Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 17 de junio de 2019

DE LIBREROS Y CANTARES



Por Hécto N. Zinni 


1947. El 10 de enero da comienzo en Guayaquil (Ecuador) otra disputa —la 190_ por el campeonato Sudamericano de Fútbol cuya copa será ganada por nuestro país, como en, 1937, 1941, 1945 y 1946. El 7 de enero la Dirección de Gas del Estado toma posesión de las fábricas de ese fluido en La Plata, Quilmes y Bernal; el 8 es creado el Liceo Naval Militar Almirante G. Brown y el 14 se anuncia que el Partido Unico de la Revolución se denominará "Peronista", nombre al que se opone el Radicalismo Renovador. Llega a Rosario, donde el censo nacional indica 467.937 habitantes, aquel editor catalán con quien Zamacois terminara haciendo las paces. 

"—Y quien era ese señor? 

—El gallego Torrendel que era dueño de la Editorial TOR. Era flaco, alto y narigón. . parecía Pinocho. A veces mi papá le protestaba porque mandaba mucha mercadería, y el contestaba: "Mira Alfonso, si quieres la vendes, si no quieres no Ja vendes y si no quieres pagar no pagues. Pero mi padre terminaba vendiéndola y pagándole todo. 

—¿Usted lo conoció a Torrendel? 

—Si, lo conocí, pero en sus finales. . . Me acuerdo que un día apareció en el negocio y dijo: "Vengo escapado de Buenos Aires, tengo unos líos bárbaros con el personal. ." Y era cierto. Le tiraban paquetes de libros por la cabeza. 

—Fue durante el primer gobierno peronista. 

—Si. Sucedió entre 1947 y 1948. Fue un conflicto del que no se repuso más. 

—Pero Torrendel había fundado un imperio. 

—Vea, tenía para depósito un cuarto de manzana con varios pisos donde se abarrotaba la mercadería como para cincuenta años. En la parte de abajo funcionaba la imprenta que no paraba nunca, andaba las 24 horas del díal. Y cuando terminaban de imprimir libros seguían con las revistas. 

—¿Revistas?. No sabía eso. Yo tengo algunos folletos y libros, pero revistas, no me acuerdo. 

—El Pif Paf era una de ellas. Bueno, la cuestión es que este hombre que había sido periodista y era muy audaz comercialmente, trajo al país la primera máquina de encuadernar automática. Era una maravilla verla funcionar. Yo fui una vez con mi señora y nos quedamos sorprendidos de como funcionaba. Además, era un hombre muy atento. Cuando mi papá iba a Buenos Aires, le mandaba el auto con el chofer para que lo llevara donde quisiera. 

—Se apreciaban mucho. 

—Una cosa bárbara. Siempre discutían, pero eran muy amigos, y Torrendel lo quería mucho a mi padre. Cuando yo fui con mi señora aquella vez a Buenos Aires, lo fuimos a visitar a la calle Río de Janeiro al 700, donde estaba la Editorial y nos atendió un portero de uniforme, vestido de rojo hasta la gorra. Habló por teléfono y nos hizo pasar. Empezamos a atravesar el establecimiento y cuando llegamos al despacho de Torrendel nos quedamos fríos. ¡Aquello era una cosa bárbara!, con al- 

fombras y que se yo. . . a todo tren de lujo. Torrendel me dio una tarjeta que tuve hasta hace poco, y me dijo: "Hombre, con esta tarjeta en todas las sucursales que tu vayas te tienen que atender bien. Si no es as,', me lo dices y lo echo al que no te atienda como yo mando.. 

—Un rey. 

—Un emperador. También las épocas eran duras y a los empleados los echaban sin contemplaciones. La cosa es que cuando andábamos por el centro le compré una muñeca, de esas primeras que salieron y que caminaban, a mi hija que era chiquita. Como la caja era enorme, se me ocurrió ir a dejarla en la sucursal de la Editorial Tor, en Florida. Cuando mostré la tarjeta corrían para todos lados. Me dijeron: "Puede dejare/paquete y retirarlo cuando guste, porque tenemos las 24 horas abierto aquí' Dejamos la muñeca y al día siguiente pasé a dejar las valijas para después retirar todo e ir a tomar el tren. Cuando volvimos, estaba el auto de Torren-del con el chofer, esperándonos para llevarnos a la estación, y todavía nos preguntaron si habíamos sacado boleto porque si no tenían órdenes de hacerse cargo del pasaje. . . La cosa es que mi señora y yo, como dos príncipes, aparecimos en Retiro en un auto de esos negros grandes y con chofer. 

