Por Lorena Ratner*
Al igual que en Europa,
aparecieron en nuestro país, primero, las universidades, y mucho tiempo más
tarde las escuelas primarias de libre acceso a todos los hombres y mujeres.
Durante la Colonia la enseñanza era considerada un privilegio al cual sólo
podían acceder los españoles o nativos blancos que formaban parte de los
peldaños más altos de la escala social. Indios, negros, mestizos y mulatos,
trabajadores urbanos y rurales estaban excluidos del dominio de los
conocimientos. Para esta época la enseñanza se impartía en las propias casas de
familias acomodadas por maestros pagos o por miembros letrados de la familia;
en los conventos que tenían permisos por reales cédulas para enseñar; en las
casas parroquiales anexas a las iglesias, por clérigos y sus ayudantes, y en las muy
contadas escuelas fiscales sostenidas por cada comuna (Ghioldi, A., 1934). Ni
el gobierno español, ni la Iglesia tenían interés en la difusión del saber.
La ignorancia de la mayoría del pueblo
les aseguraba a ambos tanto la dominación
político- económica como la religiosa.
Habrá que esperar la
llegada del siglo XIX con los gobiernos de Rivadavia y más tarde con Sarmiento
para empezar a hablar de escuelas propiamente dichas. Entre 1820 y 1852 se
fundan entre otros, el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos
Aires, en Entre Ríos el Colegio del Uruguay y en Santa Fe el Instituto
Literario de San Jerónimo.(Ramallo, J., 2002). A partir de la década de 1870 se
crean en todo el país una gran cantidad de escuelas, muchas de ellas públicas.
Pero el hecho que marcaría un notable cambio de rumbo en la historia de la
educación nacional, será la sanción en el año 1884, de la ley 1420 de educación
común, que obligaba a la democratización y laicización del sistema educativo.
Esta ley reglamentaba meticulosamente la estructura que debía tener la
escolaridad primaria: sus contenidos mínimos, el perfil de los docentes, los
horarios, las características específicas de la enseñanza en ámbitos urbanos y
rurales, etcétera. Pero esta ley de carácter nacional, a su vez debía respetar
la condición federal del país, dando lugar a que cada provincia sancionara su
propia ley. Complemento de todas estas leyes fue la "Ley Láinez" del
año 1905 que habilitaba al gobierno nacional a crear escuelas en aquellos
ámbitos en los cuales los gobiernos provinciales no alcanzaran a hacerlo, como
por ejemplo, las escuelas que emergieron en los contextos rurales para esta
época. Las mismas contaban con cuatro grados que posibilitaban a los campesinos
al acceso a la lecto-escritura y a las principales operaciones de aritmética.
En este sentido, Santa Fe fue una de las primeras provincias que impulsó
proyectos de leyes provinciales que bregaron por la obligatoriedad escolar.
Durante el gobierno de Nicasio Oroño (1865-1868) se decretó la "Ley de
instrucción primaria" para la provincia, donde se estipulaba la
obligatoriedad escolar y la creación de escuelas en todo centro urbano donde
hubiese más de diez niños en edad escolar. La primera escuela Normal nacional
que surgió en Santa Fe fue el Normal N° 1 de Rosario. (Caldo, R, 2000). Para el
año 1860 existían sólo 15 establecimientos educativos en los principales puntos
urbanos de nuestra provincia, verificándose
un crecimiento sostenido durante los
cuarenta años siguientes, si tenemos en cuenta que para el año 1900 sólo en el
Departamento Rosario funcionaban, entre públicos y privados un total de 149
colegios. Algunos de los más representativos para ese tiempo fueron:
EL COLEGIO NACIONAL
La iniciativa de dotar
de colegios nacionales a las capitales de provincia y a las ciudades
principales, tuvo su origen bajo la presidencia del general Mitre. Tras muchas
idas y vueltas presupuestarias, y gracias al esfuerzo de un grupo de vecinos,
en el año 1871 se colocó la piedra fundamental del edificio, comenzando los
trabajos en el año 1873. El 1o de julio de 1874 se abrió por primera
vez la matrícula y el 16 del mismo mes comenzaron las clases. El primer rector
fue Enrique Corona Martínez, catedrático del Colegio Nacional de Tucumán. Según
la prensa de la época, el establecimiento funcionaba en medio de la pobreza.
Los pisos de baldosas eran malos, y se destrozaron muy pronto; no había
cañerías para desagües pluviales y como los alrededores eran lagunas, la
humedad comenzó a perjudicar las paredes. Con todas sus dificultades, a fines
de ese año, ya funcionaban: una escuela graduada preparatoria para el ingreso
al colegio, los
cursos normales de enseñanza secundaria, escuelas nocturnas para obreros y una
escuela de derecho cuyos títulos podían validarse rindiendo en cualquier
Universidad Nacional exámenes generales y de tesis. El viejo edificio, reparado
en varias ocasiones, finalmente fue reemplazado por uno nuevo en 1939. Las
imágenes nos muestran ambas fachadas.
COLEGIO SAN BARTOLOMÉ
La radicación cada vez
mayor de ingleses en Rosario a mediados del siglo
XIX, atraídos por el creciente comercio, motivó
la creación de una congregación anglicana. En 1871 se emplazó una pequeña
iglesia de hierro, enviada desde Inglaterra, en la esquina de Paraguay y
Urquiza, donde más tarde se construiría el templo actual, de estilo inglés. La
imagen muestra la vista del patio del primer Colegio San Bartolomé a
principios del siglo XX, que funcionaba en un terreno contiguo al de la
Iglesia. El colegio funcionó allí hasta 1940, cuando se trasladó a su actual
ubicación en la calle Tucumán 1257.
