Como se dijo, la política reformista en materia
de enseñanza universitaria hizo hincapié en los Seminarios universitarios. Bajo
esa consigna a partir de 1921 se editó bimestralmente el Boletín del Seminario
de la Facultad
de Ciencias Económicas, Comerciales y
Políticas, el
que fue compilado en tomos anuales. El director del Seminario era el doctor
Alejandro Nimo y los encargados de sección, los profesores: Francisco M. Álvarez,
Rafael Bielsa, Faustino Infante, e Hiram Calógero, formadores de investigadores
en las décadas subsiguientes. En la introducción al primer tomo se explicó que con la publicación de las
investigaciones se pretendía devolver al país la inversión que sus ciudadanos
hacían en el mantenimiento de la facultad, aportando "conclusiones
positivas y tratando de indicar los males que afligen al organismo colectivo,
proponer los caminos necesarios a su curación y dar medidas preventivas que
evite la propagación! de la miseria humana".18
En marzo de 1921 se publicó en Rosario el primer
número de la Revista Médica del Litoral, mensual,
autodefinida como "científica, ilustrada y de crítica". Fue dirigida
por el doctor Remo M. Copello quien a su vez fue su propietario. A sus colegas
explicó: "Esta revista viene a llenar un vacío existente en esta ciudad
tan progresista en lo mercantil e industrial pero refractaria en las elevadas
manifestaciones artísticas y culturales". Los artículos versaron casi con
exclusividad sobre investigaciones médicas (destacándole la problemática de la
lepra como inquietud central) sin señalar la pertenencia académica de sus
autores, en su mayoría del extranjero, apelando con frecuencia a la
"trascripción" de otras publicaciones recibidas por el director y de
difícil circulación en el medio. En tal sentido, la Revista Médica del Rosario, venía a
demostrar las limitaciones de una ciudad sin producción científica
universitaria propia. Sus anunciantes en exclusividad fueron hospitales,
sanatorios, institutos y laboratorios químicos y biológicos privados de
Rosario, pertenecientes a los mismos profesionales que en ella escribían, como
Fernando Ruiz y José B. Abalos, quienes al poco tiempo se convertirían en
pilares de la producción científica de la Facultad de Ciencias Médicas.
La revista editó una Guía Médica de Rosario,
Santa Fe, Paraná y Corrientes (demostrando el criterio regional en la
materia). Su línea editorial fue favorable al elevar la calidad de los
profesionales a través de los estudios universitarios y contraria a la poca
inversión del Estado en la salud pública.19 En ese mismo año dio a
conocer el plan de estudios de la
Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores; las
condiciones de ingreso, y las orientaciones y fundamentos de la enseñanza
universitaria.20 Cuando José B. Abalos asumió como primer decano de
esa Facultad, fue especialmente felicitado por la publicación.21
Cuando en 1922 la revista cumplió dos años
aseveró que "ocupaba un puesto prominente en el periodismo científico
nacional", que se alineaba en el reformismo", manteniendo una fluida
relación con reputados catedráticos tale; como Abalos, Ruiz, Soler, Ferreira,
Araya, Zeno, Staffieri y Baraldi.22 Acompañó periodísticamente la
inauguración de las clases de la
Facultad, las primeras elecciones, la conformación de los
Concejos, y los discursos de los flamantes funcionarios.23 .Esta
etapa de la revista registra an notorio incremento del intercambio con
publicaciones médicas universitarias, especialmente de Buenos Aires; latinoamericanas;
españolas, francesas y sus colegas rosarinas.
La
Revista del Centro de
Estudiantes de Medicina, apareció por primera vez en junio de 1921, y se
editó mensual mente. También se definió como "Científica, literaria y de
carácter universitario". En verdad llenó una necesidad estudiantil contribuyendo al mismo tiempo a la cultura científica local porque a pesar de la variedad de te mas de actualidad
abordados, sus directores se empeñaron en afirmar “su índole eminentemente científica". Como órgano
oficial del Centro de Estudiantes de Medicina (a partir de 1928 Centro
de Estudiantes de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores) mantuvo
intercambie» con sus similares de las Asociaciones Médicas y Estudiantiles del país, siendo conocida en Chile,
Uruguay, Paraguay, Perú, Brasil, Bolivia y en Europa; afirmándose como un bastión
del reformismo, y de la crítica a los problemas sociales y universitarios de su
época. Distintos estudiantes ejercieron la dirección y luego se incorporarcj0n
como directores honorarios profesores gran predicamento en el
estudiantado, como Frank Soler y Rómulo
Barrald. La estructura de la redacción fue de las más amplias y organizadas de
las publicaciones de su tipo: director, secretario de redacción, secretario
administrativo, y redactores especializados en dos secciones: la Universitaria y la
científica.24 En esta última escribieron con frecuencia Tomás
Cerruti, Teodoro Fracassi, Rómulo Barrald, Alfredo Boden, Artemio y Lelio Zeno,
Clemente Álvarez, Pedro Rueda, Jorge Federico Nicolai, Francisco Cignoli,
Lanfranco Ciampi, Simón Neuschlosz, Rafael Babbini, Emilio Argonz,
Carlos Weskamp, entre otras..
