Por
Andre Bossio
Don Agustín Rodríguez Araya tuvo una más que destacada vida pública como político y parlamentario. Fue, además, presidente de Rosario Central en 1942 cuando el equipo logró el ascenso a primera división, tras su inicial caída a la "B". Cientos de anécdotas circulan en torno a procedimientos poco ortodoxos que habría empleado en algunas ocasiones, inclusive hasta con sus propios jugadores. Pero si hay una referencia que merece ser contada es ésta que extrajimos de la revista TODO ES HISTORIA, que dirige Félix Luna, N 108, correspondiente a mayo de 1976. En la página 48, al explicar la llamada número 12 el autor del artículo. "Política y Estado", Horacio Sanguinetti cuenta esto:
"De Rodríguez Araya, recuerdo una anécdota inédita. "diputado, había bombardeado el presupuesto de Culto. Pero desesperado porque el club Rosario Central se iba al "descenso, aceptó el consejo de algún amigo para solicitar"la mediación del Cardenal Copello. «Usted me recibirá con"una piedra en cada mano», dijo el carbonario al entrar.
"«Con guante blanco, hijo mío», fue la respuesta. Y en efec"to, Copello, impresionado por los argumentos fue de inmediato a entrevistar al presidente Castillo para evitar la candiato a entrevistar al presidente Castillo para evitar la catástrofe social que acarrearía en Rosario la supresión del fútbol los domingos: la mocedad iría al hipódromo, a las timbas, al vicio. Por desgracia para ros centralistas, Castillo estaba en reunión de gabinete. Salió el ministro Culaciatti a recibir al arzobispo.
No se alarme, Eminencia"—sonrió—, la gente no dejará de ir al fútbol los domingos e irá también los sábados". . . Culaciatti era rosarino, perro de Newell's".
"«Con guante blanco, hijo mío», fue la respuesta. Y en efec"to, Copello, impresionado por los argumentos fue de inmediato a entrevistar al presidente Castillo para evitar la candiato a entrevistar al presidente Castillo para evitar la catástrofe social que acarrearía en Rosario la supresión del fútbol los domingos: la mocedad iría al hipódromo, a las timbas, al vicio. Por desgracia para ros centralistas, Castillo estaba en reunión de gabinete. Salió el ministro Culaciatti a recibir al arzobispo.
No se alarme, Eminencia"—sonrió—, la gente no dejará de ir al fútbol los domingos e irá también los sábados". . . Culaciatti era rosarino, perro de Newell's".
Obviamente que el intento de Rodríguez Araya por salvar a su club del descenso no admitía barreras. Tanto que decidió llegar al propio presidente de la Nación y, para ello, se valió del cardenal Copello a quien logró convencer con sus argumentos, aun cuando político y prelado se encontraban en las antípodas en materia religiosa y filosófica (harto demostrativa es la expresión de Rodríguez Araya al referirse a ser recibido con "una piedra en cada mano"). Pero la intentona —nada deportiva, por cierto— abortó al cruzarse un rojinegro —el Dr. Miguel Culaciatti— en el camino. Y corno para certificar aquel acerto del refranero popular según el cual "Dios no quiere cosas sucias", Newell's precipitó el descenso centralista al ganarle 5 a O sobre el filo del campeonato, con tres goles de Morosano y dos de Pontoni.
Pero Agustín Rodríguez Araya, que ese año de 1941 no pudo salvar a su club del descenso, mucho tendría que ver en 1942 para que la vieja entidad de Arroyito volviera a ocupar la primera división del fútbol argentino.
Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. Autor. Andrés Bossio