Por Andrés Bossio
Las sucesivas presentaciones centralistas hilvanaron una serie de victorias: 4 a 0 con Defensores de Belgrano; 3 a 2 con El Porvenir, 2 a 0 con Almagro y 4 a 1 con AlI Boys, matizadas ellas con una inesperada derrota ante Colegiales (3 a 0), que había ocurrido en oportunidad de jugarse la 12* fecha. No obstante, lo curioso aconteció en oportunidad de disputarse la 16º fecha, cuando el sorteo le marcaba a Central la obligación de visitar al modesto equipo de Sportivo Dock Sur. Lo que se pensaba sería un triunfo sin mayores sobresaltos llevó quizás a los jugadores auriazules a subestimar al adversario que sorprendió a todos al derrotar al gallardo puntero por 4 a 3. La cosa no terminó ahí, puesto que la Comisión Directiva, dispuesta a no tolerar ninguna clase de tropiezos (ni siquiera los que podían considerarse lógicos dentro de la actividad deportiva), tomó una drástica como curiosa determinación al sancionar a todos los jugadores con una multa. La resolución —firmada por Agustín Rodríguez Araya como presidente y Erland N. Ross como secretario— decía así: "No teniendo ninguna explicación la actuación desganada y deficiente del conjunto que disputa el torneo de ascenso, se resuelve: 1') Aplicar una multa de $ 100 m/n a todos los integrantes del equipo que enfrentó a Sportivo Dock Sur. 2') Esta sanción quedará sin efecto si el cuadro, en los próximos tres encuentros en que actuare como visitante, no retorna vencido a esta ciudad. 3') Queda absolutamente prohibido a los jugadores por un término de 15 días solicitar autorización para entrevistarse con los miembros do la Mesa Directiva". Como se podrá apreciar de la simple lectura de semejante disposición, los directivos no andaban con vueltas y se confirma, de alguna manera, la metodología que solía utilizar don Agustín Rodríguez Araya durante el breve'aunque trascendente período en que le tocó actuar como titular de la entidad. Su personalidad avasallante y su enorme pasión centralista lo llevó, más de una vez, a no reparar demasiado en las formas cuando de defender los intereses auriazules se trataba; con todo, algunos de quienes estuvieron muy cerca suyo en aquella campaña de 1942 descalificaron totalmente ante este cronista algunas absurdas versiones sobre supuestas actitudes del ex político, parlamentario y dirigente auriazul que partes interesadas se encargaron de hacer circular en su momento y que muy poco le favorecían. Lo cierto es que aquel partido con Dock Sur no se podía perder y se perdió. Y que los dirigentes, con Rodríguez Araya a la cabeza, vieron extrañamente desganados a sus jugadores por lo que tes aplicaron la sanción mencionada aunque dándoles la posibilidad de que la misma quedara sin efecto. No pudo ser porque dentro del período fijado Central perdió en Buenos Aires con quien más luchaba —muchas veces deslealmente— por ascender: Vélez cero, siendo el último traspié centralista hasta la conquista del título. El tercero en discordia, Quilmes, le sacó un punto al igualarlo 2 a 2 en la 24º jornada. Esos tres puntos, más uno que dejó al empatar en Arroyito con Excursionistas (0 a 0) en la apertura de la segunda rueda, fueron las cuatro unidades que los auriazules dejaron "escapar" en la etapa de las revanchas. El resto fueron todas victorias, algunas por marcadores contundentes (7 a 3 a Sportivo Alsina; 6 a 1 a Argentinos Júniors; 5 a 0 a Unión y El Porvenir; 6 a 3 a Almagro y 9 a 0 a Dock Sur.
Ya vimos que Vélez fue un antagonista enconado de Cen-:-al en la marcha hacia el título y hubo indicios y presun-: mes de que algunos allegares a la entidad velezana estaban dispuestos a no reparar en medios para conseguir el fin esencial: el ascenso a primera división. Con todo, la solidez del equipo auriazul, el masivo apoyo de su hinchada y ía prolija atención que sus dirigentes prestaban a todo movimiento extraño alrededor del plantel, aventaron los fantasmas tan corrientes en aquellas épocas y permitieron que al final, como siempre debiera ser, triunfara el fútbol. Argentinos Júniors, que había iniciado el torneo con bríos, cedió rápidamente en sus aspiraciones y terminó ocupando uno de los últimos lugares en la tabla de posiciones. Quíl-mes tuvo algunos pasajes positivos que le permitieron alternar los primeros puestos, pero sin llegar a provocar tropiezos o dificultades en la segura marcha centralista hacia el título.
Conviene reiterar que fueron frecuentes en esa temporada los comunicados de agradecimiento que los dirigentes hacían públicos para la hinchada centralista, movilizada y enfervorizada por los triunfos de su equipo. Por una raserias y fundadas dudas. De todas maneras, se cuidaban los mínimos detalles para impedir que factores extradepor-tivos pudieran frenar la marcha hacia el título, convencidos todos de que futbolística mente era imposible parar a aquel equipo, cuya formación más habitual registró estos nombres: Ricardo, Perucca y De Zorzi; Casalini, Rivero y Fo-gel; Vilariño, De Cicco, Bravo, Aguirre y Vidal.
Fuente: De la Colección de Rosario Centra. Autor: Andrés Bossio