Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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martes, 25 de julio de 2017

TODO SEA POR LA PAZ

Por Héctor Nicolás Zinni



Cuando el país vive aún conmocionado por el recuerdo del Congreso Eucarístico, surgen otros sucesos que renuevan los comentarios. Apenas llegamos a 1935 y en Buenos Aires se produce, el 2 de febrero, el deceso del jurisconsulto y político rosarino de destacada actuación, Francisco S. Correa, a q1ien se le llamara el esgrimista de la palabra. Pero otros 500 "esgrimistas de la palabra" irrumpen el día 7 en la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, reclamando la renuncia del mandatario bonaerense Federico Martínez de Hoz. Los descontentos, a través de su insólita pero organizada actitud, logran su propósito, y, aunque el gobernador es repuesto al día siguiente, su permanencia durará hasta el mes próximo

cuando la Legislatura decidirá, por fin, suspenderlo en su mandato. Marti'nez de Hoz fallecerá el 19 de agosto.

El 15 de febrero presta juramento el primer obispo de la diócesis de Rosario, monseñor doctor Antonio Caggiano, hasta entonces vicario general del ejército, siendo acogido con gran regocijo por los feligreses.

El escudo que adopta de inmediato muestra, en feliz combinación, además de los atributos del cargo, los colores de la bandera argentina, el rosario, la antorcha de la Santa Fe y un símbolo representativo de la paz bajo el reinado de Cristo.1 Hay otra conmoción, esta vez en los círculos

artísticos del país: es que el 28 de febrero muere el celebrado paisajista Fernando Fader.

En Europa, el fascismo sigue reclutando adeptos y moviendo las muchedumbres.
"En el fascismo, la divinización del jefe es una necesidad mecánica. No hay duda que la divinización de un hombre es siempe un hecho ridículo y repugnante; la inteligencia aún del más inteligeute de los dictadores, léase Mussolini, resulta siempre de calidad bastante dudosa. Pero no es cuestión de inteligencia: lo importante es que allá se encontró a un hombre personificando la situación de marasmo, prometiendo a todos la salvación. El hombre providencial. He ahí la mística del jefe: no es una abstrusa invención, sino un hecho elemental”2




Referente al nazismo "contentémonos con decir que en el orden económico Alemania no ha dejado de empeorar su situación desde 1933, y en el orden político internacional, ese país, que hasta el año referido había conseguido polarizar en su derredor las simpatías casi unánimes del

mundo no directamente interesado en la vigencia del Tratado de Paz de Versalles, se encuentra hoy aislado diplomáticamente y espiritualmente repudiado en oriente y occidente. El carnavalesco Hitler de las grandes paradas puede estar enteramente satisfecho de la obra del Hitler de la Wilhemstrasse",3

Así las cosas, llega el mes de marzo en que se habilita' la ruta Rosario-Buenos Aires y; el 29 se inaugura en la primera ciudad de las nombradas el Club Sportivo Cultural Fénix Argentinó, donde ejerce la presidencia el doctor Leopoldo Arias Rodríguez. Destácanse entre los fines de la entidad: ". . .desarrollar deportes y obras culturales de carácter científico y artístico, auspiciar reuniones infantiles y propender al mejoramiento de la clase obrera. . ." El 4 de mayo en el teatro Colón, ubicado en la esquina de las-calles Urquiza y Corrientes, de la ciudad de Rosario, ofrece su primer concierto público la Cultural Lírica, entidad fundada a comienzos del año. El maestro Metelli, que organiza y dirige el espectáculo, es elogiado por la crítica.

Dós acontecimientos renuevan la euforia porteña: la visita del presidente de los Estados Unidos del Brasil, Getulio Dornelles Vargas, y la inauguración del ensanche de la avenida Corrientes, desde Callao hasta Cerrito. Vargas llega el 22 de mayo en el acorazado Sao Paulo. Igual que al arribo del cardenal Eugenio Pacelli, ocho meses, antes, el puerto estalla en un concierto de sirenas y de pitos. Nuevamente Justo en carroza —esta vez con Vargas—, y después, en la casa de Gobierno, presentación al gabinete y a los más altos dirigentes de la Iglesia.

