Por
Nicolás E. de Vita
Este pequeño pero voráz insecto depredador, verdadero azote de la humanidad, es conocido desde tiempos inmemorables. La Biblia, en el Capítulo del Exodo1, ya la menciona cuando Yahveh (Dios de los hebreos) al no haber encontrado eco favorable por parte del Faraón 2. para que éste pudiera hacer salir libre y pacíficamente de Egipto al sojuzgado pueblo de Israel a pesar de haberlo castigado con las siete primeras plagas, le dice a Moisés:
"...Extiende tu mano sobre el país de Egipto atrayendo la langosta; que invada la tierra egipcia y devore toda la hierba del país...". La langosta invadió todo el país y se posó en todo el territorio egipcio... Fue caso grave. Ella devoró toda la hierba del país y todos los frutos de los árboles que el granizo dejara; no quedó nada verde ni en los árboles ni en la hierba del campo..."
Ello fue la causa de la octava plaga que según el antiguo testamento debió soportar el pueblo de Egipto.
Pero dejando el Pentateuco 3, con sus visiones más primitivas y más próximas a la mitología del pueblo hebreo, dado que ello es ajeno a la finalidad de este capítulo, pues lo recordado lo ha sido tan sólo como un simple hecho anecdótico tendiente a demostrar la antigüedad del insecto y su voracidad depredadora, continuando con el tema principal decimos que la langosta pertenece al género de la órden de los ortópteros y a la familia de los ácridios, siendo sus principales características las siguientes: Antena filiforme; muslos posteriores alargados; la punta preesternal es más o menos aguda; su cabeza es ovoidal y posee cinco ojos, de los cuales dos son muy visibles y se encuentran ubicados a los lados de las antenas, mientras que los otros tres forman un triángulo en la parte posterior de la cabeza que los hacen pasar desapercibidos; el esternón, a cuyos costados se insertan las patas, es ancho, resistente y aplanado; y el abdómen; sin patas ni alas, se compone de 8 articulaciones.y segmentos que van disminuyendo de diámetro hasta terminar en el que lleva los órganos sexuales. El macho se diferencia de la hembra por ser más chico y más claro y su último anillo termina formando dos labios que encierran el órgano de la generación; mientras que la hembra, en el último segmento, o sea en la parte posterior, tiene la forma de un taladro que le sirve para agujerear el suelo en donde habrá de depositar sus huevos.
Este acridio, apenas nacido del lugar en la tierra en que su madre había depositado disimuladamente los huevos para evitar que se secaran o de ser comidos por las aves, no tiene entonces más de un centímetro de longitud; es incoloro y de movimientos un poco inciertos. Al observarlos, nadie puede imaginar que sus mandíbulas, apenas perceptibles, en un breve espacio de tiempo pasarán a convertirse en tan temible objeto desvastador. Luego de nacida, la larva, inmóvil, queda expuesta al sol horas enteras con el objeto de que su cuerpo vaya adquiriendo la coloración necesaria; luego comienza a dar pequeños saltos rápidos y, a partir de entonces va en pos de su obra destructora. Al terminar ese estado, comienzan a crecerle las alas; su cuerpo se hace más sólido; las mandíbulas se endurecen; da término a su estado originario saltando sobre los árboles; refriega su cabeza contra las ramas para romper la envoltura que la cubre; y, luego de tomar sol y aire, ya en estado adulto, se incorpora a ese ejército destructor de miles de bocas qué, sin descanso, siguiendo la dirección del viento, comenzará a ejercer terror a los propietarios de cuanto sembradío, jardín o árboles, encuentre en su implacable raid destructor.
Las langostas se clasifican en norteamericanas, marroquinas y peregrinas, siendo estas últimas las que hemos conocido en nuestra ciudad, y que, por su voracidad, causaban grandes estragos; ya qué, a su paso, no dejaban nada en todo lo que a vegetales se refiere; por todo lo cual y sin lugar a dudas, debió ser el motivo por la cual se la considera una verdadera plaga.
Felizmente, gracias a los sofisticados medios tecnológicos conque se cuenta actualmente, la langosta prácticamente a desaparecido, pues se las ha ido erradicando paulatinamente, tanto que las últimas generaciones de rosarinos no la conocen ni imaginan la fuerza de su obra destructora. En las décadas del 20.y 30, nuestra ciudad se vió invadida en varias oportunidades de densas mangas de langostas voladoras, que con su presencia y en cada una de dichas oportunidades, proporcionaron desagradables espectáculos e ingentes perjuicios. Esas mangas, por su magnitud, llegaban por momentos a formar verdaderas nubes que obscurecían la luz solar. Entonces, el acrídio tomaba pose-Sión de plazas, calles, paredes, techos y patios de las casas, causando grandes perjuicios al dejar en lamentables condiciones huertas, jardines, parques, etc.; pues, en todas esas oportunidades, quedaban totalmente devoradas cuantas plantas y sembradiós encontraban a su paso.
Para ahuyentarlas, dentro de la ciudad se acudía al infantil e ineficaz medio de hacer ruido con toda clase de utensilios (tapas de ollas, envases de latas, bombos, etc.), pero el acridio solamente desaparecía cuando ya todo engullido, levantaba vuelo hacia otros lares. Era tanto el deseo de exterminarlas que el Ministerio de Defensa Agrícola de la Nación ofrecía en ese entonces a la población comprar bolsas con langostas muertas; y la pauta de lo importante que eran esas invasiones lo dan las noticias de la época donde, por ejemplo, en el año 1935, luego de una de aquellas recordadas irrupciones, el antes mencionado Organismo Estatal informaba haber adquirido: En Carcarañá, 1878 bolsas de langostas, con un total de 56.340 kilos; en Roldán, 2018 bolsas, con 60.540 kilos; en San Genaro, 50 bolsas, con 1500 kilos; y en jurisdicción de nuestra ciudad, 12.317 bolsas, con 369.510 kilos; todo lo cual se lograba en momentos en que el insecto, posado en tierra, era sistemáticamente destruído por cualquier método que fuere, especialmente el uso de lanzallamas o barreras de contensión.
Con este capítulo hemos querido recordar las incursiones de tan temible voraz insecto. En aquellos ya lejanos años, la aparición del mismo causaba tanta conmoción que hasta llegaban a paralizarse todas las tareas que se realizaban al aire libre.
1. Exodo: Segundo libro del Pentateuco, en el cual se refiere la salida de los israelitas de Egipto.
2. Algunos historiadores han identificado a Ramsés 11(1290-1224 a.C.), con el Faraón del Exodo, pero ello no es seguro.
3. Conjunto de los 5 primeros libros de la Biblia. Forman el antiguo testamento.
Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.