Por Andrés Bossio
No crea el lector que vamos a incursionar en temas del revisionismo histórico (el apellido de don Juan Manuel, por lo demás, era Rosas y no Rosa). Ocurre que en 1953, tras disputarse las cinco primeras techas del torneo, la selección argentina serie de tres encuentros internacionales, dos de ellos contra los ingleses y contra España. Para esos partidos el técnico Guillermo Stábile convocó a la línea delantera completa de Independiente (MicheIi, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz). Entre los jugadores a suplir eventualmente a aquellos fenómenos estaba Humberto Jorge Rosa, quien así era reconocido como uno de los mejores delanteros de esos tiempos.
Justamente en la memoria del cronista está bastante fresca la iniciación de aquel torneo de 1953; vino Boca a Rosario. Por entonces, aun cuando no existía la marcación hombre a hombre, era habitual que el centrodelantero jugara bien de punta y por el medio del área adversaria; allí se encontraba inexorablemente con el zaguero central adversario. Y ese día (5 de abril de 1953) estaban frente a frente un habilidoeso nato, frío, a veces sobrador, pícaro y goleador: el "Coco" Rosa; ante él un zaguero rudo, con frecuencia brusco, algo malhumorado y —para los centralistas— con un estigma bien remarcado: había jugado en Newell's; Juan Carlos Colmán, a quien apodaban el "Comisario" (por su proverbial rudeza). Ni bien comenzado el encuentro, Rosario buscó al "Comisario" y le hizo todas las fintas del mundo; CoImán "araba" el césped sin encontrar la pelota; Rosa se divertía; fue una media hora en la que delantero y defensor parecía el torero y la bestia; hasta que Colmán, que no acertaba una, localizó la humanidad de Rosa y la aporreó sin escrúpulos; el "Coco" reaccionó y ambos fueron a bañarse antes de tiempo. Debieron descansar cuatro partidos.
Lo narrado no tendría más que un valor meramente anecdótico si no fuera porque la ausencia obligada del cerebral jugador centralista determinó la presentación de alguien a quien ya nos hemos referido anteriormente: Oscar Alberto Massei. Fue en la segunda fecha, ante Rácing en Avellane-da, y perdió Central dos a uno. El riocuartense se afirmó a partir de allí como titular, desplazándose hacia el sector izquierdo del ataque cuando volvió Rosa al primer equipo. Junto a esta aparición rutilante,-otros elementos de las divisiones inferiores cumplirían decorosas actuaciones cuando fueron llamados a suplir a los titulares. Los arqueros Emilio Bulatovich y Alberto A. Díaz, los defensores Roberto Angirama, Pablo Busniez, Antonio Inveninato, Juan Carlos Miranda y Raúl Schossow, y los delanteros Anselmo Estrella, Angel Intini, Alberto Marcelo Marchtti, Américo Mata, Isidoro Germán Tissera y Raúl Justo Gómez alternaron con los habituales titulares de aquella
temporada, que seguían siendo Botazzi, Virginio, Aressi, Federico Vairo, La Rosa, Mm-ni, Fogel, Zof, Gauna, Appic. ciafuoco, Rosa, Massei, L'Epíscopo y Portaluppi.
Lo cierto es que el final de esta temporada lo encuentra a Central con una cómoda séptima posición en la tabla, con 28 puntos conquistados, la habitual y casi crónica irregularidad y el fantasma del descenso semiborrado de la mente del hincha centralista. Lo más destacado debe localizarse en el escenario del Parque Independencia, donde se enfrentó al rival de toda la vida en la 4a fecha, jugada el 26 de abril, y cuando todavía Coco" Rosa estaba descansando por la suspensión. Central ganó ese día en forma muy cómoda, mucho más de lo que marcó el resultado final de 3 a 1. Hubo un héroe excluyente en esa jornada: el "Negro" Antonio Jorge Gauna, autor de los tres goles centralista. Como complemento vale esta referencia: ese año Newell's estuvo al borde del descenso, ya que igualó el último puesto con Estudiantes, salvándose por la diferencia de goles. Muchos centralistas recuerdan con amargura que en la segunda rueda de ese año, al enfrentar a Newell's en Arroyito, los rojiinegros consiguieron un histórico 0 a 0 que, a la postre, significaría el punto salvador que les hizo evitar el descenso.
Ese año terminó sin pena ni gloria para el fútbol centralista que, para no variar, dejó sentada la impronta de su oscilante rendimiento: tras perder con "cualquiera", Central terminó en las últimas fechas ganándole a tres de los grandes: 3 a 2 a San Lorenzo en Boedo (los santos terminaron en el cuarto puesto); 4 a 3 a Independiente en Rosario (los rojos fueron terceros en la tabla); y un histórico 4 a 1 al campeón del año, River Plate. Para demostrar cuánto venimos afirmando sobre los vaivenes del rendimiento centralista corresponde citar que tras esta racha brillante de buen fútbol y excelentes resultados, ese buen equipo centralista perdió con Chacarita, Gimnasia, Ferro y Huracán —algunas veces por goleada— empatando con el modesto Lanús, para terminar ganándole en la última fecha a Platense. Massei ya empezaba a inscribir su nombre en la tabla de goleadores y ganarse, por méritos propios, un lugar ce privilegio en el corazón del hincha canalla.
Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. De Andrés Bossio