Como se mencionó, Frank Soler enra un profesor
carismático y hasta "el alma"
de
esta revista que informalmente apadrinó y dirigió a partir de 1924, al mismo tiempo
que se encontraba al frente de los Institutos de Fisiología de las
universidades de La Plata
y del Litoral. En este período la publicación
dio cabida en una proporción significativa a trabajos de colegas de la Universidad de Buenos
Aires, directivos de institutos hospitalarios y sociedades científicas, aspecto
que no se puede separar de las vinculaciones de Soler con el ambiente científico
de dicha ciudad, donde en 1925 fue homenajeado por sus Bodas de Plata con la
fisiología. También se publicaron trabajos de investigación presentados para la
adscripción de Cátedras de la facultad rosarina. El presupuesto que la Universidad asignó a la revista no corrió a la par de la
dimensión nacional e internacional adquirida por la misma, por lo que Soler
solicitó al gobernador de la provincia de Santa Fe, el radical Enrique Mosca,
un subsidio, que fue otorgado.25
La continuidad de la edición permitió que los jóvenes estudiantes
protagonistas del momento inicial del movimiento
reformista ya recibidos publicaran sus primeras mieras investigaciones científicas.
En
octubre de 1925 surgía en Rosario la revista Santa Fe Médico, un emprendimiento particular que no puso mucho empreño en el diseño
y diagramación de sus números,
lo que
le otorgó más el aspecto de de un boletín de artículos breves sin aparato
erudito. A falta de un explícito apoyo institucional y de publicidades
significativas puede deducirse que se sustentó casi con exclusividad en un
sistema de suscripción . entre
los profesionales
médicos de la región. Los ternas abordados eran de especialidades médicas. Su director fue Pedro Rueda,
sanitarista, de la Casa
del Niño, y autor del proyecto de la cátedra
de Puericultura en la Facultad de Ciencias
Médicas. En sus páginas escribieron docentes de la mencionada casa: Alberto
Baraldi, Roque Coulin, José B. Abalos, Tomás Cerruti, Teodoro Fracassi, Félix
B. Valdez. También se vertieron noticias sobre la actividad académica de la Facultad y la
participación de sus miembros en reuniones como la del Congreso Pan Americano
de la Tuberculosis
celebrado en Córdoba en 1927, al que le dedicó un número completo.26
Rueda sostuvo una postura crítica de la contribución científica de la Facultad, la que consideraba
"escasa o nula contribución, salvo honrosas excepciones, observada principalmente
en la actuación de algunos profesores en los Congresos científicos". Su
polémica declaración tomó estado público y fue objetada de la misma manera. En Santa Fe Médico, también colaboraron
cirujanos y médicos de hospitales rosarinos, como Roberto Landívar, del
Hospital Italiano y Alberto C. Molina. Allí dio a conocer sus primeras
iniciativas tendientes a crear una clínica del trabajo el joven funcionario
universitario, el doctor Raimundo Bosch.27
También
en 1925 se editó el primer número de El Constructor Rosarino, en momentos que la
ciudad experimentaba un "boom" de la edificación sin antecedentes en
su historia. Su inclusión en el presente trabajo se debe a que el mismo fue
editado por la Sociedad
de Ingenieros, Arquitectos, Constructores de Obras y Anexos, conformada en gran
parte por docentes de la
Facultad de Ciencias Exactas de la UNL. Fue de aparición
mensual. Su director, José V. Díaz Valentín. Si bien se destinó especialmente a
arquitectos también fue un espacio para la publicación ce investigaciones de
docentes universitarios de distintas facultades de la UNL. El hecho de su
finalidad práctica destinada a la construcción le posibilitó contar con
abundante publicidad de proveedores de materiales, lo que redundó en la calidad
de impresión y de papel de la publicación, superior a las otras publicaciones
del período. El mismo dinamismo de la actividad de la edificación involucró a
profesionales de variadas especialidades que a sa vez brindaron consultorios médicos laborales y
legistas, y que también participaron en la gestión académica y de publicación
en otras facultades, el mencionado Raimundo Bosch (médico legista), Carlos
Weskamp (oculista), Emilio Argonz (clínico), al igual que Francisco Sadi Fonso,
José Sgrossc, y Angel Invaldi, entre otros. Entre la nómina de socios activos
de la Sociedad
de Ingenieros, Arquitectos y Constructores figuraron los siguientes docentes:
Juan Caeser, Ermete De Lorenzi, José Gerbino, Valentín Grondona, José A.