—Y de Torrendel, ¿qué se hizo? 

—El hombre falleció. El conflicto ese lo dejó mal. 

Los hijos no lo acompañaron mucho. Eran 8 y se repartieron una inmensa fortuna"1 


Quien testimonie es Domingo, el hijo de don Alfonso Longo, propietario de la Librería Americana cuya trayectoria el autor de este trabajo ha narrado en un libro anterior2. Y ya que de librerías hablamos, no esté demás señalar que en Rosario las hay por todas partes, especialmente en la zona céntrica, donde el público lector puede encontrarlas sin mayor esfuerzo: Peuser, Tamburini, Alvarez, Monumental, Argentina, Pa/ace son los nombres correspondientes a otros tantos establecimientos que irán desapareciendo con el tiempo, subsistiendo a la época de la confección de este libro el primero y el último de los nombrados. 

Cabe consignar la presencia de una librería de viejo que, desde 1911 se mantiene incólume: la Ibérica, de don Agustín Benítez de Castro, con su inconfundible fachada y el acogedor recinto, como salido de algún libro de Benito Pérez Galdós. Esté ubicada en calle Mitre, casi esquina Córdoba, en un salón vecino al Banco de Boston. Don Agustín, tocado con una boina en invierno, calvo, de tez blanquísima y andar pausado, rebusca e, infaliblemente, halla en los nutridos anaqueles cualquier obra, hasta las más raras y agotadas, especialmente si ve que quien hace la solicitud no es un advenedizo en el mundo de la letra impresa. 

Es un librero como van quedando pocos, enamorado de su oficio y conocedor de lo que pone en mano de sus clientes. Con más razón cuando se trata de obras españolas, que le provocan especial deleite ya que las asocia a los autores ilustres que conoció en su juventud. Al entrar al.saón piensa uno en las librerías madrileñas de la Calle de la Flor Alta y recuerda a esa Doña Felipa, que con su lucidez admirable sabe si tiene una primera edición entre los miles de volúmenes que guarda entre sus improlijas estanterías. Es que, Benítez de Castro, amando a la Argentina, donde ve crecer sus hijos y verá desarrollarse sus nietos, no puede ni quiere Olvidar aquellos negocios rebosantes de "solera", donde la tertulia se enlaza con frecuencia y con provecho. 

Don Agustín ha nacido en Andalucía, en un pueblito de nombre eufónico y casas muy blancas: Cabezas de San Juan, cerca de Sevilla, donde transcurriera su niñez. A los 12 años repartía libros, llevando Por fragorosos caminos, en diligencia o a caballo, las novedades que gozaban el alcalde, el médico, el cura y algún otro vecino de pro. En sus alforjas llevó los Episodios prodigiosos de don Benito y quizás los firmes versos iniciales de Machado, así como también los cuadernillos de aquellas célebres novelas "por entrega". En uno de sus viajes, ya hombre ha conocido quien luego sería su esposa y con la que decidiera tentar suerte en la Argentina. Don Agustín vivirá muchísimos años, con su estampa de viejo hidalgo, y la consideración de varias generaciones de rosarinos3. 

Termina enero con la llegada del primer contingente inmigratorio italiano, hecho que conmueve a la sensibilidad pública, y comienza febrero, donde, entre huelga de portuarios y molineros, se cierra un período de 90 años en el que estuvieron vinculadas las empresas de capital británico con la República Argentina. Alrededor del mediodía del 12 de febrero de 1947, en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, se firma el convenio de compra venta de los ferrocarriles ingleses en su totalidad, las organizaciones asociadas y las empresas colaterales. El precio pagado por nuestro país causa gran satisfacción en Londres.4 

El día 15 se informa que el intercambio comercial del año 1946 ha alcanzado los 6.268 millones de pesos; el 20 se suspende por 48 horas a LR3 Radio Beigrano; el 21 comienza la construcción del gasoducto Buenos Aires-Comodoro Rivadavia; el 24 Perón da a conocer en un acto realizado en el Teatro Colón, de Buenos Aires, los Derechos del Trabajador, y el 27 se dispone la rebaja de alquileres de casas nuevas o refaccionadas desde el 10 de abril. 

El 2 de marzo se da a conocer un convenio de venta de trigo a Uruguay: 18.000 toneladas. El 14 por 86 votos contra 41, la Cámara de Diputados aprueba la implantación de la enseñanza religiosa en las escuelas. 