En la plaza de Mayo, el público reclama su presencia: —¡Queremos verlo!" —¡Que salga, que se de/e ver!", es el pedido. Cuando aparece en el balcón, un manto de pañuelos lo saluda, respondiendo él de la misma manera con el suyo. "iViva la Argentina!", exclama, dirigiéndose a Justo, y finaliza con un —¡Viva este país de paz y de concordia!"

La paz y la concordia son nominales en la Argentina de este momento. Fatigado de luchar contras las conspiraciones radicales, a su vez frustradas unas tras otras, el gobierno enfrenta las conjuras de los sectores nacionalistas que han crecido al lado del general Uriburu y se sienten traicionados. "Desde Campo de Mayo nos llegaban noticias que no podían ser más halagüeñas para nosotros —apuntará Federico barguren en sus Orígenes del nacionalismo argentino—. Los trabajos del coronel Molina progresaban con una velocidad insospechada: no sólo entre los oficiales de mar y tierra, sino también entre la policía y el cuerpo de bomberos de la Capital".

El programa nacionalista de esta época tiene raíces opuestas a las de los radicales. Desde la disolución total de los partidos políticos, control de la prensa y la organización corporativa de los sindicatos, con delegados del Ejército, la Iglesia y la Universidad, la teoría deriva hacia la implavitación de una "dictadura revolucionaria .a largo plazo" para barrer con las "artimañas del liberalismo". Huérfana de apoyo militar, la revolución que habían soñado los nacionalistas se ha esfumado y Justo consolida su poder a costa de la pretensiones opositoras.

Ajeno a estas maquinaciones, Vargas asiste el día 23 a un almuerzo en la Bolsa de Comercio, con siete mil invitados, banderas, escudos, y la presencia del pope de la economía argentina: Federico Pinedo. Vargas y Justo se ubican sobre una tarima, al pie de la pizarra en la que durante los días de juego de bolsa se anotan las operaciones, para escuchar el discurso de Ernesto Aguirre, titular de la Bolsa. Y como después del banquete viene bien un poco de footing, se van a pie hasta el edifico de Correos y Telecomunicaciones para transmitir un saludo por la cadena oficial de radiotelefonía. -

Al anochecer, Vargas es testigo de la inauguración del ensanche de la calle Corrientes. Por ella y por Vargas, el centro de la ciudad es inundado con cientos de miles de lamparitas eléctricas que colorean la noche de Buenos Aires. Catorce orquestas amenizan los primeros bailes en "Corrientes ancha". Más tarde hay baile en la Casa de Gobierno. Es la primera vez en treinta.y cinco años —desde que Julio A. Roca agasajara también a un presidente brasileño, Manoel Ferraz de Campos Salles, en 1900—, que los salones de la presidencia se abren para semejante sarao. A las dos de la mañana los invitados son reconfortados con una cena fría, y a las cuatro renuncian los últimos bailarines.

Poco es el tiempo que Justo puede dedicar al descanso. A las siete de la mañana del 24 la diana de la banda brasileña lo saca de la cama. Las obligaciones del protocolo no le van a dar tregua ni a él ni a Vargas. A la mañana desfile de 25 estudiantes secundarios. Al mediodía, en la basílica del Socorro, Vargas se convierte en padrino de Miguel Luis Gonzálvez, hijo de un conciudadano suyo. Luego, firma de dos convenios y otros tantos protocolos. Por ahí Vargas se zafa y junto con su edecán y dos funcionarios brasileños se interna por la calle Florida y toma un café en el Paulista. Después de cenar, Justo lo lleva a presenciar los bailes a realizarse en la calle Corrientes. Pero es tan impresionante la multitud que apenas puede llegar al palco. Por otra parte, el baile no se llevá a cabo por el apretujamiento que impide a las pare-rejas su desplazamiento, aunque las orquestas, pese a todo, desgranan su repertorio. "Corrientes tuvo el único bautismo posible para ella: la música cadenciosa del tango"', acotan los cronistas.

