Por Andrés Bossio
Al iniciarse la segunda rueda sufrió el equipo una baja momentánea aunque de capital importancia: la del "Torito" Aguirre, que debió descansar casi quince días al sufrir la fractura de una costilla. Volvió y siguió haciendo goles hasta clavar un récord impresionante: 14 goles en cinco partidos, iniciando la serie con uno ante Colegiales (4 a 1); 2 ante Unión (5 a 0); 4 ante Almagro (6 a 3); 1 ante All Boys y seis, sí, 6 ante Dock Sur (9 a 0). Podrá advertirse que el impagable "Torito" logró esa hazaña tal vez única en torneos oficiales de esta importancia: dos veces logró 6 tantos en un solo partido (en otro logró "apenas" 4), por lo que naturalmente resultó goleador absoluto tíe su equipo y del torneo.
Otra particularidad que no debe dejar de notarse: el 9 a 0 de la segunda rueda ante Dock Sur sepultó para siempre algunos resquemores, dudas y fantasmas que quedaron flotando tras la polémica caída por 4 a 3 en cancha de San Lorenzo. Y el primer partido que incluimos en la serie goleadora del notable ex jugador charrúa (ante Excursionistas, 4 a 1) marcó también en aquella temporada de 1942 el inicio de los encuentros oficiales nocturnos, que ya por entonces y a esa altura del año provocaba una respuesta aún mayor que la habitualmente bien predispuesta reacción de la hinchada centralista a las presentaciones de su equipo. No menos de 15.000 personas fueron esa noche del 31 de octubre a gozar de la goleada auriazul, cuyo equipo se acercaba firmemente a la meta ambicionada.aferraba desesperadamente a él, pero Vidal primero y el "Torito" después se encargarían c'e darle digno colofón a una campaña excepcional, brillante. El final del encuentro lo tuvo ganador a Central por 2 a 1 y, por ende, campeón, y desató una euforia desconocida en nuestra ciudad. Ni bien terminó el partido las calles comenzaron a llenarse de gente que reía, bailaba, se saludaba alborozada y feliz. El esfuerzo de todo un año había fructificado; las tensiones de tantos fines de semana estallaban hacia afuera de cada alma centralista, colmando de gozo y felicidad aquella memorable tardecita del 21 de noviembre de 1942. Como en los grandes estallidos espontáneos que tienen sus orígenes en una auténtica pasión popular, una consigna implícita llevó a una multitud de hombres, mujeres, ancianos y niños, a ocupar las vías de acceso a la estación Rosario Norte. Hacia allí convergieron rumorosos y contentos miles de hinchas de todas las condiciones y de todos los lugares. La larga espera a la llegada del tren que traía de retorno a la cuidad al equipo victorioso fue matizado con impresionante fiesta popular en la que no hubo una sola nota discordante. Música, can. ticos y bailes poblaban un amplísimo escenario cuyo punto neurálgico estaba en los andenes mismos de la estación. Hasta que finalmente el largo silbato anunció el arribo inmediato del tren de la victoria.
Fuente: Extraído de la Colección Rosario Central. Autor: Andrés Bossio