El 21 es detenido el director del diario Tribuna, de Buenos Aires, Lautaro Durañona y Vedia. El 26 se anuncia que podrá trabajarse los domingos y feriados en las fábricas de hilados. 

Es el tiempo en que las canciones invitan a los sueños fáciles, dulcificados aún más por esa otra facilidad de la melodía acariciadora que surge de los discos de 78 rpm. 

Un tiempo de balcones adornados con claveles o rosas, que no solamente dan marco a las serenatas tangueras en franco tren de extinción. Un tiempo de almas errantes y melancólicas, de largas noches de luna en la playa, de eclipses que presagian el ocaso de un amor. 

Un tiempo de post guerra en que todo cambia y en el que las palabras suelen pronunciar la rima inevitable y precisa (cielo y desconsuelo; balcón y corazon) un artificio mas para que la canción de moda se fije en la memoria de la gente, ganándose el derecho a una perdurabilidad que el aso de los años no habrá de mellar. El prestigio de unas pocas voces —las de Jorge Negrete, Juan Arvizu, Pedro Vargas, el doctor Alfonso Ortiz Tirado— ha impuesto a esa melodía fácil un acento inequívocamente mejicano o, cuanto más, caribeño, que los que vendrán después no podrán desmentir del todo. 

Por eso, cuando una voz argentina, la de Gregorio Barrios, se incorpora al mundo del bolero, muchos creen que se trata de un cantante venido de otras latitudes, máxime al popularizarse su cortina musical, que dice aquel¡ o de "Vengo de lejanas tierras / traigo canciones tempranas / que en la feria del vivir / sabrán llorar / sabrán ....... ' que es el comienzo del bolero Inutilmente, de Antonio Núñez. En realidad, Barrios es vasco por ascendencia y nacimiento. Pero ha llegado muy niño a nuestro país, como en otra época, y entre otros, lo hicieran el payador Ambrosio Río —Capichela— e Ignacio Corsini, y más acá Alberto Marino (Marinaio) y Alberto Morán (Rómulo Recagno), todos italianos, sin pasar, claro está, a Carlos Gardel que de Francia o del Uruguay arribara a nuestro suelo criollo acunado en su viaje por tritones y nereidas. 

Con su voz plena y armoniosa, de grata sonoridad, Gregorio Barrios, llenará toda la época del bolero, exhibiendo no sólo un seguro dominio de su patrimonio vocal —ha estudiado canto apoyado por Mariano Mores en el Conservatorio Nacional, pues aspiraba a ser tenor de óperas—sino también una personalidad seductora y simpática que es llevada a la pantalla del cine nacional en la película ¡Qué hermanita!, con Olga Zubarry,/a vasca, como coprotagonista. 

Gregorio Barrios se presenta en los más importantes salones de baile salas de espectáculos de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y el país entero, entrecruzándose con las actuaciones de sus pares: el mendocino Leo Marini y otros no menos consagrados como Daniel Adamo, Fernando Albuerne, Eduardo Farrel y Genaro Salinas. Pero Barrios produce éxitos sin solución de continuidad y sin precedentes, con Quizás, quizás, Dos almas, Luna, lunera, Corazón a corazón, Lágrimas de sangre, Poema tropical, Abrázame así, Palabras de mujer, Vereda tropical, Dos almas, Una mujer, Alma vanidosa, Camino verde, y, entre otros, aquel de Gabriel Ruiz que usa para despedirse al finalizar cada programa radial: "Buenas noches mi amor/me despido de ti/que en el sueño tu pienses / que estás cerca de mi. Buenas noches mi amor /sueña, sueña y verás / que llegando mañana / te quiero mucho más. Ya mañana es la cita / te hablaré de mi amor / y asomada a tu mirar tendrás mi bien, la vida mía. . 

En este tiempo de grandes intérpretes —plena década del 40— es habitual escuchar a otro auténtico fenómeno musical: Rayen Quitral. Con su voz de soprano ligera que llega a dar increíbles agudos, nítidos y Potentes con la mayor naturalidad, abarcando un repertorio de arias italianas de óperas —y especialmente de Mozart—, así como canciones folklóricas americanas, Rayen Quitra¡ cuenta con todos los registros completos, los que son abordados con absoluta seguridad. 