El 25 de mayo es un día agitado para el viajero que debe asistir al Tedéum frente a la Catedral, revistar las tropas que participarán en el desfile, alzar la cabeza para ver el paso de cien aviones y asistir, por la noche, al teatro Colón para ver y oir la representación de Carmen, de Bizet. "...Habría que remontarse a las grandes fiestas del Centenario

- recuerda La Nación— y a la visita de los príncipes Humberto y de Gales, para poder establecer un parangón con los contornos que alcanzó la fiesta". Pero Justo y Vargas se retiran antes de comenzar el último acto, sobre el filo de las dos de la mañana, para asistir a una cena ofrecida por el Jockey Club.

A la mañana siguiente, sobreponiéndose al cansancio, los mandatarios inauguran en el Concejo Deliberante la Conferencia Comercial Panamericana, que cuenta con la asistencia de los delegados enviados por veintiún repúblicas del continente. "Digamos que el nacionalismo económico —filosofa Saavedra Lamas—, con todas sus penosas consecuencias, tiene siempre la suprema disculpa de ser un nacionalismo". El ritmo impuesto a las ceremonias despierta la curiosidad de los observadores que apuestan hasta dónde llegará la resistencia de ambos jefes de Estado. Las recepciones, las comidas, las visitas y los discursos, no tienen solución de continuidad y a las horas más insólitas comienza una velada que, por lo general, se prolonga hasta el amanecer, hasta que, por fin, el 29 de mayo a las ocho de la noche el Sao Paulo suelta amarras llevándose al visitante quien, a diez kilómetros de la costa recibe el último saludo: por disposición del intendente de Vedia y Mitre, son accionados los cien faroles del Balneario que en clave telegráfica transmiten el mensaje.

El muelle de la dársena queda desierto a las diez de la noche; sólo un grupo reducido parece demorar el regreso. A esa hora el personal de servicio enrolla la alfombra roja que ha recorrido el viajero para ascender al buque.4

Al boato oficial descripto, se opone la sencillez de los adherentes al caudillaje político del partido violentamente desplazado del gobierno el 6 de setiembre de 1930 y afrentado en los comicios del 5 de abril de 1931. Testigos que sobrevivirán a la época, recordarán más tarde lejanos sucesos ocurridos, por ejemplo, en el Rosario de extramuros.
"—¿Usted vivía en Sunchales?
--No, acá cerca, en el barrio Refinería. En los alios 30 había tres caudillos del radicalismo en el barrio. Estaba el Picado Guerrero, Cornelio Mansilla y también Corizzo. ¿Usted se acuerda cuando se abrió el radicalismo? Porque el radicalismo era uno solo y después salieron los radicales de Santa Fe, Bonde,estaban el doctor Ricardo Caballero y Juan Cepeda. Bueno, Mansilla y Corizzo se fueron con Caballero y Cepeda, y Rafael Guerrero, 'El Picado', se quedó con los irigoyenistas, o sea la Unión Cívica Radical Comité Nacional, ¿se acuerda? 'El Picado' Guerrero tenía un sobrino, Lorenzo Guerrero, que estaba con el caballerismo. Era caudillo también el sobrino éste.
--Pero la Sección lOa,, o sea Refinería, era dominada.,
.Por Corizzo y Mansilla. Ellos eran los que hacían y deshacían. Corizzo, me acuerdo, tomaba mucho. Pero fue famoso. Fíjese que actualmente todavía se corre un clásico ciclista que se llama "Roque Corizzo", bueno, es en nombre de aquel caudillo de Refinería que murió en el bar de Gorriti y Avellaneda.
-. ¿Lo mataron allí?
--Sí. Era un bar famoso de los hermanos Rodríguez que tenía parrilla, dados, taba, cualquier cosa. Todavía está el bar, pero diferente. - . El asunto es que se arma una discusión tomando ahí, y justo Corizzo se levanta a pagar. . - y este Lorenzo Guerrero desde la silla nomás le metió un tiro en el pulmón. Vuelta a vuelta se armaban los líos en aquel bar. Me acuerdo una noche en que 'El Tuerto' Méndez, un portuario grandote, se agarró con 'EI Petiso' Beltrán,
A tiros...?
No A cuchillo. Salieron afuera a pelear y estaban dele y dele. 'El Tuerto' Méndez hacía poco que había salido del hospital y se cansó
primero. Entonces dijo: . .Está bien. ...me ganaste, clavame", y se
tiró contra la pared. No daba más el tipo, tiró el facón. Fue cuando 'El Petiso' Beltrán dijo: "No. Yo no mato a hombre peleando". Agarró, guardó el cuchillo y se fue".5




