River fue uno de los equipos que más sufrió el éxodo a Colombia. Y puso sus ojos en Rosario Central para intentar reemplazar a los que se iban. Así fue como al abrirse la temporada de 1949 tomaron el camino hacia Núñez los auríazules Angel De Cicco, Santiago Armándola, Lídoro Soria y César Castagno, por lo que la primera fecha del torneo fue una sorpresa el equipo centralista, que debía enfrentar nada menos a Newell's en Arroyito. Los once que salieron a la cancha —y que perdieron 3 a 2, con dos goles de Luis Bravo— fueron Stáffora; Mansilla y E. Blanco; Sosa, Altomonte y Fogel; Pérez, Alberto De Zorzi, Mur, Luis Bravo y Vilariño. Junto a los nombrados alternan Benjamín Santos (ausente la primera fecha), Américo Tissera en el arco, Brito, Gentile y algunos elementos como el zaguero Virginio, el centrodelantero Eduardo Di Loretto (de fundamental producción goleadora en el ascenso de 1951) y el zaguero Alfredo Pérez, debutantes todos ese año en primera división.
Lo cierto es que Central tuvo un año malo. Tanto que vivió peleando permanentemente la angustia del descenso con uno de los grandes del fútbol argentino: Boca Juniors. Tanto es así que al finalizar la primera rueda River, el puntero con 26 puntos, en tanto Rosario Central era el penúltimo con 11 unidades, dos más que Boca, último solo. Los auriazules habían sumado cinco triunfas y un empate y padecido once derrotas. El 12 de junio de ese año se tuvo una de las pocas alegrías del año, ya que se le ganó a San Lorenzo por 5 a 1, con goles de Pérez, dos de Vilariño y dos Benjamín Santos. Justamente, fueron los últimos goles del cotizado futboiista auriazul quien se despidió ese día de su hinchada para marchar a Italia. Santos dejaba para el recuerdo de los centralistas sus 107 partidos jugados oficialmente en primera división durante seis temporadas y un registro de 65 goles convertidos. Pocas fechas después la transferencia de Santos —que fue convalidada por el voto de la masa societaria— se produce una reincorporación de campanillas: Waldino Aguirre, el Torito", que había paseado su clase y sus goles por Rácing y Huracán, vuelve el 24 de julio a vestir la camiseta que mayor fama le había proporcionado. Pero ni eso era suficiente para sacar a Central del cono de sombras que lo tenía relegado a los últimos puestos; ese día (también debutó Portaluppi), Atlanta le ganó en Arroyito 4 a 1.
Tras empatar el clásico can Newell's en el Parque en la iniciación de las revanchas (2 a 2 con goles de Vilariño y Bravo), alterna Central alguno que otro triunfo y varias derrotas. Su comprometida situación se alivia al ganarle a Boca en la 23a fecha; pero la irregularidad continúa y la amenaza del descenso también, aunque compartida con Boca, Tigre, Atlanta, Lanús, Huracán y Ferro. Y en los últimos tramos del torneo el equipo levanta cabeza y produce lo mejor del año al anotar una serie de cinco partidos sin per-des, con resultados realmente valiosos: le gana a Bánfield por 5 a 1 (dos goles de Fleita, dos de Brito —ambos de penal— y De Zorzi); a Rácing por 4 a 1 (tantos de Mur, Fleita, Vilariño y Aguirre); y por 2 a 1 a River Plate (goles de Aguirre y De Zorzi); empatando los dos restantes con Huracán (1 a 1) y con Vélez (2 a 2), ambos en Buenos Aires. Finalmente, Central reunió 29 puntos junto a Ferro y Atlanta; Boca y Tigre terminaron con 27 y Huracán y Lanús últimos con 26 (descendió Lanús, tras tres escandalosos partidos en los que el Tribunal de Penas "jugó" para Huracán).
Fuente: Extraído de la Colección de Andrés Bossio