COLEGIO ALEMÁN
El establecimiento fue creado gracias a una
propuesta de los socios del Club Alemán en 1893. La primera sede estuvo en la
calle Corrientes 635. En el año 1897 se compra un terreno en la calle España
150 colocándose la piedra fundamental del edificio, que es el que se observa
en la imagen. El colegio funcionó allí hasta 1945, año en el cual por el estado
de guerra entre Argentina y Alemania se debió finalizar el dictado de clases
por orden gubernamental. Luego el colegio funcionó en distintos edificios hasta
1978 año en que se funda la Escuela Superior Argentino Alemana, la cual se
unificaría con el Colegio Alemán llamándose "Escuela Goethe Rosario",
ubicada en la calle España y Tucumán
ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS
Estaba ubicada en la
calle 1o de Mayo al 1100, local donde actualmente funciona una
escuela técnica. Fue inaugurada por el general Bartolomé Mitre en el año 1863.
Además de talleres de industria, el instituto recibía órdenes para realizar
trabajos de carpintería, ebanistería, escultura, tornería, etcétera. Además
contaba con una fábrica de cigarros y cigarrillos. La escasez de las
subvenciones que recibía por parte de la nación y el municipio, hizo que se
clausurara en el año 1876.
Hacia fines del siglo
XIX fueron creadas una gran cantidad de escuelas "normales" en toda
la nación. Las mismas tenían una misión: formar maestros capacitados para
educar la gran masa inmigrante que recibió nuestro país durante este período.
En Rosario las primeras fueron el Normal N° 1 y el Normal N°2.
NORMAL 1
Fue fundada en 1879 por
el doctor Nicolás Avellaneda, funcionaba en un principio en un edificio de la
calle Rioja entre Buenos Aires y 25 de Diciembre. En sus comienzos se denominó
"Escuela Normal de Mujeres", y dependía del Colegio Nacional. Su
prestigio fue creciendo al igual que su capacidad, por lo que en 1880, el
gobierno de la Nación dispuso por decreto su separación, dándole vida
independiente. En el año 1885 se traslada el Colegio a la calle Tucumán entre
Corrientes y Entre Ríos, hasta el año 1897 que pasa a ocupar su ubicación
actual en el edificio construido por la empresa Adolfo Hertz y Cía., en un
terreno donado por la Municipalidad, en el sector comprendido por las calles
Mendoza, Corrientes, Entre Ríos y San Juan. Ese mismo año cambia el plan de
estudios y se designa a la institución como "Escuela Normal de
Maestras". En 1914 el gobierno de la Nación concede a la Escuela Normal la
categoría de Profesorado en Ciencias y Letras, funcionando además: la Escuela
Intermedia, el Jardín de Infantes, el curso de Aplicación, y el Curso Normal de
Maestras.
NORMAL 2
Ubicada en la calle
Córdoba entre Balcarce y Moreno, por decreto del Poder Ejecutivo del 14 de
enero de 1910, se creó la Escuela Normal N° 2 de Rosario. Su edificio
pertenecía al gobierno provincial y lo ocupaba en ese momento la "Casa
central de las Escuelas de Rosario", cuya piedra fundamental había sido
colocada el 8 de mayo de 1904 por el gobernador doctor Rodolfo Freyre. En 1918
se realizaron ampliaciones en el edificio sobre la calle Santa Fe, donde la
Escuela poseía un amplio terreno en el que hasta entonces funcionaba una huerta
y un pequeño zoológico. Hacia fines de la década del 30 se construyó el nuevo
cuerpo del edificio, lo que hizo posible albergar un mayor número de alumnas en
sus nuevas aulas. A pesar de sus ampliaciones y refacciones aún conserva sus
características propias con sus arcadas y columnas monumentales.
* Lic. en Antropología.
Archivo de Fotografía de la Escuela Superior de Museología. Secretaría de
Cultura y Educación. Municipalidad de Rosario.
Bibliografìa
Bazzoni,
Carina. "La escuela secundaria más antigua de Rosario soplará sus 125
velitas".
En:
"La Capital", 4 de julio de 1999.
Caldo,
Paula. "La Escuela. Entre el Estado, la comunidad y el espacio
asociativo", y "La práctica educativa". En: "Nueva Historia
de Santa Fe". Tomo VIL Prehistoria. Rosario. 2000.
Cincuentenario
de la fundación del Colegio Nacional de Rosario. "La Prensa". 13 de
julio de 1924.
El Colegio Nacional
N" 1. Rosario. 1940.
Falconer, Pedro. "Centenario de la Iglesia Anglicana
San Bartolomé ". En revista Historia de Rosario N" 19.
Ghioldi,
Américo. "Formación de la escuela argentina: educación popular".
Federación Gráfica Bonaerense. Buenos Aires. 1934.
Génnez,
Mario. Rosario biográfico. Tradiciones Argentinas. Rosario. 1955. Imágenes pertenecientes al Archivo de Fotografía
de la ESM.
Pinar
, Gabriel. Sarmiento hizo ametrallar en el año 1873, el edificio del Colegio
Nacional de Rosario. En: Mundo Argentino. Buenos Aires. 21 de julio de 1937.
Primer Censo Municipal de Rosario. 1902.
Ramallo,
Jorge María. "Etapas históricas de la educación argentina". Fundación
Nuestra Historia. Buenos Aires. 2002.
Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo
N• 107 de Mayo de 2012