Michelletti y Tito Micheletti, Carlos Isella, Leopoldo Swarz, y varios
integrantes de la familia Taiana. En relación a la mencionada interdisciplinariedad de los
colaboradores puede citarse como ejemplo que Carlos Dieulefait, de la Facultad de Ciencias
Comerciales, Económicas y Políticas, escribió
un nota titulada "La biología de las ciudades", relacionando la
inmigración, la economía y las políticas públicas, y al mismo tiempo
comparándola con la experiencia de la
ciudad de Roma.28 Ermete De Lorenzi, publicó en distintos números
sus
notas "Generalidades arquitectónicas", que sirvieron como material obligatorio de cátedra :n la
facultad de Ciencias Exactas. A partir del número de abril de 1929 otorgó espacio a las crónicas, de egresados
de las Facultad de Ciencias Matemáticas como arquitectos. Los primeros en
hacerlo fueron Francisco Casarrubia, Luis A. Dasso, Américo
Bergonzi, Lorenzo Giovannoni.29 El primero de los mencionados fue meses más tarde
director de El
Constructor Rosarino notándose mayor impulso a planteos urbanísticos
necesarios para la evolución de la ciudad, lo que estaría señalando una etapa inicial de gran
trascendencia en la transferencia del conocimiento urbanístico de la Universidad a la sociedad y que tomó mayor cuerpo con la
elaboración del primer plan integral regulador del conglomerado del Gran Rosario.30 A partir del año siguiente, la revista editó los trabajos
prácticos de los |Sl lidiantes de la
Escuela de Arquitectura, bosquejos y proyectos.31
Otra revista con escasa publicidad pero con una
amplia estructura de suscripción y marcada vocación de
vinculación científica con países de la región fue la Revista de Medicina, Publicación
Mensual Sudamericana, editada en Rosario, y cuyo primer número es de octubre de 1927. Su director y propietario
fue Francisco Sadi Fonso, quien puso todo su empeño en
que cada número de la misma apareciera simultáneamente en Argentina (Buenos Aires y Rosario), Bolivia (La Paz), Chile (Valparaíso), Paraguay (Asunción) y Uruguay (Montevideo). Por esta razón
un editorial afirmó que la Revista de Medicina, ocupaba un lugar
prominente entre las revistas científicas del mundo. "Este es uno de
nuestros propósitos en el gesto mancomunado del bienestar la humanidad", se señalaba.
