Por Andrés Bossio
Aquel gol de Vairo aseguró buena parte del título, mas quiso el destino que también fuera el último aliento de una vida centralista.
Han quedado reflejadas las enormes dificultades que tenían los muchachos que cimentaron la gloria futbolística de Rosario Central. Los primeros tiempos fueron muy duros y era poco o nada lo que el club podía hacer por sus propios jugadores. No obstante, a nadie se le ocurría exigir nada. al contrario, daban todo lo que tenían. A veces había situaciones extremas; necesidades que no podían postergarse y recursos que era imposible conseguir.
Tal lo que ocurrió con dos baluartes del equipo de 1917, los hermanos Eduardo y Antonio Blanco; necesitaban comprar botines pero no tenían plata. El acta de comisión directiva del 3 de abril de ese año es más elocuente que cualquier narración.
Dice así “. . .los señores Eduardo y Antonio Blanco envían una nota a la C.D. del club solicitando un préstamo de doce pesos cada uno a fin de comprar botines de fútbol por cuanto los que tienen se encuentran rotos (sic). 'La C.D. les acuerda dicho empréstito, debiendo reembolsar dichas sumas en el lapso de seis meses, a razón de dos pesos por mes ...”
Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. De Andrés Bossio