Por Miguel De Marco (h)*
(Palabras pronunciadas en la presentación del libro: "Doctor Zuasnabar ' de Horacio Zuasnabar y Miguel De Marco (71), Horno Sapiens,julio de 2004).
En el terreno de la vida sólo se puede influir sobre los otros por medio de fuerzas propiamente vitales, como el amor, la iniciativa y el ejemplo", dijo un maestro universal de la psicología social.
Rosario supo tener a principios de siglo una pléyade de médicos que irradiaban actitudes vitales, que se tradujeron en múltiples iniciativas. Efectivamente, el doctor M. Horacio de Zuasnabar pertenece a aquella generación de grandes personalidades de la medicina nacidas en las dos últimas décadas del siglo XIX,
formadas en la prestigiosa Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires a principios del siglo XX, y que tiene en el doctor Bernardo A. Houssay, primer premio Nobel de medicina de Latinoamérica y pilar de la investigación científica argentina, a su principal exponente.
La pertenencia de los sembradores
Distintas circunstancias hicieron que investigaciones de mi autoría frecuenten los perfiles biográficos de personas vinculadas a la ciencia y la medicina. A la biografia de Houssay y Zuasnabar, le sigue la que estoy escribiendo afanosamente desde hace tres años sobre el doctor Carlos Sylvestre Begnis, prestigioso cirujano oncólogo, dos veces gobernador de Santa Fe e impulsor del federalismo integral.
Estos tres hombres comparten características comunes, entre ellas, pueden mencionarse:
1- Un elevado sentido de pertenencia a su comunidad de origen.
2- Una inconmensurable sensibilidad por las necesidades humanas.
3- La convicción de hacer sin esperar soluciones estructurales o globales.
4- Por sobre todas las cosas fueron hombres sacrificados y laboriosos.
5- Los tres se sintieron identificados con la historia argentina y con aquella epopeya de construir un país desde sus cimientos, transformándose en pilares de lo nuevo.
6- Los tres fueron víctimas del autoritarismo de Estado y fueron removidos de sus cargos por no adherir a actitudes reñidas con el espíritu democrático y republicano.
Donde el Estado "flaqueaba"
Hasta el siglo XX no partió de los hombres de gobierno una política tendiente a implicar al Estado como responsable directo de la salud pública de la población. Durante el período de infancia, niñez y adolescencia de Zuasnabar, tampoco se crearon institutos de salud dependientes exclusivamente del gobierno santafesino. El área de salud pública ni siquiera disponía de una pequeña oficina, o mesa, ni se encontraba anexada a alguno de los ministerios. El Estado provincial ejercía solamente una función subsidiaria y solidaria hacia entidades particulares, encargadas de la atención sanitaria de la población.
Luego de reseñar el estado de la salud pública en Rosario hacia principios de siglo XX, me refiero al retorno de Zuasnabar, ya graduado como médico, a Rosario en 1913 y su opción por trabajar en los hospitales públicos en tiempos en que trabajar en el sector privado era mucho más rentable. Sin embargo, uno de los legados más importantes del biografiado fue el Hospital de Niños.
El Hospital de Niños
El Hospital de Niños e Instituto de Puericultura de Rosario se inauguró el 14 de julio de 1930, y años más tarde se le impuso el nombre de "Víctor J. Vilela" en reconocimiento a quien por entonces desempeñaba el cargo de intendente de Rosario.
La intensa labor profesional que realizó el doctor Zuasnabar en la década del 20 lo conceptuó ante la sociedad como un médico y un funcionario capaz y responsable, y por eso fue designado como director fundador de la que más tarde seria bajo su conducción una de las más prestigiosas instituciones de la ciudad y del país.
Durante esa década había sido responsable del único servicio municipal de niños existente en nuestra ciudad hasta ese entonces, que funcionaba en el Hospital Rosario, y por lo tanto era conocedor de las dificultades económicas que soportaban los establecimientos de salud sostenidos por el erario comunal. Fue entonces que creó la Asociación Pro Hospital de Niños, confiando en que ella sería en adelante fuerza vital y moral de la institución.
