Por Jorge Brisaboa
Nuevamente, la pasión viaja en tren y se prolonga en las calles rosarinas. Nuevamente, Central está en primera.
La locomotora aún no ha detenido su marcha y los hinchas se arrojan desde los vagones hacia los andenes de Rosario Norte para mezclarse y abrazarse con los que esperan y han copado la estación. Estos suben desaforadamente por las ventanillas, en busca del "Torito" Aguirre, del "Maestro" Rubén Bravo, de Ricardo "el Negro" del arco, de Alfredo Fogel, de Villariño...
Miles de hombres, mujeres y chicos inician la caravana, con los jugadores en andas, y marchan por calle Wheelwright hacia el centro con destino final en la sede de calle Mitre.
Rosario es una fiesta. Central le ha ganado en Buenos Aires a Ml Boys 2 a 1, ha obtenido el ascenso, y el regreso es triunfal, con el pueblo centralista feliz.
Atrás ha quedado un año de triunfos y de hazañas como la del "Torito" Aguirre, que marcó 14 goles en cinco partidos, en dos (contra Nueva Chicago y Dock Sur) hizo 6 y terminó siendo el goleador con 32. 0 aquel viaje a Santa Fe para enfrentar a Unión en el que no bastó con reforzar los servicios habituales del ferrocarril sino que la empresa debió agregar un convoy: ganó Central 5 a O y miles de "canallas" acompañaron al equipo. O la derrota en Villa Luro por 2 a O con Vélez Sarsfield, con el que se peleaba el título desde el principio; o esa caída inesperada en la primera rueda con Dock Sur por 4 a 3, que llevó a aplicarles una multa de 100 pesos a todos los jugadores por "no tener ninguna explicación la actuación desganada y deficiente del conjunto que disputa el torneo de ascenso", según la resolución firmada por el presidente Rodríguez Araya.
El plantel fue prácticamente el mismo que se había ido al descenso. Pero la defensa ganó en fortaleza. Como siempre, con la pelota en los pies los delanteros ponían el sello del fútbol rosarino y si no hubiera sido por las exageraciones en el control de la pelota, Central habría convertido más goles. Un cronista de la época escribió: "La delantera era inofensiva dentro del cuadro grande rival, sabía hacer muchos chiches pero pocos goles". Pese a esto, en varios partidos marcaron más de cinco, claro, contra los rivales más débiles (Sportivo Alsina, El Porvenir, Nueva Chicago, Almagro). Ricardo; Perucca y De Zorzi; Casalini, Rivero y Fogel; Villariño, De Cicco, Bravo, Aguirre y Vidal. Este era el equipo base dirigido por Enrique Palomini. Este fue el equipo campeón.
Dos partidos antes de que terminara el torneo, en Floresta contra Ml Boys, con goles de Aguirre y Vidal, Central logró el título.
Desde la estación Rosario Norte hacia la sede, y en cada rincón de los populosos barrios de la ciudad, esa noche del 21 de noviembre de 1942 —como la tradición centralista lo fijaba a partir de aquellas celebraciones de principios de siglo en el barrio Talleres— Rosario fue una fiesta.
Extraído del
Libro “ de Rosario y de Central” Homo Sapiens. Editado 1996