Escudo de la ciudad

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El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 16 de septiembre de 2019

UN PARTIDO INOLVIDABLE, CON MUCHO SUSPENSO



Por Andrés Bossio



La 14º fecha de las revanchas, penúltima del torneo, marcaba para Central su compromiso ante Dock Sur, en Arroyito. Los auriazules estaban punteros pero con apenas dos unidades sobre Colón, que ese día jugaba en Santa Fe. Los sabaleros ganaron y en Rosario, una tormenta impresionante signó aquella jornada M 28 de octubre. El partido empezó a jugarse como se pudo. Dock Sur parecía jugarse la vida en aquel encuentro, que comenzó ganando Central, pero que los visitantes lograron empatar en el segundo tiempo. Cuando se llevaban jugados apenas 14 minutos de la etapa final, la vieja cancha de Arroyito ya no se diferenciaba en nada de su vecino, el río Paraná. El árbitro dijo basta y quedaron 31 minutos por disputar, con el marcador igualado en dos. El día de la lluvia el héroe había sido "Coco" Rosa, con soberbios goles, que no alcanzaron, sin embargo, a desnivelar el marcador al momento de la suspensión.

Colón presionó a la AFA, que deció hacer jugar los 31 minutos restantes el jueves 1 de noviembre (por entonces ese día era feriado) justamente 24 horas antes de disputarse la última fecha del torneo que, cualquiera fuera el resultado del encuentro interrumpido, iba a ser de fundamental importancia para dilucidar el campeonato. Ante la obligación de jugar, Central convino coi su oponente cobrar nuevamente la entrada con el compromiso por parte de ambos clubes de que el período restante, una vez cubierto los 31 minutos reglamentarios y hasta los 90 minutos habituales, se iba a jugar para el público presente, aunque ya en forma amistoso. Explicamos en esta misma entrega, en recuadro, la suspensión de este compromiso.

Lo cierto es que ante una expectativa francamente inusual, volvieron a enfrentarse —ya en cancha seca— Central y Dock Sur. A poco de iniciado el primer perioco de 14 minutos, el instinto goleador de Eduardo Di Loreto desató la euforia de miles de simpatizantes auriazules, que ya comenzaban a soñar con el título de campeón. No pasó mucho y fue Juancito Vairo el encargado de aventar cualquier duda sobre el resultado, final del encuentro. Justamente este gol provocó la nota más lamentable de la jornada, de la que damos cuenta en estas páginas cuando hablamos de "El gol del infarto".

Lo cierto es que esta victoria en día de semana, horas antes de la decisiva jornada final, despertó las ansias contenidas durante todo el año. Los vagones que se iban agregando al tren normal que hacía el servicio Rosario-Retiro, resultaron insuficientes ante la gran demanda de pasajes; la empresa resolvió entonces fletar un convoy especial que' también fue cubierto en toda su capacidad para ese partido ante Excursionistas, de dificilísimo pronóstico, en cancha de San Lorenzo ce Almagro. Una masa impresionante de hinchas canallas invadió e) mediodía del 2 de noviembre la estación Retiro. Los burreros —que enfilaban a esa hora a San Isidro— observaron azorados esa invasión azul y amarilla, de la que dejó un pintoresco testimonio Justo Palacios —el inefable "Pollo" Palacios— en las páginas del desaparecido diario 'La Tribuna".

Mientras tanto, Colón no tenía que moverse de Santa Fe. Ese día se jubaga el clásico santafesino. En tren de suspicacias, muchos pretendieron vislumbrar una "ayuda" tatengue a sus rivales de toda la vida; otros descontaban que la rivalidad entre ambos "jugaría" en favor de Central. Pero los verdaderos centralistas, los centralistas de ley, dejaron toda especulación a un lado y concentraron todas las fuerzas de su espíritu de hinchas insuperados en el aliento a sus jugadores. No les importaba el resultado de Unión-Colón, sino el de Excursionistas-Central. El partido fue durísimo, Excursionistas jugó con todo, poniendo todo lo que se debe poner, logrando inclusive un gol. Pero en Central afloró una vez más la capacidad goleadora del modesto muchacho de Chovet, hoy respetado vecino de la ciudad de Firmat. Dos golazos de Eduardo Di Loreto le dieron a Central el triunfo, el campeonato y el ascenso.

Además de alegría. De una alegría sin par, inolvidable, que se arrimaron a compartir muchos que aparentemente no tenían nada que ver con Central. El "Pollo" Palacios anota puntualmente las presencias en el vestuario de San Lorenzo de Enzo Ardigó —un lujo de periodista—, tanto como la del senador nacional Alejandro Giavarini y la llegada inmediata de un telegrama de felicitación del campeó mundial de billar, Pedro Leopoldo Carrera.

En la cancha, la fiesta siguió tras la pitada final. Como ocurrió también en los primeros días de noviembre de 1985, los apasionados hinchas canallas se arrojaron al césped del ya desaparecido estadio de San Lorenzo, en la avenida La Plata, para hacerse de una camiseta auriazul, invalorable trofeo de aquella jornada inolvidable. El "colorado" Alfredo Fogel y Eduardo Di Loreto, muchos minutos después de que sus compañeros llegaran al vestuario, seguían siendo paseados en andas de la enfervorizada masa centralista. Todos querían poner su hombro para que el cuerpo cansado de sus héroes reposara ya tranquilamente; querían exhibir a aquellos dos muchachos, tan entrañablemente unido uno de ellos, tan identificado el otro, al club de Arroyito. Los porteños vieron nuevamente en el largo camino a Retiro —que se hizo religiosamente a pie—una caravana imponente de gente de tocas las edades riendo, saltando, bailando, unidas por un color —el azul-amarillo— y un solo grito: iCENTRAL CAMPEON!


Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. De Andrés Bossio