Miguel
Pisano
POETA DE LA REDONDA
Jugó con Gabino Sosa y Capote de la Mata rn Central Córdoba y fue ídolo de Central en los 40. Guapo y encarador tanto en el área como en la vida, el Torito tuvo un trágico final: lo mató la policía en la última dictadura.
Cómo habrá sido tocado por la varita mágica del fútbol que Waldino Aguirre fue discípulo de Gabino Sosa y compañero de Capote de la Mata en Central Córdoba, donde llegó luego de pasar por otros bravos clubes de Tablada como La Aurora y La Unión.
El barrio era a principios del siglo pasado un montón de campos de ganado con las tabladas de los mataderos, caminos polvorientos con arrieros, generosas quintas e innumerables canchas de fútbol.
El Torito era un flaquito morocho hábil, escurridizo y encarador, que se ganó el mote por su guapeza para encarar al área. De pibe llegó naturalmente a jugar en Córdoba. Allí protagonizó partidos memorables en la quinta, donde reemplazó a Capote de la Mata. Y en el 41 pasó a Central, donde libró duelos en los clásicos con Angel Perucca, el Portón de América, y con el Vasco Zubieta, de San Lorenzo.
Allí se ganó a los canallas por su habilidad de potrero, su coraje a prueba de golpes y su irreverencia ele barrio.
Si le pedían que contara dos momentos de su carrera elegía un golazo en un 3 a 1 a Boca, con sombreritos a Marante, De Zorzi y Vacca, y otro a Newell's, cuando Mussimesi ni la vio. "Al recibir el pase, pocos metros delante estaban Marante y De Zorzi. Levanté rápido la pelota por sobre sus cabezas. Me filtré entre ellos. Vacca salió del arco y repitiendo la jugada también a él se la hice pasar suavemente por encima. Me quedé quieto y miré la trayectoria de la esférica. La explosión de la tribuna certificó el gol", contó en La Capital. "Y el otro fue aquel gol contra Newell's que le hice a Mussimesi. ¡Cómo olvidarlo...! De Cicco mandó un centro desde la derecha que tomé a la carrera y de volea. La pelota entró como un balazo", recordó. Y junto a ellos un fotógrafo del diario confió que Mussimesi les dijo: "¡No vi la pelota! ¡Vi la sombra, nada más! ¿Por dónde entró...?".
Waldino jugó nueve temporadas en Central y se erigió en el máximo goleador canalla. En 182 partidos metió 95 goles y fue el jugador que más convirtió desde el profesionalismo, según canalla.com. Luego jugó en Racing con el inolvidable Rubén Bravo, y en Huracán, Perú y Colombia, hasta que ya vuelta lo hizo en el campo.
"El Torito era un fenómeno como jugador y como persona, lástima que tomaba dos copitas y se mamaba. Jugábamos en San José de la Esquina y después de los partidos nos invitaban a comer un asado. El Torito se sentaba a tomar vino tinto y se ponía una toalla sobre los hombros porque transpiraba como loco", recuerda la Chancha Piraíno.
A los 57 años parecía mucho más grande y vivía de la limosna, de los recuerdos y de las chirolas de la gloria en un viejo vagón de tranvía, en Necochea al 4300, en el corazón del barrio La Bajada, hasta la infausta noche del 27 de octubre de 1977, cuando fue detenido por su vinculación con el secuestro de una chica, en el que no había participado, según cuenta Osvaldo Aguirre en La Capital.
Derrumbado por el alcohol fue detenido en un taxi por dos agentes de la seccional 11º, que luego lo torturaron y asesinaron a golpes en compañía de un subcomisario.
El Torito fue uno de esos jugadores de Central que me hubiera gustado ver, junto al Tato Mur, a Rubén Bravo y a Pancita Biagioli. Poeta de la redonda, tuvo el trágico final de muchos grandes.
Fuente: Extraido de la Revista del diario "La Capital" de 140 aniversario de 2007.-