Ella podía adquirirse en moneda nacional, libra esterlina
o dólar, según el área internacional en que la misma fuera adquirida, y tenía
veinte puntos
de venta distribuidas por el globo: Cambridge, CoventGarden, Londres, Roma, Estocolmo,
La Haya, París
(en cinco librerías), Bruselas (en dos librerías): Berlín,
Hamburgo, Viena, Madrid, Tokio y Baltimore (Estados Unidos). Es muy probable que estos contactos internacionales hubieran sido sembrados por Sadi Fonso cuando viajó a Europa como comisionado de los gobiernos de la Nación y Santa Fe para realizó estudios sobre el cáncer en Europa (y que luego comparó con el estudio del caso rosarino).32 Sumamente original para ese entonces fue la ilustración de las portadas de las revistas con la imagen de médicos científicos de distintas partes del mundo lo que reafirmó la vocación de la dirección por crear "un clima" de comunidad del conocimiento internacional. De esta manera no pudo estar ausente el sabio profesor Johannes Fibiger, de Copenhague, quien más había influido en la formación del director de la revista .33; Esta impronta también nutrió a la sección de noticias de actualizada información del exterior y una completa agenda académica. En el tomo III de 1928 la revista ofreció un índice de materia y autores donde puede observarse la preeminencia de escritores europeos, uruguayos, y de otras ciudades de toda América como Sucre, La Habana y Asunción. Hacia 1929, la mayoría de sus artículos siguieron siendo escritos por profesionales no rosarinos, por lo que La Revista Médica pasó a ser antes que nada una vía de adquisición de conocimiento. Recién en 1932 se observa un cambio en este sentido ) se relaciona con la participación de Sadi Fonso en la agremiación docente universitaria, cuando fomentó y presidió el "Círculo de Adscriptos de la Facultad de Ciencias Médicas de (Rosario".34
Hamburgo, Viena, Madrid, Tokio y Baltimore (Estados Unidos). Es muy probable que estos contactos internacionales hubieran sido sembrados por Sadi Fonso cuando viajó a Europa como comisionado de los gobiernos de la Nación y Santa Fe para realizó estudios sobre el cáncer en Europa (y que luego comparó con el estudio del caso rosarino).32 Sumamente original para ese entonces fue la ilustración de las portadas de las revistas con la imagen de médicos científicos de distintas partes del mundo lo que reafirmó la vocación de la dirección por crear "un clima" de comunidad del conocimiento internacional. De esta manera no pudo estar ausente el sabio profesor Johannes Fibiger, de Copenhague, quien más había influido en la formación del director de la revista .33; Esta impronta también nutrió a la sección de noticias de actualizada información del exterior y una completa agenda académica. En el tomo III de 1928 la revista ofreció un índice de materia y autores donde puede observarse la preeminencia de escritores europeos, uruguayos, y de otras ciudades de toda América como Sucre, La Habana y Asunción. Hacia 1929, la mayoría de sus artículos siguieron siendo escritos por profesionales no rosarinos, por lo que La Revista Médica pasó a ser antes que nada una vía de adquisición de conocimiento. Recién en 1932 se observa un cambio en este sentido ) se relaciona con la participación de Sadi Fonso en la agremiación docente universitaria, cuando fomentó y presidió el "Círculo de Adscriptos de la Facultad de Ciencias Médicas de (Rosario".34
En los últimos días de diciembre de 1926 surgió la
Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y
Políticas de
la UNL, la
primera en representar propiamente a una casa de estudio y no sólo a uno de los
sectores que la conformaban. Por su formato editorial y su cuerpo de
colaboradores puede reconocerse como continuadora de la [mencionada revista Hacienda y
administración, del
Centro de Contadores y Calígrafos Públicos, del año 1919. Su director fue
Alejandro Nimo y su secretario Francisco Bendicente. Entre sus colaboradores
iniciales pueden mencionarse: Federico B. Valdés, Rafael Bielsa, Diógenes
Hernández, Alberto Arévalo, J. Daniel Infante, y Manuel Núñez Regueiro. En
abril de 1927, asumió el decanato de la Facultad Rafael
Bielsa, lo que implicó un salto cualitativo en el perfil científico de la casa
y por ende de la revista, que decidió refundar dando vida a una segunda serie,
a partir de abril a enero de 1928.35 Encomendó su dirección a dos
profesores de su más directa confianza e integrantes del Consejo Directivo de la Facultad: Ardoino Martini
y Juan Luis Ferrarotti. La participación de Bielsa con sus escritos,
colaboraciones, reseñas biográficas y comentarios universitarios, fue preponderante,
y en un segundo lugar la del resto de las autoridades de la Facultad y plantel
docente: Manuel López Várela, Domingo Dall'Anese, Natalio Muratti, Francisco
Bendicente, Juan Álvarez, Julio Machado Doncel, Salvador Dana Montano, Alcides
Greca, entre otros.
