Por Andres Bossio
Las finanzas centralistas, como las de la mayoría de los clubes de primera estaban muy deterioradas. Como comenzaba a hacerse norma en el fútbol profesional argentino los ingresos —que eran muchos— no alcanzaban para solventar los egresos. Para colmo de males ese año de 1947 una modesta institución —Atlanta— salió a "romper" el mercado clavando un récord impresionante en materia de transferencias y provocando —de paso— una verdadera revolución al contratar nada menos que a Adolfo Pedernera, por quien abonó a River la astronómica suma de 140.000 pesos moneda nacional, junto al "Gran Adolfo" —como lo llamaban los hinchas de River— la entidad de Villa Crespo adquirió a Higinio García, Strembel, Deambrossio, Soriano y varios más. Atlanta se fue finalmente al descenso pero la conmoción que causó fue tremenda y algunas entidades se vieron obligadas a seguir la tónica impuesta por la fiebre compradora de los bohemios; sobre todo las instituciones grandes. Una de ellas, Rácing, apuntaba permanentemente sus miras hacia esa cantera inagotable de cracks que era —es— Rosario Central. Y por $ 80.000 m/n se llevaron al hombre que más admiraba por entonces la hinchada auriazul: Waldino Aguirre, quien de esa manera se reuniría nuevamente en 1947 con tres ex compañeros del equipo centralista: Héctor Ricardo, Alejandro Yebra y el.r'Maestro" Rubén Bravo. Por la misma suma se fue también ese año la cuota más importante de gol que había tenido Central el año anterior: Federico Geronis, adquirido por Boca Juniors. Y por menos ce la mitad ($ 35.000), Rubén Marracino siguió su destino futbolístico con la camiseta de Gimnasia y Esgrima. Se reincorporó ese año Antonio Funes —que había estado' jugando en México— y se contrató a dos futbolistas que pasaron sin mayor repercusión: Daniel Sosa, de San Francisco de Córdoba, y Eduardo Valentini, del mismo origen cordobés
La campaña de Central fue desastrosa en aquella primera rueda, en la que logró reunir sólo 9 puntos en 15 partidos de los que ganó sólo 3 (3 a 1 a Tigre; 2 a 1 al Atlanta de Pedernera; y 4 a 1 a Chacarita) y empató otros tantos (con Estudiantes 1 a 1; con Lanús 2 a 2 y con River 3 a 3. Justamente este partido, disputado en Arroyito el 27 de julio, marcó el final de un ciclo largamente prolongado entre Central y el técnico Enrique Palomini, quien cesó en sus funciones en esa oportunidad no obstante el positivo desempeño de los jugadores auriazules que lograron igualar un partido que perdían por 3 a 1 ante el River de Reyes, Moreno, Di Stéfano, Labruna, Loustau, Rossi, Yácono. Una semana después, ocuparía el lugar de Palomini el ex jugador Gerardo Rivas, quien no alcanzó a estar un año en tal función.
Central mejoró en la segunda rueca, logrando 6 victorias y 3 empates, reuniendo en definitiva 25 puntos lo que le permitió ocupar la décima posición, superando a Huracán, Newell's OId Boys, Lanús, Tigre, Banfield y Atlanta que —a despecho de los $ 550.000 m. n. que gastó en adquirir jugadores— se fue al descenso. Podemos decir que aquel año de 1947 no trajo mayores sobresaltos en la lucha por mantener la categoría aunque tampoco dejó mayores motivos para el recuerdo.
En el plano local Central fue campeón en el Campeonato de Hanoi, tras definir un empate en la primera posición con Tiro Federal. Pero el campeonato oficial por la Copa 'Gobernador Molinas" encontró a los auriazules en el tercer puesto, detrás del campeón, Central Córdoba, y el subcampeón, Newell's OId Boys. Aquella temporada de 1947 finalizó sin embargo con una digna participación centralista en el Torneo Internacional por Ciudades, una competencia ideada por los dirigentes del fútbol uruguayo, de la que participaron Buenos Aires (River y Boca), Montevideo (Peñarol y Nacional) y Rosario (Newell's O. Boys y Rosario Central). Jugaron todos contra todos pero con una particularidad: los elencos ce una misma ciudad no se enfrentaban entre sí, ya que las posiciones se computaban en dos tablas distintas: una por equipos y la otra por ciudad. Central' —todos los partidos se jugaron en el estadio Centenario de Montevideo en diciembre de 1947— le ganó a Nacional 4 a 2 (goles de Hohberg (2), Vilariño y Luis Bravo) y a River 2 a O (Zamaro y Santos); empató con Peñarol 1 a 1( gol de Santos) y perdió con Boca 4 a 1 (gol de Ramírez). En la tabla por equipos Central logró la segunda ubicación detrás del campeón, Boca, quien le sacó un punto de ventaja. En definitiva, los auriazules lograron 5 puntos que, sumados a los dos únicos que tuvo en su haber Newell's OId Boys, puso a Rosario en el segundo lugar de la tabla por ciudades, con 7 unidades, a 3 de Buenos Aires, que ocupó el primer lugar.
Aquella temporada de 1947 cerraría el ciclo futbolístico profesional argentino con densos nubarrones que meses después provocaría uno de los acontecimientos más graves en la historia del profesionalismo. La huelga del 48 (de la que nos ocuparemos referencialmente en la próxima entrega) tuvo principio de ejecución en esta temporada que estamos acabando ce evocar al cumplirse la 99 fecha (ese día, 15 de junio de 1947, Central visitó a San Lorenzo) durante los dos primeros minutos de cada partido los jugadores no respondieron al llamado de los respectivos árbitros, manteniendo ciento veinte segundos de paro en sus actividades. El motivo fue una sanción que por 20 fechas le había aplicado a su arquero José Soriano el club River Plate. Un año antes, en 1946, se había creado Futbolistas Argentinos Agremiados y el arquero peruano fue, de alguna manera, el protagonista involuntario de la puesta en marcha de un organismo gremial destinado a equilibrar los términos de la relación club-jugador.
Fuente:
Extraído de la Colección de Rosario Central. Autor. Andrés Bossio