Entre las obras edilicias debidas a Agustín Repetto, político e industrial que se desempeñó como intendente municipal desde noviembre de 1940 a julio de 1943, varias las realizarán cuadrí1ls- rota-das semanalmente que formaron personas sin ocupación anotadas en el Plan Repetto, abonándose sus haberes con recursos obtenidos en colectas a cargo de la Comisión Pro Trabajo al Desocupado.
Durante la vigencia del citado Plan, la organización y distribución de tareas corrió a cargo dé la Dirección General de Estadística del Municipio, de la que desde 1935 era jefe de sección (subdirector) el cartógrafo Wladimir C. Mikielievich, quien, en 1942, reemplazaba al director Dr. José Blasco, ausente durante un año en Washington.
En el último de las mencionados años. mientras una de las cuadrillas excavaba para dar declive escalonado a las altas barrancas a pique extendidas al oeste de la avenida Belgrano, desde la calle San Juan a la avenida Pellegrini, puso en descubierto cimientos que, inspeccionados por el director del Departamento Municipal de Obras Públicas, ingeniero Rodolfo A. Parfait y el redactor de esta nota, determinaron a la vista de antiguos planos ser restos de la plataforma donde se asentaron tres piezas de artillería durante los conflictos sostenidos con el Estado de Buenos Aires en 1859 y 1861.
Considerando ambos funcionarios merecer conservarse esos testimonios de un controvertible pasado y que, por muchos años, dieran al lugar el nombre de Las Baterías, se dispuso su conservación. En 1951, después de desmanteladas las instalaciones de la Estación de cargas Rosario Este, del Ferrocarril Central Argentino--hasta 1900 perteneciente al Ferrocarril Oeste Santafecino y que, en 1883, cubriera aquellos vestigios con la base de una canaleta destinada al embarque de cereales-; el intendente municipal Dr. César Pesenti, previo acuerdo con las autoridades ferroviarias, obtuvo en custodia el área imponiéndole el nombre de Parque Los Derechos de la Ancianidad, actual Parque. Urquiza. Las obras de jardinería y embellecimiento las dispuso su sucesor, el intendente Dr. José Lo Valvo, quien nombró una comisión para evaluar los cimientos considerados históricos, sin que la misma produjera informe.
Pasaron los años y en 1961, el intendente Luis C. Carballo adoptó medidas definitivas sobre los restos que permanecían olvidados y en vías de desaparición. Con elogiable criterio ordenó la reconstrucción, trabajo encomendado a Mario Confort¡, capataz del Departamento de Obras Públicas, que en 1942 interviniera en el hallazgo. Este, con diligente entusiasmo y valiéndose de ladrillos centenarios obtenidos de antiguos edificios en demolición, levantó el muro en correspondencia a la primitiva planta pero desplazando su ubicación a alrededor de un metro al oeste, distancia absorbida por el declive dado a la barranca.
En el extenso artículo Un recuerdo de los últimos días de la Confederación Argentina, que publicáramos con una fotografía y dos planos en el diario La Capital, edición del 7 de febrero de 1960, se historió la instalación de la batería, las transformaciones registradas a través del tiempo en el sitio del emplazamiento, las circunstancias del hallazgo de los cimientos y los detalles de los trabajos de reconstrucción llevados a cabo a comienzos de 1960, hasta dejar el muro tal como hoy se conserva.
En 1971 la Sociedad de Historia de Rosario gestionó ante el Comando en Jefe del Ejército se colocaran en el lugar tres piezas antiguas de artillería, de las usadas en los años del conflicto, propósito que no pudo concretarse. En su respuesta al pedido, aquel organismo, por nota R. A. Z. 5029/7, suscripta por el Cnel. Héctor Armando Campodónico, jefe del Departamento de Relaciones, a continuación de aplaudir la iniciativa expresó: Lamentablemente debo comunicar al señor Presi-dente, que de las innumerables gestiones realizadas por este Organismo, surge la evidencia de que los batallones de arsenales, dependientes de la Fuerza, no disponen actualmente de piezas antiguas de artillería como las solicitadas. Los pormenores de este infructuoso trámite se publicaron en el N9 23/24 de esta Revista, edición del 19 y 29 semestre de 1972.
El 1º de noviembre de 1981, con motivo de celebrar el Club de Leones Juan B. Alberdi, de nuestra ciudad, el vigésimo quinto aniversario de su fundación, descubrió en el parque Urquiza un mural cerámico alegórico del arma de artillería, representando soldados atendiendo un cañón. Esa obra de arte, diseñada por el artista Juan Federico Strasser, fue ubicada a la derecha del muro reconstruido y presenta la leyenda: En este lugar donde estaba emplazada una batería de cañones, la Guardia Nacional, el Ejército de Línea y el Pueblo de Rosario, defendieron la Constitución y la Ley durante la Campaña de Pavón. 1861.
Aparte de no ajustarse a la verdad la inscripción transcripta, atendiendo a que ambos bandos combatieron por objetivos semejantes, verdad de la que no participaron los miembros correspondientes de la Academia Nacional de la Historia, profesores De Marco y Ensinck, asesores del citado Club de Leones en esta ocasión, también erraron al señalar el uniforme de los artilleros de la Confederación, mostrando éstos un modelo extraño donde hasta el gorro de manga colorado que cubría la cabeza, lo reemplaza un elevado quepis con pompón.
Inmediato al mural y simultáneamente a su inauguración, se colocó un cañón de modelo contemporáneo, montado sobre cureña, cedido por el Arsenal San Lorenzo. La compañia de esta pieza bélica al mural y al sitio histórico, por su falta de correspondencia en el tiempo motivará no poca confusión entre inadvertidos.
De cualquier manera, seguirá el muro reconstruido testimoniando a las generaciones venideras la noble actitud del vencedor de Caseros que, por evitar a nuestra ciudad los horrores de la güerra, enmudeció los cañones allí emplazados Sr se dio por vencido en Pavón.
W.C.M.
Fuente: Extraído de la “ Revista de Historia de Rosario. Año IXI N.º 33- 1981