Los temas estuvieron directamente relacionados
con problemáticas vinculadas a cuestiones de candente actualidad abordados
desde distintas perspectivas: el comercio, la legislación, la jurisprudencia,
la demografía, la filosofía, primando en los primeros años, por influencia de
Bielsa el tratamiento de temas de derecho público. La revista mantuvo a lo
largo de los años la misma estructura: investigaciones, crónica universitaria
y comentarios bibliográficos, los que fueron fiel reflejo de la intensa labor
de la Facultad,
primando la decisión de publicar la mayor cantidad de información: actas del
Consejo Directivo, resoluciones del decano, reformas de los planes de estudios,
proyectos presentados, bibliografía adquirida por la biblioteca, movimiento de
inscripción y exámenes del alumnado, etc. El comentario de publicaciones del
exterior recibidos en la
Biblioteca de la
Facultad demuestra un proceso de plena inserción de la Facultad en la producción
del conocimiento internacional. En el primer minero de la revista se reseñaron
trabajos europeos de reciente aparición (predominantemente bibliografía
francesa, italiana, alemana y española), y de América, hasta comentarios del
diario Pravda de Moscú, sobre la burocracia y el cooperativismo. La revista también
publicó tesis y seminarios elaborados por los estudiantes de la casa. En todos
los temas se evidencia un criterio independiente y audaz, de significativa
abertura ideológica.36 La Intervención nacional en la UNL en 1928 conspiró contra la
edición y por eso dejó de aparecer aunque en 1930, volvió a hacerlo como una
tercera serie.37
Una experiencia muy
fugaz tuvo el Boletín
del Museo de Antropología y Anatomía Comparada de la Facultad de Ciencias
Médicas, editado
en 1928. Su director fue Alfredo Castellanos y su finalidad, la de fomentar los
estudios antropológicos que en
nuestros país se encontraban en estado incipiente por la falta de enseñanza
sistemática. Debido a que la medicina era la ciencia aplicada de la antropología
corno ciencia pura, explicó la primera editorial, en 1924 se gestionó la
creación de un instituto que se concretó durante el decanato de Agustín Gatti,
y gracias a la intervención de Clemente Álvarez. Así nació el denominado Museo
de Antropología y Anatomía Comparada, autorizándole a editar un boletín
aspirando al canje internacional y nombrándose a Carlos Dieulefait, de la FACECYP, Jefe ad honorem
de la Sección
Antropología Estadística.38
La región cerealera, hacia 1929, sumaba cuatro
años de bonanza, lo que se traducirá en aspectos edificios y nuevos
emprendimientos institucionales. En tanto, las facultades de la UNL sufrían los efectos
burocráticos de una intervención nacional signada por una dura interna en el
partido gobernante. La conjunción de estas dos situaciones explica en parte porqué en ese año
tres asociaciones profesionales iniciaron la edición de sus publicaciones
contando con el apoyo y colaboración de i itedráticos
universitarios que en el 29 encontraron obstáculos en la difusión de sus instigaciones en las revistas de las Facultades.
El decano de la FACECYP, Rafael Bielsa,
asediado allí por la intervención “yrigoyenista" que quería desplazarlo
junto a sus consejeros "por su pasado alvearista", y sin recursos
para editar la revista de su facultad, impulsó desde la presidencia
del Colegio de Abogados de Rosario, la aparición del primer número de la Revista del Colegio de Abogados, que se edita hasta la actualidad. Bielsa compartió la dirección con Lui A. Premoli, y dividió la estructura de la publicación en tres partes: artículo de investigación y notas de actualidad, jurisprudencia y legislación, y asuntos propios de la institución y su relación con el medio. En ella escribieron abogados, magistrados y también profesores de la referida Facultad. El directorio del Colegio había aprobado su edición con el objetivo principal de difundir la actividad institucional y además de que fuera una expresión auténtica de "la vida de estudio y la acción colegiada". El hecho de que las colaboraciones fueran ad honorem inspiró dudas sobre su futuro sin embargo la colaboración de los socios demostró todo lo contrario. Su director se preciaba de que en muy corto tiempo la publicación había alcanzado "reconocimiento y elogio" por parte de los juristas, la prensa, y las publicaciones análogas del extranjero.39 La publicación no se editó en la primera mitad de 1930 pero sí en la segunda, y a partir de allí, con regularidad.
del Colegio de Abogados de Rosario, la aparición del primer número de la Revista del Colegio de Abogados, que se edita hasta la actualidad. Bielsa compartió la dirección con Lui A. Premoli, y dividió la estructura de la publicación en tres partes: artículo de investigación y notas de actualidad, jurisprudencia y legislación, y asuntos propios de la institución y su relación con el medio. En ella escribieron abogados, magistrados y también profesores de la referida Facultad. El directorio del Colegio había aprobado su edición con el objetivo principal de difundir la actividad institucional y además de que fuera una expresión auténtica de "la vida de estudio y la acción colegiada". El hecho de que las colaboraciones fueran ad honorem inspiró dudas sobre su futuro sin embargo la colaboración de los socios demostró todo lo contrario. Su director se preciaba de que en muy corto tiempo la publicación había alcanzado "reconocimiento y elogio" por parte de los juristas, la prensa, y las publicaciones análogas del extranjero.39 La publicación no se editó en la primera mitad de 1930 pero sí en la segunda, y a partir de allí, con regularidad.
