El que gane se
clasificará campeón. Central busca el gol. 42 minutos del primer tiempo. Tiro
libre sobre el arco de Newell's. Corre José Podestá y saca un remate rasante y
cruzado. El arquero Vogler resbala, pierde equilibrio. La pelota pasa sobre su
cuerpo. Gol... y delirio en la hinchada centralista.
En el segundo tiempo
Central se defiende, los rojinegros atacan pero no pueden. Pitada final del
arbitro José Galli. En cancha de Newell's, Rosario Central es campeón del
torneo 1928.
Y el símbolo del festejo será el
botín de Podestá.
Los hinchas ingresaron a la cancha, llevaron en andas a los campeones,
los jugadores finalmente se fueron a los vestuarios y a un grupo de
simpatizantes se les ocurrió la idea. Lograron entrar al camarín centralista y
se apoderaron del botín derecho con el que el centrodelantero había marcado el
gol que valía un campeonato. Improvisaron un palo como asta, colocaron el
botín en la punta y salieron en marcha desde el Parque Independencia.
Tomaron la avenida Pellegrini, en el camino otros hinchas se sumaban a
la caravana, mientras se multiplicaba la exteriorización del júbilo con
cánticos dedicados a los newellistas. Los que lideraban el grupo teman claro ya
el destino final: al llegar a calle Mitre desviaron hacia el centro, y la
columna se dirigió hacia el café de Celli -frente al teatro Olimpo-, lugar de
encuentro de simpatizantes y jugadores de Newell's.
Cuando
la caravana llegó recibió piedras y otros proyectiles. Y comenzó una pelea que
se extendió a distintas calles céntricas de la ciudad. Fue una gresca callejera
muy dura.
Pese a todo, la hinchada
"canalla" logró salvar el símbolo de esa tarde calurosa de diciembre,
lo que había permitido ganar un nuevo campeonato: el botín de Podestá.
Fuente: Extraído del Libro “
de Rosario y de Central.” Autor Jorge Brisaboa. Editorial Homo Sapiens .
Impreso de noviembre 1996