. Y los de adentro, ofendidos, tampoco
tardaron en responder: ¡Canallas!".
(El relato es del periodista Andrés Bossio en
"La Historia
de Rosario Central", donde también consigna las otras tres versiones).
Más allá de la imaginería popular o del valor
testimonial, lo cierto es que el centralista es conocido desde hace tiempo
como "canalla".
Para la Real Academia Española, canalla, que proviene del
italiano "canaglia" y éste de "cañe" (can, perro), es
"gente baja y ruin", "hombre despreciable y de malos
procederes".
Quizá a quien se le ocurrió la definición asoció el
término con los preconceptos despectivos ya instaurados a principios de siglo,
que ligaban a los hinchas centralistas con su origen humilde y popular en los
"suburbios del norte". En definitiva se trataba de preconceptos
sociales que se verán continuamente en la vida argentina: desde la visión
elitista los obreros que llegarán a Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945 para
pedir por Juan Perón serán los "descamisados", o los "cabecitas
negras".
Y, como los "descamisados" o los
"cabecitas negras", los "canallas" parecieron siempre
sentirse orgullosos de ser llamados así.
Es más: Inodoro Pereyra, el personaje creado por el
humorista -y "canalla"- Roberto Fontanarrosa, terminará poniendo las
cosas en su lugar. Siguiendo con la línea trazada a principios de siglo de un
Rosario Central acriollado frente a la dominación inglesa, Inodoro no se
avergonzará de gritar: "¡Soy canaya...!".
Fuente:
Extraído del Libro “ de Rosario y de Central.” Autor Jorge Brisaboa. Editorial
Homo Sapiens . Impreso de noviembre 1996.