Enclavado en lo que años atrás fué una de las zonas más valuadas de Rosario.
Entre S.Juan y Mendoza y Alem y Ayacucho se ubica el pje. que en 1781 junto a la plaza lindera formaron " la quinta de Robles", predio transferido a distintos propietarios hasta 1857 cuando quedó en manos del Presidente Boliviano Andrés de Santa Cruz Villavicencio y Calahumana.
A pesar de la escasez de registros históricos dicen que el gral.Urquiza pasaba muchas jornadas en la quinta y en la parte de lo que hoy es Rosario (antes Pago de los Arroyos).
En 1890 quedó abandonada y fué demolida, quedando como parte de ella, la escalera y algunos muros.
Me intrigó una historia que ignoraba leyendo a una escritora dedicada a el misterio y leyendas de las cosas y lugares.
Ella cuenta que pasando por calle Mendoza se sintió atraída por el corto pasaje, los frondosos jacarandáes y los antiguos adoquines conservados del siglo pasado.
-Sra. si busca " la casa de los gatos", ya no existe le habían dicho-
Así que sacó a la vecina toda información posible.
Donde se levanta un edificio al lado de la plaza, estaba la famosa ,misteriosa y temerosa casa del mariscal Santa Cruz.
La Sra. de avanzada edad sabía de lo que hablaba y sus palabras daban un aire de verdad según la investigadora.
-El gdor. de Santa Fé, en esa época- siguió- J.P.Lopez donó al mariscal boliviano un terreno de 200 varas frente al Paraná, levantó una enorme mansión, se construyó un muelle y se desmontó la barranca( hoy calle Ayacucho) y en 1870 se dió apertura al pasaje.
Luego de ser completamente abandonada y parcialmente demolida, parte quedo convertida en una plaza.
Ningún habitante del pasaje pudo darle el nombre de la loma, ya que lo ignoraban completamente.
La plaza se llama "Coronel Ingeniero Angel Monasterio".
Durante el periodo de abandono, el predio se convirtió en una cuna de gatos.
Dicen que se practicaba magia negra,se jugaba a la copa, un joven mató a su novia, que un pasadizo secreto se comunicaba con la Aduana.
Llamaba la atención la fachada con aspecto de ultratumba,y era como un imán donde todos querían visitarla, especialmente los niños, que jugaban tejiendo las historias tenebrosas que los mayores contaban.
La sra. terminó el relato contando que también había en ese lugar malandras dedicados a robar a quien pasase, que a veces se los veía a los habitantes del pasaje con una extraña medalla colgada del cuello.
Que muchos cuentistas, narradores ,actores y escritores usaron estas leyendas.
Lo último antes del edificio construido en pje.Santa Cruz 361 fué el funcionamiento de una confiteria.
La sra. relata que el progreso estaba matando las ilusiones las leyendas, y la magia de algunos lugares, así le había contado su abuelo.
La investigadora se llevó de esa conversación, un cuaderno lleno de magia e historia rosarina.
MCG