Criada en el seno de un hogar araucano del sur de Chile —su padre es cacique de la región—, ha sido descubierta, entrenada y puesta a consideración del' público en 1937, año en el que ha obtenido un clamoroso éxito al presentarse por vez primera en el Teatro Municipal de Santiago de Chile. Contratada para actuar 'en los Estados Unidos, debuta en el Politeama a su paso por Buenos Aires, y, desde ese momento, su voz se hace familiar en nuestro país a través de numerosos recitales públicos y audiciones radiofónicas donde suele vérsela ataviada con atuendos indígenas.6 

1947 as el año en que la estrella de turno en los hipódromos porteños se llama Nigromante, nieto de Congreve, y en que fallece uno de los más personales y agudos artífices de la sátira cinematográfica, el gran director alemán Ernest Lubitsch, a quien se le deben —aparte de realizaciones en el cine mudo— El desfile del amor (1929), Si yo tuviera un millón (1932), La viuda alegre (1934), Ninotchka (1939), El bazar de las sorpresas (1940) y Ser o no ser (1941), entre otras. También es el año en que fallece la rosarina Emma de la Barra, notable y prestigiosa escritora conocida mundialmente como César Duayen. Nacida en nuestra ciudad en 1861, e hija de don Federico de la Barré, había publicado a comienzos de este siglo su famosa novela StelIa, traducida a numerosos idiomas y llevada al cine nacional e internacional en la década del 40. La vida de esta célebre mujer, autora además de Mecha Iturbe, se apaga el 5 de abril. 

Y ya que por Rosario andamos, no está demás señalar que el 14 de este mes, en celebración del Día de las Américas, el intendente Ernesto R. Schmidt inaugura la Plaza de las Américas, comprendida en la manzana limitada por las calles Salta, Catamarca, Crespo e Iriondo. El paseo es dotado de varios motivos de ornato, entre ellos un busto del patriota cubano José Martí, un mástil y diversos aparatos para juegos infantiles. 

En el acto de inauguración lee escrita para el acontecimiento, el poeta Nicolás Juan Zinni. En el ángulo de la plaza que forma la esquina de las calles Salta e Iriondo se yergue un ombú que parece tener los años de la ciudad misma. Es un resabio de épocas pasadas. Un pedazo de la pampa húmeda metido en una ciudad que cambia. 

NOTAS 

1 Testimonio de Domingo Longo (a) El ñato, hijo del librero Alfonso Longo, tomado por el autor el 27.7.1 976. 

2. V. El Rosario de Satanás, págs. 418/425 

3.Agustín Benítez de Castro falleció a los 92 años el 3.8.78. V. La Capital 5.8.1978. 

4 La decadencia del nudo ferroviario que es Rosario se ha acentuado más aún desde la compra de los ferrocarriles por el Estado, Operación que fuera llevada a cabo el 17.11.1946 con las empresas francesas (pasan por Rosario: la Compañía General de los Ferrocarriles en la provincia de Buenos Aires; la Compañía Francesa del Ferrocarril de Santa Fe, y la Compañía del Ferrocarril de Rosario a Puerto Beigrano) y el 12 de febrero de 1947 con los ingleses (Ferrocarril Central Argentino). De Marco-Ensinck, op. cit. pág. 357. 

5.Gregorio Barrios, que tempranamente se incorporé a la compañía musical que dirigía el maestro Ernesto Lecuona, haciendo giras por diversos países de América, se convirtió muy pronto en uno de los astros internacionales que hubo mejor pagados, logrando la denominación de Rey del Bolero. En Brasil, donde residía desde 1948, difundió el tango con su voz peculiar interpretando La cumparsira, Uno, Adiós pampa mía y Sombras nada más, a través de un disco que no circulo en la Argentina a donde hacía viajes frecuentes en procura de curarse de una grave afección visual. El 3.12.1977, recibió un Disco de Oro de la Compañía Grabadora Copacabana. Había nacido en Bilbao, España, en 1911 y falleció en San Pablo, Brasil, a los 67 años, después de ofrecer su último recital, el 17.12.1978. 

6. Su fama comenzó a extenderse por el Río de la Plata, Brasil y otros países americanos, siendo Rayen Quitral, al par que artista privilegiada, una genuina embajadora de su país al representar el espíritu indeleble de una raza. Falleció, victima de una afección hepática, en un hospital de Santiago de Chile, el 21.10.1979. 




Fuente: Extraído del Libro “ El Rosario de Satanas Tomo III . Editorial Fundación Ross.