En
1929 nació la Revista del Círculo Odontológico de
Rosario, dirigida por Mario E. Laurens, su fundador. Se dividía
en las siguientes partes: trabajos originales ( investigaciones de
especialización, elaborada por egresados y profesores de la Facultad de Ciencias Médicas),
transcripciones y traducciones, resúmenes bibliográficos (recibía en canje una
veintena de publicaciones), vida institucional y noticias varias. Como
demostración de su vertiginosa consolidación puede señalarse que en los ocho
números publicados entre mediados de 1930 y mediados de 1931, se publicaron 22
trabrajos originales, 33 transcripciones y traducciones, y 36 comentarios
bibliográficos. "Hemos tenido la honda satisfacción de ver transcriptos en
revistas extranjeras similares, varios trabajos de colegas de nuestra ciudad,
siendo esto una exteriorización palpable que se está formando en nuestro medio
un centro científico desconocido hasta ya hace pocos años, que va mereciendo la
consideración de nuestros colegas del exterior y cuya marcha ascendente se traduce
en trabajos e investigaciones fruto de una disciplina y un indiscutible interés
por problemas que día a día se ven planteados en nuestra
especialidad'"";, reconoció Laurens.
Sin la envergadura de estas dos últimas revistas
mencionadas y con expectativas apropiadas a las características especiales de
una publicación de información con pocas páginas, comenzó a editarse también en
1929 el Boletín
del Colegio de Escribanos de Rosario. Sus secciones:
Notariado, legislación, jurisprudencia, y notificaciones de organismos
públicos. Las autoridades del Colegio de Escribanos, y los redactores del
Boletín, pertenecían al mismo tiempo al plantel docente de otras facultades de la UNL.41
Notas
Notas
18Boletín
del Seminario de la Facultad
de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, (Publicación Bimestral| Tomo I, Rosario, 1921 y
1924,s/p.
19Revista Médica del Litoral, publicación mensual, científica, ilustrada y de
crítica. Año 1. marzo de 1921. N" I
20Ibidem, agosto de 1921 ,N" 6.
21Ibidem, septiembre de 1921, N" 7.
22bidem. marzo de 1922, N° 13.
23Ibidem, abril de 1922, N° 14.
24Revista del Centro Estudiantes de Medicina. Publicación Científica,
Literaria y de Crítica Universitaria. Año VIII Rosario, Febrero-Marzo de 1927, N°. 32.
25Ibidem, julio de 1924, N"22.
26Revista Santa Fe Médico, año II. N" 5, Rosario, 1927.
27Lbidem,N°6.
28El Constructor
Rosarino, de la Sociedad
de Ingenieros, Arquitectos, Constructores de Obras y Anexos. Aparición mensual.
Año III. Rosario, enero de 1928, N° 51
29Ibidem, abril de 1929, N° 66.
30Ibidem. octubre de 1929. Nº 72.
31Ibidem, N° 76, febrero de 1930.
32Revista de Medicina, N" 20, Rosario, marzo de 1928.
33Ibidem, N° 22, mayo de 1928.
34Ibidem, N" 60, del año 1932.
35De
Marco (ii) Miguel Angel, Rafael Bielsa y la conformación de un nuevo
modelo deformación científica universitaria. Apartado de la Revista de Historia del
Derecho, N° 35. Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, Buenos
Aires, 2008, p. 83-171.
36Ibidem.
37Revista de la
Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas de la Universidad Nacional
del Litoral (en adelante RFCECP, 3 serie, tomo I, número 1, 1930.
38Boletín del Museo de Antropología y Anatomía Comparada. Facultad de Ciencias
Médicas. Rosario. Universidad Nacional del Litoral. Vol. 1. 1928.
39Revistadel Colegio de Abogados de Rosario, Tomo 1, N"2,
diciembre de 1929, p. 443. . •
40Revistadel Circulo Odontológico de Rosario, Año III-Rosario, julio
de 1931. N°2., p. 234.
41Boletín del Colegio de Escribanos de Rosario, Enero, febrero, marzo
de 1933. Año IV.
Fuente: Extraído del Libro “ Ciudad Puerto- Universidad y Desarrollo
Regional, Rosario 1910-1968” Autor : Miguel Ángel De
Marco (h) Editado en diciembre 2013