Con todo, la crónica policial se va atemperando. Es cuando aparecen lisonjas como ésta, dedicada al comisario de órdenes de la Jefatura de Policía de Rosario, Ernesto Carreras, bajo un dibujo a toda página, original de Roberto Pepió: —Caballero bien apuesto/de conducta incorrompible/ es a todos accesible / por su bondad, don Ernesto"6. O como esta otra: " ¡Hay que ver los pistoleros/ mafiosos y ocho cuarenta/ cuando cerca se comenta/ el nombre 'Martínez Bayo'.. .11/ ¡No afirmamos que un desmayo/ les venga en el atracón/ pero bien que su jabón/ se pegan sin más tardanza/ cuando piensan que hay en danza/ trabucos, perros y avión..!", en la que se alude al comisario inspector José R. Martínez Bayo.7





Lograr la paz en otros lugares también ha tenido sus bemoles. —Caballeros, todo está listo, vamos" dice Saavedra Lamas al mediodía del 12 de junio iniciando su marcha —flanqueado por el representante paraguayo Luis Riart y el boliviano Tomás Elio—, hacia el Salón Blanco donde se firmará el documento que asegurará el fin de la guerra del Chaco.

Durante tres años, desde 1932 hasta 1935, Paraguay y Bolivia se han estado desangrando en una guerra por la posesión del Chaco Boreal, territorio selvático que sirve de antesala a la jungla del Mato Grosso. La promesa de un subsuelo grávido de petróleo había tejido las más sutiles teorías geopolíticas y en sus reclamos territoriales ambos países dedicaron se a exhumar las capitulaciones desde Pedro de Mendoza y Juan de Sanabria, hasta las de Domingo Centeno y Jaime Rasquín. Las cédulas reales de los siglos XVII yXVlII constituyéronse en las armas esgrimidas sobre las mesas de negociaciones, en las que revoleteaba cuanta Ordenanza fuera emitida doscientos años antes, con el fin de apoyar o negar a través de dicha documentación las teorías del dominio territorial .8