Zuasnabar incorporó a la salud pública municipal el voluntariado social, y muy lejos de adoptar una política personalista y excluyente involucró en aquel proyecto, que le pertenecía desde su concepción, a la ciudadanía, a través del fomento de la solidaridad humanitaria. De esta manera, este médico edificó un servicio público sobre las sólidas rocas del afecto y el compromiso cívico.
Un innovador y estratega de la salud
En 1930 aquel hombre llevó a la práctica este concepto innovador en salud, sentando un modelo distinto al burocrático, autoritario e insensible a los requerimientos de la población que por entonces avanzaba en las naciones europeas al calor del totalitarismo de Estado, y que ya despuntaba en la Argentina. Con su decisión unió a la tradicional actitud solidaria de la sociedad rosarina una postura que tendía a comprometer al Estado municipal en la adopción de políticas públicas activas, y logró potenciar conjuntamente a ambas. Puede asegurarse que la Asociación Pro Hospital de Niños fue la primera institución cooperadora de los Hospitales Municipales de Rosario. También Zuasnabar trabajó en los primeros quince años de vida del hospital, dentro del andamiaje por él montado con la intención de dar larga vida al proyecto, por la inserción del hospital en una red de intercambio científico mundial, a través de la publicación de los 'Anales del Hospital de Niños'. En el orden interno sentó las bases de un sistema de formación profesional permanente, con la creación de tres bibliotecas: la médica, la infantil y la de la enfermera. Además, fue un precursor de la educación sanitaria por los medios masivos de comunicación.
Desde el punto de vista propiamente de cobertura médica inauguró el lactarium, el servicio de hemoterapia, el centro de diagnóstico precoz de la difteria, la dentistería conservadora y ortodoncia, asistencia al cardíaco y reumático, consultorios para enfermedades alérgicas, profilaxis y tratamiento de la tuberculosis, y el departamento de electro-diagnóstico.
Completaban aquella estrategia de contención institucional el costurero de la Asociación, una agencia de la Caja de Ahorro Postal, una escuela ambulatoria, un fondo de asistencia social, clases de tejidos en telares y otras laborterapias, asistencia familiar de la sífilis, enseñanza escolar a los niños internados y a las madres analfabetas, lecciones de higiene y de cocina doméstica, alimentación a alumnos de escuelas pobres, entrega de semillas para cultivo de huertas, provisión de medicamentos y alimentos prescritos por los facultativos, reparto de juguetes, recreación y entretenimientos, provisión de aparatos ortopédicos y de prótesis, y cursos de vacaciones; entre otros servicios médico-sociales.
En otros campos
El doctor Zuasnabar no limitó su actividad profesional a la dedicación que el Hospital de Niños le exigió durante décadas. Militó en política, fue integrante de la Ucrp y participó en distintas actividades culturales. Fue miembro fundador de la filial Rosario de la Asociación Descendientes de Guerreros del Paraguay. Siguiendo la vocación docente de su padre fue profesor en el Colegio Nacional Número 2, en el Liceo de Señoritas y en la Escuela de Servicio Social; y siendo consecuente con su propia vocación formó parte del núcleo fundador y directivo de la Sociedad de Tisiología y de la Asociación Médica. Asimismo fue presidente de la Liga Argentina contra la Tuberculosis, de la Sociedad de Pediatría, de la Sociedad de Médicos del Hospital de Niños, y de la Asociación pro Escuela Normal de Maestros.
Aquella ilustre personalidad de la ciudad falleció el 3 de abril de 1966.
* El capítulo 1 publicado por el autor en el libro de Zuasnabar es un adelanto de un libro, aún inédito, de una investigación efectuada en el marco del Conicet sobre "La ejecución de las políticas públicas en la modernización del Estado santafesino".
Fuente:
de de la Revista “ Rosario la fuerza de su Historia” Fascículo
N.º 24 de Agosto de 2004