Por Andrés Bossio
Los jóvenes simpatizantes quizás ignoren que hubo una época —cuando se jugaba un solo torneo anual, de abril a noviembre— en que el campeonato se suspendía puntualmente para el 9 de julio de cada año. En la ocasión, los clubes tenían la obligación de presentarse en el interior del país según la diagramación tentativa que manejaba AFA. Eso suponía que los grandes —y otros que no lo eran pero tenían residencia en Buenos Aires—jugaban en las mejores plazas, en las que se recaudaba más dinero, donde había estadios en condiciones.
Los documentos centralistas recuerdan que su primer equipo jugó en 1949 en La Rioja y Catamarca, donde ganó por 6 a 5 y 4 a 3, respectivamente. Al año siguiente, le tocó presentarse en Reconquista (ganó 6 a 1) y en Goya (ganó 3 á 1).
La idea no era mala pero justo es decir que la mayoría de los jugadores en lo que menos se interesaban durante estas pequeñas salidas al interior era en el fútbol. Anécdotas de estas giras podrían llenar un volumen entero. Difícil, sin embargo, es encontrar alguna "publicable" porque los muchachos no se ocupan del fútbol pero si de muchas otras cosas que no es del caso revelar.
Fuente: Colección de Rosario Central. Autor Andrés Bossio