Lo cierto es que el fracaso de cincuenta años de tratativas, desembocadas el 15 de junio de 1932 con la agresión boliviana, terminaban, por fin. En el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Buenos Aires, la mediación del canciller argentino —que en 1936 recibirá el premio Nobel de la Paz por su gestión conciliadora— está en su momento culminante. Con una pluma de oro se estampan las firmas del protocolo. A cientos de kilómetros de Buenos Aires el "ruido de armas" cesa para siempre en el Chaco, dos días después de firmado el acuerdo. Poco más tarde, se echarán a rodar comentarios como éste:
"Estamos en una carpa de campaña, en lo que fue el frente de la últi ma batalla. El piso de tierra ha sido mejorado con aserrín. Se trata del aserrín que viene en las cajas de municiones. (El frote de las municiones puede hacerlas explotar; esta experiencia ha hecho volar a muchos estibadores). Removemos este curioso y salvador aserrín: surgen municiones. Tenemos un cargador de máuser en la mano con cinco proyectiles. Tres de los proyectiles son SS tipo RA. 1934; los Otros dos tienen la marca 7165-K-34.
Recordamos: centenares de veces hemos oído hablar de las municiones SS, tipo RA. Y las que tenemos en las manos son municiones SS tipo RA. Es curioso. Porque cuando oímos hablar de estas municiones estábamos en un palco de periodistas del Senado argentino. El senador Mario Bravo interpelaba al ministro de la Guerra, general Rodríguez, sobre adquisición de armamentos, y ambos hablaban mucho de estas municiones SS, tipo RA".9
La guerra, como todo conflicto armado, ha tenido sus complicaciones y el ensañamiento ha sido una de las características más sobresalientes. Miles de cadáveres pudriéndose en los esteros así lo atestiguan.
...Resulta que después de la guerra, quedaron mucho tiempo los cadáveres de los soldados bolivianos y paraguayos tirados por ahí, en la selva. En un árbol de horqueta quedó un soldado con un máuser en las manos. . . y no faltó, mucho tiempo después, que un gilastro fuera a tirar del máuser para sacárselo. Como el muerto tenía el dedo en el gatillo, lzácatel salió un tiro que le voló la cabeza. Nosotros vimos allí un obelisco hecho de calaveras y la primera era la del soldado del máuser. . . Después, en las casamatas, había esqueletos abrazados. hasta balas traje de allá. . . IMirá que aventura vivimos. . . ¿Vos sabés que habían envenenado la laguna y murieron como trescientos paraguayos?. . . Vimos muchas cosas impresionantes de lo que había pasado la gente en esa guerra. Fijate que dejamos los pasajes de avión para ir a visitar aquello. ....10
NOTAS
1 Juan Alvarez. Op. Cit. Pág. 647.
2 La muerte se llama fascismo, por Sincero, en revista radical Hechos e Ideas, pág. 27. Año 1. No 5. Bs. Aires, noviembre 1935.
3 Manuel Goldstraj. Reflexiones sobre economía y democracia, en revista radical Hechos e Ideas, pág. 53. Año 1. NO 1. Bs. Aires, junio 1935/! "En Alemania se comprimió el consumo y se favoreció la inversión de armamentos. Se recurrió a una inflación reprimida. Estados Unidos, en cambio, trató de aplicar una política de corre keynesiano, con resultados muy poco alentadores. Durante toda la década padeció un desempleo altísimo y sólo la ocupación creada por la guerra pu4o solucionar el problema del desempleo". V. Rogelio Tomás Pontón. Paro e inflación, en Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario. Págs. 72/73. N° 2. Diciembre 1980.
4 Carlos Russo. La Argentina de los años 30. En revista Panorama. Págs. 46/50. Bs. Aires. 29.12.1970.
5 Testimonio de Alfredo Franchi, tomado por el autor el 5.1.1976.
6 Revista de la Caja de Socorros de Policía. Rosario. Año 1. NO 10, Mayo 1935.
7 Revista de la Caja de Socorros de Policía. Rosario. Año 1. NO 2. Julio 1935.
8 Carlos Russo. La Argentina de los años 30. En revista Panorama. Págs. 38/4 1. Bs. Mies. 2.2.1971.
9 Ricardo M. Setaro. Imágenes secretas de la Guerra del Chaco (Documentos). Ed. Fegrabo. Bs. Aires 1935. Págs. 72/73.
10 Testimonio de Julio Schiavone, tomado por el autor el 6.1.1976.


Fuente: Extraído del Libro “ El Rosario de Satanas Tomo II - . Editorial Fundación Ross.