Por
Miguel Alfredo Chiarpenello
El automovilismo siempre fue y es en nuestro país un factor atrayente de multitudes. Desde sus orígenes en la categoría de Fuerza Limitada, Mecánica Nacional y similares así como el inigualable Turismo Carretera lograron una gran atracción especialmente en la lucha de "marcas" o en sus pilotos. Quien no recuerda la gloriosa vuelta de la República Argentina, la vuelta de la Provincia de Santa Fe, la inolvidable Buenos Aires—Caracas y su regreso la Lima—Buenos Aires.
En Europa después de la gran tragedia de la segunda guerra mundial, se incentivaron procesos deportivos a los efectos de elevar el entusiasmo de la gente para avanzar en la reconstrucción luego del enfrentamiento armado. El automovilismo deportivo fue fundamental en ese propósito de elevación anímica resultando ser gran convocante después de la post—guerra. Además de Europa llevaron su actividad a otras latitudes siendo la Argentina un lugar prioritario.
En el año 1947 se corrieron en nuestro suelo tres carreras de monoplaza que posteriormente adoptó el nombre de F. 1. Se efectuaron dos en Buenos Aires y una en Rosario. Al año siguiente, 1948, se agregó la ciudad de Mar del Plata. En 1949, volvieron a realizarse en esas ciudades repitiéndose los mismos lugares en 1950. Lamentablemente desde entonces Rosario y Mar del Plata dejaron de ser protagonistas de este evento deportivo internacional.
Rosario, en 1947, 1948, 1949 y 1950 tuvo como brillante escenario el circuito que rodeaba el tradicional estadio del Club Newell's Olds Boy. En la primera carrera —1947— realizada el 2 de marzo triunfó el italiano Acchile Varzi seguido por Luigi Villoresi de la misma nacionalidad. La segunda carrera —1948— se realizó el l' de febrero en el mismo emblemático circuito triunfando Jean Pierre Wimille, francés, seguido por Francisco Landi de Italia. En 1949, el 13 de febrero siempre en el circuito del Parque, el italiano Giuseppe Farina fue el ganador, ubicándose segundo el inglés Reginaid Parnell. La última carrera de F. 1 en Rosario se realizó el 22 de enero de 1950 obteniendo Luigi Villoresi el triunfo seguido por el argentino Benedicto Campos. Luego la ciudad de Buenos Aires acaparó los grandes premios internacionales, aunque desde hace varios años también perdió ese privilegio. Nuestra ciudad fue reconocida y valorada por el entusiasmo de su gente, su perfecta organización en un adecuado circuito callejero inserto en atrayente y pintoresco lugar.
Este encanto automovilístico mundial también tuvo SU lado risueño. Al día siguiente de una de las carreras, a la salida del sol, se vio llegar un grupo de vehículos de carga Y numerosos operarios, quienes haciendo alarde de rapidez
Historias trascendentes de Rosario juy eficacia retiraron todos los fardos de pasto que cubrían los numerosos árboles y otros lugares peligrosos para resguardar la seguridad de los conductores. Todas las personas que transitaban por el parque quedaron asombradas. La ciudad conoció el hecho, inclusive hubo comentarios radiofónicos, y la Municipalidad fue aplaudida. La verdad era otra. Los vehículos y operarios eran "los amigos de lo ajeno". Todo se desvaneció y concluyó con la pérdida de valorización ocasional de la Municipalidad. Los fardos nunca fueron hallados.
Fuente: Extraído
del Libro “ HistoriasTrascendentes de Rosario” 2da,.Edicciónde
agosto 2015.Editado Gráfica Amalevi SRL